Río Negro: las mentiras de Carreras en la conferencia de prensa y su desastrosa gestión

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En el día de ayer, en la conferencia nacional que brindó Alberto Fernández junto a los gobernadores de las provincias más comprometidas en la pandemia, Arabela Carreras se refirió a la situación epidemiológica de la provincia. No se privó de presentar un balance mentiroso de su gestión en los cuatro meses de cuarentena.

Según Arabela, la provincia viene llevando a cabo testeos masivos, solo el 14% de las camas de terapia intensiva está ocupada por pacientes de COVID-19 y los trabajadores de la salud “vienen llevando adelante una tarea con gran compromiso, así como el personal de seguridad que ha trabajado intensamente desde el inicio de la pandemia”. Un cuentito que no se cree ningún rionegrino. Como venimos denunciando hace rato, Río Negro encabeza el ranking de provincias afectadas por el Coronavirus, en cuanto a la cantidad de habitantes y, además, ocupa el cuarto lugar en número de contagios. Cuesta creer que aquí haya habido algo parecido a una buena “gestión”. Pero veamos en detalle lo que Carreras cree que son sus virtudes.

En primer lugar, la gobernadora no se preparó para lo que se venía. Antes del inicio de la cuarentena, fue denunciada públicamente por la gremial de sanidad de la provincia debido a que se desentendió del asunto y demoró en gestionar la provisión de insumos y elementos de seguridad indispensables como barbijos y alcohol en gel para los trabajadores de la salud. Eso generó que luego fueran insuficientes y se pagaran a precios más caros. La improvisación del gobierno fue criminal.

En cuanto a los controles y testeos, Arabela volvió a exponerse su ineptitud. Los controles de ingreso a la provincia que realizan las fuerzas de seguridad carecen de los mecanismos mínimos preventivos: no hay desinfección de vehículos, no se utiliza el test para los conductores ni acompañantes, ni se respeta la medida de una persona por vehículo. Los controles se restringen al pedido de los permisos necesarios para transitar. Esta situación se observa con claridad tanto en la ciudad de Bariloche, que hoy representa la segunda localidad con más casos de contagios, como en la Línea Sur, donde la localidad de Ingeniero Jacobacci, ranquea tercera.

El caso de Bariloche resulta esclarecedor en este punto. Cuando se decretó la cuarentena, siguieron ingresando a la localidad micros de larga distancia todos los días. Muchos de sus pasajeros ya estaban infectados y no se los controló como se debía. En estos casos, tampoco se realizaron desinfecciones de vehículos ni test de control a los pasajeros. La misma situación ocurrió con los vuelos de repatriación que llegaban a la ciudad. A los pasajeros no se les realizó ningún test, les permitieron volver a sus casas dejando librada a la voluntad individual de cada uno cumplir con el aislamiento en sus casas. En esta localidad, se llegó a flexibilizar la cuarentena en pleno pico de contagios, como harán ahora en toda la provincia. Así, se decretó la circulación todos los días de la semana, haciendo caso omiso de la regulación de los números par e impar de los DNI (medida que tuvo que retraer por la cantidad de contagios que iban en aumento), autorizó una reunión religiosa que provocó casos positivos de coronavirus, liberó la ciudad para los paseos y la recreación, entre otras medidas. Tampoco se impulsaron las capacitaciones en protocolo de seguridad sanitaria.

En cuanto a los trabajadores de la salud, debemos decir que, en mayo, representaban el 20% de los casos de coronavirus registrados en Río Negro. En Bariloche, 28 de ellos se han contagiado, es decir, el 35%. Estas cifras superan la media nacional del 16,7% de personal de salud infectado (863 casos), según datos aportados por la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti. Cifras escandalosas por dos motivos. Primero porque muestran la política criminal de la gobernadora Carreras, muy distinta a su discurso, que no provee alcohol en gel, barbijos, camisolines y todos los elementos de protección personal (EPP) necesarios, en cantidad y calidad. Estos son los resultados. Segundo, porque vamos hacia un escenario peor. ¿Cómo piensa hacer la gobernadora afrontar la pandemia si descuida al principal recurso, los trabajadores de la salud?

Tampoco, a contramano del discurso de Arabela, la provincia cuenta con personal suficiente. No hay una política para cubrir los casos de los médicos o enfermeros que están infectados o permanecen con licencia por riesgos de salud. Jamás se contempló un aumento real en el salario del sector de la salud. Los miserables 20 mil pesos que se iban a pagar en cuatro cuotas nunca fueron abonados. En esta política de degradación sanitaria, los trabajadores deben atender en múltiples lugares y terminan agotados.

Hay que reconocer que en un momento de su discurso en la conferencia, Carreras fue sincera. Fue cuando señaló su preocupación por el negocio del turismo. Dijo que estaba buscando formas de “acompañar al sector”, lo que quiere decir que está buscando la forma de cuidar el bolsillo de los patrones. Estos comentarios no son más que una provocación tanto para los trabajadores temporarios del sector como para los permanentes. Para los primeros, la situación es desesperante. La pandemia expuso la precarización laboral extrema por la que atraviesan. Pasados los 100 días de cuarentena la respuesta que han recibido de Alberto Fernández como de Arabela Carreras fue criminal. Mediante la Resolución 536/20 se decretó la ayuda económica de emergencia de unos miserables $20.000 a pagar en dos cuotas, en julio y agosto. Y, además, este miserable subsidio sólo alcanza a una parte de los trabajadores temporarios. Unos 814 temporarios no tendrán la posibilidad de cobrarlo y seguirán sumergidos en la miseria más extrema. Por este motivo, se vienen movilizando desde hace varias semanas, con cortes de ruta y concentraciones en distintos puntos de la ciudad de Bariloche. Por su parte, los trabajadores permanentes lejos están de ser “privilegiados”. Sus salarios han sido recortados con acuerdo de la burocracia sindical, y están cobrando al 75%. Esta es la realidad de una crisis económica que viene de hace décadas y que la pandemia vino a exponer. Porque nadie puede creer que la situación de precarización laboral de los trabajadores viene de hace cuatro meses. La pandemia la profundizó, pero la situación ya era explosiva desde antes.

Ni Alberto ni Arabela tienen nada para ofrecerle a clase obrera, ya han demostrado su fracaso integrando los distintos gobiernos burgueses que precarizan desde hace décadas las condiciones laborales de los trabajadores. Ellos nos hundieron en la miseria y nos envían al matadero flexibilizando las actividades económicas. Nada tienen para ofrecerle a la clase obrera, solo miseria y enfermedad.

Es hora de que los trabajadores de Río Negro tomemos el asunto en sus manos. La tarea del momento debe ser la defensa irrestricta de la cuarentena. Paro ello, hay que atender a las necesidades más urgentes de la clase obrera desocupada o subocupada, compañeros precarizados que la pandemia visualiza todos los días y que se juegan la vida para llevar un plato de comida a sus casas. Necesitamos de manera urgente un subsidio a la desocupación, para afrontar este período de cuarentena. A su vez, el sistema de salud debe centralizarse ya en manos de los trabajadores, para que este pueda estar al servicio de las necesidades de la clase obrera y no de la ganancia capitalista. La salud por sobre la ganancia debe ser la prioridad.

-Por una cuarentena estricta. No a las excepciones dispuestas según el criterio de la ganancia capitalista. Una actividad es esencial en función de las necesidades sociales

-Prohibición de despidos, suspensiones y recortes salariales

-Prohibición de ajustes patronales sobre el salario y avances sobre las condiciones de trabajo

-Garantía estricta de todas las condiciones de higiene y salud.

-Pago de las horas trabajadas en todas las funciones realmente esenciales como horas extra.

– Fiscalización obrera de todas esas condiciones con comisiones elegidas por los trabajadores.

-Subsidio universal para la clase obrera desocupada y precarizada. Blanqueo y pase a relación de dependencia. Con hambre, no hay cuarentena.

-Aumento urgente de presupuesto para la salud pública. Por una salud pública centralizada y controlada por los trabajadores.

Razón y Revolución Río Negro

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