El día martes, 32 jefes de servicio del Hospital Zonal Ramón Carrillo de Bariloche renunciaron a sus cargos. A ellos se suman 18 jefes de servicio de hospitales de Viedma, San Antonio, Cipolletti y Gral Roca. En Roca quedaron vacantes 10 jefaturas y en Las Grutas otras cuatro, sobre un total de cinco servicios que tiene el hospital. Todas estas dimisiones se suman a otras 10 que se dieron en el Zatti de Viedma. ¿Los motivos? Arabela Carreras no da respuesta a los reclamos de recomposición salarial, que vienen sosteniendo los trabajadores de la salud rionegrinos desde hace 11 semanas. En paralelo, la situación sanitaria es alarmante: la provincia ya lleva 30.624 contagiados desde el inicio de la pandemia y 820 fallecidos. La ocupación de terapia intensiva es del 79% quedando sólo 37 camas libres en toda la provincia y, en Bariloche, una sola.
El personal de salud está desbordado y han intentado por todos los medios poder dialogar con Arabela sin intermediación de los gremios ATE y UPCN. Diálogo que nunca llegó a concretarse porque la gobernadora los dejó plantados. Es claro que el problema central es la organización independiente del personal de salud. Que los compañeros hayan tenido que autoconvocarse, da cuenta de que las direcciones de sus sindicatos no son un canal para sus reclamos. Por eso mismo Arabela se niega a recibirlos. Solo quiere hablar con los gremios y el motivo es obvio: sabe que ellos representan sus intereses y no los de los laburantes.
La renuncia de los 50 jefes de servicio es un severo llamado de atención. Los compañeros tuvieron que llevar la situación hasta el límite para que Arabela les dé una respuesta a sus reclamos. Las respuestas desafiantes de los funcionarios no se hicieron esperar. En Roca, el ministro de Salud Fabián Zgaib, muy suelto de cuerpo, se desentendió del asunto, y sostuvo que “se va a continuar trabajando de manera normal”. Descaradamente explicó que prioriza “la atención en los hospitales. Las renuncias que sean indeclinables las aceptaremos y buscaremos reemplazantes. Pero no vamos a entrar en conflicto en ningún hospital”. Arabela, en sintonía con Zgaib, mostró una vez más que la salud no es prioridad para ella y su gobierno. Aceptó “como corresponde” las renuncias y dijo que el sistema de salud no se resintió. Para peor se excusó señalando que se trata de una problemática de “larga data” que como gobierno en este momento “nos toca asumir con responsabilidad”. Lo que omite es que su espacio político lleva tres mandatos consecutivos al frente del ejecutivo y es, por tanto, responsable de la degradación de la salud pública y de los miserables salarios de los trabajadores.
Lo que sucede es que a Arabela no le importa que el personal de salud se juegue la vida todos los días por una salario de miseria. Ella está preocupada por la ganancia de la patronal del turismo, por eso, mientras Bariloche es una de las dos ciudades del país que continúa en ASPO, ya se abrió la temporada de verano y se espera la llegada de cientos de turistas a la ciudad. Algo que ya reclamaron los patrones del turismo a Alberto, debido a que continuar en aislamiento puede perjudicar la llegada de la cantidad de turistas que ellos necesitan para mantener sus ganancias. Y Arabela defiende esos intereses, no los de los trabajadores. Si para muestra basta un botón, el gobierno provincial acaba de subsidiar a las patronales del turismo de Bariloche con 18 millones de pesos. Los patrones lo festejaron y remarcaron que el turismo es “una política de estado” en la provincia. Claramente la salud no lo es.
Los trabajadores de la salud continúan con el reclamo en las escalinatas del hospital, en Bariloche, y hoy se realizará una asamblea para evaluar las próximas medidas de fuerza. Ya dijeron que no van a aceptar el mísero aumento de entre 1.000 o 2.000 pesos, más un bono que ofreció el gobierno. Quieren un salario por encima de la línea de pobreza.
La renuncia de los jefes de servicio debe ser resuelta de manera inmediata. No se puede prescindir de ellos en este momento de la pandemia, cuando la curva de contagios no para de crecer en la provincia. Las tareas que ellos llevan adelante, al igual que el resto del personal, es indispensable. Pero, lo que hace que el conflicto adquiera un carácter explosivo, es la decisión de los trabajadores de la salud de tomar el asunto en sus manos, al romper con las conducciones gremiales que los vienen traicionando desde hace décadas y que son el sostén de la gobernabilidad de Arabela.
Hay que echar a patadas a los burócratas y no dar concesiones ni a las patronales ni a ningún gobierno, ya sea municipal, provincial o nacional. Ellos nos hundieron en esta situación. Es hora de organizarse con independencia de clase, para acordar un plan de lucha con todos los trabajadores de la provincia. Esa debe ser la tarea del momento. Los trabajadores y trabajadoras de todo el país tenemos que recuperar una de nuestras herramientas históricas, la Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados que construimos en el Argentinazo. Ese debe ser el espacio donde debatamos un programa y un plan de lucha para evitar que la crisis la sigamos pagando los laburantes.
Por el triunfo de la lucha de los trabajadores de la salud
Por la centralización del sistema de salud en manos de los trabajadores
Reapertura de paritarias y recomposición salarial.
Basta de subsidiar a las patronales.
Por una Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados
Razón y Revolución Río Negro