Nuestra provincia ocupa el cuarto lugar en número de contagios de Covid-19, lo que es alarmante. Pero el cuadro empeora cuando se lo mide en función de la cantidad de habitantes. Con 552 casos sobre 688.873 habitantes, Río Negro tiene un 0,08% de su población infectada. Eso lo ubica a la cabeza del ranking nacional. La responsabilidad de esta situación recae en la principal mandataria de la provincia, la gobernadora Arabela Carreras, de Juntos Somos Río Negro.
Son varios los hechos que muestran la ineptitud criminal del gobierno. Los trabajadores de la salud hace rato que vienen denunciando la demora y la insuficiencia en la provisión de elementos de seguridad e higiene, con faltantes de los insumos más elementales como barbijos y alcohol en gel. En función de ello, no sorprende que los primeros casos de contagios en la provincia fueran protagonizados por los trabajadores de la salud y el personal de las fuerzas de seguridad. Hay casos de contagios en el Hospital Zonal Regional de Bariloche como en Cipolletti, donde 20 trabajadores de la salud están en aislamiento.
Los controles de ingreso a la provincia también son una de las causas de esta situación. En muchas de las localidades de la Línea Sur de la provincia, como en Bariloche, los controles que realizan las fuerzas de seguridad carecen de los mecanismos mínimos preventivos: no hay desinfección de vehículos, no se utiliza el test para los conductores ni acompañantes, ni se respeta la medida de una persona por vehículo. Los controles se restringen al pedido de los permisos necesarios para transitar.
Esta situación también afectó a la provincia de Neuquén, donde el rebrote se produjo por dos agentes de seguridad con residencia en dicha ciudad, pero que trabajaban en la subcomisaria de Las Perlas, en la provincia de Río Negro. Chubut, por su parte, mantuvo aislados a los residentes de Río Negro que lograron pasar y, acto seguido, cerró los accesos para todos ellos.
Bariloche es la localidad más afectada por casos de Coronavirus, que ya llegan a la cifra de 42. Para entender cómo se llegó a esta situación, hay que examinar el accionar del intendente Gustavo Gennuso. Cuando se decretó la cuarentena, siguieron ingresando a la localidad micros de larga distancia todos los días. Ingresaron pasajeros que ya estaban infectados y no se los controló como se debía. En estos casos, tampoco se realizaron desinfecciones de vehículos ni test de control a los pasajeros. La misma situación ocurrió con los vuelos de repatriación que llegaban a la ciudad. A los pasajeros no se les realizó ningún test, y les permitieron volver a sus casas dejando librada a la voluntad individual de cada uno cumplir con el aislamiento. A tal punto se improvisó en estas tareas, que se tuvo que aislar a toda la Policía de Seguridad Aeroportuaria de Bariloche, por un caso de contagio de un efectivo.
Gennuso también se apuró a flexibilizar la cuarentena en la ciudad. Decretó la circulación todos los días de la semana, haciendo caso omiso de la regulación de los números par e impar de los DNI. Al poco tiempo, tuvo que retraer la medida por la cantidad de contagios que iban en aumento. En medio de todo ello, autorizó una reunión religiosa que provocó casos positivos de coronavirus, liberó la ciudad para los paseos y la recreación, entre otras medidas.
Es que en realidad, la única preocupación de los que gobiernan, en medio de la pandemia, es la defensa de la ganancia y los negocios capitalistas. Justamente por eso, en estos días, la Cámara de Turismo presentó un plan de reactivación progresiva de la actividad en Bariloche, cuya fecha de inicio será el 20 de junio. Ya la fecha misma muestra que estamos ante un plan que pone en riesgo al conjunto de los trabajadores. Se pretende reactivar el turismo en pleno pico de la pandemia, cuando a nivel nacional ya se escuchan voces que hablan de extender la cuarentena al menos hasta septiembre.
Este plan, en una primera etapa, estará destinado a los habitantes locales. La idea es relanzar los negocios de los patrones del turismo, cuyas pérdidas, de prolongarse la cuarentena durante el invierno, sería de $ 9.000 millones de pesos. También se espera para septiembre la reactivación del tráfico aéreo y del turismo estudiantil. Fecha aproximativa, a su vez, para la reapertura de las escuelas. Para Bariloche significaría el ingreso de 55 mil turistas, con una ganancia para la burguesía de $2000 millones de pesos. El costo para ellos es nulo, pero significa enviar al matadero a cientos de obreros temporarios que necesitan de un ingreso y que están desesperados por él. Con eso juegan el gobierno y los patrones. Porque los temporarios, el grueso de los trabajadores del turismo, no tienen ingresos. El mísero IFE, en una ciudad como Bariloche, no compra absolutamente nada. Y, de hecho, no todos los temporarios pudieron siquiera cobrarlo. Su situación, por lo tanto, se encuentra en la disyuntiva entre salir a changuear para subsistir, enfrentando un posible contagio, o morirse de hambre.
Como vemos, tanto Carreras como Gennuso, como buenos burgueses, no tienen intenciones de resguardar la vida de la clase obrera. Ni siquiera de quienes deben llevar adelante las tareas de control y sanidad, ambas fundamentales en este periodo de pandemia. Sus únicos intereses son con el capital. Resguardan la ganancia de los patrones y luego se verá. Están en clara sintonía con Alberto Fernández.
Nos encontramos frente a un escenario alarmante. A la cantidad de infectados se suma la flexibilización de las actividades comerciales, la falta de control y la ausencia de elementos básicos de seguridad en hospitales. Hay que agregar la reactivación de la rama hotelera, con la llegada de miles de turistas que se esperan entre julio y septiembre.
El control de la crisis sanitaria no puede quedar en manos de los patrones y de los gobiernos de turno, porque ya han demostrado su fracaso. Ellos nos hundieron en la miseria y ahora pretenden enviarnos al matadero. Nada tienen para ofrecerle a la clase obrera, solo miseria y enfermedad. Es hora de que los trabajadores de Río Negro tomemos el asunto en nuestras manos. La tarea del momento debe ser la defensa irrestricta de la cuarentena. Paro ello, hay que atender a las necesidades más urgentes de los compañeros desocupados o precarizados que se juegan la vida para llevar un plato de comida a sus casas. Necesitamos de manera urgente un subsidio a la desocupación, para afrontar este período de cuarentena. A su vez, el sistema de salud debe centralizarse ya en manos de los trabajadores, para que este pueda estar al servicio de las necesidades de la clase obrera y no de la ganancia capitalista. La salud por sobre la ganancia debe ser la prioridad.
Por una cuarentena sin despidos, suspensiones ni hambre
Reapertura de paritaras y recomposición salarial
Subsidio Universal al Desocupado
Basta de subsidiar a las patronales
Que la crisis la paguen los capitalistas
Razón y Revolución Río Negro