Pruebas PISA: una vuelta más en el ovillo de la degradación

En el día de ayer se dieron a conocer los resultados de las pruebas PISA 2022. Por obvio, el resultado no es menos estruendoso: la Argentina se ubicó en el puesto 66 sobre 81. ¿Qué significa esto? Que 5 de cada 10 chicas y chicos tienen baja comprensión lectora, 7 de cada 10 carecen de competencias matemáticas elementales.
Nuestro país, mostró que en matemáticas el 27% de los estudiantes alcanzó el nivel 2 siendo el promedio de la OCDE 69%. En lectura, lo hizo el 45% siendo el promedio OCDE 69%, mientras que en ciencia lo hizo el 46% siendo 76% el promedio. Respecto a los niveles superiores, en matemática el resultado fue que casi nadie lo alcanzó, siendo el promedio OCDE de 9%. En lectura y ciencia, el nivel superior fue alcanzado por el 1% siendo 7% el promedio OCDE.
Mirando a nivel regional, quienes encabezan los resultados son Chile (52), Uruguay (53), México (57), Perú (59), Costa Rica (63), Colombia (64), Brasil (65). El problema de la Argentina no es tanto la diferencia con sus pares regionales sino que hasta hace algunas décadas nuestro países lideraba cómodamente el ranking regional. Hoy solo supera a Paraguay (80), recordando que ni Bolivia ni Venezuela participan de estas pruebas.
Si miramos los primeros puestos nos encontraremos a nivel general con los mismos países de los últimos años: Singapur, China, Corea, Japón, Estonia, Suiza, Canadá, Países Bajos, Bélgica, y podríamos extendernos un poco más. Es decir, la lista de los países exitosos en las PISA incluye tanto a países con educación pública, privada, o mixta. Países con educación pública hasta cierta etapa y luego privada. Con y sin examen en el secundario para definir la vida universitaria. Con más días de clases y con menos días. Con más años de escolaridad y con menos años de escolaridad. Ex repúblicas socialistas y países aliados a EE.UU. desde siempre. Más difícil de medir, pero también nos encontramos con países con pedagogías más “flexibles” o más “estrictas”, como por ejemplo Finlandia y los países asiáticos.
¿Qué nos dicen estos datos? En primer lugar, que es un nuevo golpe para los “importadores” o “copiadores” de soluciones. Esto vale tanto para Larreta y su equipo del PRO que pretendían importar el modelo educativo finlandés, como a Milei con su propuesta chilena de vouchers. Dicho sea de paso, a Chile no le fue sustancialmente mejor que a la Argentina. En segundo lugar, las pruebas PISA son un gran ejemplo de que los países que mejores estadísticas educativas presentan, son aquellos que tienen economías desarrolladas o profundamente pujantes. Es decir, aquellos países en los que su dirigencia social y política tiene en claro hacia dónde ir. Países que pretenden liderar la industria aeroespacial en poco tiempo, requieren rápido de abundante mano de obra calificada. Países que buscan impulsar un desarrollo económico sostenible ambientalmente también. Eso por nombrar solo algunos ejemplos.
La Argentina, en realidad su dirigencia, es la contracara de eso. ¿Qué educación se puede esperar si el único futuro que puede ofrecerle la burguesía argentina a su población es vivir de la asistencia social o la precarización? Por eso tanto el kirchnerismo como el macrismo han intentado ocultar la verdad debajo de la alfombra, con sistema de titularización express como el Fines, el Fines II, o los programas virtuales, además de múltiples modificaciones de los regímenes académicos para consolidar el “siga siga”. Milei no propone algo distinto. Su plan económico de convalidar la estanflación con ajuste implica convertir a la Argentina en un bolsón de pobreza y mano de obra barata. Eso, en educación se traducirá en mala calidad para la mayoría excepto algunos grupos reducidos destinados a satisfacer la demanda de capitales puntuales, algo similar a lo que hoy son las escuelas Techint.
No debemos poner el carro delante del caballo. Si queremos pensar qué educación queremos, debemos pensar antes qué país queremos y quién puede conducirlo. Necesitamos un país potente, exportador, que sea competitivo en las ramas más dinámicas de la economía, que sea sustentable con el medio ambiente, y que incluya a toda la población. Si apuntamos los cañones a ese país, podremos recuperar el sistema educativo que supimos tener. Si queremos eso, debemos dejar de entregarle el país a los mismos de siempre: la burguesía argentina y su personal político. Solo en ese proceso de construcción se evaluarán las mejores políticas educativas para sacar a la escuela de la farsa y sinsentido en la que ellos hoy la convirtieron.

Corriente Nacional Docente Conti Santoro