Nociones principales asociadas: explotación, ocio, trabajo, libertad, cooperación.
Actividad sugerida para las asignaturas:
ARTES VISUALES
ECONOMÍA
FILOSOFÍA
FORMACIÓN ÉTICA Y CIUDADANA
EMPRENDEDORISMO
Ficha técnica
Título original: Chicken Run.
Títulos en otros países: Pollitos en fuga (Latinoamérica), Evasión en la granja (España).
Año de estreno: 2000.
Duración: 84 minutos.
Género: Animación, aventura, comedia.
Guión: Karey Kirkpatrick.
Dirección: Peter Lord, Nick Park.
Música: Harry Gregson-Williams, John Powell.
Producción: Aardman Animatios.
Distribución: Dreamworks Animation.
Link a la película: https://drive.google.com/file/d/1yIy2cfoDT3CIbv2FIKtaYaKT6KV0BlJC/view
Orientación
«La salida de la fábrica Lumière en Lyon» (1895) es considerada la primera película de la historia del cine. Allí vemos (haciendo click acá) cómo las puertas de la fábrica son el límite entre un adentro y un afuera. Adentro de la fábrica, lo que no vemos: la cooperación cotidiana, durante toda la jornada laboral, de una unidad colectiva, el proletariado. Afuera de la fábrica, lo que la cámara nos muestra: la dispersión de esa unidad en individuos aislados, átomos que se van cada uno en la suya, clase obrera metamorfoseada en ciudadanos y consumidores.
¿Se puede mostrar una salida de la fábrica distinta a la que se ve? Claro que sí. Por ejemplo, esas obreras y obreros podrían reunirse afuera, en un piquete, en una fiesta para el fondo de huelga o en una manifestación. Pero la historia de esa película termina con la dispersión y, así, la existencia colectiva del proletariado se desvanece ante nuestros ojos.
El cine no muestra la realidad. Muestra una representación de la realidad. Y esa representación nunca es azarosa, espontánea o desinteresada: hay decisiones conscientes acerca de dónde y cómo poner la cámara, hay aspectos tecnológicos que determinan el registro de lo que es enfocado y, no menos importante, hay decisiones conscientes acerca de cómo editar el material que, por fin, será expuesto para el disfrute (o no) de los espectadores.
En suma, las imágenes del cine sintetizan ideas. Y como el cine burgués rechaza la idea de la unidad del proletariado, a pesar de que la primera cámara de la historia del cine enfocó a la clase obrera, en más de cien años el cine acerca de la clase obrera no ha coagulado en un género específico ni suele ser algo central en las historias que vemos en pantalla: la mayoría de las películas (podríamos agregar las series) narran esa parte de la vida que está antes y después del trabajo. Es decir, esa parte de la vida en que resulta más difícil ver la cooperación cotidiana del proletariado creando toda la riqueza del mundo que conocemos. Las imágenes del cine sintetizan ideas. Y las ideas dominantes en una sociedad son las ideas de la clase que domina en esa sociedad. Por eso es tan raro ver la unidad de la clase obrera en pantalla: el cine es un arte poderosamente masivo y un instrumento pedagógico extraordinario, no conviene dar ejemplos que pongan en crisis las representaciones burguesas con que nos criamos.
Sin embargo, ese tabú del cine con lo que pasa en las catacumbas de la producción capitalista no opera con la misma intensidad en el cine de animación. Como si los colores estridentes, la música pegadiza y la deshumanización de quienes trabajan (películas con hormigas, bichos, abejas o muñecos de Lego) le permitieran al cine aligerar, cuando no borrar directamente, las miserias del cuerpo y de la mente que nos produce la explotación, además de ignorar las causas y consecuencias de la desocupación (que el reino animal y los muñecos de Lego ni siquiera sospechan). Si es casi imposible ver estrellas de cine representando en pantalla el despertar de madrugada, el viaje de ida en dos o tres transportes públicos hacinados, la jornada laboral atontadora y extenuante, el viaje de vuelta, etc., si ver eso en pantalla representado por actores y actrices de carne y hueso es casi imposible, en cambio no es raro ver películas de animación donde una colonia de hormigas toma conciencia de que es explotada por un grupo de langostas y se organiza para liberarse, como en Bichos (1998), o donde un peón de la construcción quiebra la repetición rutinaria de su vida obrera y se convierte en héroe al tomar las riendas de su propio destino, como en La gran aventura Lego (2014). Por eso, porque es mucho más sencillo dar con películas de animación que traten temas relativos a la producción capitalista, es que elegimos Pollitos en fuga.
Sin ánimo de agotar los temas que trata y con toda la intención de orientar las actividades que proponemos aquí, digamos que Pollitos en fuga es una película sobre la explotación laboral, sobre la toma de conciencia por parte de las gallinas explotadas, sobre la función del intelectual como dirigente (Ginger, la roja, sí, pero también Rocky, el vendehumo; Fowler, el viejo que sólo habla de glorias pasadas; Mac, la inventora…), sobre la lucha por las ideas en la conciencia de las gallinas, sobre la voluntad militante, sobre la utopía de un mundo mejor para todas y sobre los problemas que anidan en esa utopía una vez conquistada.
Pollitos en fuga es una historia de cárcel y de fábrica (también es una historia de «escuela» pero vamos a concentrarnos en el parecido entre la cárcel y la fábrica): las prisioneras que planean su fuga y la llevan a cabo son también trabajadoras que producen huevos para los dueños de la granja. Como película del género carcelario, se emparenta con Sueño de libertad (1994), La fuga de Alcatraz (1979), Un condenado a muerte se escapa (1956) o Crónica de una fuga (2006). Y no es casual que las primeras imágenes de la granja nos presenten las características de un campo de concentración. Recordemos que en la puerta de entrada de Auschwitz había un cartel con la frase «El trabajo te hace libre»:
Mediante esa poco sutil analogía entre la fábrica y el campo de exterminio nos proponemos pensar que nacemos en un mundo organizado para el beneficio de unos pocos (los burgueses, propietarios de los medios de producción) a costa del sacrificio de la abrumadora mayoría (el proletariado, desposeído de todo excepto de su fuerza de trabajo). Este mundo, el capitalismo, no es natural ni divino ni estático. Es histórico y, por lo tanto, cambia inexorablemente. Sólo nuestra capacidad para organizarnos, enfrentar a la clase que nos explota y construir una sociedad que beneficie al conjunto de la población en vez de una minoría pondrá fin a las penurias innecesarias que padecemos a causa del modo en que está organizado este mundo.
Última recomendación: las actividades no están esculpidas en mármol sino que se ofrecen como recursos para que cada docente evalúe cuáles utilizar y cómo utilizarlas. Quien conoce al grupo de estudiantes en el aula cuenta con una percepción concreta de la singularidad concreta. Eso no garantiza eficacia pero sí un conocimiento mayor del que puede tener cualquiera que no esté al frente de ese curso. Por eso mismo, a la vez que alentamos la manipulación irreverente de estos materiales, pedimos que nos hagan llegar todas las inquietudes, opiniones y propuesta que estos materiales les susciten.
Ah! En el ANEXO II hay material complementario para expandir y profundizar los problemas tratados en esta actividad.
Actividades
01. Describir la granja tal como la recuerdes, su forma y su distribución del espacio, sus edificaciones, el tipo de iluminación, su parecido (o sus diferencias) con otras edificaciones que hayas visto en la calle o la pantalla.
02. Describir la división del trabajo –qué se hace, quién lo hace, cómo se hace– en la granja: gallinas (Ginger, Bunty, Babs, Agnes, Mac, Edwina y demás), gallos (Fowler, Rocky), ratas (Nick, Fetcher), perros, Sr. Tweedy y Sra. Tweedy.
03. ¿Qué otras películas, series o documentales sobre fugas, escapes, huidas, conocen? Elegir una y escribir en qué se parece y en qué se diferencia con respecto a Pollitos en fuga.
04. Mientras la Sra. Tweedy lee el folleto publicitario y planea transformar su granja, en la cabaña 17 las gallinas están en asamblea. Allí ocurre este diálogo:
Ginger: Piensen, ¿qué no hemos intentado todavía?
Bunty: No hemos intentado no intentar nada.
Babs: Tal vez eso funcione.
Ginger: Piensen en Edwina. ¿Cuántos más nidos vacíos toleraremos?
Bunty: No se vaciarían si pasáramos más tiempo poniendo y menos tiempo escapando.
Ginger: ¿Entonces está bien poner huevos toda la vida y que después te cocinen?
Babs: Es una forma de vida.
Ginger: Las rejas no sólo están a su alrededor sino también aquí, en sus cabezas. Hay un lugar mejor allá afuera. Un lugar más allá de esa colina. Con espacios muy amplios y muchos árboles… y césped. ¿Se lo pueden imaginar? Césped fresco, verde…
Babs: ¿Quién nos alimentaría?
Ginger: Nosotras mismas.
Agnes: ¿Dónde está la granja?
Ginger: No hay granja.
Babs: ¿Dónde vive el granjero?
Ginger: No hay granjero.
Babs: ¿Se fue de vacaciones?
Ginger: No está en ningún lado. ¿No entienden? No hay conteo de huevos, ni granjeros, ni perros. No hay gallineros, ni llaves, ¡ni rejas!
Bunty: En toda mi vida, no había oído tan fantástica… ¡estupidez! Acéptenlo, pollitas: las posibilidades de escapar son de una en un millón.
Ginger: Entonces todavía hay posibilidad.
(a) ¿Por qué Ginger insiste con escapar? ¿No tienen razón sus compañeras? ¿Qué le hace pensar a Ginger que ella no tiene rejas en su propia cabeza? (En caso de que consideres que Ginger las tiene, describir cuáles serían esas rejas.) (b) Si fueras Ginger, ¿cómo describirías un mundo ideal para convencer a tus compañeros de que hay que escapar del mundo conocido? (c) Ponete ahora en el lugar de Bunty y argumentá por qué conviene vivir en el mundo que ya conocemos. (d) Ginger les pregunta a sus compañeras «¿Cuántos más nidos vacíos toleraremos?» y esta actividad les pregunta a ustedes: ¿qué cosas les parecen intolerables?
05. (a) ¿Por qué la Sra. Tweedy compra una máquina, cuál es su principal propósito? (b) ¿Cómo se transforma la granja con la llegada de la máquina? (c) Si la granja fuera de tu propiedad, ¿estarías a favor o en contra de esa transformación? Justificar la respuesta.
06. Tras comprar la máquina de hacer pasteles, la Sra. Tweedy engorda a las gallinas. Ginger se alarma y advierte que las van a matar a todas. Entonces Rocky interviene porque «En EEUU, para motivar a la gente, tenemos una regla: no mencionar la muerte». Ginger y Rocky se apartan del grupo y discuten acerca de si es mejor decir la verdad aunque duela o es mejor mirar para otro lado y ser feliz. La siguiente escena es la del baile, que levanta el ánimo y la moral de las gallinas. ¿A vos qué te parece: se puede ser feliz con la verdad y desgraciado en la ignorancia? ¿Conocés alguna verdad dolorosa, alguna verdad que entusiasme? ¿Alguna ignorancia feliz, alguna desdichada? En suma, ¿cuál es el mejor motor para actuar, según tu parecer, la verdad o la mentira? Escribir al menos cinco renglones acerca de ese problema y teniendo las preguntas como guía (no hace falta responder una por una).
07. El trabajo de las gallinas en la granja consiste en poner huevos. Construir el avión también es un trabajo que realizan las gallinas. ¿Cómo son mostradas las gallinas en cada una de esas tareas, qué imágenes, sonidos, música y acciones recordás? ¿Y qué significan para vos esas maneras de mostrar a las gallinas en un caso (poner huevos) y en el otro (construir el avión)?
08. En el tercer acto de la historia, cuando el avión está a punto de carretear sobre la pista, el gallo Fowler se sienta «en la retaguardia» porque dice que no puede ni quiere pilotear. Entonces Ginger lo interpela con esta frase: «Siempre hablás de tu “época de oro”. Hoy es tu época de oro.» A partir de los textos que dejamos en el ANEXO I: (a) Comparen esta frase con el poema «El instante», de Jorge Luis Borges; con la fábula de Esopo «El fanfarrón»; con el cuento «Informe del Cielo y del Infierno», de Silvina Ocampo. Si descubren una idea en común a los cuatro textos (frase de Ginger, poema de Borges, fábula de Esopo y cuento de Ocampo), entonces expónganla. Si no la ven y les parece imposible que tal idea común exista, entonces expliquen cuáles son los obstáculos que hallaron. (b) Narren una anécdota (propia o ajena, real o ficticia) que se les aparezca asociable a esos textos.
09. La historia de Pollitos en fuga transcurre casi por completo en el lugar de trabajo de las gallinas. Componer el listado de audiovisuales (películas o series) que recuerdes (o conozcas sin haber visto) cuyas historias transcurran principalmente en lugares de trabajo.
ANEXO I
Textos para la actividad 9
Jorge Luis Borges, «El instante», del libro El otro, el mismo (1964):
¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño
de espadas que los tártaros soñaron,
dónde los fuertes muros que allanaron,
dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?
El presente está solo. La memoria
erige el tiempo. Sucesión y engaño
es la rutina del reloj. El año
no es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismo
de agonías, de luces, de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.
Esopo, «El fanfarrón», extraído de Fábulas (Gredos/Planeta-De Agostini):
Un hombre que se dedicaba al pentatlón y que sufría continuamente los reproches de sus conciudadanos por su falta de virilidad se marchó un día al extranjero, y cuando regresó, después de mucho tiempo, contaba con jactancia las muchas proezas que había hecho en otras ciudades y que en Rodas había dado un salto tal como ninguno de los vencedores en las Olimpíadas y afirmaba que presentaría como testigos a los que lo había presenciado, si alguna vez venían a la ciudad. Uno de los que estaban presentes respondiendo le dijo: «¡Anda éste! Si es verdad eso no te hacen falta testigos, aquí está Rodas, venga el salto.»
Silvina Ocampo, «Informe del Cielo y el Infierno», del libro La furia (1959):
A ejemplo de las grandes casas de remate, el Cielo y el Infierno contienen en sus galerías hacinamientos de objetos que no asombrarán a nadie, porque son los que habitualmente hay en las casas del mundo. Pero no es bastante claro hablar sólo de objetos: en esas galerías también hay ciudades, pueblos, jardines, montañas, valles, soles, lunas, vientos, mares, estrellas, reflejos, temperaturas, sabores, perfumes, sonidos, pues toda suerte de sensaciones y de espectáculos nos depara la eternidad.
Si el viento ruge, para ti, como un tigre y la paloma angelical tiene, al mirar, ojos de hiena, si el hombre acicalado que cruza por la calle, está vestido de andrajos lascivos; si la rosa con títulos honoríficos, que te regalan, es un trapo desteñido y menos interesante que un gorrión; si la cara de tu mujer es un leño descascarado y furioso: tus ojos, y no Dios, los creó así.
Cuando mueras, los demonios y los ángeles, que son parejamente ávidos, sabiendo que estás adormecido, un poco en este mundo y un poco en cualquier otro, llegarán disfrazados a tu lecho y, acariciando tu cabeza, te darán a elegir las cosas que preferiste a lo largo de la vida. En una suerte de muestrario, al principio, te enseñarán las cosas elementales. Si te enseñan el sol, la luna o las estrellas, los verás en una esfera de cristal pintada, y creerás que esa esfera de cristal es el mundo; si te muestran el mar o las montañas, los verás en una piedra y creerás que esa piedra es el mar y las montañas; si te muestran un caballo, será una miniatura, pero creerás que ese caballo es un verdadero caballo. Los ángeles y los demonios distraerán tu ánimo con retratos de flores, de frutas abrillantadas y de bombones; haciéndote creer que eres todavía niño, te sentarán en una silla de manos llamada también silla de la reina o sillita de oro, y de ese modo te llevarán, con las manos entrelazadas por aquellos corredores al centro de tu vida, donde moran tus preferencias. Ten cuidado. Si eliges más cosas del Infierno que del Cielo, irás tal vez al Cielo; de lo contrario, si eliges más cosas del Cielo que del Infierno, corres el riesgo de ir al Infierno, pues tu amor a las cosas celestiales denotará mera concupiscencia.
Las leyes del Celo y del Infierno son versátiles. Que vayas a un lugar o a otro depende de un ínfimo detalle. Conozco personas que por una llave rota o una jaula de mimbre fueron al Infierno y otras que por un papel de diario o una taza de leche, al Cielo.
ANEXO II
Material complementario
Para leer
Conceptos básicos: Explotación
https://razonyrevolucion.org/conceptos-basicos-explotacion/
Podcast LH: Escenas del futuro. El trabajo y el ocio bajo el socialismo
Paul Lafargue, El derecho a la pereza (fragmento)
Para ver
Harun Farocki, Obreros saliendo de la fábrica (1995)
https://www.youtube.com/watch?v=Hfxcf_cC1hI
Germinal (1993), dirigida por Claude Berri. Expone el contraste entre la vida del proletariado y la vida de la burguesía, los problemas a que se enfrenta cada clase en lucha y sus maneras de enfrentarlos. El punto de vista del protagonista permite la crítica realista de la situación y abre la puerta a una salida que sólo puede estar en manos de los espectadores.
Ladrones de bicicletas (1948), dirigida por Vittorio de Sica. Exhibe el mundo en la Italia de la segunda posguerra, con la clase obrera intentando sobrevivir entre las desamparadas ruinas de la descomposición social. Allí, un padre busca, en compañía de su pequeño hijo, con desesperación la bicicleta que le han robado. Pero ya el título de la película sugiere que el problema no es individual sino social.
Comer, dormir, morir (2012), dirigida por Gabriela Pichler. Rasha es una obrera de 20 años que trabaja en un pueblo de Suecia embalando verduras. Cuando la empresa implemente despidos para garantizar sus ganancias, seguir los avatares de Rasha nos permitirá advertir que esa fábula habla de vos y de mí, que pertenecemos al proletariado.