Luego de la paritaria bochornosa del 6,5 hasta septiembre que firmó el FTIA, la Verde de Daer no puede defender el acuerdo ante las bases. En Pepsico, la Verde venía poniendo el foco en la negociación con la empresa del 11% adeudado de los premios a la productividad. Sin embargo, se trataba de un pedido miserable, que no compensa en absoluto la caída salarial que sufren los trabajadores hace años.
En primer lugar, porque el básico seguiría prácticamente estancado. En segundo, porque el premio a la productividad obliga al trabajador a quemarse en la línea de producción para llegar a fin de mes, además de estar fuertemente atado al presentismo y a la puntualidad. De ese modo, se vuelve una variable más de la empresa para incrementar el ritmo de trabajo y ajustar el salario ante las inasistencias, lo que impacta en todos los trabajadores, en particular, en aquellos que son población de riesgo y deben cumplir aislamiento en el medio de una pandemia. Como se ve, la burocracia no buscaba recuperar de ningún modo el salario.
Por eso, los trabajadores de Pepsico impusieron en asambleas el paro por tiempo indeterminado de la planta a partir de las 13 hs., el rechazo a la paritaria nacional y el pedido de una recomposición salarial del 40% sobre el básico a negociar, en principio, con la empresa. La burocracia de la Verde, en cambio, apuntaba a pedir un paro de 2 hs por turno, como hicieron en la paritaria nacional, con la que no consiguieron más que la conciliación obligatoria del Ministerio. Además, los trabajadores piden que Pepsico retome el pago de un bono por trabajo esencial de 3500 pesos semanales hasta el día de la fecha. Se trata de un bono que la empresa pagó durante los primeros tiempos de la cuarentena y luego suspendió. También plantean que la discusión de los premios adeudados vayan acompañados de una reconsideración del asunto del presentismo y la puntualidad. Como se ve, se trata de un pliego de reivindicaciones que choca de frente con las pretensiones lastimeras de la burocracia sindical.
De este modo, la lucha de los compañeros choca también con la política de las centrales sindicales y el Gobierno Nacional, que llamaron a agachar la cabeza y aceptar los congelamientos paritarios y las suspensiones con recortes salariales en nombre de la pandemia, mientras los empresarios fueron subsidiados con planes industriales de todo tipo.
Estamos ante una crisis en el seno de la burocracia del STIA. Ya en San Luis, el sindicato debió rechazar públicamente el acuerdo. Ahora, tienen que plegarse a una medida que no quisieron y por un reclamo que se negaron a impulsar en la paritaria nacional. Llamamos a los trabajadores de todas las plantas de la Alimentación a rechazar también la paritaria nacional de miseria y a poner en pie un plan de acción por una recomposición salarial sobre el básico y un bono por trabajo esencial. Llamamos a apoyar un paro que muestra el camino para recomponer el salario en el medio de la pandemia.
_Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución_
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