El sector de Alimentación viene movido después de la paritaria. Después de una paritaria vergonzosa de 6,5% a nivel nacional, en varias fábricas los trabajadores buscan un acuerdo mejor que recomponga el salario, a pesar de la burocracia del STIA. Es el camino que marcó hace unas semanas y a unos pocos km, la lucha del paro de tres días en Pepsico –todavía hoy en conciliación obligatoria y a la espera de una nueva audiencia-. Para conquistar una recomposición salarial queda claro que es necesaria una lucha organizada. No hay otra forma de poner en primer plano los intereses de los trabajadores, superando las mezquindades de la burocracia y la patronal.
En Mc Cain Balcarce, se está planteando a través del paro una recomposición del 45% o, en su defecto, un trimestral del 15%. La patronal –muy sinvergüenza- apela a la sensiblería barata argumentando que “hace lo posible” por mantenerse en pie. Incluso, dice haber donado miles de kilos de papas a comedores… ¿Hay que aplaudirlo por no tirar la comida que los trabajadores producimos? También afirma estar haciendo lo posible ante la caída en las ventas. La patronal de McCain “socializa” las pérdidas, pero nunca las ganancias. En las malas somos socios, en las buenas, nada.
El paro que se impulsa desde las bases choca de frente con la posición lastimera de la burocracia sindical y con la situación salarial general. Ya había ocurrido también en Pepsico, donde la Verde debió acompañar pero a la vez cuestionar los métodos de lucha. Así, mientras en todo el país congelan salarios y firman a la baja, los obreros de McCain le dan continuidad a la orientación de lucha. La excusa de la patronal de la caída de ventas no puede ser considerada: que pongan lo que corresponde porque los trabajadores de Mc Cain –como en todo Alimentación- vienen perdiendo salarios hace años. Tampoco es válido el argumento que apunta que Mc Cain proveyó de los insumos necesarios para enfrentar la pandemia, pues esta es una obligación para la patronal, no una opción.
Mientras tanto, Mc Cain es asistida por Fernández y Kiccilof con subsidios y más subsidios, y leyes para poder suspender y recortar salario. El Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) –que financiamos los trabajadores a través de la ANSES- pagó la mitad de los salarios de McCain. La patronal pudo embolsar las ganancias producidas con el esfuerzo de los trabajadores. Estamos hablando de una empresa que tiene producción propia de papas, trabaja 7.000 hectáreas (40% propias) y procesa 400.000 toneladas al año. No es difícil darse cuenta que Fernández y Kicillof subsidian ladrones.
Por una recomposición salarial en Mc Cain y en todo Alimentación. ¡Basta de paritarias de miseria! El camino es Pepsico y Mc Cain
Corriente sindical Goyo Flores – Razón y Revolución Mar del Plata