Paritaria en Alimentación: otra vez la misma historia

en Goyo Flores/Novedades

La paritaria en el sector de Alimentación vuelve a poner sobre la mesa la misma política de siempre, la que llevó a los trabajadores a sufrir una baja salarial todos los años. En 2019, el salario del trabajador de la alimentación cerró 9 puntos debajo de la inflación -absorbiendo sumas fijas del DNU de enero-. En 2018, fueron 8 puntos abajo. Este 2020, la negociación ya había sido un papelón. El FTIA había cerrado con 6 mil pesos de bono no remunerativo a pagar por única vez en julio -para “compensar” el atraso en la actualización del básico-, un 6% no remunerativo en agosto –que se vuelve remunerativo en septiembre- y otro 0,5% remunerativo en septiembre. Por el tramo de mayo, junio y julio no se consiguió nada, salvo ese “bonito” de 6 mil pesos. El costo de esta entrega del salario fue el repudio de buena parte de las bases, como ya ocurrió otras veces. 

Como la burocracia no es tonta, había salido rápido a anunciar con bombos y platillos que “consiguió” una cláusula de revisión en septiembre. Y ahí, sí, iba a luchar. Estamos a 20 de octubre y la negociación no avanza. Mientras, el salario sigue cuesta abajo en su pelea contra la inflación. En el medio, la burocracia se encargó de poner un techo muy bajo a los reclamos salariales por empresa, como en Pepsico o Mc Cain. En ningún caso consiguió una verdadera recomposición. Apenas se limitó a negociar unos bonos -en muchos casos, como en Pepsico, condicionados por el presentismo- y no mucho más.

¿Nada para reclamar?

En lo que va de la paritaria, el gremio se limitó a hablar de “salario digno” y “paritarias justas”. Son expresiones sueltas y nada concretas. En ningún momento, el gremio aclaró cuánto se necesita para eso. Los trabajadores están esperando saber cuánto se pide. En el medio, lanzan una acción aislada como lo fue el paro de 2 horas por turno del lunes 19. Es exactamente igual a la negociación anterior: medida aislada, inconsulta y sin perspectiva, respondida por una conciliación obligatoria. El camino, advertimos, va a llevar al mismo lugar.

Por otro lado, los trabajadores no tuvieron la oportunidad de discutir en ningún lado el tipo de medida de fuerza ni los reclamos. A la indefinición sobre el aumento exigido, nadie pone sobre la mesa otros tantos problemas presentes en las fábricas: la flexibilización laboral creciente, que impone modalidades de trabajo como la polifuncionalidad, o un asunto tan sensible como el de los protocolos sanitarios que no paran los contagios, sino que buscan mantener la producción. De mediar una asamblea como método de decisión, seguramente estos puntos estarían puestos en un pliego de reivindicaciones.

Por una alternativa de lucha

La situación en el sector requiere que los trabajadores de la rama vuelvan a responder, no cuando la paritaria cierre sino antes. La Verde está planchando todo reclamo y lo más probable es que anuncie otra miseria aduciendo las “dificultades coyunturales” o los problemas financieros “de las marcas más chicas”. En el medio, el trabajador siempre pierde. Se trata de un escenario que involucra al conjunto de la industria y al conjunto de la clase obrera: los capitalistas pretenden descargar el ajuste sobre nuestras espaldas.

Rechacemos de antemano esta falta de perspectiva con un reclamo de asambleas de fábrica para comenzar a definir un plan de lucha. Por una recomposición salarial para ganarle a la inflación 2020, pero para recuperar lo perdido en años anteriores. Contra todo avance patronal en el régimen de trabajo y por la participación en la elaboración y fiscalización de protocolos sanitarios que garanticen la salud obrera y no la continuidad productiva. Que la crisis la paguen los capitalistas.

Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución

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