Los trabajadores de la salud siguen en lucha. Luego de sostener una medida de fuerza histórica por más de un mes montando un acampe frente al Ministerio de Salud, realizando radios abiertas, concentraciones y movilizaciones masivas, los compañeros abrieron una mesa de diálogo con el Gobierno. Se trata de una situación de empate. Como todo empate, el resultado está abierto. Pero la burocracia sindical y el Gobierno saben que, en lo inmediato, no va a ser todo igual. Y si tomamos las lecciones necesarias, podemos torcerle el brazo a la patronal.
El sector y el método
Lo primero que sobresale de la lucha de los trabajadores de la Salud es el carácter del sector que está en lucha. Estamos hablando de estatales, en este caso de la salud. Pero también de sectores como el de la Docencia misionera, que, de forma contemporánea, también se pusieron de pie. En un cuadro de crisis económica y sanitaria, con un gobierno Nacional y Provincial que ajustan sobre los salarios con congelamientos paritarios o negociaciones a la baja, los conflictos de sectores de estatales pueden empezar a brotar en todos lados. Hay que estar atentos para que tomen un cauce organizativo y un método correcto.
Por eso, este conflicto -con sus alcances y sus límites- puede darnos varias enseñanzas. Primero porque se impuso el método de autoconvocatoria. Cuando la burocracia que dirige nuestros sindicatos es ya directamente cómplice de una baja salarial, los trabajadores se organizan de forma independiente. Es un punto central comprender este asunto y replicarlo en todos lados. Ya ha ocurrido en otros sectores del Estado y en distintas provincias. Incluso fue el método de la lucha de la docencia misionera, que también siguió por ese rumbo.
Segundo, los trabajadores de la Salud generaron un hecho verdaderamente político. El reclamo fue llevado a la puerta del ministerio mediante un acampe. Es decir, un planteo de acción directa que rompió con la legalidad de la negociación paritaria. Y fue además un acampe largo que combatió contra la táctica del desgaste al que llevaba el Gobierno, que se negó sistemáticamente a la apertura de un canal de diálogo.
La organización propia y la acción directa son métodos de lucha fundamentales. No hay que esperar a las conducciones sindicales a que hagan algo. Y las organizaciones y los trabajadores no tenemos que limitarnos a exigir que hagan algo. Lo que corresponde es presionarlas con la acción. Esta conclusión tenemos que llevarla a todos los sectores en donde se abren paso los reclamos obreros.
Algunos obstáculos y ofensivas
El conflicto tuvo varios obstáculos. En particular, por el ataque de la patronal, en alianza con las burocracias sindicales de ATE y UPCN. Mediante amenazas, el hostigamiento y la persecución laboral, se intentó quebrar a los compañeros. Algunos autoconvocados cedieron a estas campañas de persecución, y en algunos casos, hasta se sumaron al hostigamiento en los lugares de trabajo. Es el resultado de una presión “por arriba”. Los acampes -como las tomas- son medidas que usualmente buscan ser disueltas -desde el Gobierno- con las dilaciones o con la división.
El Gobierno también avanzó por vías legales. Primero con la persecución judicial y el intento de desalojo del acampe. Se le quitaron los baños químicos y se les cortó la luz y el agua, con el objetivo de amedrentarlos. Sin embargo, con su propia organización y el apoyo de otros destacamentos de trabajadores, continuaron sosteniendo la medida de fuerza, respondiendo además con una gran movilización a Casa de Gobierno. El Estado Provincial respondió enviando patotas al acampe, es decir, mandando a fuerzas de choque paraestatales a reprimirlos, con el visto de bueno de la Policía, que liberó la zona. Los compañeros, nuevamente, mostraron su fortaleza y continuaron con la lucha, a pesar de esta gravísima agresión.
El 10 de octubre, el Gobierno Provincial avanzó nuevamente con la intención de desalojar el acampe, haciendo efectiva la orden de desalojo del juez Cardozo. Además, amenazó a varios trabajadores con iniciar causas penales, en clara actitud persecutoria de la lucha. En asamblea, primó la decisión de levantar los cortes de las calles Junín y Tucumán y sostener el acampe en la vereda del Ministerio de Salud hasta el día Miércoles 14, planteando que, si no se abría una mesa de diálogo en la que se trataran todos los puntos del petitorio presentados, continuaría la lucha con otras medidas de fuerza. El miércoles 14, nuevamente se realizó una gran movilización a la Casa de Gobierno. Finalmente, los compañeros consiguieron abrir la mesa de diálogo con el Gobierno, en la que el Gobierno se comprometería. A su vez, decidieron, en asamblea, levantar el acampe mientras duren las negociaciones.
Se trata de un empate: una situación en la que el Gobierno tuvo que abrir un canal de diálogo. Para efectivizar dicho canal e imponer los reclamos, va a ser necesario sostener distintas iniciativas de lucha, como hasta ahora. El “canal institucional” que se abre no debe “vendernos” la falsa ilusión de que el Gobierno o la institucionalidad va a velar por los reclamos. Es una instancia más -y necesaria- pero que se define por una correlación de fuerzas en la calle y en los lugares de trabajo. Es ahí donde vamos a tener que seguir manteniendo la fortaleza.
¿Qué hay que impulsar?
Primero, hay que decir que, con todo el esfuerzo y la lucha de los compañeros, se desbordó a ATE y UPCN, pero no se los pudo mover de su lugar de cómplice de la patronal. No es algo exclusivo de estos sindicatos y estas regionales: es algo común a todo el país, donde la burocracia de los sindicatos entrega nuestros salarios y nuestras condiciones de trabajo todos los días.
Por eso consideramos que es necesario una coordinación más amplia “por abajo” de todos los estatales y los trabajadores en general. Este punto es importante no solo para que el gremio rompa un acuerdo con el gobierno, sino para hacer ceder al gobierno en toda regla.
La autoconvocatoria se debe expandir más allá del núcleo de conflicto. Un conflicto como éste, en realidad, excede en sus alcances posibles al grupo de trabajadores involucrado directamente. Una victoria de los trabajadores de la Salud puede repercutir y generar un efecto múltiple para el conjunto de los trabajadores. Al mismo tiempo, una victoria obligaría al Gobierno a destinar más presupuesto a un sector clave en el medio de una pandemia internacional: la Salud. Obliga entonces al Gobierno Provincial y Nacional a atender los reclamos sanitarios de todos. Con más presupuesto, trabajadores mejores pagos, menos precarización, nos beneficiamos todos: los propios trabajadores, como los que nos atendemos todos los días en los hospitales.
En parte, esa conexión entre el conflicto y el resto de los trabajadores, asomó de forma embrionaria mediante la solidaridad que todos los días llegaba al acampe. Pero consideramos que es necesario que siga un canal organizativo mayor. Por eso, es importante que toda lucha -y creemos que esta lucha lo puede hacer porque tiene la autoridad necesaria- cree un lazo de coordinación sobre el cual agrupar a todos los sectores que pelean. En su momento, como Corriente hemos planteado la necesidad de poner en pie reuniones ampliadas o plenarios, comunes junto con los docentes. Nos parece que sigue siendo una tarea urgente armar una instancia de estas características para derrotar el ajuste. En varios puntos del país, hay coordinaciones o multisectoriales y es algo que debemos replicar.
Asimismo, consideramos que hay que articular la lucha con estatales de todo el país. Tengamos en cuenta que la lucha tuvo repercusión, más allá de Posadas. En CABA, enfermeros tomaron el ejemplo de los compañeros, y sostuvieron un acampe frente al Congreso los días 15, 16 y 17 del corriente mes. La organización y la lucha con una perspectiva de independencia de clase muestra ser el camino. Necesitamos instancias que colaboren en la organización de luchas más grandes para terminar con el ajuste al salario y a nuestras condiciones de trabajo y de vida. Y los conflictos como el de los trabajadores de la Salud siempre pueden ser buenos puntapiés iniciales.
Desde luego, la Corriente Sindical Goyo Flores vamos a acompañar todas las acciones de que lleven adelante los compañeros. Para derrotar el ajuste a la Salud Pública, la precarización, los salarios de hambre y las condiciones miserables de trabajo, es necesario seguir en esta línea.
Todo nuestro apoyo incondicional a los compañeros:
¡Recomposición salarial YA!
¡Basta de precarización! Pase a planta permanente
Por una Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados
Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución