La semana pasada, Atilra llamó a un paro en todo el sector lechero. La “medida de fuerza” –si así pudiera ser calificada- estaba planteada para los cuatro días del fin de semana largo. Pero era, en realidad, una auténtica estafa. Para ese entonces, como lo admite el propio Concejo Directivo Nacional de Atilra, ya la mayoría de las empresas había decidido, y así lo había comunicado al personal, no trabajar dicho fin de semana largo. Dicho de otro modo, un paro que no tendría efecto alguno en ninguna patronal…
Un reclamo insuficiente
El reclamo de Atilra es un de un 10% para recomponer el salario perdido en 2020. Es decir, no considera lo perdido en años previos a 2019, ni tampoco lo necesario para afrontar la crisis, cuando cualquier estimación anual ya supone una cifra que ronda el 40%. El salario del trabajador lechero se prepara mal para la crisis que se va a seguir profundizando.
Ni hablemos de trabajadores como los de SanCor que siguen sin percibir las actualizaciones salariales del año pasado, cobrando en cuotas, pese a que el gobierno le otorgó el beneficio de los ATP, y con cientos de compañeros suspendidos sin goce de sueldo. Mientras Ponce se pasea por los medios de comunicación pidiendo el salvataje del Estado para la patronal, Atilra no se mueve para solucionar los problemas que los trabajadores de SanCor vienen padeciendo desde hace años.
Una vuelta de tuerca al papelón
A última hora del día domingo, Atilra informó que la medida iba a extenderse por 24 hs. Su argumento: las patronales no respondieron. Habría que preguntarle a Ponce cómo pretende obtener una respuesta sin afectar sus ganancias….
Sin embargo, acto seguido, Atilra admitía que no lo iba a garantizar: el CDN señalaba que “a sabiendas de la pérdida remunerativa que sufriremos con la medida de fuerza”, nos “comprometemos a recibir y procesar la materia prima del día y que esa leche procesada y/o los productos que con esa materia prima se industrialicen, sea donada a distintas entidades de bien público para que desde esas reparticiones u organismos se disponga de la misma para asistir a los sectores más castigados y vulnerables de nuestra sociedad”. Atilra remataba: “como el sector empresario ahorrará en salarios, será una manera de socializar parte de las pérdidas entre industriales y trabajadorxs sin afectar al productor tambero y beneficiando al sector más carenciado de la Argentina.”
El papelón no podría ser mayor: ¡Atilra llamó a un paro y se muestra abierto a “compartir” las pérdidas con la patronal en lugar de luchar por el derecho de huelga sin que se descuente el día! Todo escondido detrás de un discurso de un sindicato supuestamente “interesado” en las “necesidades” de la sociedad. ¿Qué trabajador puede predisponerse a la lucha si el sindicato baja un mamarracho como éste? ¿Quién le cuida la espalda (y el bolsillo) al trabajador que para, si Atilra anuncia algo semejante? Y además, si Atilra está tan interesado en el procesamiento para el beneficio de la sociedad, ¿por qué permitió el cierre de tantas plantas de SanCor? ¿Por qué no impulsa una lucha por su estatización para producir bajo control de los trabajadores y al servicio de las necesidades sociales?
Finalmente, llegó el salvavidas que –muy probablemente- estaba buscando Ponce. El Ministerio de Trabajo dictó una conciliación obligatoria y el sindicato suspendió la medida pasado el mediodía. El resultado arroja una conclusión muy clara: con una dirección como la de Ponce y compañía, no va a haber recomposición posible. Ni ahora ni después de la pandemia.
Para pelear por la recomposición
Lo de Atilra, lejos de posicionarlo como herramienta de lucha, constituye una auténtica estafa a todos los trabajadores lecheros. Estamos ante un sindicato que cuida las ganancias patronales: no debería llamar la atención de nadie, dado que ya lo hizo en SanCor. Por eso, en su lugar, planteamos la necesidad de impulsar un plan de acción desde las asambleas en todos los lugares de trabajo. Necesitamos una recomposición salarial que incluya lo perdido en años anteriores, el rechazo a toda forma de flexibilización laboral, la reincorporación de todos los despidos y suspendidos en SanCor y el saldo de todas sus deudas con los trabajadores. Además, está planteada la necesidad de controlar y fiscalizar en manos de los trabajadores todos los protocolos de seguridad de la actividad láctea para evitar la propagación de contagios.
Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución
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