La patronal de Siderca ya se puso a la ofensiva con 191 despidos. Para eso, violó la conciliación obligatoria, comunicando que va a abonar los salarios, pero seguirá impidiendo el ingreso a los despedidos. Así, en los hechos, no hay reincorporación. Siderca pretende imponer un acta de suspensiones ya no del 90% ni del 80% sino un promedio del 74%, que en los hechos, por comenzar a regirse con dos turnos (mañana-tarde), va a significar de un 70% para muchos trabajadores. Es decir, un recorte del 30% del salario, sumado a la baja salarial 2019 y de años previos.
Todo el asunto acá se resume en que Tenaris Siderca busca recomponer la tasa de ganancia por la vía de descargar esa crisis en los trabajadores. Las exportaciones de tubos sin costura cayeron un 16% en 2019, y también cayó la producción de la rama en una proporción similar. En este escenario, las nuevas noticias del aumento de los aranceles para los productos de acero y aluminio por parte de Trump –todavía no confirmados- parecen acelerar el proceso. Así Techint busca achicar su planta y avanzar con la mayor explotación de los compañeros que queden. Incluso lo viene haciendo de años anteriores, presionando con las mismas actas de suspensiones al 90%. Las actas ya eran justamente eso: un recurso de ajuste patronal, que fue firmado con el argumento de sostener una “paz social” que solo podía perjudicar al trabajador.
Rocca y el gobierno
Aunque los quieran despegar, Rocca y compañía cuentan con el apoyo del nuevo gobierno de los Fernández. Reunida en una misma mesa en diciembre, la patronal dio muestras de contar con el favor de Alberto Fernández, a cuya gestión saludó y caracterizó de “industrialista” (o sea, de pro patronal). Eso puede significar solo una cosa: la promesa de que continúen e incluso se amplíen los subsidios millonarios que reciben –que no es otra cosa que riqueza que producimos los trabajadores- y de aprovisionamiento para Vaca Muerta. En lo inmediato, de hecho, Tecpetrol –de Techint- se vio beneficiada con la baja de retenciones para la producción petrolera.
Rocca también se ve beneficiado de la baja salarial que quieren imponer con el pacto social. Los salarios siderúrgicos ya estaban en caída: con aumento del 36% en 2019 -19% debajo de la inflación- y acta de suspensión al 90%, ya perdimos mucho salario. La devaluación pulverizó también el salario en dólares. Ahora se agrega un aumento de precios con el IVA, lo que significará, solo en lo inmediato, aumentos para el consumidor de entre 7 y 10%, sobre precios ya previamente remarcados de productos esenciales de la canasta básica. En diciembre, hubo una suba récord de 4,2%, totalizando un 53% anual. Pero además, este esquema de “precios cuidados” que propone el gobierno es más de lo mismo: con él, los precios siempre crecieron porque los controles reales no existen. Solo sirven para reforzar el techo de las paritarias.
El reciente aumento de 4 mil pesos que el gobierno dice que compensa la caída del 2019, es en realidad, a cuenta de paritarias futuras. Es además una suma fija que va a tener impacto diferenciado entre cada categoría. O sea, es en los hechos un reparto de riqueza hacia adentro de los trabajadores. Así las paritarias 2020 van a ser como pidió el gobierno: que nadie pida aumentos “desmedidos”. Todo esto con la excusa de ser “solidarios” entre los trabajadores.
Al mismo tiempo, buscarán avanzar con la reforma laboral convenio por convenio y fábrica por fábrica como pasó ya en otras ramas bajo el macrismo. Así, la patronal –Techint entre ellas- se prepara para aumentar sus ganancias, mientras a los trabajadores nos espera mayor explotación.
Con este cuadro, es más que evidente que las suspensiones y despidos por parte de Techint contarán de algún modo con el aval del gobierrno. La intervención en el conflicto vía conciliación obligatoria no significa nada: ya en 2015 eso no alcanzó para frenar despidos, aquella vez ejecutados de forma encubierta con la modalidad de “retiros voluntarios”.
¿Plan de lucha o reclamo administrativo?
Todo esto se trata de una situación similar a aquella del 2015, cuando la UOM negoció una conciliación obligatoria y los despedidos fueron incorporados a un centro de servicios («pool»), en donde fueron presionados a firmar retiros voluntarios. ¿A quién benefició al final la «conciliación»?
La UOM también afirmó estar “dispuesta” a prorrogar el acta de suspensiones del 2019, como mecanismo de “salvaguardar” los puestos de trabajo, como si el acta originalmente no fuera un recurso de ajuste patronal. Incluso no puede sorprender que Tenaris Siderca quiera mayor baja salarial, cuando justamente este tipo de actas son la puerta de entrada para la entrega de mayores condiciones salariales y de trabajo.
Después de los despidos y/o suspensiones, lo que sigue es la reforma del convenio colectivo de trabajo. Al respecto, Caló mismo está dispuesto a revisarlo: en octubre, sostuvo que era correcto “adecuar” el convenio, porque el actual estaba “obsoleto”. Para eso, afirmó tener un “equipo de técnicos trabajando para adaptar las nuevas categorías para los trabajadores que vienen e incorporar a nuevos trabajadores que antes no había”. O sea, flexibilizar. ¿En qué contexto lo dijo? En la presentación del plan productivo 2020/2023 de la UIA. O sea, ante los capitalistas.
Así, la postura de sostener un reclamo puramente administrativo, llamando a confiar en el ministerio y el gobierno y “mantener” así la “paz social”, lleva a los despedidos y a todos los trabajadores a un callejón sin salida donde siempre perdemos. Por esta vía, vamos terminar con más o menos despidos, con retiros voluntarios (que es lo mismo pero encubierto), o seguirán rigiendo actas de suspensiones con baja salarial donde se va a colar el ataque a nuestras conquistas y la reforma del convenio. O sea, más explotación, al nivel de Vaca Muerta.
Llamamos a todos los trabajadores y al activismo independiente a organizarse para pelear contra el ataque de la patronal. El camino es la lucha y no depositar expectativas en las negociaciones con el Ministerio. Es urgente reemplazar el esquema de reuniones informativas sobre instancias de diálogo de mesa chica por asambleas generales de fábrica que permitan definir un plan de lucha, con paro y movilización y medidas concretas.
Para eso, hay que empezar por poner en pie una comisión de despedidos que permita desarrollar este planteo con mayor organización. Una comisión de afectados permitiría sentar una posición activa y marcar un rumbo de lucha. No hay otra forma para salir de este callejón al que nos lleva la patronal.
Los mismos trabajadores tenemos que impulsar ese plan de lucha para derrotar la ofensiva de Rocca y compañía, comenzando con un paro de la fábrica, la seccional y finalmente, todo el gremio. Con movilizaciones y ocupación de fábrica si es necesario. La respuesta a los despidos y a la violación de la conciliación tiene que ser contundente. Del resultado de esta pelea que se viene, va a depender el futuro del conjunto de los trabajadores. Una derrota, además de despidos, puede significar mayor explotación para todos. Una victoria, un límite a los planes de la patronal y un reforzamiento del colectivo de los trabajadores para luchar por mejores condiciones. Hay que dar una respuesta verdaderamente organizada a la altura de esta ofensiva.
¡Por un plan de lucha hasta derrotar la ofensiva de Techint! Por una comisión de despedidos
¡Ninguna suspensión ni despido!
Por la defensa del convenio colectivo de trabajo
No al Pacto Social. Que la crisis la paguen los capitalistas
Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución