Somos tan pobres…
Con el acuerdo firmado entre la patronal y la Mesa de Trabajadores de la Educación en Lucha culminó la segunda ronda de discusión paritaria este 2021 elevándose el básico del maestro de grado a $17.522,77. Inmediatamente luego de eso, la mesa conformada por los sindicatos UDPM, SEMAB, UDA, AMET, SIDEP y SADOP UDA firmó un acuerdo con la patronal casi idéntico. La única diferencia: se sacaron $200 del adicional 775 Material Didáctico Provincial y se los movió al Salario Básico llevándolo a $17.741,77. Este movimiento de casilleros no es neutral y genera nuevos problemas, en primer lugar, porque redujo el adicional 775 de 5% a 3,75% y, en segundo, porque debe interpretarse como lo que es: un inútil intento de desmarcarse por parte de los gremios patronales del acuerdo firmado por los trabajadores en lucha. En el fondo, lo cierto es que $200 más o $200 menos no cambian realmente la situación. Los problemas centrales se mantienen tras este acuerdo: los salarios de pobreza seguirán al igual que la descomposición del salario y el achatamiento de la pirámide en 15 años de antigüedad solo por mencionar los más salientes.
En efecto, si comparamos el salario de bolsillo del cargo testigo (sin zona) con la medición de la Canasta Básica Total (CBT) hecha por ATE-INDEC, comprobamos que a lo largo de la carrera docente una maestra con un cargo no llega a cubrir eso que determina la línea de pobreza y que las mejoras reales entre el salario acordado en la primera parte del año y la segunda son muy pobres. En junio, un docente sin antigüedad podía comprar un 40,02% de la canasta básica total mientras que en julio la capacidad de compra alcanzó el 46,54%: un 6,52% que seguramente será “mordido” por la inflación de julio que aún desconocemos. Un docente que recién se inicia, si escapa al sistema punteril de UDPM, estará abiertamente desocupado y pasará sus primeros años haciendo changas mientras pelea desplazamiento tras desplazamiento para conseguir horas con su título docente mientras encuentra cargos cubiertos por personas sin título que el sindicato avala con fueros de delegado. Cuando por fin logre conseguir un cargo, se encontrará con la realidad del sector de la que el sindicato también es cómplice: un salario miserable que no cubre ni la mitad de la canasta básica total, es decir, de lo mínimo que necesita para no ser considerado oficialmente pobre. Por eso, siempre defendimos, a la par de que nuestro objetivo debe ser la recomposición histórica del salario docente desde el escalafón inicial, el reclamo por un padrón provincial único (para conseguir trabajo en cualquier punto de la provincia) y luchar por la creación de más cargos para atender realmente a todas las necesidades del sistema educativo, cargos a los que se debe acceder a través de actos públicos para terminar con el manejo punteril de UDPM.
Como dijimos, un docente que recién se inicia está en pésima situación. Sin embargo, un docente con 25 años de antigüedad no la pasa mucho mejor. Si en junio alcanzaba a comprar el 53,32% de la CBT, en julio alcanzará al 65% descontando también lo que le recorte la inflación de ese mes. Es decir, menos del 11,4% firmado. Hoy $18.000 separan al docente que recién se inicia y aquel que tiene 25 años de antigüedad. En ese recorrido hay 15 años de achatamiento salarial. No obstante, cualquiera sea el caso, ninguna cubre la Canasta Básica Total. Por eso, reformar la pirámide, bajándola a 10 años o menos no hará realmente diferencia si continuamos con salarios de pobreza.
Mae, ¿Por qué no manda a laburar a su marido?
Precisamente que nuestros salarios se ubicaban muy debajo de la línea de pobreza fue el planteo que le hicimos al Ministro Safrán durante una de las reuniones paritarias. Su respuesta: no se pueden corregir problemas estructurales en medio de la pandemia y que a la Canasta Básica se alcanza si también labura el “marido” de la maestra, que el gobierno estaba ofreciendo un aumento salarial por encima de la inflación y muy superior al de otros gremios.
La respuesta que obtuvimos de parte del Ministro fue toda una confesión. En primer lugar, porque da por hecho que en la paritaria no entra en discusión nuestro rol como intelectuales. Esto es lo que queremos poner sobre la mesa cuando denunciamos que con salarios de pobreza no podemos educar. Yendo a 6 u 8 escuelas para ganar el mango o trabajando dos o tres turnos no se puede educar. Por eso, por más que el Ministro plantee que vamos a ganarle a la inflación, no puede ignorar que en términos históricos nuestro salario continúa su caída. Dicho sea de paso, es también su responsabilidad, puesto que la Renovación gobierna la provincia hace 20 años y siguió al pie de la letra las políticas de ajuste de kirchneristas y macristas. Es decir, él es tan responsable como sus antecesores de ese problema estructural. Con la pandemia pasa lo mismo. Las consecuencias de la pandemia, y de la agudización de la crisis, las sufrimos principalmente los trabajadores y son responsabilidad del gobierno, tanto de los Fernández como del de Herrera Ahuad. Según datos del Indec, la pobreza en el aglomerado Posadas es del 33,6%, la indigencia del 14,8%[1] y el desempleo del 22,85%. Ojo, estamos hablando de mediciones conservadoras, las reales son mucho peores. Lo que Safrán dijo, básicamente, es que sobrevivamos como podamos. Por último, pero no menos importante, su declaración invisibiliza el trabajo doméstico impago. Según el último CENPE de 2014 el 76% de la docencia en el país son mujeres. Muchas de las maestras son sostén de hogar y muchas, además, conforman hogares monomarentales, es decir, en términos de Safrán, “no hay marido”. Parte del cuadro de un feminismo cero es como dijimos la invisibilización de las tareas de cuidado que el patriarcado impone a las mujeres. El patriarcado impone que ser mujer docente, implica también el trabajo doméstico, cumplir con las tareas de cuidado y crianza de los niños. ¿No nos cree? Vale un dato, durante la virtualidad impuesta por la pandemia el 95% del acompañamiento escolar fue realizado por mujeres. Con esto no estamos avalando esta situación, sólo estamos describiendo un hecho de la realidad: el patriarcado existe. La compañera que está leyendo estas líneas ya sabe lo que la Renovación, por boca del Ministro Safrán, espera de usted: siga siendo pobre, mande a su marido a hacer changas -si no tiene uno, consigalo- y continúe haciendo ese doble o triple turno entre el trabajo docente con salario de pobreza, la tarea con el nene y el trabajo doméstico. No olvidemos también todo el trabajo docente impago que se realiza en el seno del hogar. Si le queda tiempo después viva…
Un balance realista
Quienes integramos la Corriente Nacional Docente Conti-Santoro firmamos el acta acuerdo especificando que lo hacíamos por mandato de la asamblea. Correspondía hacerlo así debido a que fuimos partícipes de las jornadas de lucha que se desarrollaron en el primer semestre y porque, como lo dijimos en su momento, no estuvimos de acuerdo con firmar por debajo de lo votado en febrero. No porque defendamos la propuesta del básico de $18.600 sino porque consideramos que seguimos en el tobogán descendente del salario, celebrando recomponer un poco de todo lo perdido. Para más, ese poco recuperado es efímero, ya que la inflación en breve otra vez hará bajar nuestros salarios. Se consolida entonces que un docente que recién inicia su labor cubra entre el 40 y el 50% de una CBT, y que recién trabajando 10 horas diarias, durante más de 15 años, apenas consiga cubrir sus necesidades biológicas. Para ambos casos, hay que olvidarse de la posibilidad de formación intelectual. Por eso, no podemos tener discursos grandilocuentes sobre el desenlace de esta paritaria. Para eso ya está UDPM y el gobierno, que aseguran que hubo un 70% de aumento en el año o que está bien “ganar” $48.000 por trabajar 4 horas. El gobierno y su burocracia sindical festejan la pobreza porque es su política. Tampoco podemos conformarnos acercarnos a una meta ya de por sí baja. Eso también es síntoma de que nosotros mismos nos acostumbramos a ser pobres. La realidad es que nuestro salario apenas si se movió unos centímetros y que no vamos a revertir casi 90 años de caida salarial con pequeñas victorias que duren apenas unos meses. La fragmentación de nuestros salarios en decenas de ítems, la inclusión de sumas en negro, son también expresión de esta degradación. Nuestra posición parte de la base de recuperar el mejor valor histórico del docente sin antigüedad, con un salario que reconozca nuestro trabajo como intelectuales. A partir de allí reconstruir hacia arriba. Sólo lo vamos a lograr cuando luchemos por un salario inicial igual a dos canastas básicas totales.
[1] https://ipecmisiones.org/sociedad/condiciones-de-vida/pobreza-e-indigencia/multicausal/aglomerado-posadas-4-trimestre-2020/