“La unidad requiere derrotar a los que quieren dividir”

en El Aromo nº 85

DSC_0723_optExtracto de la charla “El FIT frente a las elecciones”, en la que participaron Gabriel Solano (Partido Obrero) y José Castillo (Izquierda Socialista)

Como ya es tradición de RyR, organizamos este año una charla con los tres partidos que conforman el FIT. Desde hace años, invitamos a debatir a los partidos que a nuestro juicio representan la vanguardia de la clase obrera argentina. Sin embargo, sin mediar comunicación previa, el sábado a las 11, el horario en que debía comenzar la charla, se hacen presentes unos compañeros del PTS para informarnos que Patricio Del Corro (dirigente de ese partido que con semanas de antelación había confirmado su presencia en la charla) no iba a asistir porque se le había superpuesto otra actividad. Como resultado, el PTS estuvo ausente en la charla. Aquí les presentamos un extracto de lo que se debatió.

Eduardo Sartelli: Voy a explicar brevemente la escena lamentable que tuvo lugar acá.1 Ustedes saben, porque se lo hemos dicho, que hace dos meses hemos planificado esta actividad. Hace un mes que la venimos fogueando, hace dos semanas que tenemos a todo el mundo confirmado. Ayer a la noche nos llama Christian Castillo diciéndonos que no podía ser que hubiera uno del PO, uno de IS, uno del PTS y yo, porque eran 3 contra 1. Así que demandaba que hubiera dos miembros por el PTS en la mesa. Le aclaramos que yo no iba a intervenir en el debate como otras veces, que iba a ser simple presentador, porque entendía que dada la situación no era un debate en el que yo tuviera que participar, sino que era importante que oyéramos a los compañeros. Por lo tanto no era 3 a 1. Insistimos con este punto, nos volvieron a llamar, ida y vuelta, una discusión muy lamentable, al estilo Moria vs. Carmen. Ante la insistencia, consultamos a los otros panelistas, que se opusieron. En esa instancia, Patricio Del Corro, que era la persona que tenía que venir, aceptó pero dijo que iba a denunciar públicamente esta situación. No pusimos objeciones a tal planteo, porque cada uno tiene derecho a decir lo que quiera. Ahora nos enteramos, porque vienen estos dos compañeros, que Del Corro no puede venir porque se le superpuso otra actividad militante. Eso es una falta de respeto que yo no se la acepto a nadie. Es una falta de respeto a nosotros, que armamos la actividad, a ustedes, que están acá presentes, es una falta de respeto a sus compañeros del FIT que vinieron a debatir. Y esa es la razón por la que les pedí que se fueran, porque yo no acepto cualquier cosa. Si los compañeros del PTS tienen un mínimo de respeto por la discusión, por el debate, vienen, se sientan acá y dicen lo que se les da la gana, como siempre. Siempre los hemos invitado. Absolutamente siempre a todas las actividades. Siempre les hemos dado el lugar que a nuestro juicio les corresponde. Pero este tipo de actitudes no se las acepto. Y mucho menos que me vengan a patotear en público. Por lo tanto, yo lo lamento, pero el debate va a ser así. Es triste, pero es así.2

José Castillo: Primero y principal, el lugar del FIT en la política argentina hoy, eso es lo que tenemos que discutir. El FIT se constituye en el año 2011, sobre lo que nosotros entendemos son pilares muy sólidos, a pesar de las heterogeneidades y las diferencias de sus componentes. O sea, un programa común, un diagnostico común de la realidad, de las perspectivas y las tareas. ¿Cuáles son esos pilares básicos de los que los 3 partidos fundadores del FIT estamos de acuerdo? Lo primero es que todo lo que hacemos está en el marco de una tremenda crisis económica mundial, que nosotros la caracterizamos y la definimos como una crisis del capitalismo, que expresa cosas muy profundas, que no se resuelve. O sea, muta en sus formatos, inclusive en los lugares donde se transforma más aguda. Ahora tenemos la crisis griega plantada arriba de la mesa en estas semanas. Y la gran conclusión, que viene incluso de antes que exista el FIT, porque la crisis es de 2007, es que se quiere que la paguen los trabajadores. Hay una puja alrededor de esto. Nosotros decimos que la paguen los capitalistas. El segundo punto es la caracterización del kirchnerismo. El kirchnerismo no es ni el gobierno nacional y popular, ni el gobierno progresista, ni el gobierno semi progresista al cual se le apoyan unas cosas sí y otras no. Para nosotros, digo para todos los compañeros del FIT, el kirchnerismo es el gobierno que más deuda pagó del ‘83 para acá. Era mentira lo del desendeudamiento, era mentira lo de la industrialización, lo de la distribución de la riqueza. Es el gobierno que mantuvo la tercerización y el trabajo en negro. También es el gobierno de Milani y el proyecto X, el responsable de la muerte de Mariano Ferreyra, de los 5 mil compañeros procesados. O sea, a lo largo de estos 12 años los tres componentes del FIT hemos sostenido una crítica sistemática al kirchnerismo y una delimitación muy clara de sectores que proviniendo del tronco de la izquierda o se hicieron kirchneristas o adoptaron esa posición intermedia. Claramente, el FIT nunca tuvo ninguna duda con respecto a esto. Y tercero, era sobre la caracterización del kirchnerismo ya en el 2011. El FIT se construye en el 2011 y en su primera elección el kirchnerismo saca el 54% de los votos. Y contra ese espejismo del 54% nosotros sosteníamos que era un gobierno débil, que estaban expresadas un montón de contradicciones. Es más, que había elementos que recién aparecían como contradicciones nuevas en el kirchnerismo, como gobierno, como régimen político que apareció después del 2001 para reconstruir el régimen burgués después del Argentinazo. Ese gobierno había tenido viento de cola hasta 2007 y después zafó con cajas como la del ANSES, del Banco Central. Todo eso se le acababa, se le acababan incluso sus propias cajas. Iban, por así decirlo, quemándolas. Todo ese camino que va llevando a los vericuetos de la coyuntura, a esta realidad que pone arriba de la mesa un cambio de gobierno donde el que venga, Scioli, Macri, Massa, tienen planteada la tarea central de largar un feroz ajuste. Porque todas las variables que colocó el kirchnerismo son de crisis. Entonces estos tres elementos, son los pilares básicos de acuerdo y diagnóstico.
En un segundo nivel, había para mí otros dos acuerdos. Primero, la importancia de la unidad de la izquierda. Es verdad que a esta definición, “unidad de la izquierda”, llegábamos los diferentes componentes, de distintos balances. Acá con los compañeros del PO tenemos un matiz para atrás: qué pasó con las unidades de la izquierda anteriores. Todos reconocíamos que el FIT era construir una personalidad que superaba a sus propios componentes. Inclusive que los éxitos políticos del FIT no hubiesen existido si estábamos por separado. Y también acordábamos que las PASO eran parte de una reforma política reaccionaria que buscaba proscribir electoralmente a la izquierda. Yendo más a fondo, resolver una anomalía del sistema político, del régimen político argentino, abierto en el ‘83. La izquierda revolucionaria ha vivido mucho tiempo de proscripción, persecución. Del ‘83 para acá, la izquierda revolucionaria arma listas, se presenta a elecciones, tiene locales. O sea, esa anomalía comparada con la historia anterior, que tiene que ver con las relaciones de fuerza construidas después de la dictadura. Los que militamos en corrientes internacionales, que tenemos relaciones con partidos en otros países, sabemos la dificultad que tiene la izquierda trotskista acceder a presentar listas electorales. La verdad, es la minoría de los lugares donde esto se logra. Bueno se quería colocar a la Argentina en ese lugar. Por lo tanto, había que dar una respuesta política frente a las PASO.
Todo esto se puede decir, pero uno es un chanta si después de decir todo eso no resuelve en concreto cuáles son los problemas que hay en la vida política cotidiana de los partidos. Entonces, ¿qué hacemos? Un método para resolver esto: respetar las relaciones de fuerza entre los partidos que constituían el FIT a nivel general, y a nivel de los distritos. Inclusive nosotros hicimos una propuesta en aquel momento que era que el PO tuviera la presidencia, el PTS la vice presidencia y después en los distritos una especie de polígono, que consistía en que en Bs. As. y CABA encabezaba el PO, que en Córdoba encabezaba IS y en Neuquén el PTS. Señalando las cuatro provincias donde la izquierda tenía un peso y jugaba de verdad. En la elección del 2013 se agrega Mendoza, donde también el PTS encabeza. O sea, un reparto a partir de relaciones de fuerza que le permitía a todos los componentes tener una presencia importante. Y el otro elemento central era que todos los componentes del FIT participaban colectivamente en los cargos que se obtenían, por medio de un mecanismo novedoso, que era el mecanismo de la rotación: salía un legislador, se dividía el tiempo entre los 3 componentes y el trabajo que surgiera de ese cargo se hacía de forma conjunta.
¿Tenía debilidades el FIT en ese recorrido? Sí, muchísimas. Sintetizando, éramos partidos distintos, con historias distintas, con diferencias no procesadas de muchas cosas, altos grados de desconfianza, distintas formas de intervención, en la lucha sindical, en la lucha estudiantil. Esto último lo hemos debatido a propósito de si era posible hacer un partido único. Todo eso sucedía, existía y no dejó de existir. Tuvimos un debate en el 2014, después del gran éxito del FIT. ¿Cómo se entroncaba ese gran trabajo político de la izquierda con el otro gran trabajo político que venían haciendo los partidos políticos del FIT, previo inclusive sobre el movimiento obrero, sobre la nueva vanguardia, el sindicalismo combativo? Nosotros diferimos con el PO sobre qué había que hacer con eso. Lanzamos el Encuentro Sindical Combativo. Había un hecho importante: el Perro Santillán al final del 2013 había hecho los primeros guiños de acercamiento al FIT. Había montones de agrupamientos. Y ahí tuvimos una diferencia. Nosotros dijimos: vamos a un agrupamiento más amplio. Los compañeros del PO largaron esto de “la unidad del movimiento obrero y la izquierda”. Esa fue la discusión del 2014. Yo acá quiero reivindicar un método, y esto es importante para ver la crisis actual. Nosotros nos peleamos, no tenemos miedo a las peleas, a escribir cosas en los periódicos, explicando para un lado y para el otro. Nosotros fuimos al Congreso del PO en el año 2014, subimos al escenario y dijimos qué pensábamos que era el Encuentro Sindical y que nuestro objetivo era convencer a los compañeros que no estaban en el FIT de que estén en el FIT. Más allá del balance, quiero rescatar esto del método. Nosotros no escondemos las diferencias, vamos para adelante y vemos después qué es lo que surge.
Entonces, vamos al tercer y último punto. La realidad, no importa por qué, yo pienso que por una cosa y Gabriel piensa que por otra, es que terminando el año 2014 y entrando el año 2015, compañeros que no estaban en el FIT, que no provenían de las tradiciones del trotskismo, que muchas veces habían tenido posiciones abstencionistas en lo político en los años anteriores, o que directamente venían de otras tradiciones, teniendo muchísimas diferencias en muchos puntos, aceptan confluir, entrar, apoyar al FIT. Aceptando el programa del FIT, no solo en el sentido de lo que está escrito, sino aceptando en los hechos la hegemonía de las fuerzas que dirigen el FIT hoy. Los compañeros de lo que hoy es Pueblo en Marcha, la Darío Santillán, el Perro Santillán, en una confluencia a partir de la provincia de Jujuy, compañeros de una escisión del PCR, es decir que vienen del maoísmo, a nivel sindical los compañeros de Rompiendo Cadenas. Esto para nosotros es muy importante porque refleja algo mucho más profundo acerca de un FIT que tiene que ser más fuerte, que tiene que ser más grande, que tiene que darse los dos grandes desafíos que tiene planteados ahora: cómo estamos más fuertes para enfrentar el ajuste que se viene, para la crisis más general que se está incubando, que si queremos las podemos sintetizar en las posibilidades de un nuevo Argentinazo, para que cuando venga exista efectivamente una alternativa política de la izquierda, de los trabajadores, que dispute pelear por el poder. Eso es lo que planteamos.
La estación “elecciones 2015” es eso. Por eso nos preocupó lo que empezó a pasar al final del año 2014. Ya estaban lanzados Scioli, Massa, Macri y teníamos que salir a dar la disputa en primera división. Y ahí es donde, lamentablemente, los compañeros del PTS empezaron a plantear otra perspectiva. En las dos dimensiones del juego. Por un lado, en el cuestionamiento a esos pilares iniciales y, por lo tanto, planteando que había que modificar esos lugares que armaban el entramado básico del frente de izquierda, con la candidatura del compañero Del Caño. Planteando desde el mes de octubre: esto tiene que ser así, o si no queda para resolverlo el mecanismo de las PASO. Insistimos muchas veces: cuidado con esto, lleguemos a un acuerdo, larguemos la campaña. Aunque no estemos de acuerdo, aceptamos el planteo de los compañeros de resolverlo en las PASO, como mecanismo para ordenar las candidaturas sin hacer ningún drama. Y el otro tema es que nosotros estamos plenamente a favor de integrar a los compañeros de estos otros agrupamientos y los compañeros del PTS plantean cerrarse en un FIT pura y exclusivamente trotskista, vamos a ponerlo en esos términos. Creo que ese es el punto, en el cual aparece planteada la diferencia. Yo cierro diciendo, para nosotros la campaña, de acá al 9 de agosto, ya es la campaña, contra los tres candidatos del ajuste. Nosotros no vamos hacer una campaña por las PASO contra el PTS, es lo último que queremos hacer. Es más, en las listas del PTS hay compañeros valiosos, se van a integrar por el mecanismo proporcional después del 9 de agosto en los lugares de las listas, según de lo que resulte en la elección. Nosotros llamamos a votar al FIT, y por sobre todo, a prepararnos para la gran pelea que es la que se viene, contra el ajuste que va a empezar con todo después de diciembre.

Gabriel Solano: Primero, sobre este incidente, no quiero eludir la complicidad. La compañera Julia [de RyR] me llamó a la noche y me dice ‘paso esto…’. En el apuro para ver el partido, estaba en el tris de decirle ‘no importa, que venga cualquiera, 14…18’. Pero después razoné en que había que ser responsable y que en el FIT hay tres partidos, y si cada partido tomó una decisión, tiene que plasmarse en la mesa que han convocado los compañeros de Razón y Revolución. Como es una actividad que organizan los compañeros, y a la cual agradecemos la invitación, lógicamente son ellos los que deciden, pero yo entiendo que hay una forma, una organización y se tiene que respetar. Segundo, esto es un tema sutil, pero no es sutil, menos cuando estamos en una elección, les pido que actuemos seriamente, porque si actuamos seriamente, vamos a ser tomados seriamente por los trabajadores y si actuamos por forma chiquilina no nos van a tener en cuenta. Cuando compañeros comprometen su participación, participan los compañeros que comprometieron su participación. Lógicamente, si el compañero tuvo un accidente, pasó algo inesperado, tampoco somos tan rigurosos. Pero si eso no ocurrió, que vengan los compañeros que se comprometieron. Estamos en una campaña electoral, y si yo encabezo una lista de diputados, quiero saber con quién voy a discutir. Si alguien viene a armar una provocación, tiene que ser un compañero que pague políticamente por esa provocación, y si viene un compañero que nadie sabe quién es, el costo político es cero, no jugamos lo mismo en una mesa. Nosotros vamos a un debate y jugamos lo mismo en una mesa. Hay un acuerdo, hay un compromiso, si eso no se valora… Ustedes se dan cuenta que los problemas del FIT están reflejados en esto, en chiquitito, pero vale. Entonces me parece un tema no menor. No juguemos y cuidemos al FIT. En los debates del FIT somos tres partidos que hay una mesa nacional del Frente de Izquierda, organizaciones serias y pido que actuemos de esa manera. Sería muy negativo, en primer lugar para el PTS, que venga a una actividad convocados los tres partidos del FIT a plantear una provocación. Que cada uno diga lo que quiera pero esa es mi posición.
Voy a ir al debate. El punto clave que yo quiero destacar es el siguiente: el FIT es la conclusión de un largo proceso político de delimitación en la izquierda argentina. No es el punto de partida, es un punto de llegada, y como todo punto de llegada se da un nuevo punto de partida. Hemos llegado acá como consecuencia de una batalla política. Uno puede darse cuenta que en el FIT están las organizaciones que en el pasado eran minoritarias en la izquierda argentina, Las mayoritarias eran otras, y tenían otra estrategia política claramente explicitada. A las organizaciones que defendemos los planteos que tiene el FIT se las imputaba en el pasado por ‘sectarias’. Ese sectarismo parecía casi una enfermedad intrínseca de la que no se podía salir, y que incluso inhibía la posibilidad de un desarrollo político, especialmente en el terreno electoral. Y otras organizaciones, por el contrario, sabían leer cómo es un proceso electoral, el problema de la unidad de la izquierda tomado genéricamente. Hubo una polémica política muy larga en las elecciones de 2003. Todo ese debate de la izquierda es un hecho político relevante porque había una posibilidad para la izquierda. Fue después de las elecciones del 2000, que en la capital habíamos sacado el 20% de los votos las diferentes fuerzas de izquierda, y después de una rebelión popular, donde el que ganó tenía el 20%. Estuvo todo eso, pero se disipó. En las elecciones del 2003 nos fue mal. Empezó una pelea política, que venía de antes, porque esas alternativas que nosotros llamamos democratizantes, de conciliación con el capitalismo, se impusieron durante mucho tiempo en la izquierda. El FIT que se formó en el 2011 era la superación de esas experiencias de la izquierda. Después de esta pelea, el sector que era caracterizado como popular quedó reducido a su mínima expresión. Cuando uno mira retrospectivamente, ve que por ejemplo, el Partido Comunista, hoy es kirchnerista. Los compañeros del MST tuvieron su delimitación interna, y lo que siguió siendo el MST terminó en experiencias políticas estrafalarias.
Uno no puede presentar la historia de una manera indeterminada, como si no hubiesen ocurrido acontecimientos políticos objetivos que fueron determinando el curso de la izquierda argentina. Eso explica lo que antes decía José: cuando uno ve el mundo, no se ve lo que hay en Argentina. En Argentina hay una izquierda revolucionaria, por encima de lo que ocurre en el mundo. Acá tenemos un hecho que ha sido importante, y tiene una determinada dirección. Este trabajo estuvo centrado en un pronóstico: que la bancarrota capitalista iba a producir un ascenso de la izquierda. Es decir que lo que era un hecho objetivo, por llamarlo de un modo, iba a tener un impacto subjetivo. Y que esto no era argentino, era internacional. Esto enfrentaba otras caracterizaciones, las que nunca iba a ver una bancarrota capitalista, y otras que admitiendo que podía darse una bancarrota capitalista decían que no importa, que el capitalismo siempre se reconstruye. Las crisis capitalistas no son todas iguales. No es lo mismo una crisis en el esplendor del capitalismo, que en su proceso de descomposición. En el capitalismo, siempre las crisis fueron un factor revolucionario. Para nosotros ya en una etapa de descomposición, la bancarrota capitalista produce un cambio en los trabajadores. Y uno lo ve en el mundo, porque finalmente Syriza y Podemos son un producto de la bancarrota capitalista. Solo que son resultados distintos, porque las bancarrotas capitalistas no operan en una hoja en blanco, operan en un terreno concreto. Y ese terreno concreto fue determinado por luchas políticas concretas. En el caso de Argentina, nosotros creemos que fue determinado por una lucha previa de un sector de la izquierda, contra la política de conciliación de clase.
Ahora, ¿cómo creemos nosotros que hay desarrollar el FIT? El método que nosotros entendemos es el de frente único. El frente único no es cualquiera cosa. Para nosotros es tal cuando enfrenta el capitalismo. En cada escala de la lucha tiene que estar vigente el principio de la lucha de clases y la lucha anti capitalista. Entonces es falso que pueda hacerse un frente único sin una base programática, y sin los principios estrictos que defienden los marxistas, si una fracción que participa de ese frente único no tiene las mismas conclusiones de quienes lo están impulsando. Para nosotros el frente único es la piedra angular con la cual tenemos que desarrollar el FIT en todo este proceso político. ¿El frente único tiene límites? Por supuesto. En la medida que no es un solo partido, quiere decir que todavía hay divergencias de fondo, que dan cuenta de una heterogeneidad importante. En un momento determinado de una lucha se tiene que manifestar. Lo que ocurre es que nosotros tenemos que atravesar todas las experiencias del proceso político. Nosotros entendemos que en toda una fase está planteada la cuestión del frente único. Primero, porque tenemos que juzgar las diferencias que tenemos en la propia realidad. La experiencia del Partido Bolchevique, en particular entre Lenin y Trotsky, es lo más concreto de cómo se valoran las divergencias en cada situación. Se odiaban y se decían cosas que nunca nos dijimos nosotros en el FIT, eran expresiones realmente duras. En un momento juzgaron que esas divergencias ya no estaban. Entonces hay que juzgar las divergencias en un sentido concreto, y viendo si todavía tiene esa divergencia en la actualidad, o han sido removidas por esas situaciones.
Esto tiene que ver con el desarrollo del FIT. Decía José que hubo una divergencia importante en el año 2014. Nosotros, cuando se convocó al encuentro Sindical Combativo, en Atlanta, teníamos una propuesta distinta, que fue discutida en la mesa del FIT. Nuestra propuesta era que el FIT convoque. Los compañeros de IS y PTS estaban juntos en esa posición. Entendían que si el FIT era convocante, era un ultimátum a los compañeros que no eran del FIT. De parte nuestra entendíamos que no, porque nosotros no le reclamábamos a nadie que firmen las afiliaciones al FIT, porque no es un partido, sino que tomábamos la iniciativa en la cual, los principios políticos del FIT organizaban a una fracción del movimiento obrero. En esto no tuvimos un acuerdo. Nosotros teníamos una crítica de fondo, donde veíamos dos peligros, en ese encuentro de Atlanta: uno era un armado rival al FIT, y el otro, es que ni siquiera era un frente único, porque eso no se manifestaba en un trabajo común en los sindicatos, en las fábricas, en las comisiones internas. Luego, ese encuentro de Atlanta se dividió rápidamente, ya no por culpa del PO, porque nosotros como no fuimos, nadie nos puede culpar de nada. Bastó con que estallen algunas huelgas en Zona Norte, para que un sector lo declare caduco. Me refiero, en este caso, al PTS, que se fue del encuentro de Atlanta después de habernos acusado a nosotros de que lo queríamos sabotear. En ese punto, nosotros entendemos que nuestra caracterización fue justa.
Segundo, en relación a la evolución política, ocurrió lo siguiente. Nosotros pensábamos que tenía que convocarlo el Frente de izquierda. Los compañeros, que no. Lo cierto es que una parte importantísima de los que fueron ahí, luego se pronunciaron por el Frente de Izquierda. Acá se nombró al Perro Santillán. La lista nuestra, para las elecciones de las PASO, la integra como quinto candidato en la Provincia de Buenos Aires, Senior, que es uno de los máximos dirigentes de Rompiendo Cadenas. Estuvo ahí en Atlanta. Y así, gente de ese tipo, que se vinieron al Frente de Izquierda. Nosotros hicimos una propuesta alternativa, que yo la anuncié acá el año pasado, y Eduardo dijo que le parecía interesante, que era hacer un congreso del movimiento obrero y la izquierda. Y hubo también un debate en la mesa del Frente de Izquierda. Y cuando nosotros concluimos que no iba a ser posible convocarlo en forma unánime, lo hicimos por nuestra cuenta, invitando igual a todos los compañeros de otras organizaciones que querían venir. Los compañeros de IS vinieron y hablaron. Pero estuvieron compañeros, creo, de todas las fuerzas con excepción de una: los compañeros del PTS, que no quisieron venir. Distinto a eso, días previos a nuestro encuentro, lanzaron la candidatura de Nicolás del Caño como candidato a Presidente. Que, lógicamente tienen el derecho, pero claramente era una política distinta a la de fortalecer el frente único, en relación a la iniciativa que habíamos tomado nosotros y que notábamos que tenía una atracción. Porque, finalmente, todos los compañeros que habían venido a Atlanta o habían venido a nuestro encuentro, estaban dispuestas a participar en una línea del Frente de Izquierda. Los compañeros de IS propusieron, y votamos en el Luna Park la propuesta de ellos, hacer un acto en marzo y anunciar todas las candidaturas. En marzo no hubo un acto para anunciar todas las candidaturas. Se nos mandó un reglamento para las PASO. Y nosotros pensábamos que iba a ocurrir un hecho que finalmente ocurrió. Nosotros no queríamos ir a las PASO. Se nos forzó una situación. Después de que dijimos “vamos a las PASO”, empezaron propuestas unitarias que llovían todo el tiempo. Es decir, lo que comúnmente se llama “te corro con la vaina”. Eso no es frente único. Y en el medio de la propuesta unitaria, ocurre un hecho brutal: una nueva usurpación en el Congreso de una banca conquistada por el FIT en la Provincia de Buenos Aires. No lo podíamos creer. Había un bloque del FIT de dos diputados. Porque el PTS dijo: “hacemos nuestro bloque del PTS con la banca de Mendoza”, conquistada por el FIT. Ahora, Pitrola rota, como está establecido en los acuerdos del FIT, y la banca se va del FIT al bloque del PTS. ¿No podemos tener ni siquiera un frente único en el terreno donde dominan nuestros enemigos, donde la clase capitalista concentra sus cuadros para legislar contra la clase obrera? Es decir, que la ruptura del FIT se la llevó hasta el lugar donde uno tiene que defender la unidad en el terreno más preciado, porque es el terreno del enemigo. El terreno dominado por la clase capitalista. Una cosa que nos pareció brutal. Dijimos “miren, compañeros, si no cesan en esta usurpación, toda propuesta unitaria es un encubrimiento. Cesen la usurpación, y discutimos.” Porque, finalmente, las candidaturas con las que nos querían correr con la vaina durante mucho tiempo, después ninguna más la reclamaban. Y si alguien reclama durante mucho tiempo, e impide que un frente se forme reclamando cosas, y después las baja todas, ¿cuál es la conclusión? Que el reclamo no era consistente. ¿Y quién te dice que no es consistente el reclamo? Quien hizo el reclamo, porque ya no lo sostiene más. Pero no es un problema de candidaturas, sino la defensa del frente único.

JC: La cuestión que se orilló al comienzo, que tenía que ver con el incidente, me lleva a una reflexión, que la dije muy rápido en la charla, vieja discusión con Eduardo, alrededor de otro tema que ahora no apareció. Cuando recién había nacido el FIT, estaba el debate de hacer un partido único o no. Los que venimos de la tradición bolche, cuando decimos partido decimos: centralismo democrático, unidad. Eso no lo vemos viable por muchos elementos que hacen a lo que es un programa más allá de las consignas propiamente. Pero también yo insistía mucho con que el centralismo democrático, o sea, la discusión, la elaboración, la disciplina de cuando uno acepta someterse a una posición minoritaria, depende de algo muy fuerte que tiene que ver con lealtad y la confianza. Nosotros con los compañeros del Partido Obrero tenemos diferencias y como siempre decimos no tenemos problemas en que las diferencias se discutan, es más, queremos que se discutan. No nos asusta que dos periódicos del FIT polemicen fuertemente. El punto es, ¿cuál es el marco donde se da esa cuestión de confianzas y lealtades? Y ahí, efectivamente, las maniobras son las que generan el problema. Efectivamente, un primer paso es poder construir en la práctica lealtades y confianza. Nosotros podemos estar de acuerdo en un montón de cosas, que es básico, inclusive -como decíamos con Gabriel- sin acordar como llegamos a eso, llegamos a eso y luego proponemos un método concreto para resolver los problemas concretos. Estos que hemos contado y 14 mil más que ustedes no conocen. Creemos que ahí hay un punto muy serio en la discusión. Desde Izquierda Socialista estamos un poco preocupados por la deriva de algunos planteos del PTS. Más en cómo están planteados que en los planteos en sí mismo. Cuando fue la discusión en el año 2013 sobre las bancas parlamentarias, dijimos que había que armar un único bloque en la cámara de diputados de la Nación. Los compañeros del PTS dijeron que iban a armar dos. ¿Cuál es el argumento que daban los compañeros del PTS en ese momento? Decían que si armábamos dos bloques, teníamos dos presidentes de bloque y más tiempo para hablar. A nosotros nos pareció incorrecto pero tenía una lógica, por eso se arman dos bloques. Pero fíjense cuál es el problema: ahora asume Myriam y la banca del FIT en la provincia de Buenos Aires es sacada del bloque Frente de Izquierda. Uno podría decir que sigamos con la lógica de tener más tiempo, Myriam hubiera armado un tercer bloque, entonces teníamos más tiempo todos. Tres bloques, con tres presidentes de bloque y hablamos media hora. Pero no se hizo eso. Se sacó la banca de ahí y se la puso en la banca del PTS. O sea, era falsa la discusión de tener más tiempo. Lo que había en juego era “tengo un bloque PTS”. Creemos que está mal el planteo que venimos escuchando desde el año 2013 por parte de los compañeros del PTS que las PASO son un mecanismo interesante para dirimir candidaturas en el FIT y nosotros dijimos que no lo eran. Presentaron un reglamento, incluso, de cómo hacer la interna. Tienen derecho de hacerlo, pero está mal políticamente. ¿Qué sucedió? Una cosa es la discusión política y lo otro es la maniobra, porque después de sostener esto durante meses, se hizo la discusión de que Del Caño es el candidato joven, de que Altamira no iba más, etc., etc. Se lanza la candidatura Altamira-Giordano y automáticamente empiezan a aparecer las cartas que van y vienen. Creemos que es una maniobra diciendo que los que querían las PASO éramos nosotros cuando está escrito lo contrario.
Detrás de esto efectivamente nosotros creemos que hay una concepción de qué es el FIT, donde los compañeros del PTS lo ven más como un lugar de lucha interna y nosotros lo vemos más como un lugar de intervención hacia afuera. Nosotros creemos que el FIT ha sido un gran salto en el terreno de la unidad de la izquierda.

GS: Las elecciones son la lucha de clases y sus derivaciones inmediatas abarcan todos los terrenos políticos. ¿Cuál es el límite entre las elecciones y la lucha de clases? Depende de cómo uno encare la cuestión. Si uno hace una elección con planteamientos meramente electoralistas, obvio. Si uno destaca en una elección la edad del candidato, no tiene derivaciones revolucionarias. Pero si uno destaca en una elección el contenido de clase de esa pelea política y un programa, sí lo tiene y se permiten conquistas de este tipo. Cada elección es cada elección. En Salta, el proceso empezó con la lucha del movimiento piquetero en el norte provincial, de los petroleros, cuando la dirección del Partido Obrero es encarcelada clandestinamente. Fueron 20 años y luego hubo elecciones que hasta le ganamos a Romero, el que nos metió en cana. Por lo tanto, yo veía en el análisis electoral que compara Mendoza vs. Salta… Hay que volver al marxismo, o sea, usar el balero y no contentarse con comparar guarismos electorales sino los contenidos de esos procesos políticos. Esto lo digo porque acá una compañera planteó que en Salta los compañeros del PTS conquistaron la legalidad a último día y el PO no los integró. El FIT está en 20 provincias, si no me equivoco el PO e IZ están en 19, los compañeros del PTS en 11. Y hay 24 distritos. Uno se legaliza dónde quiere porque la libertad es libre. Ahora bien, si alguien consigue la legalidad el último día y en el único distrito en donde consiguió la legalidad en los últimos años es en Salta, justamente dónde están las espaldas bien cubiertas, dado que nos falta por ejemplo Entre Ríos, que es una provincia importante y otras… Nosotros no podemos cambiar nuestra forma de presentación ante el pueblo. El PO está metido en una batalla política brutal en Salta. ¿Ahora desapareció el PO en el FIT faltando un día? No. Las construcciones políticas no son sellos electorales, no alcanza con que un juez meta un sello que diga “aprobado” cuando hay décadas de lucha, presos, conflictos sociales. Los frentes son de militancia real, eso es un principio socialista mínimo. No puede haber un frente entre luchadores y un sello. Hay fuerzas sociales militando, hay frente, si no. Dentro de 2 años, cuando existas, hacemos frente, si no, no.
Acá se mencionó el episodio de Artemio López y Miriam Bregman en Intratables.3 El hecho que quiero destacar es que un sector del kirchnerismo quiere tomar partido en la interna del frente de izquierda. Acá yo destaqué que el FIT era una batalla política de muchos años. Y nosotros hemos batallado contra el kirchnerismo. Nosotros no queremos dejar de ninguna manera la polémica contra el nacionalismo burgués, que es el responsable de las principales derrotas de nuestra clase obrera, fueron los que armaron la Triple A, los que prepararon el golpe militar del 76, fueron los que entregaron a la clase obrera argentina en el 55 con la Libertadora. Nosotros queremos dar esa batalla hasta el final. Por eso semejante bronca de estos tipos contra nosotros. Cuando Néstor Kirchner hizo la reforma electoral en Santa Cruz para armar un régimen despótico, establece diputados por pueblo, ley de lemas. Sacamos el 25% de los votos como PO en el norte de Santa Cruz, Caleta Olivia, Pico Truncado, Las Heras. Y no tenemos diputado porque es imposible. Los únicos 2 diputados que votaron en contra de la constituyente que se hizo eran del PO en Santa Cruz, año noventa y pico. Es una batalla de muchos años. Uno ve cómo están actuando muchos grupos (Télam, Spolsky) y no ve un trato igualitario. Cada uno sacará sus conclusiones. Lo advierto porque acá está en juego el futuro del FIT. No estamos solamente en un orden de listas, porque si se impone en el concepto de que el FIT es un terreno de disputas y no de frente único, chau FIT. Se acabó. Yo destaqué los límites del frente único y dije por qué es necesario atravesar toda una experiencia política con esos límites a cuestas. Acá hay un problema de razonamiento dialéctico mínimo: el frente único requiere derrotar al faccionalismo, si no prima el faccionalismo y se derrota al frente único. La unidad requiere derrotar a los que quieren dividir. Me parece fundamental expresar las cosas con claridad. Para nosotros en esta interna está en juego el FIT y llamamos a concentrar el voto para que el FIT emerja más fuerte después de estas PASO.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

*

Últimas novedades de El Aromo nº 85

Ir a Arriba