La silla que los espera. Respuesta a la «respuesta» de Matías Maiello acerca de las excusas morenistas del PTS

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Por Eduardo Sartelli

La respuesta de Matías Maiello, como la carta inicial que nos enviaron intentando explicar por qué se borraban, menos de un día antes, de las mesas de debate de las Jornadas de Razón y Revolución, encubre una serie de problemas que van desde las banalidades más absurdas hasta cuestiones de máxima importancia para la tarea de la izquierda revolucionaria en la Argentina actual. Para evitar que el lector se pierda en la maraña de las primeras (construida adrede por el PTS para esquivar las segundas), vamos a empezar por aquello que no nos gustaría rebajarnos a discutir, porque constituyen una ofensa a la inteligencia, pero que tienen una conexión importante con el resultado final.

Educando a Homero Simpson

 

1) «la “respuesta al PTS” que envían, más allá de toda la serie de adjetivos descalificativos (y poco serios) a las que nos tienen acostumbrados, es una confirmación de parte de RyR de las críticas que les hacemos en nuestra carta.»

 

El primer argumento al respecto sería la prueba que ofrece Maiello acerca de los «insultos» de RyR como método. Como todo ejemplo, tiene mi intervención acerca de Hernán Díaz en la Asamblea del FIT de hace varios años atrás, citando lo que el PTS dijo en esa ocasión. Pero en la respuesta a la carta de «des-invitación» recordamos el silencio de todo el PTS ante los insultos a Fabián y a mí de parte de Pablo Alabarces. Entonces, no es cierto que el PTS no acostumbra «a discutir en esta forma». Si el que lo hace es un aliado, no pasa nada. Eso confirma lo que decimos en nuestra respuesta: la misma actitud tuvieron con el docente de Filosofía y Letras y connotado kirchnerista acusado de acosador. Por otra parte, este tipo de argumentos que se basan en «la forma», tontería que fue introducida en la izquierda argentina por Rolando Astarita, no solo sirven para escaparle a las cuestiones centrales, sino que son expresión de una hipocresía miserable: cualquier porquería se puede decir si se dice «de la forma correcta». La intervención de Hernán Díaz que motivó mi respuesta estaba dirigida directamente a mí («ad hominen») y estaba llena de valoraciones implícitas sobre mi persona, completamente descalificantes y entendibles por cualquiera que sepa leer correctamente, es decir, entre líneas. El PTS no dijo nada sobre eso, porque se tragó el verso de la «corrección política», porque esa «corrección política» le sirve como distracción de los verdaderos problemas a los que no puede responder y, finalmente, porque Hernán era un aliado. Insultar oblicuamente, eufemísticamente, es insultar. Hay que ser hipócrita para hacerse el tonto en esto. El «estilo» RyR es directo y, por eso, más honesto. Dejo de lado que todo lo que le dije a Hernán (y al PTS, al PO y a otros) en su momento, era una caracterización política que fue confirmada por la evolución de la Asamblea de Intelectuales.

Con respecto a Pistonesi, la calificación de «pelotudo», no puede ser más ajustada y cargada de piedad. El «método» del PTS, como va a quedar claro en lo que sigue, consiste básicamente en un desprecio completo por la verdad y por la lógica más elemental. Se afirman cosas que después se niegan, se inventan cosas no dichas, no se extraen las conclusiones más elementales que se derivan de los argumentos que se desarrollan y se repite sin ningún empacho argumentos que ya fueron rebatidos. Con el partido de Chipi el debate nunca progresa, nunca se puede arribar a ninguna conclusión, seguirán repitiendo lo que les convenga. Ese desprecio por la verdad, que es, finalmente, una política de la mentira, construye posiciones políticas e intelectuales que van desde el simple oportunismo de corto vuelo hasta el nazismo. Desde «me hago el tonto y por ahí pasa» al estilo del Homero Simpson que se va chiflando bajito con las manos en los bolsillos después de volarle el horno a Flanders, hasta el «miente, miente, que algo quedará». En este último caso, nos encontramos con criminales y delincuentes a los que hay que castigar de la peor manera. En el primero, se trata simplemente de pelotudos a los que no les da la cabeza. Después de discutir largo y tendido con gente que se encapricha en repetir lo mismo sin aportar el más mínimo argumento del sentido común, en el caso del PTS, un partido de militantes revolucionarios que no se merecen la dirección que tienen, prefiero pensar que Pistonesi se parece más a Homero Simpson, aunque su comportamiento (el de Guillo) no me cause ninguna gracia. De todos modos, insisto, el PTS dice cosas peores de sus compañeros de la izquierda y se cree libre de pecado porque lo hace en un astariteano lenguaje «correcto». Resulta lamentable que en vez de ver la viga en el ojo propio, gasten el tiempo en ver la paja en el ojo ajeno.

 

2) «RyR fue una de las pocas organizaciones que se reivindica de izquierda, que llamó explícitamente a no apoyar al Frente de Izquierda…”

 

Como prueba se cita un fragmento de nuestra respuesta:

“Pasadas las PASO, enviamos dos cartas abiertas: una a la Lista de Unidad y otra al PTS. El motivo era proponer una campaña socialista. Como fuimos desoídos, decidimos retirarnos de la campaña, pero en ningún momento llamamos a no votar al FIT. Desafiamos al PTS a que pruebe tamaña difamación.”

¿Dónde dice aquí que «llamamos a no votar» al FIT? ¿No participar de una campaña con cuyo contenido no acordamos es lo mismo que llamar a «no votar»? Cuando alguien pone como prueba un dato que lo incrimina, el lector se ve obligado inmediatamente a volver a pensar en la alternativa que discutimos en el punto anterior: ¿No entendés la diferencia o estás mintiendo deliberadamente? Como hasta Homero Simpson se da cuenta de que el dato no aporta demasiado, Maiello agrega

 

«Igualmente, no tengo el artículo de RyR donde llama a VOTAR por el FIT en OCTUBRE, si sos tan amable me lo podrías mandar, te lo agradecería.»

 

Si Maiello se refiere a las PASO, en internet hay abundante testimonio de nuestra participación en la campaña. Si, como supongo, se refiere a las presidenciales donde el FIT fue representado por Del Caño, volvemos a la alternativa planteada en el primer punto: ¿sos o te hacés? Nosotros hicimos campaña por el FIT en las PASO. Nunca nos desdijimos después de que ganara Del Caño la interna. ¿Cómo vamos a sacar un documento diciendo «vote a Del Caño» si declaramos públicamente que nos retirábamos de la campaña? Sacar un documento tal, implicaría distribuirlo, defenderlo públicamente, etc., etc. Es decir, «hacer campaña». ¿Qué parte no se entiende? ¿Realmente no entendés o te hacés el que no entendés?

 

3) El Stalinismo

 

Según el PTS, por boca de Matías, “una de las “innovaciones” últimas de RyR» sería una especie de “recuperación” histórica del legado “revolucionario” de Stalin. Otra vez la burra al trigo. La cita que se ofrece como prueba es la siguiente:

“Decir que Stalin no fue un revolucionario es decir que el Partido Bolchevique tampoco lo fue. De Stalin se podrán decir muchas cosas, pero fue un verdadero factótum en la construcción del partido en sus etapas más difíciles, mientras Trotsky construía su figura individual paseando por el mundo después de abandonar esposa e hijas en Siberia.”

¿Dónde dice allí que Stalin nos deja un «legado revolucionario»? Lo que allí dice es que Stalin es parte, nos guste o no, lo querramos o no, de la Revolución Rusa. No es un «rayo en un cielo sereno» como gustaba decir Marx. Lo que tendría que hacer Matías y todo militante honesto del PTS (y del trotskismo en general), en lugar de enojarse con el cartero, es demostrar que lo que se dice de Stalin (o de Trotsky) en nuestra respuesta (y en nuestras intervenciones en general) es falso. El problema es que van a tener que demostrar no solo que Isaac Deutscher o Victor Serge, por citar dos de cientos, mienten, sino que Lenin y Trotsky mismo mienten. La posición de Maiello en este punto, igual que la de la mayoría de los trotskistas, es completamente infantil e irresponsable acerca de la figura histórica que defienden, una imagen completamente irreal que se parece más a un superhéroe de Marvell que al personaje histórico. Científicamente, esa imagen es otro insulto a la inteligencia: la Revolución rusa fracasa porque Stalin Luthor se impone con sus malas artes a Superman Trotsky. Así no se pueden analizar los procesos históricos. Pero hay algo más: el análisis de un hecho no dice nada acerca de su valoración. Entender el stalinismo no es lo mismo que defenderlo. Entender la derrota de Trotsky no es lo mismo que desecharlo. ¿Hay que explicarle esto a un miembro de la dirección de un partido revolucionario? Otra vez: ¿sos o te hacés?
Hablemos cara a cara

 

Todo ese conjunto de pavadas está al servicio de desviar la mirada sobre el problema de fondo: ¿por qué el PTS retira menos de un día antes, su participación en las jornadas a las que había sido invitado, habiendo confirmado con tiempo su participación? Primero, como Matías y cía. tienen una relación por lo menos extraña con la verdad, demos una de las tantas pruebas que podríamos ofrecer sobre este punto. Uno se sentiría tentado a pensar que no haría falta, porque Matías no lo desmiente en su «respuesta». Pero con esta gente nunca se sabe. Veamos, entonces, qué contestaba Claudio Dellacarbonara cuando se lo invitaba:
De: Claudio Dellecarbonara <claubonara@hotmail.com>
Fecha: 7 de agosto de 2016, 22:59
Asunto: RE: XI Jornadas de Investigación Histórico social del CEICS I Encuentro Internacional de la Izquierda Revolucionaria

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nfernandezcasas@gmail.com

Hola Nicolas, como te había dicho que confirmaba antes del lunes, cumplo con mi palabra, ja! Te escribo para aceptar la invitacion, muy agradecido por el convite.  Quedamos en contacto, abrazo!

 

¿Está claro, Matías? ¿Podemos dar ese hecho como cierto? Bien. Uds., menos de 24 antes del inicio de las jornadas, deciden no participar con las excusas que ya conocemos. Pues bien, esos hechos y consideraciones son todas anteriores a nuestra invitación por Uds. aceptada. Dicho de otro modo, todas las «razones» por las que dicen no venir tienen, como mínimo, dos o tres años de antigüedad. Es decir, desde ese punto de vista, nunca debieron aceptar nuestra invitación. Esos «crímenes» de los que nos acusan no aparecieron el día anterior al inicio de las jornadas. Ni siquiera se produjeron entre la primera invitación, varios meses atrás, y las jornadas. O sea, no pueden alegar la alteración de las condiciones morales y políticas del anfitrión entre el momento de la invitación y el de la realización del evento. Lo que es más importante todavía es que durante el largo período que separa nuestra intervención en la Asamblea del FIT que usan como excusa y las mesas a las cuales Uds. están invitados, el PTS no se privó de participar en actividades convocadas por nosotros, como el debate sobre Malvinas, por dar un ejemplo.

Peor todavía: si no pueden venir a debatir con nosotros porque no participamos de la campaña por Del Caño, ¿cómo explicás Matías que tu partido organice mesas redondas con intelectuales que no solo defienden al gobierno más corrupto de la historia argentina sino que llamaron a votar por Scioli, es decir, por su encubrimiento? Otra vez: ¿sos o te hacés? Conclusión: toda esta pavada podríamos habérnosla evitado si Uds. tuvieran o la decencia de decir la verdad o al menos la viveza para mentir con un poco de habilidad.

 

Yendo al grano

 

Entonces, el PTS no viene por otras razones, razones inconfesables. El problema no es tanto que nos miente a nosotros, sino que le miente a sus propias bases. Esta gente, que practica este método, debiera meditar seriamente en conceptos tales como stalinismo. Pero ese es su problema. El que nos compete a nosotros y a toda la izquierda, es otro: la peligrosa tendencia a hocicar ante el nacionalismo burgués, en este caso, el kirchnerismo.

En efecto, como ya dijimos en ocasión misma de formarse el FIT, en el debate que tuvo lugar en la Asamblea de Intelectuales, el grueso de la izquierda argentina tiene una tendencia muy profunda a claudicar ante el reformismo burgués. Por esa razón, la Asamblea de intelectuales, escudándose en la supuesta política trotskista de «toda la libertad» al arte, se negaba a una delimitación clara con relación a los artistas del sistema y recogía en su seno a impresentables ajustadores como el ya mencionado Pablo Alabarces. Ya habíamos denunciado esto a propósito del papel del PO en la SEA, entregada al macrismo gracias a esta política. Esta tendencia se refuerza cuando la izquierda trotskista argentina supone que el agotamiento del nacionalismo burgués hará decantar militantes hacia las corrientes revolucionarias si evitamos hablarles de socialismo, es decir, una ilusión de tipo «montonera». Es una historia que hemos visto muchas veces. El último capítulo de esa larga historia es la descomposición del kirchnerismo. Casi toda la izquierda se abrazó a esa ilusión ya desde antes de la victoria de Macri, en particular, desde las PASO y la consolidación de la candidatura de Scioli. Por esa razón, tanto las campañas de la lista encabezada por Altamira como la de Del Caño fueron completamente lavadas. Mucho más la del PTS, que aprovechó una situación particular, la de Mendoza, para provocar primero la división de la izquierda ante las elecciones y, luego, la vergonzosa campaña en la que no se mencionó una sola vez la palabra socialismo. Detrás de la claudicación ante el peronismo se encuentra, entonces, el cretinismo parlamentario, según el cual cualquier cosa vale para conseguir una banca, cretinismo que se expresa en la manía del PTS por constituir bloques aparte del FIT.

El resultado de las elecciones resultó un estimulante poderoso para el PTS porque, incapaz de ver más allá de su nariz, en lugar de concluir que una elección en la que el 97% de la población vota por Macri, Massa o Scioli se trata de una verdadera derrota para el conjunto de la izquierda, el haberle ganado la interna al PO compensaba cualquier otra cosa. Delirios de cabeza de ratón. Desde allí, sus ataques al FIT, sus actitudes contra la unidad de la izquierda y su tendencia a acercarse cada vez más al kirchnerismo, se acentuaron. Rompieron marchas en común con argumentos ridículos, votaron junto al kirchnerismo, se unieron al coro de defensores de Hebe de Bonafini, se callaron la boca ante casos flagrantes como el del mencionado profesor, amagaron con ir al Foro kirchnerista, y un largo listado de etc. No hicieron algo demasiado distinto de buena parte del resto de la izquierda, pero al menos la TPR y el NMAS tienen la decencia de reconocerlo y actuar en consecuencia. No pretenden engañar a nadie. El PTS sí y eso se nota en sus oscilaciones permanentes. Como dijimos primero que nadie, La Cámpora no existe y las masas kirchneristas tampoco. La indecisión del PTS sobre si participar o no del acto aparte en la Marcha Federal decantó por la positiva, seguramente, después de observar el acto «de masas» encabezado por Hebe y sus secuaces hace pocos días.

Se entiende, entonces, por qué no podían venir a las jornadas. Andrea D’atri no podía sentarse ante un conjunto de compañeras que le iban a reclamar explicaciones acerca de la contradicción entre los dichos (el feminismo) y los hechos (si es kirchnerista…). Claudio Dellacarbonara tendría que explicar cosas parecidas y Chipi lo mismo. Es cierto que en esas mesas se iban a encontrar con aliados, porque en todas ellas había también gente del NMAS o de otros partidos que apoyarían sus planteos. Es decir, no iban a estar aislados contra el mundo. Pero era ese, precisamente, el problema: el PTS quiere practicar un morenismo vergonzante. Que sea pro-K pero que no se note. Se arriesgaba, entonces, a que su política quedara al descubierto por izquierda (por las agrupaciones que iban a criticarlo por K) y por derecha (por las que iban a apoyarlo, precisamente, por K). Como un faltazo colectivo no puede apelar a la casualidad (muertes de suegras, extravíos de canarios, enfermedades sorpresivas de infantes), tuvieron que dar una explicación. Como no tienen imaginación ni para mentir, les salió esta payasada.

El ridículo en el que están metidos, compañeros, es la consecuencia de esa debilidad congénita, morenista, del PTS frente al reformismo burgués. Piénsenlo, porque del ridículo no se vuelve. De un error, sí. Todavía están a tiempo: reiteramos nuestra invitación y los esperamos a las mesas de debate en las que su lugar será respetado. Incluso, quedensé tranquilos, nosotros no haremos la más mínima mención a todo este torpe desaguisado. No hay excusas, vengan y digan lo que se les dé la gana.


Leer: Respuesta del PTS a nuestro comunicado: «El miedo se entiende, la mentira no»

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