La perenne “oportunidad haitiana” – Beatriz Stolowicz

en El Aromo nº 53

tras-las-huellas-del-huracan-sandy El terremoto del 12 de enero en Haití -dicen- era imprevisible pues la falla  tectónica se conoce pero no tenía movimiento desde el siglo XIX. Pero los  efectos de destrucción humana y física no son una pura maldición de los  dioses. Los devastadores huracanes de julio-agosto de 2008 sobre Haití y  Cuba tuvieron resultados distintos: cuatro personas murieron en Cuba, y  793 en Haití.
Suele repetirse que la causa está en la miseria en Haití, que es un país  olvidado. Pero no todos se han “olvidado” de Haití, no los que han ganado  y siguen ganando con su miseria. […] Ganaron la Francia colonialista, imponiéndole un bloqueo marítimo total y una “reparación” impagable, por la osadía de los negros de independizarse, en 1804. De esa deuda, que fue transferida a EE.UU., éste ganó desde antes de ocupar Haití, de 1915 a 1934, y siguió ganando con su dominio permanente sobre la isla mediante dictadores títeres, como los Duvalier. Habían ganado Francia y después EE.UU. en la construcción del canal de Panamá, sumando haitianos a los trabajadores esclavos chinos. Con la miseria de los pequeños productores agrarios, expropiados y desplazados a las zonas montañosas desde el siglo XIX, ganó una burguesía criolla servil al imperio, que no cargó con el pago de esas infames “deudas” colonialistas y que se benefició de la economía de enclave del algodón, café y caña de azúcar, explotando a esa mano de obra despojada.
[…] Con la miseria de ese pueblo hambriento también ganan los empresarios dominicanos. Las nuevas olas de desempleo agrícola han empujado a cientos de miles de haitianos a emigrar como ilegales a la producción de caña de azúcar en la vecina República Dominicana. Hoy se calcula en 300 mil los haitianos que son extorsionados por los traficantes de migrantes ilegales (buscones), por las fuerzas policiales dominicanas, por los contratistas. En muchos casos, esos trabajadores son deportados a Haití antes de que cobren por su trabajo.3 Lo mismo ocurre con los que emigran indocumentados a EE.UU. Las masas de desempleados rurales han ido a buscar su subsistencia a las ciudades, donde viven hacinados en sus periferias. Aprovechándose de ese ejército de desempleados, los empresarios pagaban, hasta hace pocos meses, un salario de 1,70 dólares al día.
La violencia que se vive en Haití es generada principalmente por paramilitares […]. Sin embargo, la “pacificación” de Haití se dirige, cada vez más, a la represión contra los movimientos sociales, de trabajadores, universitarios, de abogados defensores de los derechos humanos. La criminalización de las protestas sociales se encubre con la retórica de la “lucha contra la delincuencia” […]. Represión contra los que protestan; y también en contra de niños, mujeres y jóvenes que sólo son culpables de ser pobres y estar desesperados. […]

El papel de la MINUSTAH

Más allá de la retórica, la creación de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) forma parte del diseño intervencionista de EE.UU. en el Caribe. Roger Noriega, el Secretario Adjunto para Asuntos Hemisféricos de George W. Bush, fue el arquitecto de la operación golpista en Haití, implementada durante varios meses, que se concretó con el secuestro del presidente Jean Bertrand Aristide el 29 de febrero de 2004, y con la ocupación militar de EE.UU., Francia y Canadá.4
[…] El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó, el 30 de abril de ese año, la resolución nº 1542 (2004) que crea la MINUSTAH.5 Su misión principal es militar y policial para la “pacificación”, asumiendo la dirección de la policía haitiana y con acciones militares y policiales propias. Se encomendaba la organización, junto con la OEA, de nuevas elecciones, avalando el golpe de Estado, lo que anticipó el diseño seguido tras el golpe en Honduras. Se recomendaba de manera complementaria atender las violaciones de derechos humanos y promover acciones de desarrollo (infraestructura, salud). Sin embargo, el 85% de su presupuesto se ha destinado para acciones militares y policiales. Sólo se asignaron 20 funcionarios civiles a los problemas de derechos humanos. […] Hoy, desde Haití, todas las voces coinciden en considerar esa presencia como un ejército de ocupación, que ha reprimido las protestas sociales y que ha favorecido a los intereses capitalistas internos y externos.
[…] Está ampliamente documentada la represión. Por ejemplo, en julio de 2005, la represión policial en Cité Soleil, donde habitan 300 mil personas, deja un saldo de varios niños y mujeres asesinados. El 22 de diciembre de 2006, la MINUSTAH entró nuevamente a Cité Soleil a reprimir una manifestación por el regreso de Aristide, con 30 muertos, entre ellos niños y mujeres. Una nueva fase represiva se da desde el año 2008. Entre el 2 y el 7 de abril de ese año, miles de haitianos se manifestaron en las mayores ciudades debido al incontrolado aumento de los alimentos de primera necesidad. En Les Cayes, la policía haitiana dispersa a los 5 mil manifestantes utilizando gases lacrimógenos, mientras los soldados uruguayos de la MINUSTAH disparan contra la multitud matando a cinco personas.6 […] En mayo de 2009, […] el Congreso aprobó un aumento del salario de 2 a 5 dólares al día. Los empresarios que exportan textiles (confecciones) a EE.UU. […] amenazaron con despedir al 50% de los 25 mil trabajadores que trabajan en esas fábricas. […] Hubo importantes movilizaciones sociales y estudiantiles […] [que] fueron reprimidas por la MINUSTAH […]. Esa contención salarial, apoyada por la represión […] beneficia destacadamente a los empresarios de EE.UU. y Brasil.

Los grandes intereses empresariales vía Haití

El 90% de las exportaciones haitianas va a EE.UU. En diciembre de 2006, el Congreso de EE.UU. aprobó un tratado de libre comercio con Haití, la ley HOPE (Haitian Opportunity for Economic Enhancement), con una duración inicial de 3 años, para la creación de parques industriales y la eliminación de aranceles en las exportaciones a EE.UU. En octubre de 2008, el tratado se renovó con la Ley HOPE II, con vigencia hasta el 2018.
En julio de 2009 se realizó en Washington la IV Reunión del Foro Brasil-Estados Unidos de Altos Dirigentes Empresariales (creado en 2007). […] Según las notas de prensa, EE.UU. se mostró abierto a aceptar los productos textiles que sean fabricados en Haití con inversiones brasileñas con un arancel cero y viceversa. 7 En septiembre […] una delegación de doce empresarios brasileños […] participó […] en la reunión internacional de negocios encabezada por el ex presidente William Clinton -enviado especial de las Naciones Unidas a Haití8– y por el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Moreno.9 Clinton destacó las ventajas de la mano de obra haitiana que es más barata que la china. Por lo visto, las empresas brasileñas buscan ampliar los beneficios para sus exportaciones desde Haití también hacia el sur, con la propuesta de “dar privilegios comerciales a Haití para que venda sus confecciones dentro del Mercosur o en cualquiera de sus socios miembros”. […] Haití es destino, asimismo, de los proyectos conjuntos de EE.UU. y Brasil en la producción de etanol. En la Declaración Conjunta firmada en marzo de 2007 por los presidentes Lula da Silva y George W. Bush, en Washington, se establece en su Punto 2: la realización de “esfuerzos conjuntos” en la producción de etanol en “terceros países”, que deben comenzar por “Haití, República Dominicana, San Cristóbal y Nevis y El Salvador”.10 […] Haití se ha convertido en una pieza importante para la relación de competencia negociada entre Brasil y EE.UU., tanto en el plano económico como geopolítico.

Los objetivos militares y la “inesperada oportunidad”

La conducción de Brasil en la MINUSTAH le permite desarrollar un “multilateralismo militar” con los demás países latinoamericanos que participan en la misión. La MINUSTAH también le permite a EE.UU. reforzar su influencia sobre los ejércitos de la región, a través de los cursos del Comando Sur sobre “acciones humanitarias” y en la Junta Interamericana de Defensa. Lo cual parece traducirse en una mayor participación de esos ejércitos latinoamericanos en las maniobras comandadas por EE.UU., como las Unitas y Panamax. Además de lo que la ONU les paga a los ejércitos por sus efectivos en Haití […], EE.UU. también financia equipamiento y entrenamiento de las tropas que participan en la MINUSTAH, como lo ha dado a conocer Perú, que en 2007 recibió, de la embajada de EE.UU. en Lima, la cantidad de 4.4 millones de dólares para tales efectos.11
El terremoto del 12 de enero abre, a simple vista, un escenario distinto en términos militares. EE.UU. opera en dirección de retomar el control militar de la isla, tanto de Haití como de hecho en República Dominicana, pues la fuerza aérea de este país resigna su soberanía sobre los aeropuertos y se somete a la “coordinación” de EE.UU. La “ayuda a Haití” pone en actividad a la IV Flota, con el portaaviones Carl Vinson y la Brigada Aerotransportada 82. Se anuncia que diez mil marines (muchos de los cuales ya habían estado ocupando Haití) se dirigen a la isla por tiempo indefinido. Brasil reclama su participación en la coordinación de las operaciones, y anuncia el envío de más tropas y armamento. El general Jorge Armando Félix, ministro jefe del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia de Brasil, dijo que las fuerzas de la ONU en Haití no tienen carácter humanitario sino de seguridad, y que “el batallón no se puede apartar de su misión”.12
Simultáneamente, la “ayuda a Haití” estrena el uso de las bases militares norteamericanas en Colombia (las de Bogotá, Cali y San Andrés) con aviones hacia Haití, haciendo efectivo el eje militar Colombia-Estados Unidos hacia otra base de operación en el Caribe, a 80 km. de Cuba. Por otra parte, según denuncias formuladas desde República Dominicana,13 la creciente influencia del ejército colombiano sobre las fuerzas militares y policiales dominicanas y en la elaboración de los planes de Seguridad Democrática en Santo Domingo, se lleva a cabo con la participación activa de EE.UU. y la anuencia del presidente Leonel Fernández.
[…] Bases militares de EE.UU. en Aruba y Curazao, en Colombia y Panamá. Injerencia tolerada en República Dominicana. Golpismo con apoyo de EE.UU. en Honduras. Cuarta flota en el Caribe. El terremoto en Haití ha sido el “inesperado” evento (Obama dixit) que da la “oportunidad” al presidente de EE.UU. para acelerar sus acciones intervencionistas en nuestra región, y para peor bajo justificaciones humanitarias. Ocupado centralmente en aprovechar esta “oportunidad”, el comandante en jefe delega en sus dos predecesores la recaudación de fondos para la reconstrucción -que seguramente esperan que sea muy rentable, como en Irak- con la creación del Fondo Clinton-Bush: los dos protagonistas de la intervención norteamericana en el Haití “democrático”.
El dolor indescriptible del pueblo haitiano exige la solidaridad más generosa como asunto prioritario. Pero una vez más, como en toda la historia de este pueblo, su miseria y su sufrimiento son un criminal objeto de lucro y una pieza de valor geopolítico para los objetivos imperialistas y sus voceros mediáticos y políticos. […] Las voces que se han alzado de organizaciones sociales y fuerzas de izquierda de todo el continente condenando la ocupación militar en Haití, no han sido suficientes para correr el manto de silencio que cubre a la participación de la mayoría de los gobiernos de izquierda y progresistas latinoamericanos en ella. Es imperioso que esto se discuta en cada país, so riesgo de que las expresiones de solidaridad estén teñidas de cinismo.

NOTAS

1 Extracto del artículo publicado en Observatorio Latinoamericano de Geopolítica, en www.geopolitica.ws.
2 Profesora-investigadora del Área Problemas de América Latina, Departamento de Política y Cultura, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, México.
3 Véase Seguy, Franck: “La dulce esclavitud en el paraíso dominicano”, La Breche/Alencontre, 2009, en www.alencontre.org.
4 Entrevista a Ira Kurzban, abogado, en EE.UU., de Jean Bertrand Aristide: “En Haití no se produjo una rebelión, fue un golpe de Estado dirigido, operado y equipado por EE.UU.”, en www.rebelion.org.
5 Participan con personal militar: Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Ecuador, EE.UU., Filipinas, Francia, Guatemala, Jordania, Nepal, Paraguay, Perú, República de Corea, Sri Lanka y Uruguay. Con fuerzas policíales, entre muchos otros países, participan también de América Latina: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Jamaica y Uruguay.
6 Uruguay tiene el segundo contingente de tropas (1.147) después de Brasil (1.213).
7 Ver Infolatam/EFE, Washington 21 de julio de 2009.
8 William Clinton fue un actor principal en torno al primer golpe de Estado contra Jean Bertrand Aristide (1991). En 1994, mediante una nueva ocupación militar de EE.UU. de Haití, el presidente Clinton reinstaló a Aristide en la presidencia para que terminara su mandato, aunque ya sin márgenes de maniobra. En 2001, volvió a ser elegido presidente, hasta que fue depuesto en 2004.
9 EFE, 28 de septiembre de 2009.
10 Declaración Conjunta, reproducida por Julio Turra Filho en “Lula en Brasil: un gobierno en contradicción con su base social”, en Beatriz Stolowicz (Coord.): Gobiernos de izquierda en América Latina. Un balance político, Ediciones Aurora, Bogotá, noviembre de 2007, p.101.
11 Ver título en www.rebelion.org.
12 Ver www.pstu.org.br,16 de enero de 2010.
13 Carta pública del dirigente político dominicano Narciso Isa Conde “A los presidentes revolucionarios y progresistas de Nuestra América”, 2/10/2009, en www.abpnoticias.com.

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