La ola cultural coreana. Samsung, Kpop, B. C. Han y Parásito (3) Parásito, una obra de contrastes que contrasta ferozmente nuestras expectativas

en El Aromo n° 109/Novedades

La mitad de las personas que lean esta nota desde un celular lo harán en uno coreano. Bul Chung Han es un best seller. En el Kirchner expone BTS y Parásito se exhibe con éxito. ¿Qué significa la presencia de un país que en el año 60 era de los más miserables?


Ricardo Maldonado

Grupo de Cultura Proletaria


“Corea del Sur muestra un vínculo estrecho de las elites con el estado. A comienzos de los años setenta, era un país pobre dedicado fundamentalmente a la agricultura. Empezó a tomar una serie de medidas para convertirse en una economía independiente sobre la base de un capitalismo dirigido. Las políticas públicas se centraron  expresamente en el desarrollo de capacidad industrial y tecnología nacional con el fin de adquirir competitividad internacional. El objetivo fue fortalecer los conglomerados nacionales (chaebols) y la recepción de inversión extranjera directa no tuvo influencia en esta etapa del desarrollo del país. El notable aumento del PBI que se produjo en décadas posteriores respondió a un proceso de industrialización orientado al exterior, convirtiendo a Corea en la décima economía mundial”[i]

Esta opinión admirada (de un periodista de Página 12 por supuesto) sobre Corea del Sur es la opinión generalizada en ámbitos pro burgueses. Elude un solo detalle, o dos: la represión y la miseria creciente sobre la clase obrera. Porque contrastando con la perfección visual del controlado y calculado mundo de los Idols, contrastando con la planificación industrial que admira el progresismo, hay en Corea millones de jóvenes como Hwang Hyeon-dong que:

“vive en un cubículo de 6.6 metros cuadrados cerca de su campus universitario en Seúl, que cuenta con un baño y una cocina compartidos, además de todo el arroz que puede comer, que alquila por US$ 302 al mes. (…) Las habitaciones escasamente amobladas, en locales llamados goshi-won, anteriormente eran utilizadas principalmente por estudiantes menos acomodados para aislarse temporalmente del mundo exterior mientras estudiaban para las pruebas de trabajo del servicio civil. Ahora se están convirtiendo cada vez más en hogares permanentes para jóvenes como Hwang, quien se identifica entre las «cucharas de tierra», aquellos nacidos de familias de bajos ingresos que han renunciado a la movilidad social. «(…) «¿Podré alguna vez reducir la brecha que ya es tan grande? El concepto de cucharas de tierra y cucharas de oro, como se conoce a los de familias más acomodadas, ha existido durante muchos años, pero explotó en la escena política en los últimos años, (…) la disparidad de ingresos se ha ampliado desde que Moon asumió el cargo, con el nivel de ingresos superior ahora ganando 5,5 veces el inferior, en comparación con 4,9 veces antes de su asunción, según muestran los datos oficiales. Hwang, que se encuentra en su tercer año de especialización en estudios de medios, dijo que el escándalo de corrupción en torno al ex ministro de Justicia Cho Kuk fue una llamada de atención para cucharas de tierra como él, que alguna vez creyeron que el trabajo duro hará la diferencia. Cho y su esposa, profesora de la universidad, fueron acusados de usar sus puestos para ayudar a su hija a ingresar a la escuela de medicina, en 2015. Cho reconoció que era una cuchara de oro (…) «No me puedo quejar de que tenemos diferentes líneas de partida», dijo Kim Jae-hoon, de 26 años, quien también vive en un cubículo goshi. “Pero me enoja que haya personas que reciben ayuda de manera inadecuada. Está bien que alguien estuviera estudiando cuando tenía que trabajar, pero el hecho de que están recibiendo ayuda inadecuada me enoja”. Kim trabaja como camarero a tiempo parcial en un bar cerca de su escuela y se las arregla con 400,000 wones al mes (…) La mayoría de las comidas son «taza de arroz» que prepara en la cocina compartida, comida casera de arroz y coberturas básicas: huevos, media cebolla y salsa. (…) «Las personas poderosas en el gobierno de Moon y el partido gobernante, se retratan a sí mismos como reformistas, pero son los mismos viejos políticos que no escuchan el sufrimiento de la clase de bajos ingresos»[ii]

El rechazo al actual presidente Moon, es consecutivo de la renuncia a mitad del mandato de la presidenta Park, hija del dictador Park. “El primer desarrollo es el Movimiento a la luz de las velas de 2016-17, en el que millones de coreanos salieron pacíficamente a las calles exigiendo la renuncia de Park, expresando su frustración por los privilegios no ganados y la desigualdad injusta.[iii] El Movimiento a la luz de las velas, un multitudinario movimiento social expresa el rechazo a las condiciones de vida por un camino usual luego de tantos años de vida sin libertades democráticas. Es una de las expresiones del descontento de clase, de las cucharas de tierra, de la desilusión de un capitalismo que en su máximo esplendor, aumenta la desigualdad y ahoga los sueños.

Pero este canal alternativo a la cultura política partidaria, el de los podscast, el de las redes, el de las calles y las plazas, no es único. Hay un movimiento obrero que actúa. Es el movimiento del verdadero artífice del milagro coreano. Mencionamos las grandes movilizaciones del 60 y de la segunda mitad del 80 que acabaron con Park. Pero la conflictividad del movimiento obrero se encuentra con una burguesía dispuesta al combate:

Hoy, 21 de noviembre de 2018, 128.277 trabajadores en 109 lugares de trabajo del KMWU se unieron a una huelga contra  el Gobierno tratando de impedir el dominio de los conglomerados industriales conocidos como chaebols, y por la reforma de la legislación laboral para garantizar los derechos fundamentales de los sindicatos. Los trabajadores en huelga piden que se desmantele el sistema económico controlado por los chaebols y se sustituya por la democracia económica, así como una reforma de la legislación laboral que garantice a todos los trabajadores los derechos sindicales fundamentales reconocidos internacionalmente: unirse a un sindicato, negociar colectivamente y llevar a cabo acciones colectivas.”[iv] Y un año más tarde “Al igual que en los EUA, el tema de los trabajadores temporales, o lo que los trabajadores coreanos llaman trabajadores «precarios», es primordial. GM ya ha cerrado una planta en Gunsan y está decidiendo si «asignar» o no más modelos a las plantas coreanas en función de las concesiones salariales de los sindicatos y aumentar el número de trabajadores temporales que puedan ser despedidos fácilmente en caso de una recesión. Una serie de trabajadores temporales están en huelga de hambre exigiendo que los trabajadores precarios sean reintegrados y sean permanentes[v]

Incluso cada conquista obtenida en la lucha, intenta ser utilizada por la pujante burguesía coreana, para obtener beneficios, y sobre todo para dividir, fragmentar y enfrentar a su clase antagónica.

“Kim Jeong-cheol se despierta todos los días a las 6 de la mañana para entregar paquetes a los residentes de una zona adinerada de Seúl. Por las noches, transporta a esas mismas personas hasta sus casas. Su jornada termina mucho después de la medianoche. También trabaja en una empresa de distribución de cosméticos que maneja desde casa junto a su esposa. Kim, de 59 años, es uno de los muchos habitantes de la capital surcoreana que se han visto obligados a buscar trabajos extra para subsistir, debido a los efectos perniciosos de una ley que pretendía limitar las horas de trabajo y aumentar el tiempo libre. El pasado 1 de julio (2018), Corea del Sur redujo el máximo de horas semanales en una jornada laboral, pasando de 68 a 52. Pero la nueva regulación, que pretendía combatir las largas jornadas en las oficinas de acero y vidrio de Seúl, ha terminado siendo contraproducente para aquellos que ocupan puestos en los trabajos más precarios. Enfrentados a los recortes salariales, muchos de ellos están ahora acudiendo en masa a buscar empleo en sectores poco regulados. «El Parlamento está aprobando leyes nuevas que solo benefician a los ricos y poderosos».[vi]

La precarización, la división interna de la clase trabajadora, el quiebre de la confianza en un sistema de movilidad social meritocrático, la percepción de que logrado lo que la burguesía promete siempre (el desarrollo y el crecimiento) no llegan los premios esperados (el derrame de la riqueza, el ascenso social, el acceso a todo eso que los trabajadores producen y se les expropia) se está resquebrajando. La idea que cada uno tiene lo que se merece y la visión admirada de los ganadores se desgasta en la sociedad coreana. No es la crisis galopante de capitalismos sin norte ni capacidad como el nuestro, pero al impeachment a la presidenta anterior, Park, le sigue la caída en la confianza en el liberal (reformista) Moon Jae-in.

Lo que el K pop exporta en forma amable y sensible, se vehiculiza en forma de filosofía por B C Han. El filósofo realiza una operación tan antigua como la sociedad de clases, pero que aun así elije nuevos avatares.[vii]. Retoma el pensamiento propio del individualismo burgués, que se ha impregnado en la población coreana sobre la base de sus éxitos económicos, y así como antes los triunfadores lo eran por su propio mérito, ahora la atención se dirige a los perdedores para decirles que es por su propia culpa. Se obtura la mirada a la burguesía que conduce la sociedad, se impide ver que hay una clase que detenta los medios para producir y explotar, y que por lo tanto las frustraciones sociales son su entera responsabilidad, para atribuírselas a los propios explotados, como nacidas de condiciones sociales neutras (producidas por un monstruo social autonomizado de la vida humana) Los capitalistas agradecidos por lo que escribe, por ejemplo, en Psicopolítica:

“Vivimos en una fase histórica especial en la que la libertad misma da lugar a coacciones. (…) El sujeto del rendimiento, que se pretende libre, es en realidad un esclavo. Es un esclavo absoluto, en la medida en que sin amo alguno se explota a sí mismo de forma voluntaria. No tiene frente a sí un amo que lo obligue a trabajar” (…) “Se explota todo aquello que pertenece a prácticas y formas de libertad, como la emoción, el juego, la comunicación. No es suficiente explotar a alguien contra su voluntad. En la explotación ajena, el producto final es nimio. Solo la explotación de la libertad genera el mayor rendimiento” (…) “Frente a la presunción de Marx, no es posible superar la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones productivas mediante una revolución comunista. Es insuperable. El capitalismo, precisamente por esta condición intrínseca de carácter permanente, escapa hacia el futuro. De este modo el capitalismo industrial muta neoliberalismo o capitalismo financiero con modos de producción postindustriales, inmateriales en lugar de trocarse en comunismo” (…) “El neoliberalismo, como forma de mutación del capitalismo, convierte al trabajador en empresario. (…) cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha de clases se transforma en una lucha interna con uno mismo. (…) Ya no es posible sostener la distinción entre proletariado y burguesía” (…) “Quizás hasta nos endeudamos permanentemente para no tener que actuar, esto es, para no tener que ser libres ni responsables” (…)

El capitalismo coreano tiene dificultades para garantizar a los trabajadores una vida acorde a la potencia que exhibe y aparece un filósofo que dice que 1) el trabajador se explota a sí mismo (hasta la prensa económica burguesa es menos siniestra) 2) Que el capitalismo es insuperable (hasta la prensa económica burguesa es menos siniestra) 3) Que el producto de la explotación es nimio (hasta la prensa económica burguesa es menos siniestra) 4) Que mágicamente el trabajador se convierte en empresario (hasta la prensa económica burguesa es menos siniestra) 5) Que el capitalismo es insuperable (hasta la prensa económica burguesa es menos siniestra) 6) Que no es posible distinguir entre proletariado y burguesía (hasta la prensa económica burguesa es menos siniestra) 7) Que no nos endeudamos por la miseria creciente que produce el sistema sino para evitar actuar, ser libres y responsables (hasta la prensa económica burguesa es menos siniestra)

¿Por qué un planteo así tiene prestigio en círculos progresistas? Porque negando toda la estructura económica de la sociedad hay cierta satisfacción en pensar que el problema de la sociedad se debe a gente mala aprovechándose de gente estúpida que se perjudica a si misma innecesariamente.

Al fin…hablemos de Parásito.

Sin haber visto la película, esta crítica carece de sentido. No nos interesa “vender” la película, nos interesa lo que se puede ver en ella. Esto es un “spoiler” decidido. Parásito narra linealmente la historia de tres familias, una rica (los Park) que vive en una casa espectacular, una pobre (los Kim) que vive hacinada en un semisótano y otra más miserable aún que vive escondida en el bunker antibombas de la casa de los Park. El drama, que somos inducidos a esperar, que estallará entre los ricos y los pobres, estalla en realidad entre las dos familias pobres hundiendo al conjunto en una catástrofe. La narración es lineal para profundizar el efecto de la aceleración a medida que defrauda las expectativas que provoca de un enfrentamiento entre poderosos y famélicos. Y por debajo de esa celeridad surge la vertiginosa, la feroz batalla entre desposeídos. Los primeros golpes de esa pelea parecen preparar el terreno para el drama central (los Kim contra los Park) mientras el verdadero drama ya está en marcha ante nosotros: desplazan al chofer con una estratagema, usan otra peor con el ama de llaves, pero todavía pueden creer, y así quieren hacerlo, que sólo son cambios de lugares, incluso que a los desplazados les irá mejor (en el caso del chofer por su buena apariencia), luego desbarrancan en un todo o nada, que siguen intentando negar a cada momento. La película lo expresa desde el comienzo en ese limitado, aun siendo rico como Corea, espacio de la casa de la familia Park: aun en la opulencia de la OCDE, no hay lugar para todos, algunos no van a lograr entrar.

Contrastes, mientras la mujer de Park reconoce que el dinero no es hoy un problema (insinuando que han llegado a un holgura mayor) los hombres mayores de las familias trabajadores rememoran su tiempos pasados y mejores (los empleos en blanco, los negocios que luego quebraron, los acreedores sin piedad). La proletarización creciente de una sociedad no significa que todos vayan a trabajar a empleos industriales, sino que cada vez sean más los que no les queda otra opción que vender su fuerza de trabajo. Ambos adultos tuvieron algún negocio propio, ahora luchan para que alguien los conchabe.

Contrastes, mientras la lluvia es para unos inundación, pérdida de sus bienes (entre los que deben elegir los más preciados como la medalla deportiva de la madre) y ser tapados por la explosiva mierda, para otros es el preludio de la fiesta con el sol límpido.

Contrastes, mientras unos tienen golosinas especiales para cada uno de sus perros, otros se los devoran equivocadamente no pudiendo imaginar que se disponga para los animales algo mejor de lo que ellos comen cotidianamente.

Contrastes, mientras el mundo exterior de unos se percibe a través de una ventana pequeña con la visión de un callejón obstruida por medias secándose, o sólo se llega a él con señales luminosas en morse, en el otro caso, el ventanal es tan grande como la propia pared y no hay objetos que distraigan la vista de la maravilla verde y soleada del parque.

Contrastes, mientras los pobres parecen pícaros y rápidos, los ricos aparentan ser decididamente ingenuos.

Contrastes mientras los pobres (picaros y rápidos) no entienden nada de cómo funciona Corea, los ricos (ingenuos) están en la cúspide de la pirámide social y entienden como mantenerse allí. Los Park saben que esas apariencias se conectan con el fondo real de la sociedad (las clases). Es lo que comprende el joven Kim observándolos desde la ventana: no es sólo apariencia, hay algo más profundo que separa a los Park, y sus amigos, de él y su familia. Es cuando decide acercarse a los otros miserables, pero no es tan fácil: cada vez que un miserable intenta tender un puente, los otros quieren cobrarse las cuentas de pretéritos enfrentamientos entre pobres. Le parten la cabeza de un piedrazo.

Contrastes. Mientras el padre de los Kim expresa que la patrona “es amable a pesar de ser rica”, su esposa lo contradice aclarándole que precisamente “por ser rica es amable”, que la riqueza mejora la piel, y que si llegaran a volver en ese momento (algo que a esa altura y con la morosidad que se desarrolla la escena el espectador supone que pasará en cualquier momento) correrían como las cucarachas al encender la luz en el semisótano. Esa insinuación es como el reformismo, no conduce a ninguna parte. Esa misma mujer arroja a su rival por las escaleras sin conmiseración alguna.

Continuidades. En oposición a los contrastes extremados, todos los sucesos exponen elementos de continuidad. Las diferencias étnicas o religiosas o nacionales no funcionan en la película, los cuatro jóvenes podrían ser intercambiados y no sería perceptible. Los adultos sí llevan en el cuerpo la marca del esfuerzo por la supervivencia, pero aún así no hay diferencias visuales significativas[viii]. En Corea, nación secular moderna y étnicamente homogénea, no son importantes esas distinciones.

Continuidades. Hay una piedra que recorre la película desde la llegada del amigo con el ofrecimiento de trabajo, hasta que es devuelta a un curso de agua. Es lo más tradicional que muestra la película, en toda su duración no hay referencias al pasado, la historia o la tradición como motivos y explicaciones de lo que sucede. Corea es joven.

Continuidades. El joven Kim expresa en relación a la piedra y luego en muchas ocasiones, que “¡es metafórico!” Justamente porque en la trama nada lo es. Lo terrible es el realismo exuberante de la tragedia, no se representa, se expone.

Continuidades. El humor resulta de la simple yuxtaposición de elementos divergentes entre sí, que lo hacen romper el tono dramático del contexto. La escena sexual de los asépticos y técnicamente precisos Park en el sillón de living controlando al hijo en el parque, en que la esposa solicita que los masajes en el pezón giren “en sentido horario” sucede con la traspirada familia Kim a centímetros de ellos, debajo de la mesa.

Continuidades. El “plan” otra cuestión reiterada desde distintas perspectivas (hay que tenerlo, confíen en mi plan, no sirve de nada tener un plan) No es una alusión, es Corea, uno de los pocos países en los que los planes han logrado cumplirse (sobre la base de explotación y represión ya expuestos) Cuando el padre Kim expone que lo mejor es carecer de cualquier plan, los Park planifican en cuestión de minutos una esplendida fiesta de cumpleaños alternativa al campamento frustrado. Quienes pueden llevar adelante un plan y quienes no, es una manera de expresar la diferencia de clase en términos coreanos. El plan que la burguesía coreana se propuso lo ha logrado y el resultado se expone en la película.

Continuidades. La línea. De un lado y del otro se menciona, se reflexiona o se asume que hay una línea que no se debe trasponer, una línea que ordena, que no es otra cosa que el lugar social de cada uno. Cualquier extralimitación pone en riesgo ese lugar. Esa línea que no se puede expresar, pero que no se puede dejar de sentir, es la de la propiedad. Cuando le piden al chofer que le haga el payasito al hijo del señor Park, disfrazado de indio norteamericano, la línea que no debe sobrepasarse es que le pagan por eso, y, además, horas extras.

Continuidades. En este mundo dónde triunfar es la medida de la justicia, es necesario ganar siempre, y por lo tanto, ocultar cualquier apariencia de que no es así. Porque la línea que separa a los triunfadores de los demás es invisible pero infranqueable. Las apariencias cobran mayor importancia en las sociedades modernas en la medida que los linajes, estamentos y privilegios son abolidos. En la secular sociedad coreana, la apariencia de éxito, la apariencia adecuada es muy importante. Y provee trabajos, como el de la hija de la familia que actuaba de amiga en bodas, con un plus si atrapaba el ramo. La familia rica es puntillosa en las apariencias, así despide (para que no se note que han fallado en algo, discretamente) y así contrata (para que llegue alguien que es del circulo de confianza) Los Kim simulan ser otra cosa de lo que realmente son, los Park los aceptan por esa apariencia.

Continuidades. La apariencia no anula la importancia del desempeño objetivo, como sucede con cualquier mercancía. La madre es eficaz manteniendo la casa, la hija, aún sin título, capta que el problema del niño es el desempeño de la mamá Park, el hijo es bueno realmente enseñando inglés, y el padre pasa la prueba a la que es sometido manejando en las curvas de las autopistas sin volcar el liquido del vaso del señor Park. Cualquiera que suponga que el mundo es pura apariencia no hubiera logrado ingresar a trabajar con la familia Park. En realidad lo que exponen las estratagemas es la sobre calificación de la población coreana. No mienten lo que no son ni lo que saben, mienten para lograr ser de los pocos entre los que saben, que lograrán un trabajo estable (“500 graduados luchando por un puesto de seguridad” comenta el padre)

Continuidades. Las tres familias comparten las ideas sobre la sociedad, el respeto al éxito y al exitoso. Ambos hombres adultos expresan su respeto por señor Park, más joven pero más ganador que ellos. Incluso cuando el señor Park deshecha a uno de ellos, moribundo, éste le sigue expresando respeto. Esa comunidad de ideas (las ideas de la sociedad son las ideas de su clase dominante) se reafirma en que en casi dos horas de despliegue sobre la brecha social no hay menciones a la injusticia o la desigualdad.[ix]

Continuidades. El olor. Ningún sentido tan atávico, tan alejado de la razón, como el olfato. Si la línea es invisible, el olor es el rastro sensible que se despliega en toda la trama. El drama final no es una decisión sino una reacción ante la exposición brutal de esa diferencia por el dueño de la casa.

Contraste, cuando vemos Parásito en Argentina y toda América: inquieta lo tremendamente similar (la desigualdad) sobre lo categóricamente diferente (Corea está, literalmente, en nuestras antípodas geográficas y productivas). Una familia viviendo sumergida en un semisótano y tratando de garronear wifi gratis y que la fumiguen podría ser una historia del conurbano, pero es Seúl, la súper capital de una nación étnicamente homogénea, con una industria desarrollada y una educación considerada entre las mejores del mundo.

Contraste, desde hace décadas en nuestro país el cine supone que hay que retornar al pasado, antes del momento en que la burguesía no pudo subir al tren del desarrollo (Luna de Avellaneda) un cine de queja y nostalgia, en Parásito los protagonistas consideran que no les dio el cuero para triunfar mientras que otros si lo hicieron. Mientras el abogado que ofrece una solución en la película argentina es retratado con desprecio, los protagonistas masculinos de Parásito no expresan resentimiento al exitoso señor Park.

Contrastes y continuidades llevan la película de aquí para allá, finalmente no va a ningún lado. Hay dos escenas finales, la narrada desde el punto de vista subjetivo del joven Kim, y la narrada desde el punto de vista objetivo de la cámara. En la primera la solución es soñar, soñar con lo imposible. Dejar de lado todo, hacer plata, comprar la casa y liberar al padre encerrado en el sótano. O sea hacer exitosamente lo que en toda la película no lograron hacer siquiera discretamente: enriquecerse. La cámara, al contrario, nos muestra la misma escena del comienzo pero empobrecida, sin el padre prófugo, sin la hermana muerta, pero en el mismo sitio del principio. Las mismas medias colgando, la misma mirada desde el subsuelo, pero peor.

Continuidad final. El problema de la unidad de la clase obrera, de la unidad de los explotados contra los explotadores es el problema que la realidad (y el cine) nos reclaman que abordemos. En Corea y en Argentina, y la película no escatima exponer que no es tarea fácil, sino que nos reclama los mayores esfuerzos.

Contraste final. Los protagonistas pobres viven sumergidos, pero es evidente que poseen educación y capacidades productivas, también que aprovechan lo que se puede de los recursos que una sociedad desarrollada posee y deja en disponibilidad: desde algún acceso al wifi (tan necesario para los trabajos temporales y precarios, cuyos pedidos deben ser atendidos de inmediato) como una fumigación. Entre esos bienes está la educación, la hija merecería estar en una universidad estadounidense por sus capacidades para el diseño, el hijo es muy bueno en inglés porque ha preparado 4 veces el riguroso examen de ingreso, la madre ha sido exitosa competidora deportiva, y el padre ha tenido variados empleos y también tuvo algún negocio que no prosperó. Lo mismo sucede con la otra familia que incluso cuestiona a los Ki Taek haberse engullido una cena pantagruélica en ausencia de los patrones desaprovechando esa casa llena de arte y buen gusto creada por un arquitecto de renombre.

Contraste. Esta trama contrasta profundamente con nuestros problemas que consisten en un 40% de la población egresando de la escolaridad sin capacidades para la comprensión de textos. Con una masa de población que no ha desempeñado nunca trabajos registrados, ni mucho menos emprendido negocios propios. Y al contrastar preocupa porque cada gobierno burgués asume explicando que si se controlan ciertas variables del mercado y se potencian otras, todos vamos a vivir bien.

Y bien Parásito nos muestra que si todo el plan burgués (el plan peronista) saliera bien, tampoco podemos tener grandes expectativas. Es cierto que Corea no vive en la montaña rusa delirante de la economía argentina, pero también es evidente que si todo el sacrificio, el esfuerzo, los ajustes y las pérdidas que nos solicitan los burgueses argentinos se realizaran, y lograran sobre la tierra arrasada de nuestras conquistas y nuestro nivel de vida edificar un milagro del Rio Han en el Río de la Plata, igual la vida sería un infierno para un número creciente de trabajadores. Chile en la realidad y Corea en el cine, nos invitan a pensar lo limitado de los milagros capitalistas, quías por eso los llaman milagros, porque la vida digna y justa en el marco del capital es un milagro, o sea, algo que no existe.

Lo aterrador de la película es que nos dice que aun en los lugares donde todo lo que se propone la burguesía argentina se ha logrado, aun dónde la deuda se toma para competir, la educación tiene reconocimiento social y sus exportaciones generan más dólares que los que se gastan, aun allí, la desigualdad aumenta y los trabajadores viven cada vez peor. Parásitos, los únicos, son los burgueses, todos.


[i] Alfredo Zaiat. Economía a Contramano. Página 296

[ii] https://asialink.americaeconomia.com/economia-y-negocios-sociedad/los-cucharas-de-tierra-de-surcorea-sin-dinero-ni-esperanza?fbclid=IwAR0a60n6dtZMGHgUsYIYwOcgLF2lVGT01G33YrjccqMVJq0MwfoCn2Al8oE

[iii] https://madeinchinajournal.com/2019/07/23/south-koreas-progressive-turn/

[iv] http://www.industriall-union.org/es/huelga-nacional-de-los-trabajadores-coreanos-por-la-reforma-de-los-chaebols

[v]  https://www.wsws.org/es/articles/2019/09/27/skor-s27.html

[vi] https://www.eldiario.es/theguardian/perjudicados-jornada-laboral-Corea-Sur_0_805619866.html

[vii] Sobre todo si tenemos en cuenta que uno de sus divulgadores locales fue candidato a jefe de gobierno por una agrupación trotskysta en CABA. Pero fundamentalmente porque son sus planteos de centrales los que imita la Izquierda Lacaniana de Alemán y Merlín con el patetismo propio de quienes copian fuera de contexto. Si BCH tiene detrás a LG y Kia, nuestros imitadores tienen detrás a una burguesía improductiva y doblemente parásita.

[viii] Es como la literatura sureña sin colores, eso que en Carson Mc Cullers sucede obligado por la distinción racial, el derrotero patético del blanco pobre, en Corea se esconde detrás del milagro del río Han, su explosión económica. Lo que pinta Faulkner sobre el resabio del orgullo sureño, en Parásito se expone sobre el fondo de la igualdad formal burguesa, lo que el viento se llevó se ha ido bien lejos.

[ix] El periódico El Roble, afirma “La “movilidad social” que logran o con la que sueñan (es interesante en este sentido el final de la película), parte de una ambición de convertirse ellos mismos en burgueses.” Siguiendo la estela de degradación intelectual que promueve el peronismo, se repite la concepción que vivir bien, y querer hacerlo es de burgueses (y por lo tanto, lo opuesto, es el pobrismo más miserable) En ninguna escena se expresa que quieran tener propiedades y explotar trabajo ajeno. Quieren vivir mejor y punto. Si supieran, si tuvieran conciencia, los trabajadores que en esta sociedad eso está reservado a los explotadores, y que los trabajadores estamos excluidos, serían clasistas (o funcionarios del capital). La cantinela que une la ambición de vivir de acuerdo a las posibilidades desplegadas por la sociedad a la pretensión de ser explotadores es uno de los mayores problemas que debe enfrentar la lucha por la conciencia de los trabajadores. https://periodicoelroble.wordpress.com/2020/01/29/cine-parasitos-la-belleza-cinematografica-como-diagnostico-de-la-barbarie-capitalista-y-de-los-problemas-actuales-de-la-clase-obrera/

1 Comentario

  1. Muy buena toda la seguidilla de articulos. Lo único que me hace ruido es que en el análisis se haga un borrón y cuenta nueva entre el pasado de una estructura de castas y el presente. Hay una continuidad, que se expresa más que nada en el trato, el lenguaje y en el pensamiento (sobre cómo es la sociedad, cuál es el lugar que uno ocupa dentro de ella, etc) que hunde sus raices en la vieja estructura de castas inamovibles donde llegó hasta a haber esclavitud, y donde los nobles sentian un profundo desprecio por el pueblo. La historia no se borra, pretender que todo lo que sucede ahora en Corea no tiene ninguna relación con esto que les menciono (son siglos y siglos…) es un poco raro. No digo que sea la causa pero sí ayuda para entender como está estructurado el pensamiento de los coreanos y también su sociedad.

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