La ola cultural coreana. Samsung, Kpop, B. C. Han y Parásito (1°) El K pop en el CCK, pibes que cantan, bailan y se suicidan.

en El Aromo n° 109/Novedades

La mitad de las personas que lean esta nota desde un celular lo harán en uno coreano. Bul Chung Han es un best seller. En el Kirchner expone BTS y Parásito se exhibe con éxito. ¿Qué significa la presencia de un país que en el año 60 era de los más miserables?


Ricardo Maldonado

Grupo de Cultura Proletaria


Uno de cada dos personas que lean esta nota desde un celular lo harán probablemente en uno coreano (Samsung o LG). En la industria editorial local nunca había sido protagonista un coreano, ni generado debates y cursos en ámbito académicos como lo ha hecho el coreano Byung-Chul Han

En su retorno al gobierno, el peronismo ha elegido abrir la temporada en el C. C. Kirchner, esta semana, con una perfomance del artista tucumano Saraceno con el grupo BTS, una “boy band” que forma parte del Hallyu, la “ola cultural coreana”. Films del extremo oriente habían sido nominadas 25 veces a los Golden Globe, y habían obtenido 6 veces la Palma de Oro del Festival de Cannes. Nunca una película coreana. Más allá de la justicia de estas entregas y de las connotaciones políticas que enmarcan el momento en que se fija o no la mirada sobre la cinematografía de un país (o precisamente por eso) es destacable que la última entrega de ambos premios haya sido ganada por la película Parásito del coreano Bong Joon-ho. Y es en el marco de esta presencia creciente de productos coreanos que Parásito ha llegado a las salas de cine en estos días.

Todos los productos mencionados (Samsung, B. C. Han, Parásito, BTS) son y no son parte de la ola coreana, de acuerdo al criterio que utilicemos para definirla. Pero es innegable que nuestra vida cotidiana registra en los últimos años una presencia creciente de productos coreanos. Una presencia que puede indicarnos una mirada sobre la película.

La Ola cultural coreana

Definida por muchos medios como la diplomacia suave de Corea del Sur, no es el cine su producto emblemático sino lo que se llama Kpop, o Pop coreano. Aunque en extremo oriente el fenómeno musical fue precedido por el llamado K drama, producciones dramáticas televisivas que lograron gran auge no sólo al interior de Corea sino también en el cercano y poderoso mercado japonés, a partir de la década del 90. Pero los K dramas no han logrado el impacto ni la extensión del K pop que ha logrado instalarse, aunque tibiamente, incluso en nuestro continente, sobre todo en Chile, México o Perú. Pero aquí hemos conocido al mayor golpe de efecto con el cantante PSY que en 2012 logró records de descarga de su Gangnam Style. Al poco tiempo las noticias de Park Jae-Sang (PSY) hablaban de otra cosa: “Qué pasó con el cantante de ‘Gangnam Style’: estrés y alcohol”[i]

Podemos leer también que “Mina, ex AOA, habla de un “asesino” tras la muerte de Sulli y Gao Hara”. Gao Hara y Sulli son los nombres de figuras (“Idols”) del pop coreano fallecidas en el último año, muy jóvenes. Además: “Mina, la joven cantante de 22 años de edad e integrante de la agrupación de K-pop TWICE, fue diagnosticada con trastorno de ansiedad, de acuerdo con un comunicado oficial de JYP Entertainment” o “la estrella Lee Seung-hyun, más conocido como ‘Seungri’, fuera acusado de presuntamente incitar a la prostitución” o “Goo Hara había sufrido de depresión y ya se había querido suicidar en mayo de este año. En esa ocasión, trascendió que su manager la había encontrado encerrada en su casa y prácticamente asfixiada por el humo[ii] o “Taeyeon. La integrante de SNDS admitió hace unos meses que está bajo tratamiento para combatir ladepresión que[iii] y

Jonghyun, líder de la boy band Shinee, murió a los 27 años en un hospital de Seúl al que fue trasladado tras ser encontrado inconsciente en su casa. Dejó una nota de suicidio que decía: «Estoy roto por dentro. La depresión que lentamente me ha ido carcomiendo ya me ha devorado, y no he podido superarla. Es increíble lo mucho que duele. Nadie está más atormentado ni debilitado que yo. Volverme famoso probablemente no era mi destino. Me dicen que por eso lo estoy pasando mal.. ¿Por qué lo elegí?»[iv]

La “mala racha” del K-Pop radica en volverse famoso, o mejor dicho la forma en que eso se produce en Corea. En el año 1996 el productor Lee Soo Man fundó S.M. Entertainment. Al año siguiente Yang Hyun Suk, ex miembro de Seo Taiji & Boys, inició YG Entertainment. Seo Taiji &Boys había tenido en 1992 gran éxito en la escena musical coreana. Y en 1997 fue creada JYP Entertainment por el cantante coreano, Park Jin Young[v]. Estas empresas de entretenimientos (que exceden ampliamente el campo exclusivo de la música) son denominadas Big Three por su amplio dominio en este mercado. De ese período inicial son los grupos H.O.T , Sechs Kies, S.E.S, Fin.K.L , NRG, Baby VOX, Diva, Shinhwa y g.o.d. Esta primera camada de grupos tuvo mayor preponderancia al interior que como producto de exportación, pero luego de la crisis asiática de 1997 las productoras inclinaron sus fuerzas al exterior. A su declive le siguió la segunda generación: Súper Junior (2005), Big Bang (2006), Wonder Girls, Girls’ Generation y KARA (2007).

A tono con los tiempos de integración del negocio del espectáculo, las Big Three, en la línea de las Netflix, Amazon o Disney, se ocupan de un producto completo y de cada porción del proceso de su generación y consumo. Las 3, SM, YG y JYP facturaron en 2019 la suma de 1786, 865 y 753 millones de dólares (3404 millones en total, desde menos de 68 millones 10 años atrás)

Lo característico de estas empresas es su sistema de producción con características de línea de montaje. No es fácil imaginarnos cómo funciona porque la historia de la producción artística en nuestro país tiene otra lógica y se sostiene en otra estructura. Fundamentalmente el individualismo que es heredado del comienzo artesanal de casi todas las ramas económicas en el país. Al contrario Corea se beneficia de una inclusión “natural” en los formatos digitales y la circulación en redes.

La materia prima tratan de encontrarla y comprarla en su nivel más básico. En este caso se trata de encontrar niños-jóvenes con alguna disposición para el canto, el baile y la representación. Como no es seguro que los talentos incipientes se desarrollen luego, introducen en la mecanización la mayor cantidad de piezas posibles. La Youth Star Audition del 2012 de SM Entertainment que se realizó en siete países y 12 ciudades explicitaba en la convocatoria que “la audición está abierta a todas las nacionalidades, géneros y edades de 8 a 20 años”[vi] SME calcula en 300 mil las audiciones para lograr un grupo. Comienza entonces un riguroso proceso de filtros. Tomarán clases de danza, canto, comedia, desarrollo personal, entrenamiento físico e idiomas, todo pensado para una carrera internacional. El costo de cada uno de los que llegan (el costo para las empresas no para los que quedan en el camino obviamente) se estima entre 2,5 a 5 millones de dólares[vii]. El tiempo de este entrenamiento es de 3 a 5 años, pero por ejemplo TVXQ se preparó 7 años antes de debutar. Durante este período los preadolescentes suelen vivir juntos, entrenar (el término entrenar, más propio de los deportes que del mundo artístico es el que usan los voceros de las empresas) de diez a doce horas al día casi todos los días (a veces tienen algún día libre) e ir a la escuela. Además sus intereses personales, vida privada, etc., quedan bajo la estricta vigilancia de la empresa que ya les ha hecho firmar contrato.

Choi Jung-Bong, un profesor coreano que investiga la cultura del este asiático en la Universidad de Nueva York señala que: “Como artista, aprendes idiomas, como el japonés o el inglés. Tienes que construir tu personalidad, tu fortaleza mental. Y tienen que pasar por una nueva versión completa del cuerpo que involucra dietas pesadas y, a veces, incluso cirugía plástica. Trabajos de nariz, párpados, etc. Ni siquiera sé qué están haciendo con las piernas”[viii]

Los lentes de contacto para variar la apariencia y el nutrido maquillaje se combinan entonces con el extremo recurso de la cirugía para que los integrantes de las bandas cumplan con los requerimientos exigidos por las empresas. La apariencia es tan importante que los idols liman a fuerza de ejercicio, maquillaje y cirugía, las diferencias de cada individuo con el estándar ideado por las empresas. Esta producción industrial de los grupos se realiza sobre una repetida división del trabajo al interior del grupo (el que mejor canta, el líder, el que rapea, el más tierno o de menor edad), en las canciones también existe una estructura la secuencia verso-coro-verso y se agrega una estrofa de rap, que es similar en casi todos los grupos.

Al exterior del grupo, a través de las redes sociales, se conforman ejércitos de fans. Un grupo debe propiciar la generación de fandoms (universo de fanáticos) fanarts (creaciones visuales relacionadas con el grupo al que se sigue), fanfic (ficciones de fans) e incluso grupos que imitan las perfomances de sus idols[ix], llegando a presionar por medio flashmob a los organizadores de eventos y conciertos para que sumen fechas o lleguen a alguna ciudad. A esto se le agrega generar su propio merchandising y venderlo en encuentros organizados con ellos, promover productos de marcas coreanas, que en principio fueron cosméticos, pero luego de se amplió a cualquier tipo, y sostener el star system que coloca toda su vida de estrellas como producto de consumo, moldeado por la industria y respondiendo a ella.

Semejante incitación a la movilización de sus seguidores no es fácilmente controlable, por lo que el ciber acoso o el acoso sencillamente, es muy común, no casualmente en 2016 se agravaron las penas para este tipo de delitos en Corea del Sur. Paralelamente han surgido los sasaeng[x] ladrones furtivos de cualquier elemento cotidiano utilizado por los idols. Y el turismo coreano lo incentiva incluyendo los sitios donde trasncurren los K dramas o en los que han actuado o viven los idols del K pop

El tamaño promedio de un grupo de K-pop es de algo más de 4 integrantes, llegando a grupos de 12, pero también a conformar grupos que se auto facetan en grupos menores para giras y eventos específicos. Al entrenamiento el ex 2PM Jay Park lo denominó “un corte de garganta”. Las “asociaciones “ que se les proponen a los aspirantes (los contratos, llamados “contratos de esclavos”) son de hasta 15 años, asegurándose, en el caso del servicio militar obligatorio de dos años, su ligazón antes y luego de ese período. Un relato de una publicación sobre el K pop resume el método: “Un aprendiz puede ser despedido por su compañía en cualquier momento si no es lo suficientemente bueno. Actúan para el presidente de la compañía de manera regular, quien luego señala sus fortalezas y debilidades. Si están a la altura de las expectativas de la compañía, se les permite continuar entrenando con la esperanza de que el estrellato del K-pop esté un poco más cerca. Si no lo son, los alumnos se dejan caer sin una segunda oportunidad. Los alumnos entrenan casi sin parar durante un promedio de dos a cinco años antes de poder debutar  Jokwon de 2 AM es el aprendiz de JYP Entertainment más largo hasta la fecha: se entrenó durante siete años antes de debutar. (…) Jaejoong dejó a su familia cuando solo tenía quince años para ir a perseguir sus sueños en Seúl. Participó en una audición SM y se le permitió comenzar clases bajo la compañía. Sin embargo, Jaejoong tuvo que pagar sus propias clases y, sin el apoyo de su familia, asumió varios trabajos, como trabajar en un restaurante, trabajos de construcción y entregar periódicos. (…)  El período de entrenamiento es una experiencia humillante para la mayoría de los artistas de K-pop. Incluso después de sus debuts, la mayoría de los artistas hablan de sus días de aprendices como difíciles e intensos”[xi] Si estas declaraciones hacen recordar a los futbolistas profesionales que nunca dejan de hablar de sacrificio y cosas por el estilo, es porque el Kpop funciona de la misma manera, en su sistema de captación, que los clubes de futbol argentino. La diferencia, que no puede escaparse, es que Corea, con sus empresas, controla la totalidad del proceso.

En esta picadora de carne, llamada tecnología cultural, los “fracasados” sólo han tenido una oportunidad de acertarle a un objetivo muy acotado, lo opuesto a una verdadera formación artística.

El “Cultural Technology System”’ es algo que Soo Man Lee, director de S.M Entertaimnet creó en 1997. ¿Por qué y para qué? En el ‘manual’ que SM utiliza desde los años noventa, existen cuatro pasos: casting, entrenamiento, producción y management. Casting: Los artistas son seleccionados mediante audiciones alrededor del mundo (normalmente suelen ser coreanos, coreanos-americanos, coreanos-canadienses o incluso artistas chinos). Ese es el primer paso. Entrenamiento. En el segundo paso, los jóvenes fichados por la compañía en los casting son sometidos a entrenamientos. Estos pueden durar años hasta que finalmente, reúnen las cualidades que cada compañía de entretenimiento creen que son las adecuadas. Es entonces cuando se les hace debutar (…). Producción. Entonces llega el tercer paso, la producción de música. Muchas veces, en este paso intervienen productores extranjeros para darle más popularidad al grupo en otros países. (…) Marketing. Finalmente, entran en acción los programas de variedades, los survivals shows… Cualquier actividad que permita que los artistas estén en la televisión, en anuncios colgados de edificios, prensa, etc. Además, en este paso también aparecen las colaboraciones internacionales. Por ejemplo, se ponen en contacto con las instituciones culturales coreanas en diferentes países y realizan conciertos y/o workshops”.[xii]

El Kpop expresa lo más exitoso de la burguesía coreana: su acceso a la gran industria, la producción en gran escala de productos exportables. Y su lado oscuro: la superexplotación deshumanizada. Las mercancías producidas por la burguesía coreana se potencian entre sí, y el carácter “cultural” es el diferencial que nos señala la importancia del aspecto sensible en las satisfacciones que ofrecen algunos de esos productos. Si la preeminencia sensible no la hace menos mercancía, la denominación “coreana” no la ata a ninguna identidad o tradición particularmente originada en la península. Nada hay en el Kpop que provenga de la tradición coreana ancestral o refuerce esa identidad. Por el contrario contribuye a momificarla para enviarla al museo. No es extraño porque la “cultura coreana” sigue con retraso a la economía. La ocupación japonesa atacó la cultura tradicional de Corea, forma característica de las relaciones coloniales. Al terminar la guerra esa cultura había sufrido una violenta supresión. La tradición musical coreana de una escala de cinco notas no retomó su lugar y fue reemplazada por la escala occidental, tampoco el Pansori o los más de 50 instrumentos musicales originales. Dejaron lugar a la música de los “liberadores” estadounidenses. La cultura coreana se debatía así entre las imposiciones japonesas (entre las que se cuentan la vergüenza por el baile y las expresiones públicas de afecto, o el rechazo al emblanquecimiento de la piel) y las novedades traídas por la presencia yanqui en su territorio. De distintas maneras se dio el desplazamiento y la instalación de una sobre otra[xiii]. El proteccionismo recluyó la música del país en un gueto nacionalista de la mano del gobierno de Park, lo que no significó un retorno a las formas tradicionales sino un forzamiento de contenidos nacionalistas en las letras. Cuando a principios de la década del 90 la apertura económica fue seguida de la política, el Pop se hizo masivo.

Al hablar de pop nos estamos remitiendo a la modulación particular, en un territorio nacional dado, de la cultura pop internacional originada en los países de vanguardia en la exportación de mercancías globales. El K pop se basa, o mixtura, diversos estilos como la música dance electrónica, el hip hop, el rap, el rock y el R&B. No es necesario ser musicólogo para darse cuenta que estas formas musicales son originarias de los países anglosajones, fundamentalmente de EEUU. Utiliza con holgura el idioma inglés, necesario para cualquier mercancía cultural que pretenda trascender fronteras, esa lengua común es parte constituyente de un mercado cada vez más común. El formato de un grupo de cantantes bailando frente a cámara se potenció cuando a fines del 70 surgió la sociedad videoclips – canales de música. Killer de M. Jackson marcó la explosión del género allí encontramos el liderazgo percusor en el emblanquecimiento del color de piel y la ingeniería ejercida sobre el aspecto por la vía de las cirugías estéticas. El K Pop ha aportado el “punto del baile” que permite la imitación coreográfica por grupos de adolescentes.

En las letras, por ejemplo de BTS, nos encontramos con problemas clásicos de la temprana juventud, leídos bajo la luz coreana. Su canción debut «No More Dreams» (No más Sueños) habla de la presión de padres a hijos para ser triunfadores, y los resultados que conlleva aún para los que lo logran, en otro hit “N.O” se cuestiona la autoridad de las escuelas, su presión e incitación a la competencia, a la búsqueda de calificaciones perfectas, Spine Breaker sobre la diferente vida que permite o impide el dinero. También letras con los tópicos típicos del sufrimiento adolescente, las redes sociales reemplazando la “verdadera” amistad (“Can you turn off your phone?»), de la soledad y la depresión (Whalien 52) o «21 Century Girls» homenajeando al empoderamiento femenino. Nada específicamente propio de la tradición coreana, aunque ya veremos que mucho propio del desarrollo del capitalismo coreano.

Finalmente en la canción “Fire” se refiere a las cucharas de tierra “No me llames cuchara, soy sólo un ser humano”. Aunque enigmática, esta letra cobrará profundo sentido al seguir conociendo la sociedad coreana. Pero como mencionamos, los grupos que manejan el K pop son sensibles a las sensibilidades globales y ahora han entendido que es necesario un Kpop “verde”, el evento que montó el gobierno en el CCK es eso

Dicho en otros términos la ola coreana no exporta cultura coreana si nos queremos referir a algún tipo de identidad o tradición, sino que re exporta un producto propio del occidente capitalista en una variante particular. Al igual que los autos de Hyundai o los celulares de Samsung, son inventos-creaciones de la economía capitalista global.[xiv]

El valor que impulsa esta ola cultural genéricamente es el de la reproducción de la vida mediante la compra de mercancías, y, lo específicamente coreano, que los que ganan viven “bien” y lo merecen, y los perdedores también merecen la vida que tienen. La admiración de los fans en esta industria es el consuelo de los derrotados. Ocupa el lugar de la tradición y la identidad en las culturas de los capitalismos fallidos e inviables. Si en este último caso la mirada se vuelve al pasado y la cultura se torna reaccionaria (porque renuncia a avanzar) en este caso se enaltece el avance, se admira a los que lo logran y se acepta como individual y necesario, el sufrimiento por el fracaso.

Lo “nacional” de una cultura burguesa es que trasmita la idea de un país, en un espacio de acumulación, en el cual vale invertir y comprar. La cultura nacional cumple la misma función que la organización de juegos olímpicos (en este caso en 1988) o de mundiales (2002). No se los organiza para ganarlos, sino para refrendar “otro” orgullo nacional: el de la solidez de la economía y de la clase que la dirige. El Kpop es la expresión de lo que funciona en Corea, pero también de cómo funciona y del precio que eso conlleva.

Agnes Héller escribió sobre la cultura bajo la lógica del capital, que es, sin elementos de duda, “la forma de expresión más significativa del empobrecimiento de las necesidades (y de las capacidades) es su reducción y homogeneización. Marx habla a menudo, por ejemplo, del hecho de que el capitalismo es hostil al arte. El capitalismo produce sobre todo objetos de arte, portadores de valor de cambio que proporcionan beneficio. Por consiguiente, considerando la media de la sociedad, las necesidades de un arte elevado quedan desatendidas a favor de las que postulan un arte decadente en expansión progresiva. De igual manera, el capitalismo cuantifica el mundo, cualitativo en su conjunto, de las necesidades humanas”

El gobierno los exhibe en su centro cultural emblemático pero el K pop nos ofrece también adentrarnos, siguiendo el hilo trágico de sus estrellas, en la cultura, la estructura socioeconómica y la historia de Corea. E incluso compararla con la nuestra. Cuando volvamos a Parásito, veremos que no todos los parásitos actúan y piensan igual. Ni generan la misma cultura. Eso en las próximas notas.


[i] https://www.elmundo.es/loc/2016/12/19/585412e7ca474154428b45ed.html

[ii] https://www.infobae.com/teleshow/infoshow/2019/12/01/las-tragedias-del-kpop-y-su-maquina-de-hacer-estrellas/

[iii] https://www.nacionrex.com/kpop/idols-de-kpop-con-depresion-suicidio-lista-20191014-0008.html

[iv] https://www.abc.es/cultura/musica/abci-12-muertes-conmocionado-mundo-k-pop-201910141521_noticia.html

[v] Las compañías coreanas contrastan ampliamente con la historia de las argentinas, el sello fundador del rock nacional (Mandioca) tuvo una existencia de sólo tres años, y Music Hall, no sólo poseía un catálogo amplio y diverso (de Piazzolla y Leopoldo Federico, a Pappo´s Blues y Serú Girán), sino que al quebrar luego de casi 50 años de vida, en 1993 dejó paralizado, por cuestiones de derechos, ese amplísimo material

[vi] http://www.kpopstarz.com/articles/9544/20120625/sm-entertainment-2012-youth-star-audition-in-seven-countries.htm

[vii] https://www.allkpop.com/article/2011/11/what-does-it-take-to-create-an-sm-entertainment-k-pop-star

[viii] : http://www.scenariomagazine.com/hooked-on-hallyu/

[ix] http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/bitstream/handle/20.500.12404/13384/SAAVEDRA_ECHENIQUE_CRISTINA_MEJOR_TOMBOY.pdf?sequence=1&isAllowed=y

[x] https://www.elmundo.es/cultura/musica/2018/02/26/5a92faee268e3ee93e8b4630.html

[xi] http://seoulbeats.com/2012/02/the-road-to-k-pop-stardom-training/

[xii] http://han-association.com/2018/05/27/que-es-el-cultural-technology-system/

[xiii] En ese proceso hubo algún intercambio, siendo relevantes las Kim Sisters, grupo femenino al estilo de The Supremes que cosechó cierto éxito en EEUU.

[xiv] “A mediados de los 90, se colocó un informe en el escritorio del presidente coreano. Incluía un cálculo que mostraba que los ingresos de exportación del exitoso “Parque jurásico” de Steven Spielberg eran iguales a la venta de exportación de 1.5 millones de automóviles Hyundai. El mensaje al presidente Kim Young-Sam fue que la cultura popular, cuando se hace bien, es un buen negocio A pesar de la desaforada recaudación del film (más de mil millones) el comentario no expresa la realidad (las automotrices superan ampliamente esos ingresos) pero la ilustra: se trataba y se trató siempre para Corea del Sur, de exportar, y para eso no hay ataduras, ni tradicionales, ni contractuales.http://www.scenariomagazine.com/hooked-on-hallyu/

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