Nicolás Grimaldi
Laboratorio de Análisis Político-CEICS
El documento Santa Fe I fue publicado en mayo de 1980 con el objetivo de establecer nuevas bases de la política exterior norteamericana en América Latina. Sus autores fueron Lynn Francis Bouchey, Roger Fontaine, David Jordan y Gordon Summer. Lewis Tambs fue el editor. Todos ellos formaron el grupo dirigente de la llamada “nueva derecha” norteamericana que apoyó la candidatura de Reagan. Estos intelectuales, nucleados en la Heritage Foundation y en el Grupo Santa Fe, administraron la política exterior de Reagan y de Bush padre. Este trabajo presenta una particular importancia, debido a que marca un viraje en la política norteamericana con respecto al hemisferio. Una tendencia que se extiende hasta nuestros días. Para ejemplificar mejor esta afirmación, puede apreciarse que algunos de estos escritores (Bouchey, Fontaine y Summer) fueron también los autores del documento Santa Fe IV, que guío la política continental de George Bush. Presentamos aquí un extracto de lo más importante de este primer documento.*
“La proyección del poder global de los Estados Unidos descansa sobre un Caribe cooperativo y una América del Sur que brinda su apoyo. La exclusión de los poderes marítimos del Viejo Mundo de Cuba, el Caribe y América Latina ha ayudado a Estados Unidos a generar un poder excelente para desarrollar actividades de balance en los continentes africano, europeo y asiático. […]
Las raíces del presente dilema de seguridad de Estados Unidos se ubican a comienzos de los años sesenta, a saber, en el fracaso de Bahía de Cochinos en 1961, y en el posterior Acuerdo Kennedy-Kruschev que puso fin a la crisis de los misiles cubanos en 1962. En aquella oportunidad el incremento en la amenaza más allá de lo que se consideraba previamente como tolerable, hizo que se aceptara lo que anteriormente era inaceptable. La clara adopción por parte de Washington, durante la Guerra de Vietnam, de la posición de que América Latina no era importante estratégica, política, económica ni ideológicamente, erosionó aún más la posición de Estados Unidos. […]
Este Hemisferio es todavía la mitad del globo, nuestra mitad, la mitad americana. Nuestro futuro geoestratégico, económico, social y político debe estar asegurado por un sistema hemisférico de seguridad. […]
Los alimentos son un arma en un mundo de guerra. Cuatro de los siete productores agrícolas con excedentes del mundo se encuentran en el Hemisferio Occidental: Canadá, Estados Unidos, Brasil y Argentina. Junto con los productores del Pacífico -Australia y Nueva Zelanda-, el continente americano podría ejercer una presión poderosa sobre Estados potencialmente hostiles, teniendo como rehenes a sus importaciones de alimentos, y así modificar el balance entre el Nuevo y el Viejo Mundo. […]
El Canal de Panamá tiene un valor estratégico vital para la mayor parte de los países de este Hemisferio. Su seguridad y disponibilidad son de gran interés para los países del Norte, Centro y Sudamérica. Si adjudicáramos esta responsabilidad a los firmantes del Tratado de Río, los cuales a su vez podrían designar a la JID (Junta Interamericana de Defensa) como su agente, el problema estaría ubicado en un plano estratégico adecuado y se elevaría a la posición de visibilidad internacional que tanto merece. […]
La productividad es la clave del progreso. Los obreros, los ejecutivos y el capital comparten la responsabilidad de incrementar la producción industrial y agrícola. La empresa privada y la economía de libre mercado han demostrado de manera clara que son superiores a las economías controladas con capitalismo de Estado, en la tarea de producir las mercancías y los servicios que requieren los consumidores. Un movimiento sindical libre, si está basado en la elección y en la asociación voluntaria, es fundamental para la filosofía de una economía de mercado libre. […]
En vista de nuestros equivocados esfuerzos recientes para manipular a Brasil y a la poca atención puesta en la mejoría de las relaciones entre Estados Unidos y Brasil, defendiendo así los intereses norteamericanos, la nueva Administración debe tomar la iniciativa de mejorar las relaciones con este país clave. […]
Estados Unidos debería iniciar inmediatamente pláticas interrelacionadas de alto nivel acerca de los energéticos, la inmigración y el comercio. Se debería eliminar la embajada especial para asuntos mexicanos, y el embajador de Estados Unidos en México debería ser el jefe de la delegación en las negociaciones. Estados Unidos debería mantener sus mercados abiertos a los productos mexicanos. La meta no es el establecimiento de un mercado común en Norteamérica, sino mantener abierto un mercado norteamericano para los bienes mexicanos, particularmente aquellos que provienen de industrias de mano de obra intensiva. […]
Estados Unidos y México deben buscar una solución al flujo de trabajadores indocumentados a Estados Unidos. La meta es proporcionar empleo temporal para un número determinado de ciudadanos mexicanos. La aplicación estricta de la cuota será responsabilidad tanto de las autoridades mexicanas como de las norteamericanas. Estados Unidos y México deben elaborar acuerdos de largo plazo para el abastecimiento de gas y de petróleo. La meta para las importaciones norteamericanas de petróleo es alrededor de dos millones de barriles por día para principios de la década de los ochenta. Tal acuerdo podría beneficiar a ambos países. Para Estados Unidos, sin embargo, la importación de petróleo mexicano junto con compras mayores a otros productores del Hemisferio Occidental, aliviaría su dependencia del petróleo del Golfo Pérsico para 1985. […]
América Latina, tanto como Europa Occidental y Japón, es parte de la base de poder de Estados Unidos. No podemos permitir que se desmorone ninguna base de poder norteamericana, ya sea en América Latina, en Europa Occidental o en el Pacífico Occidental, si es que Estados Unidos debe retener energía extra para ser capaz de jugar un rol equilibrador en otras partes del mundo. Para un Estado equilibrador como Estados Unidos, no hay posibilidad de una acción global flexible si su poder está inmovilizado o bloqueado en cualquier área. En realidad, en áreas vitales para el potencial de poder de cualquier nación, no es suficiente la preservación del statu quo. Estados Unidos debe buscar mejorar su posición relativa en todas sus esferas de influencia. Si existe una pérdida de firmeza con respecto a la importancia de mejorar la posición relativa de poder de una nación, será entonces sólo cuestión de tiempo hasta que el Estado inactivo sea reemplazado por su competidor. […]
El Comité de Santa Fe quiere subrayar que Estados Unidos no desea perseguir una política de intervención en los asuntos internos y exteriores de cualquier nación latinoamericana, a menos que los Estados iberoamericanos sigan políticas que ayuden e instiguen la intrusión imperialista de poderes extracontinentales. Una política de Estados Unidos hacia América Latina que tenga estas características, tiene el potencial para un sustancial apoyo latinoamericano, especialmente entre los regímenes independientes que aún quedan. […]
Reactivar nuestras tradicionales vinculaciones militares en el continente, ofreciendo entrenamiento militar y ayuda a las fuerzas armadas del continente americano, con un énfasis particular en los oficiales más jóvenes y en los suboficiales. Ofrecer ayuda técnica y psicológica a todos los países de este Hemisferio en su lucha contra el terrorismo, independientemente del origen de este último. […]
Utilizando el entrenamiento militar de nuestro país, Estados Unidos puede proporcionar no solamente un liderazgo profesional de primera clase, sino también un modelo moderado para el resto del personal militar del continente americano y sus familias. Viviendo en Estados Unidos y observando nuestro proceso político en acción, los líderes militares de este Hemisferio pueden volver a sentir el respeto y la admiración que antes tenían por Estados Unidos. Las ventajas militares estratégicas que se ganarán gracias al entrenamiento, al equipo y a la logística común son obvias. Mientras que se esforzaba heroicamente para conseguir esto en la OTAN, la Administración Carter destruyó sistemáticamente todos los intentos de cooperación y comunidad en este Hemisferio, con la única excepción de la dictadura de extrema izquierda y brutalmente agresiva de Omar Torrijos. Esta política debe revertirse. […]
La cobertura de la realidad política latinoamericana por los medios de información norteamericanos es inadecuada, y muestra un sesgo sustancial a favor de los partidarios de la transformación socioeconómica radical, sobre bases colectivistas, de los países menos desarrollados. La reforma y el desarrollo a menudo no se distinguen de la revolución comunista, y las noticias prestan una atención insuficiente a las diferencias geofísicas y sociológicas peculiares que existen entre, por ejemplo, Guatemala y Costa Rica, o entre Argentina y Perú. Esto da como resultado un estímulo a la visión equivocada de que las únicas alternativas son la oligarquía o los regímenes autoritarios que profesan el anticomunismo, y alguna forma de populismo de izquierda o socialismo. Los activistas radicales explotan la escasa comprensión sobre los países particulares y los errores de concepción respecto a las alternativas políticas y económicas reales, por medio de la inyección de un flujo continuo de información falsa que abusa de nuestros amigos y glorifica a nuestros enemigos. La manipulación de los medios de información a través de grupos vinculados a las diferentes iglesias y de otros grupos de presión denominados de defensa de los derechos humanos, ha desempeñado un papel cada vez más importante en el derrocamiento de gobiernos autoritarios, pero favorables a Estados Unidos, y en su reemplazo por dictaduras antinorteamericanas, comunistas o procomunistas, con un carácter totalitario. […]
Las naciones recientemente industrializadas de América Latina ya están comprometidas en el desarrollo nuclear. Hay que satisfacer las necesidades de energía para el desarrollo actual y futuro. La oposición norteamericana por parte de las Administraciones Ford y Carter a las instalaciones atómicas de América Latina no han detenido los proyectos y simplemente han empujado a México, Brasil y Argentina a adquirir tecnología nuclear en Europa Occidental y Japón. Por consiguiente, Estados Unidos no simplemente perdió ingresos sino también influencia en estos programas nucleares. Los combustibles fósiles son finitos. Estados Unidos debe asumir el liderazgo en un programa de átomos para la paz que acelere la producción industrial y aún la agrícola. […]
Estados Unidos debe tomar la iniciativa ideológica. Es esencial el estímulo a un sistema de educación en América Latina que ponga el énfasis en la herencia intelectual común del continente americano. La educación debe inculcar el idealismo que habrá de servir como un instrumento para la supervivencia. El objetivo de la guerra lo constituyen las mentes de la humanidad. La ideopolítica habrá de prevalecer. Estados Unidos ha fracasado de manera especial en proyectar los ideales de la libertad política, la iniciativa privada, el descentralismo dogmático y el patriotismo prudente que el pueblo norteamericano sostiene.
Estados Unidos no debería tratar de imponer su propia imagen a Iberoamérica. Ni el pluralismo liberal ni la democracia wilsoniana se han exportado exitosamente. Sin embargo, deberíamos exportar ideas e imágenes que alienten la libertad individual, la responsabilidad política y el respeto a la propiedad privada. Debe iniciarse una campaña para captar a la élite intelectual iberoamericana a través de medios de comunicación tales como la radio, la televisión, libros, artículos y folletos, y también debe fomentarse la concesión de becas y premios. Puesto que la consideración y el reconocimiento son lo que más desean los intelectuales, tal programa los atraería.”
NOTAS:
*El documento fue tomado de http://www.offnews.info/downloads/santafe1.PDF.