Acerca de la propuesta de “secundario online” porteño
Si creyó que la degradación de la educación tenía un punto de llegada en el plan Fines II, se equivoca. El nuevo plan estrella del PRO va por más. O mejor dicho por menos. Entérese aquí de las “virtudes” del programa “Terminá la secundaria”.
Por Romina De Luca (GES – CEICS)
En los primeros días del mes de mayo, el gobierno porteño lanzó el programa “Terminá la secundaria”. En esta oportunidad, la propuesta la conforma un programa de educación a distancia dirigido a jóvenes mayores de 18 años que quieran realizar estudios secundarios en forma completa o bien culminarlos. Numerosas propagandas en T.V, radio y medios gráficos publicitan la iniciativa como una nueva “puerta hacia el futuro”. La gratuidad sería una de sus ventajas y los requisitos necesarios, mínimos: disponer de una computadora conectada a internet y muchas ganas de estudiar. La novedad: su pretensión nacional. En efecto, tal como el PRO lo anuncia, el programa se dirige a los más de 7 millones de jóvenes de todo el país que no culminaron sus estudios. Al decir del Ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, “la idea es aprovechar la tecnología para acortar distancias”. La modalidad de cursada garantizaría, además, la retención de los alumnos. Ahora podrían estudiar desde la comodidad de sus hogares. El ministro declaró que busca convencer a sus propios padres de que completen, por esa vía, sus estudios secundarios. En los últimos días la polémica sobre el programa se acrecentó. Desde Nación, advierten que no cuenta con reconocimiento oficial y, por ende, constituiría una estafa. Desde el PRO se encargaron de negarlo. Unos y otros evitan debatir lo fundamental. ¿Qué es lo que ofrece esta alternativa? ¿Cuáles son sus presupuestos pedagógicos? ¿Es una propuesta viable? ¿Y sus perspectivas?
Un programa viejo…
En realidad, “Terminá la secundaria” pretende nacionalizar un viejo programa porteño creado en 1998: Adultos 2000.1 Pergeñado durante la intendencia de De La Rúa, sentó las bases de la educación no presencial o a distancia. Hasta ese momento, esos esquemas eran más propios de cursos acelerados organizados por empresas privadas. En primer término, Adultos dirigió su oferta a mayores de 21 años con estudios secundarios incompletos. No obstante, el programa fue sufriendo reformas. Entre 2003 y 2007, la edad de ingreso se modificó y se incorporaron a la modalidad los mayores de 18 años que hubieran cursado, por lo menos, un año de la escuela secundaria. En la versión nacional de 2014 se da un paso más y se permite ahora iniciar estudios secundarios desde cero.
En materia organizacional y curricular, Adultos 2000 se presentó como una alternativa acorde con una población “adulta”. El programa promueve la “autonomía en la organización y gestión” de los proyectos de aprendizaje y fomenta la toma de decisiones en una estructura flexible. Habilita también el cursado y acreditación de materias individuales. Las correlatividades se pautan entre materias y no en una doble estructura de materia-año tal como rige en la educación común. La organización del contenido se realiza por disciplinas. El programa destacaba que se privilegiaba la “calidad por sobre la cantidad”. La currícula total preveía la realización de una cursada virtual de tres años de 26 materias que se correspondían con 13 asignaturas que incluían desde Lengua, Matemática e Historia hasta Psicología. Sin embargo, como veremos, el tiempo de cursada excedía con creces el tiempo planeado.
Adultos 2000 proporcionaba materiales de estudio para cada una de las asignaturas. Sin embargo, se trataba de “guías”. Tal como se admitió desde ámbitos oficiales, las guías no presentaban el desarrollo de la totalidad de los contenidos: solo los ejes “relevantes”. Así, el propio cursante debía completar la información a partir de la consulta autónoma de manuales del nivel secundario, de películas, de información por internet, entre otros. Esta decisión era funcional a la identificación de un “sujeto adulto” capaz de desplegar esas pericias. El programa disponía también de actividades presenciales. Luego de la inscripción, un primer encuentro grupal se ocupaba de brindar orientación pedagógica acerca de cómo se estudia en la modalidad distancia. Una clara paradoja en tanto la base de la propuesta presuponía y se fundaba sobre la base de algo innato o adquirido en ese tipo de población: capacidad de estudio autónomo. Una vez iniciada la cursada, se pensaba brindar distintas instancias de “asesorías”, la mayor parte dirigidas a que los alumnos rindiesen los exámenes.
“Terminá la secundaria” pretende expandir dicho programa a lo largo y ancho del país. Cabe preguntarse si la propagación obedece a su rotundo éxito. Veamos.
…y fracasado
Según los últimos datos oficiales, publicados en agosto de 2013, Adultos 2000 acaparaba el 50,7% de la matrícula “joven-adulta” porteña con aproximadamente 23.237 alumnos hacia 2011.2 Por su impacto y extensión constituye el programa más importante de la Ciudad en materia de educación de adultos. Desde su creación, la matrícula ascendió en forma constante aunque dio un salto considerable en el año 2004-2005, luego de la incorporación de alumnos provenientes del Plan Jefes y Jefas del Ministerio de Trabajo. El 42% de los alumnos de Adultos 2000 solo cuenta con estudios primarios, por lo que jamás pisó una escuela secundaria. ¿Su extensión se debe a su éxito? No necesariamente. En diez años, egresó apenas el 10% de los matriculados. Y de ésos, solo la mitad lo hizo en la duración teórica de tres años. El resto demoró cuatro años o más.
El programa si bien facilita tutorías y apoyo, presupone la autonomía del cursante para organizar y disciplinar sus propios estudios. Rasgo que los mismos coordinadores del programa conciben como “problemático”, dadas las trayectorias previas de “fracaso escolar” de la población destinataria. Trascartón, el 15% de la matrícula se inserta en “instituciones conveniadas”: ONGs, empresas, clubes. Por mencionar algunas: Boca Jrs, Nueva Chicago, Caritas, Fundavir, etc. Todas ellas formas de privatización encubiertas de la educación. Pero no son las únicas. La plataforma interactiva sobre la que opera el programa fue entregada a una empresa privada, Kuepa, para que realizara tareas de actualización de la plataforma durante 2013. La empresa incursionó ahora en el mismo negocio y ofrece cursos secundarios a distancia. Los docentes de Adultos 2000 denunciaron que las tareas de reconversión bien podrían haberse desarrollado a través del programa Intec del mismo Ministerio porteño.3 No extraña que, “Terminá la secundaria” siga un camino similar y beneficie a una nueva empresa.
Todo vale…
Al lanzar el programa, Macri declaró: “No podemos esperar hasta el 2015. Esta es una oportunidad única”. Conscientes de que el presidenciable Mauricio iniciaba su campaña electoral a escala nacional, desde el gobierno kirchnerista salieron al cruce. Lo acusaron de hacer “publicidad engañosa” en tanto promete algo que no está aún habilitado para hacer: otorgar títulos con validez nacional a cursantes en el resto del país. Para ello, debe aguardar la resolución de la Comisión Federal de Registro y Evaluación Permanente de las Ofertas de Educación a Distancia, que aún no se ha expedido sobre la propuesta porteña tal como fijó, en 2007, la Resolución 32 del Consejo Federal de Educación. Una vez sorteado tal escollo, debe acordar con cada una de las jurisdicciones en las que llevará adelante la oferta. Cada provincia debe aprobar el programa del PRO. También se encargaron de recordarle que su propuesta se superpone con el plan FinEs. Así, la pequeña política llevará a que cada una de las partes en pugna intente llevar agua para su molino. Macri, para su secundario online. Sileoni para el Fines 2. La disputa electoral lanza a unos y otros a una carrera demagógica de titulación que poco tiene que ver con lo educativo. Mientras tanto, el PRO firma convenios con distintas provincias e inscribe alumnos por doquier: 4.000 cursantes en Corrientes4, casi 14.000 inscriptos en la provincia de Santa Fe5, otros 15.000 en Córdoba.6 En efecto, la cifra de inscriptos ya supera los 200.000 potenciales cursantes en todo el país.7
Así las cosas, la propuesta de Macri es absurda y preocupante por su magnitud. No solo porque su marco legal es aún dudoso sino, lo que es más importante, por los supuestos pedagógicos que la vertebran. La concepción del “secundario online” reduce un hecho social como educar a un acto de mera apropiación individual. Esa matriz de pensamiento ubica al docente en el lugar de figura inútil e innecesaria. El alumno puede aprender sin él a través de guías preparadas a tales efectos o de software tecnológicos diversos, desde la Telescuela, pasando por la máquina de educar de Skinner, a Microsoft. No obstante, esta concepción se choca de lleno con la realidad. La mayor parte de los posibles cursantes ya cuentan en sus mochilas con una experiencia de fracaso escolar. Estos programas se articulan sobre la base de un mal diagnóstico: suponen que la deserción de la escuela media solo se explica por la incapacidad de fracciones de la población de asistir a la escuela. La culpa es de la presencialidad. Sin embargo, estudiar y aprender es mucho más que ir a la escuela aunque esto último ocupa un lugar medular. Presupone la adquisición de técnicas de estudio, disciplina, esfuerzo, intercambio entre pares, relaciones de camaradería y solidaridad. Y también acompañamiento. En ese esquema más complejo, el docente juega un rol decisivo. “Terminá la secundaria” no hará más que profundizar el fracaso educativo. Por su concepción filosófica y porque propone extender un programa que lo único que tiene para exhibir son flaquísimos resultados. Eso que debería servir como indicador es cínicamente omitido.
En el marco de las irrealidades operativas, el programa del PRO también presupone que el 40% de la población que vive en condiciones de indigencia, de pobreza extrema y que carece de recursos elementales de vida dispone de una PC online las 24hs del día. Este esquema pedagógico que prescinde del docente también desecha las escuelas. Para qué construir, reparar o financiar nuevas escuelas si el nuevo esquema las torna obsoletas. Ahora bien, cuando Macri y Bullrich sostienen que la iniciativa permitirá a los alumnos aprender en la comodidad de los hogares ¿sabrán cómo viven enormes filas de la clase obrera donde familias enteras comparten en una villa una pieza de 3×3?
El secundario online da un paso más allá de la peligrosa senda trazada por el Plan Fines 2. Lo hace en clave tecnocrática y tecnológica: desprecia docentes y escuelas. Difícilmente, tal desdén incluya algún tipo de preocupación real en materia educativa. “Terminá la secundaria” potencia nuevas formas de demagogia en materia educativa. Demagogia de la pequeña política que confunde titulación con educación. Síntoma de lo poco que unos y otros tienen para ofrecernos. Por nuestra parte, debemos alzar nuestras voces para decir: no a “Terminá la secundaria”, no al Plan Fines 2, no a todas las formas de degradación de la educación pública.
Notas
1Aprobado por Resolución Nº 1536/SED. Modificado por las Resoluciones 1386/2003 y 823/2007.
2Gerencia Operativa de Investigación y Estadística-Dirección General de Evaluación de la Calidad Educativa: Educación secundaria de jóvenes y adultos de gestión estatal de la ciudad autónoma de Buenos Aires, Agosto de 2013.
3http://goo.gl/znSM1Q.
4http://goo.gl/fh4FUl.
5http://goo.gl/pBhkbg.
6http://goo.gl/Xrm30Z.
7http://goo.gl/vIqrgM.