De cara a las elecciones del 2023 necesitamos preguntarnos qué es lo que sigue, quiénes van a asumir la presidencia de la Argentina, porque a esta altura ya el problema no está en el gobierno actual que se encuentra de salida. Desde la oposición muchos dan por sentado que van a asumir el año que viene, pero hay una posibilidad de que Juntos por el Cambio pierda a raíz de la interna que se está generando.
La semana pasada hubo una reunión muy interesante conformada por personas que se encuentran en lo que podemos denominar “la ancha avenida del medio”, que lentamente comienza a abrirse. Este espacio se abre no porque alguno de los que la integran sepa que puede avanzar y formar un nuevo espacio que logre realmente competir en las elecciones presidenciales, por más de que muchos tengan esa ilusión personal, sino porque intentan negociar su lugar en las veredas respectivas. Por ejemplo, si uno quiere una posición mejor de la que ahora ya tiene en Juntos por el Cambio, amaga con irse.
La funcionalidad de esta “ancha avenida del medio” es la de amenazar a las dos coaliciones con lo que más les duele: el problema de la unidad. Todos saben que si alguien que la integra se va, pierden. Por eso, no pueden ir separados a la candidatura. Ninguno se puede dar el lujo de contar con menos integrantes de los que tiene.
En torno a esta situación, aparecen dos programas que no se pueden expresar por diferentes razones. La foto de Macri con Trump es muy interesante en este sentido. Este político expresa una posición que puede calificarse como “desarrollismo light”, es decir, una forma de perspectiva desarrollista muy poco propensa al intervencionismo pero que no confía ciegamente en las fuerzas del mercado y deja un lugar a la intervención del Estado. Pero, dada la interna de Juntos por el Cambio, Macri se corre a la derecha para captar al electorado de Milei.
Ese coqueteo es muy peligroso para la interna de Juntos, sobre todo si esa forma de ver el problema realmente tiene pensado asumir la forma que está detrás, porque lo que se encuentra tras Larreta es un Macri recargado. Es el gradualismo macrista con una perspectiva más administrativa, de ahí su coqueteo permanente con esos sectores de la “ancha avenida del medio”. Inflar su coalición más hacia el centro que hacia la derecha. Lo cual es lógico en un tipo que tiene la perspectiva, por un lado, administrativista y, por el otro, de extracción peronista. Es decir, vamos a reflotar el gradualismo.
Por otro lado, el programa es “vamos por todo”. Implementar en el primer paso todas las reformas que necesita la burguesía e ir a fondo con el programa que no se pudo hacer. Eso es Macri. En el medio, está Melconian, que puede ser ministro de cualquiera de los dos proyectos porque en el fondo ambos saben que con o sin gradualismo hay que realizar reformas. Lo que está en discusión es con qué alianzas se van a implementar. Larreta supone que el surgimiento del liberalismo, la expansión de Milei, no es el camino. Aunque las encuestas y la presión de Macri le van diciendo lo contrario. Ahora bien, ¿esto puede significar una ruptura de la alianza? Sí, por el lado del radicalismo, donde puede haber una apuesta fuerte.
La irrupción de Milei genera un peligro real a Juntos por el Cambio porque pone sobre la mesa la brutalidad de lo que la burguesía tiene pensado hacer para resolver la crisis en la que estamos. Este personaje liberal es un espantapájaros que está hecho para crear una sensación de barbarie y que después la gente acepte cualquier otra cosa. Lo que está claro es que todo el arco patronal, del kirchnerismo y el albertismo al macrismo y el liberalismo, todos proponen lo mismo: que la crisis la paguemos los laburantes.
