La discusión por Malvinas implica poner sobre la mesa el asunto de sus recursos naturales. Algunos sugieren que allí hay un negocio prometedor: el petróleo. Y de ese modo, plantean la posibilidad de una salida al desarrollo del capitalismo argentino. Algo que no ha podido hacer la soja, ni hasta ahora, Vaca Muerta.
Pero veamos de cerca: ¿qué hay en Malvinas? ¿Qué actividades económicas desarrolla la isla? Algunos dirán que la principal actividad es la producción ovina. Pero no. La principal actividad económica es la pesca de peces y moluscos. Los mares son ricos en peces y la pesca es redituable para sostener una isla de 3000 personas, pero sigue siendo marginal en relación al mundo. Así el valor de las exportaciones llegó a variar desde los 76 a los 184 millones de libras en tan solo cuatro años entre 2009 y 2012.
Sigamos. ¿Qué pasa con el petróleo? A ciencia cierta, nadie tiene una definición certera. Unos dicen que se viene un “negoción”. Pero hasta ahora, los resultados no indican lo mismo. Como sea, todavía están en fase de exploración de petróleo.
Hubo cuatro campañas de exploración (1998, 2010, 2012 y 2015). Se especulaba con 60 mil millones de barriles de petróleo según informes geológicos. ¿Qué tan cierto era eso? Por ahora, nada. Todavía debe comprobarse que esos recursos “posibles” sean comercialmente recuperables. Solo en ese caso vamos a estar hablando de reservas. Toda la cuestión será entonces los costos de extracción y producción –que parecen altos- con el precio mundial del barril.
¿Cuándo se descubrió algo más o menos certero? En la campaña de exploración del 2010, la plataforma Ocean Guardian de RKE descubrió crudo en Sea Lion. Allí realizaron la primera excavación y estimaron alrededor de 390 millones de barriles de reserva. Pero hasta el día de hoy, fue la única. Al mismo tiempo, Desire Petroleum anunciaba que dos de sus más prometedores pozos estaban secos. Tampoco hubo resultados alentadores en el sudeste.
Las campañas del 2015 permitieron encontrar otros puntos de crudo (Zebedeo, islas Isabel Depp), pero sin demasiado conocimiento sobre su cantidad y rentabilidad. Fuera de eso, hay hasta ahora muy pocos “puntos negros”. Algunas estimaciones hablan de una producción a 20 años de 520 millones de barriles en dos fases de extracción diferentes, pero todavía es materia de especulación. De ese modo, todo indica que el petróleo malvinense no es hoy por hoy la mejor de las promesas económicas. Y aunque repuntara, sería difícil ver en ella el impulso del capitalismo argentino.
Si todo esto no convence, comparemos los números con Vaca Muerta, un yacimiento que ya empezó a trabajar –obviamente, con otra técnica, el fracking-, pero que hasta ahora no tomó impulso. Con Vaca Muerta y la expansión del petróleo no convencional, Argentina pasó a ser en la 2° reserva mundial de gas (802 billones de pies cúbicos, solo detrás de China) y la 4° reserva mundial de petróleo (27 mil millones de barriles técnicamente recuperables, detrás de EUU, Rusia y China). Los avances técnicos y la flexibilización del convenio colectivo petrolero permitieron bajar los costos operativos. Dato a tener en cuenta para no comerse el buzón de que con el petróleo ganamos todos…
Pero más allá de eso. Vaca Muerta requiere una inversión que supera 20 veces lo ya invertido. Eso significa que necesita subsidios permanentes para que sea un negocio. Además, los costos productivos en Vaca Muerta siguen siendo altos, en un contexto de un mercado saturado que hace que se reduzcan los precios mundiales de petróleo.
Como se ve, si un proyecto más “viable” tiene estas dificultades, imaginemos sacar a flote una incógnita como Malvinas. En conclusión: esas islas no tienen ninguna importancia económica real, no van a sacar al capitalismo argentino de sus dificultades y, por lo tanto, no van a completar a nadie.