¿Hacia Siria? El fracaso de Guaidó y las acciones de la clase obrera en Venezuela

en El Aromo n° 105

El panorama indica que Maduro se debilita cada vez más, mientras que Guaidó no puede construir la fuerza que necesita. La clase obrera, por su parte, actúa de una manera más bien desorganizada luchando por lo básico para sobrevivir. De mantenerse este empate a nivel local e internacional, Venezuela va camino hacia la profundización de la descomposición estatal y hacia una prolongada guerra civil.

Por Nicolás Grimaldi – Grupo de Análisis Internacional – CEICS

Para el 1 de mayo, en el marco de lo que denominó como Operación Libertad, Guaidó convocó a una movilización, proponiéndose como objetivo, ampliar el número de voluntarios en barrios y la formación de “comités de ayuda y libertad”, eufemismo para nombrar al apuntalamiento de punteros políticos. En realidad, es su forma de interpelar a la clase obrera ocupada conformando comités laborales y sectoriales en el sector público y privado, para quebrar el mando de las FANB y las fuerzas policiales.

Sin embargo, los hechos se adelantaron. En la madrugada del 30 abril, Guaidó consiguió liberar a Leopoldo López, que se encontraba en prisión domiciliaria bajo custodia del SEBIN, y se dirigió al cuartel militar de La Carlota, en Caracas, con el fin de iniciar un levantamiento militar que debía ser acompañado por un levantamiento civil. A partir de ahí, se sucedieron una serie de enfrentamientos entre militares maduristas y un grupo alineado con Guaidó, a lo que se sumaron enfrentamiento entre las fuerzas represivas y un puñado de civiles en la zona de Chacao y Plaza Altamira. Al igual que sucedió en febrero, la algarabía de Guaidó por la mañana se modificó con el correr del día, ya que no hubo un levantamiento militar y, menos aún, un levantamiento civil que lo acompañe. Por eso, la tarde mostró a López refugiado en las embajadas de Chile y España, mientras que se desconocía el paradero de Guaidó y Maduro.

En el acto convocado por el 1 de mayo, Maduro reconoció abiertamente una fractura en las fuerzas armadas, hablando de “traidores”, y que los estaban buscando para arrestarlos, porque habían engañado a los soldados que llevaron a La Carlota. El segundo dato, es que Maduro relevó a Manuel Figuera como director del SEBIN, sindicado por miembros de la ANC como uno de los mandos que se había aliado a Guaidó. Figuera hizo pública una carta en la que, si bien no reconoce apoyar a Guaidó, sí es crítico con la situación actual y señala la existencia de negociaciones a espaldas de Maduro. Su reemplazo es Gustavo Gonzáles López que lo antecedió en el cargo y fue removido luego del atentado que sufrió Maduro y del sospechoso “suicidio” del concejal Fernando Albán en una cárcel del SEBIN. González López también fue sindicado como responsable de represiones y asesinatos en barriadas en el marco de las OLP. Un tercer dato da sustento a lo dicho por Figuera, y es que Bolton, asesor de Trump, declaró que Padrino López, Maikel Moreno (presidente del TSJ) e Iván Hernández Dala (comandante de la Guardia Presidencial) habían negociado con la oposición la entrega de Maduro, a cambio de quitarlos de la lista de sanciones, pero que se habían echado atrás minutos antes de que la Operación Libertad inicie. Elliott Abrams-responsable especial estadounidense para asuntos de Venezuela-, declaró que ahora “sus celulares se encuentran apagados”. Se rumoreó incluso, que Rusia impidió a Maduro partir hacia Cuba el mismo 31. Obviamente, desde el chavismo esto fue desmentido, aunque la liberación de Leopoldo López y la carta de Figuera, muestran que una parte de las FANB negocia con Guaidó. No por nada, propuso a las Milicias Bolivarianas llegar a 3 millones de miembros lo antes posible y que la ANC le otorgue rango constitucional. Es decir, Maduro no confía en sus mandos e intenta resguardarse ante un eventual quiebre.

De todas formas, Guaidó no goza de mejor salud, sino que mostró que no tiene control sobre las masas por eso depende de la apelación a las FANB, para derrocar a Maduro y para contener el movimiento que surja en su contra. Las protestas que se realizaron el 30 de abril y el 1 de mayo fueron numéricamente inferiores a las realizadas en febrero, y más aún en enero. Esto no quiere decir que la clase obrera este abandonando la lucha. En lo que va del año, se produjeron 6.211 protestas, casi el 50% de las realizadas a lo largo de todo el 2018. Del total de protestas, 2.820 persiguieron motivos políticos, principalmente la salida de Maduro, 1.668 por vivienda y servicio básicos de salud, 1.125 por derechos laborales (principalmente protagonizadas por docentes), y 463 reclamando alimentos, destacándose el crecimiento en marzo de las protestas por vivienda y derechos básicos. A esto, debe sumársele 296 saqueos o intentos de saqueos.[i]

El panorama entonces indica que Maduro se debilita cada vez más, mientras que Guaidó no encabeza a las masas, por lo que cada vez más depende del quiebre en las FANB o caer en el aventurerismo. La clase obrera, por su parte, actúa de una manera más bien desorganizada luchando por lo básico para sobrevivir.

Frontera afuera

Hace unas semanas, Bolton anunció una serie de sanciones sobre Cuba, Venezuela y Nicaragua.[ii] Respecto al primer país, limitó el envío de remesas desde EE.UU. a la isla en 1.000 dólares por trimestre e inició demandas en tribunales estadounidenses contra aquellos que se hayan visto beneficiados con confiscaciones de propiedad por parte del Estado cubano. Para el caso venezolano, anunció que se implementarán sanciones para evitar transacciones desde EE.UU. hacia el Banco Central Venezolano, en búsqueda de prohibir el acceso a dólares y crédito por parte de esta entidad.

Estas sanciones se dan en un contexto en el que EE.UU. busca limitar el comercio de petróleo venezolano e iraní. Vale recordar que EE.UU. otorgó exenciones a India y China para comprar petróleo iraní hasta el 2 de mayo, fecha en la que Trump debe decidir si la prorroga o no. De hecho, se desnudó una interna en el gobierno, ya que mientras que Mike Pompeo –Director de la CIA- es proclive a mantener y endurecer las restricciones, Bolton es más proclive a suspenderlas, atendiendo a una eventual suba del precio del petróleo.

Para eludir las sanciones impuestas por Trump desde comienzo de año, el gobierno de Maduro utiliza nuevamente a su aliado ruso, a través de la petrolera Rosneft, que opera como intermediaria. PDVSA vende el petróleo con un descuento, y Rosneft vende a los compradores por el precio total que es recién cobrado dentro de los 30 o 90 días. Así, Venezuela le vende a Rusia las cuentas por cobrar.

Además de este apoyo financiero, Rusia ha profundizado su apoyo militar, enviando, el 23 de marzo, un avión de pasajeros y un avión de carga militar que aterrizó en Caracas previo paso por la base siria de Khmeimim. Según se ha reportado, los aviones trasladaron 99 miembros de tropas rusas de elite y 35 toneladas de “material desconocido”. Según el gobierno ruso, se trataba de una cooperación técnica-militar contemplada por la constitución venezolana. Las tropas rusas se trasladaron a la Ciudad Guyana, donde se encuentra la sede de CVG Edelca, y dos represas hidroeléctricas. Rusia se mueve previendo la posibilidad de una situación similar a Nicaragua en los ‘80 con los contras.[iii]

Ahora bien, a pesar de que el jefe del Comando Sur del Pentágono, el almirante Craig Faller, declaró que las fuerzas armadas estadounidenses estaban preparadas para cumplir con la orden que imparta el presidente, Elliott Abrams bajó el tono a la cuestión militar, y sostuvo que “hay opciones militares, pero tenemos una posición pacífica”. El gobierno español, por su parte, volvió a decir que la salida de Maduro del gobierno no puede hacerse mediante la fuerza. Abrams también habló de la posibilidad de exilio de la cúpula chavista en España. En el plano regional, Bolsonaro amenazó con la intervención militar, aunque sostuvo que antes consultaría al Congreso. Iván Duque y el Grupo de Lima, públicamente vienen sosteniendo que no creen en una solución militar en Venezuela.[iv] Lógicamente, ningún presidente sudamericano querrá involucrarse en un conflicto bélico con Rusia, en un contexto de crisis política a nivel regional. Incluso, el propio Guaidó dijo que la intervención militar extranjera está descartada como alternativa.[v] Por eso, desde EE.UU. se apeló a la negociación con personal chavista para pactar una transición. En realidad, de mantenerse este empate a nivel local e internacional, Venezuela va camino hacia la profundización de la descomposición estatal y hacia una prolongada guerra civil, como sucede en Siria o Libia.

La tercera fuerza

Como vimos, las masas venezolanas muestran su voluntad de lucha contra Maduro, sin necesariamente plegarse a la estrategia de Guaidó. Es decir, la clase obrera está a la espera de una dirección alternativa. Los Alcedo Mora, los Elio Palacios Andrade, las organizaciones que luchan por su aparición con vida, son un pequeño ejemplo de lucha contra el régimen sin apoyo a la oposición. La independencia política de los trabajadores no es un saludo a la bandera, sino un acto concreto como lo demuestran los compañeros. Lo que esa clase obrera necesita, es una organización que permita concentrar las fuerzas en objetivos claros. En ese sentido, es menester que el conjunto de la izquierda venezolana abandone la apelación netamente sindical, el nacionalismo, o el reformismo, ideas que cruzan a Marea Socialista, LTS, y PSL. La cooptación de buena parte de la burocracia sindical de la Intersindical por parte de Guaidó, ha dejado enclenque la intervención de la izquierda en esta crisis, que apostó al sector minoritario de la clase obrera, el ocupado sindicalizado, sin darse una política hacia la población sobrante. LTS incluso, se opone a la consigna de “Fuera Maduro” por creer que la misma es funcional a la estrategia del “golpismo”. La izquierda en Argentina, a pesar de lo dicho, no ha modificado su caracterización de la situación venezolana. El PTS considera la convocatoria de Guaidó como una nueva ofensiva golpista, aunque tampoco propone alguna acción contra Maduro, por lo que lo apoya tácitamente. El PO niega el carácter imperialista de Rusia y China, a pesar de la gran presencia militar y política, e insiste en la necesidad de derrotar al imperialismo norteamericano, claudicando (¿intencionalmente?) frente a los argumentos del chavismo. IS, que se jacta en sus comunicados de no darle apoyo al régimen de Maduro, rechazó participar del acto que organizamos desde Razón y Revolución frente a la Embajada venezolana exigiendo la aparición con vida de los más de 20 desaparecidos bajo el régimen.

La forma de superar esta situación, es apostar al nucleamiento del activismo, hoy disperso, en un mismo frente, a través de la realización de un Encuentro Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, que permita unir la lucha de toda la clase obrera y discutir un programa común, acorde a los intereses de la clase obrera, que parta de la limitación de ambos bandos burgueses, y levante el “¡Fuera Maduro y la Asamblea Nacional!” como consigna que desencadene una crisis que pueda dar lugar al surgimiento de un verdadero gobierno obrero.


[i]Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social

[ii]CNN, 17/04/2019

[iii]Reuters, 24/03/2019

[iv]El País, 15/04/2019

[v]Clarín, 13/04/2019

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