Feminismo, capitalismo y patriarcado en la era del femicidio – Panelistas: Silvia Carlini, Inés Zeta, Vanina Biasi, Mercedes Trimarchi, Rosana López Rodríguez

en El Aromo nº 92

Dossier: Un balance de las XI° Jornadas de Investigación Histórico Social y I° Encuentro de la Izquierda Revolucionaria. Septiembre de 2016.

En septiembre de este año, organizamos nuestras XI° Jornadas de Investigación, que dio lugar al I° Encuentro de la Izquierda Revolucionaria. El objetivo fue reunir al conjunto de la izquierda argentina para debatir toda una serie de problemas que hacen a los puntos esenciales para la construcción de un programa revolucionario en Argentina: la lucha de clases a nivel mundial, la cultura proletaria, la opresión de género, los problemas de la educación, la intervención sindical, el FIT y la construcción partidaria. A continuación, presentamos un resumen de las principales mesas.



feminismoFeminismo, capitalismo y patriarcado en la era del femicidio 
Un debate en el seno de la izquierda

“Cada contradicción secundaria más allá de las presiones que ejerce sobre ella la contradicción principal tiene sus características particulares. La lucha socialista en el campo feminista se debe centrar entonces en la eliminación del patriarcado”.  Rosana López Rodríguez

Las jornadas se inauguraron con un debate central en la izquierda: ¿constituye la opresión de género un campo de intervención propio? ¿Qué estrategia debe darse un partido revolucionario para ordenar estos combates? Para responder, estuvieron  Alejandra Perdomo (cineasta), Silvia Carlini (del equipo ACCT- Acciones Coordinadas Contra la Trata), Inés Zeta (Las Rojas-NMAS), Vanina Biasi (Plenario de Trabajadoras-PO), Mercedes Trimarchi (Mujeres de Izquierda Socialista-IS) y Rosana López Rodríguez (Directora del Grupo de Investigación de Género del CEICS-Razón y Revolución). Por razones de espacio, no pudimos reproducir el conjunto del debate ni todas las intervenciones. Pero los lectores pueden encontrar la discusión completa en nuestra página web.

Silvia Carlini: Para poder combatir la trata de personas en la Argentina, necesitamos saber cuáles son las dimensiones reales de este fenómeno. En la Argentina no hay números oficiales de cuantas personas, mujeres se encuentran desaparecidas por este delito.

Personas buscadas en democracia. Vamos a hablar un poquito de datos: actualmente en el país existen 6.040 niños, niñas, adolescentes y adultos que están siendo buscados. De esos, 3.231 pertenecen a niñas, adolescentes y mujeres adultas, 2.801 a niños, adolescentes y varones adultos y  8 casos no tienen referencia a género. El grupo etario que presenta mayor número de desapariciones es el de 12 a 18 años, con una tendencia aún más marcada en las mujeres adolescentes. En el caso de los varones, encontramos una frecuencia bastante regular. Un poco más de mil casos los enviamos a migraciones, para que pudieran cruzarlos con su base de datos. Los resultados que dieron fueron que el 72% de las personas realizaron cruces de frontera. En algunos casos, los cruces sucedieron en más de una oportunidad y 23 de estas personas no presentaban una búsqueda de paradero abierta.

En la mayoría de las provincias, no hay datos, no hay información ante la búsqueda de una persona. De las denuncias que teníamos, que nos llegaron, muchas no tenían DNI.

Estuvimos relevando avisos de fallecimiento y huellas dactiloscópicas. Fueron un total de 5.329 actas de defunción de NN, de las cuales 3.015 tenían huellas dactiloscópicas y 2.314 no las tenían. Del total, 3.615 respondían a individuos masculinos y 930 a femeninos. Existen 784 casos que no tenían referencia a género. Los rangos etarios más característicos van de los 40 a los 60 años y las provincias con más concentración de NN son Buenos Aires, seguido por San Juan, Mendoza, Corrientes, Misiones y Santa Fe.

Nosotros, en el último informe, comenzamos a ver sesgos de género. Los datos arrojados de la categoría con mayor cantidad de búsquedas está conformado por adolescentes mujeres, mientras que los cadáveres que aparecen como NN corresponden, en su mayoría, a varones adultos. Nosotros, ante esto, nos preguntamos cuáles son las razones de que los cadáveres NN de varones se encuentran institucionalizados, mientras que los de las mujeres no lo están en igual medida. Algunas posibles explicaciones: derivaciones y consecuencias finales de la explotación sexual, prostibularia interna o externa y/o de los feminicidios, que en ocasiones conllevan a la propensión del cuerpo de las víctimas por sus autores. Ejemplos de esto hay un montón y constituyen numerosos casos de mujeres que, luego de haber sido víctimas del delito de índole sexual, aparecen quemadas, mutiladas, incineradas, sepultadas, con la intención de hacer desaparecer ese cuerpo.

Bueno, ¿qué esperamos a futuro? En  primera instancia, la creación de un banco genético, para poder cotejar muestras donadas por los familiares de las personas denunciadas por desaparición. También creemos que es necesario que este proyecto se recree en la región. La trata de personas se caracteriza, entre otras cosas, por el traslado de las víctimas.

Inés Zeta: Para nosotras, que somos feministas y socialistas, todas las cuestiones tienen que ver con el lugar estructural que tiene la opresión de las mujeres en la sociedad capitalista y patriarcal. No es una cuestión personal, individual, de las puertas de la casa para adentro o solo un problema propio de cada mujer, sino que es un problema de todo el funcionamiento de la sociedad. Porque uno de los pilares del sostenimiento del propio sistema es mantener a las mujeres en ese lugar de segunda, por un motivo de que las mujeres, seguimos siendo las responsables, como hace 10 mil años, de toda la reproducción de la sociedad. Es decir, recae sobre las mujeres la responsabilidad de garantizar no solo la reproducción en un sentido estricto biológico, sino en el sentido amplio de la reproducción social. Y eso es parte de la estructura del sistema capitalista. Es parte de garantizar que el propio sistema funcione. Todo lo que los patrones y el Estado se ahorra en el mantenimiento de la sociedad, es parte de que la mitad de la humanidad, o sea las mujeres, sean las que realizan todo el trabajo doméstico.

Es clave pelear para que las mujeres podamos decidir cuántos hijos queremos tener u cuándo los queremos tener. En primer lugar, porque eso salvaría evidentemente una gran cantidad de vidas, pero también porque significa un golpe importantísimo a ese Estado y a esta sociedad, capitalista y patriarcal, que quiere seguir sosteniendo y sometiendo a las mujeres. Entonces la pelea por conquistar el derecho al aborto es parte del primer orden en el programa de las mujeres, en el programa de las feministas socialistas, por transitar el camino de la emancipación.

Vanina Biasi: Encaramos esta problemática desde el punto de vista del carácter de clase. Entendemos que la problemática de la opresión de la mujer, bajo el capitalismo, no está colocada dentro de un tipo de yuxtaposición de sistemas: capitalismo por un lado, patriarcado por el otro. Nosotros tenemos una compresión de la problemática de la mujer, que incluimos completamente dentro del programa socialista revolucionario que sostenemos. Voy a decirlo de forma provocativa: yo soy socialista, me alcanza con eso. No somos feministas. Un revolucionario es socialista. Se pueden ser muchas cosas: puedo ser ecologista, feminista… Un montón de reivindicaciones más particulares, que tienen que ver con las diferentes injusticias que se desatan bajo el capitalismo.

Hoy los socialistas estamos obligados a tender un puente con la concepción de lo que subjetivamente se entiende que es el feminismo. Por eso, si tender un puente significa decirle a la sociedad que tenemos una concepción feminista revolucionaria, de un socialismo feminista, etc., perfectamente lo aceptamos y corresponde. Pero buceando a fondo en lo que significa ser una socialista y una revolucionaria, esta concepción contiene definitivamente, integralmente, la lucha política que tenemos que llevar adelante para terminar con este régimen social, condición fundamental para poder llevar adelante la tarea de la emancipación de las mujeres.

En Argentina hubo un movimiento social que fue el que más le dio a las mujeres de este país. Ese fue el movimiento piquetero. A mediados de la década del ‘90 y hasta los primeros años de la siguiente, el movimiento piquetero en Argentina, que luchaba contra el Estado en una de sus peores crisis, cumplió un rol múltiple. Las mujeres se acercaron y fueron protagonistas absolutas. Y se acercaron al movimiento porque necesitaban parar la olla. Luego llevaron una experiencia de cómo se debía vehiculizar esa lucha por el alimento, por el trabajo. De si había que enfrentar al Estado o no para llevarla adelante. Finalmente, pudo abordar la problemática de la mujer desde el punto de vista programático. Porque la ANT tiene uno de los mejores programa para las trabajadoras ocupadas y desocupadas de este país.

Mercedes Trimarchi: Para nosotras, los femicidios como otras formas de violencia hacia las mujeres, como pueden ser la discriminación, el acoso laboral, las violaciones, la trata, tienen que ver  todas con una combinación nociva. Esa combinación que se da entre el patriarcado y el capitalismo. Por eso, sostenemos que la pelea es contra el patriarcado y también contra el capitalismo. Porque son dos formas de explotación que se complementan y así logran superexplotar a las mujeres trabajadoras del mundo entero. Así forman este sistema que nosotros llamamos “capitalismo patriarcal”. Como marxistas que somos, entendemos que la sociedad está dividida en dos clases sociales.

Pero también nosotras como socialistas revolucionarios, no solo luchamos contra la explotación, sino contra toda forma de opresión. Y no porque nos parezcan injustas, sino porque para nosotras en el capitalismo, y en toda sociedad de clase, se van combinando para aplastar doblemente a los oprimidos. Y se va sucediendo que la mujer que es oprimida en el hogar, también es explotada como ama de casa, como trabajo no retribuido, en las tareas de reproducción.

Así es como el patriarcado es un sistema que lleva miles de años y sostiene esa opresión de los varones hacia las mujeres. Esto ocurrió en el paso de la barbarie a la civilización, con la instauración de la familia monogamia. El paso de la familia monogámica respondió a la necesidad de los varones de establecer la línea paterna y asegurar la herencia de los primeros bienes de propiedad privada que existieron. El aparato estatal fue creado para reforzar y legar la institución de la propiedad privada, el dominio masculino y la familia patriarcal, certificada luego por la religión. Es decir, el patriarcado no es simplemente una ideología que se puso de moda. Es un sistema de opresión histórico, que tiene sus bases materiales y se combina en estos días con el capitalismo, justamente para lograr explotar aun más a las mujeres trabajadoras. En este sentido, los gobiernos que defienden este sistema capitalista utilizan estas instituciones para perpetuar este sistema de opresión que les garantiza ganancias a los capitalistas. Por supuesto, nosotros creemos que los objetivos últimos y permanentes de la liberación de las mujeres van a poder realizarse cuando destruyamos esta sociedad de clase. Pero esto no implica que tengamos que esperar hasta ese momento para dar nuestras peleas como mujeres. Todo lo contrario, es necesario que las mujeres trabajadoras luchemos ahora por demandas específicas, como puede ser la igualdad de derecho, el acceso a la salud, el derecho al aborto, contra los femicidios, etc. Porque si nosotros ganamos estas luchas, vamos a estar en mejores condiciones, vamos a tener una vida mejor como mujeres.

Rosana López Rodríguez: Yo quería comenzar la exposición retomando varios de los conceptos que desarrollaron las compañeras. Empezando por el señalamiento de las características de nuestra sociedad y cuáles son las contradicciones que la mueven. En primer lugar, quería señalar que la contradicción principal de nuestra sociedad es la contradicción de clase. En ese sentido, todas las otras contradicciones (y las que nos convoca en esta mesa hoy) son contradicciones secundarias. Las contradicciones secundarias existen antes de la sociedad capitalista y son parcialmente autónomas de las contradicciones del capitalismo. En la medida que estas contradicciones de clase son procesadas, al menos parcialmente, por medio de las contradicciones secundarias se construye un campo específico de lucha.  En ese sentido, las políticas de clase no pueden prescindir de una política coherente en el campo de las contradicciones secundarias. Una política correcta para estas contradicciones, particularmente las de género, contribuye a ordenar el frente interno y a desorganizar al enemigo. Cada contradicción secundaria, más allá de las presiones que ejerce sobre ella la contradicción principal, tiene sus características particulares. En este caso, la característica particular de la opresión de las mujeres contra las que tenemos que luchar es el patriarcado. La lucha socialista en el campo feminista se debe centrar entonces en la eliminación del patriarcado. Nosotros definimos patriarcado, para decirlo rápidamente, como un conjunto de relaciones sociales que organizan la subordinación de las mujeres a los varones y la alianza que existe entre las mujeres y los varones de la clase dominante para someter y oprimir a la clase obrera. La lucha del feminismo socialista debe conducirse en el marco de la lucha de clases. Obviamente, esto implica decir más allá de todo feminismo liberal o feminismo de la diferencia.

Como parte de la lucha general por el Socialismo, el feminismo no puede esperar entonces a la transformación de las relaciones económicas, ni podemos suponer que se van a realizar nuestras reivindicaciones automáticamente, como consecuencia de dicha transformación. La lucha, entonces, empieza ahora y continúa después de la revolución.

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