El gobierno está decidido a hacer volver al trabajo presencial a los estatales nacionales. Se trata de una medida criminal por varias razones.
En primer lugar, la mayoría de los trabajadores solo tienen una dosis de la vacuna. Solo el 25% de la población completó el esquema de vacunación.
En segundo lugar, porque ya comenzó la circulación comunitaria de la variante delta para la que se requiere, como mínimo, dos dosis.
En tercer lugar, cualquier sistema de burbuja que se arme no tiene ningún sentido en la medida en que los contagios pueden producirse en el transporte público que los trabajadores utilizan, a diferencia de los funcionarios que toman estas decisiones a los que el Estado les paga auto y chofer.
Eso se conecta con una cuarta razón: dada la concentración geográfica de la mayoría de las dependencias públicas en microcentro, la vuelta a la presencialidad va a atiborrar el transporte público, en especial el subte que no cuenta con ventilación adecuada, en las horas pico. Con ello no solo se pone en riesgo a los estatales, sino al conjunto de la población.
En quinto lugar, se obliga a asistir a quienes padecen factores de riesgo.
En sexto lugar, gran parte del trabajo de la administración pública nacional se puede hacer, y de hecho se hizo durante un año y medio, de forma virtual de manera eficiente. Esto quedó demostrado porque todos los ministerios funcionaron normalmente. Por eso son repudiables las declaraciones de Andrés Rodríguez, Secretario General de UPCN, quien en defensa de la patronal (cuándo no) instó al regreso a la presencialidad porque el trabajo virtual sería menos eficiente.
Como si todo esto fuera poco, tenemos una última razón: en muchas dependencias aun no se conocen los protocolos, la forma en que se organizarían las “burbujas” o cómo se evitaría la aglomeración de personas a la entrada y salida. Es decir, ni siquiera organizaron seriamente el regreso.
Nuestros gremios, una vez más, muestran lo desconectados que están con las necesidades de los trabajadores: UPCN festeja la medida y ATE la acompaña silenciosamente. Es claro que esta medida apunta a “normalizar” la actividad de cara a las elecciones.
Para cuidar nuestra vida y nuestra salud, hay que frenar este plan criminal. Todas aquellas tareas que puedan realizarse de forma virtual, deben mantenerse así para evitar una mayor circulación viral y que se desate una cuarta ola con la variante delta en un contexto en que hay tan bajo porcentaje de población con dos dosis. Es necesario organizar el no retorno en todos los lugares donde se pueda. En aquellas juntas internas de ATE en manos de corrientes opositoras, se puede convocar a un paro para evitar el regreso, lo que le dará impulso a la lucha en el resto de las dependencias. Y es necesario exigir un bono por teletrabajo para cubrir los gastos que afrontamos.
Si al gobierno no le importa nuestras vidas, no se las regalemos.
No al regreso a la presencialidad hasta que no haya vacunación masiva con las dosis necesarias.
Estatales en la Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución