¡Es la burguesía! El ajuste salarial de la patronal contra la clase obrera más allá del FMI

en Aromo/El Aromo n° 121/Novedades

Buena parte de la izquierda salió a apoyar al kirchnerismo con la consigna de no arreglar con el FMI. Cristina lo dijo en el acto por el día de la democracia, con una Plaza de Mayo repleta de organizaciones de La Cámpora. El FIT-U, al día siguiente, reforzó la consigna “fuera el FMI” con un acto en Plaza de Mayo. El planteo de esa consigna oculta al verdadero enemigo: la burguesía que acumula en argentina y sus representantes en el gobierno.

Nicolás Villanova

OES-CEICS

En su discurso del acto por el día de la democracia, el 10 de diciembre de 2021, Cristina Kirchner le reprochó a Alberto el potencial acuerdo con el FMI y le recriminó públicamente por la negociación. Advirtiéndole que tuviera mucho cuidado. Que eso significaría una concesión de la soberanía argentina. Todas las organizaciones camporistas presentes en la Plaza de Mayo aplaudieron la moción. Al día siguiente, el 11 de diciembre, el trotskismo reforzó el reclamo, que significó un claro apoyo de hecho al kirchnerismo. La izquierda trotskista, fiel a su ideología socialdemócrata y nacionalista, marchó a la Plaza de Mayo para reclamar lo mismo que Cristina: no acordar con el FMI, para evitar el “ajuste” y la “entrega” de los destinos del país al organismo internacional. Pero ¿quién es el que hace el ajuste? ¿El FMI? ¿Acaso la burguesía argentina no ajusta, arregle o no el gobierno con el FMI? ¿Y Cristina? ¿No ajustó a la clase obrera antes bajo su mandato como presidenta y ahora como vicepresidenta? El ajuste no lo hace el FMI, sino la burguesía argentina y los gobiernos que sostienen sus ganancias, que incluye, por supuesto, a Cristina. En este artículo describimos una de las formas en que la burguesía ajusta contra la clase obrera: la licuación de los salarios por la vía de la inflación. Como consecuencia provoca la degradación de las condiciones de vida de los trabajadores. Un ajuste que lleva a cabo la burguesía argentina y que se efectiviza con o sin negociación con el FMI.

Es la burguesía PyME y negrera

Con financiamiento del FMI o sin él, el conjunto de la burguesía argentina ajusta a la clase obrera. Una de las formas con las cuales se ajusta a los obreros, aunque de ninguna manera la única, es por la vía de la inflación. Los patrones no aumentan los sueldos al ritmo de los precios de los bienes necesarios para vivir, por lo tanto, el poder de compra del salario se reduce. Es la forma histórica por la cual el conjunto de los empresarios (empleadores privados y el Estado) disminuye la capacidad de compra del obrero y ahorra fortunas millonarias. La consecuencia es obvia: los obreros se empobrecen y ven degradadas sus condiciones de vida.

Específicamente, el conjunto de empresarios explotadores que contrata “en negro” ejecuta un ajuste terrible contra la clase obrera. Se trata de aquella fracción de la clase que no tiene un contrato formalizado, o bien, que no está registrada o declarada ante a la AFIP. En la actualidad, la masa de población asalariada que se emplea “en negro” equivale a 5 millones de personas. Mayoritariamente, las empresas que negrean obreros son las PyME: más del 80% de los asalariados “en negro” son contratados por microempresas cuyo tamaño no supera los 10 trabajadores. Cabe aclarar que, la licuación de salarios por inflación no es la única manera que tiene la burguesía PyME y negrera de ajustar a la fracción informal de la economía. También lo hace cuando no paga los aportes sociales o cuando rebaja los salarios respecto de los obreros en blanco que realizan la misma tarea.

En efecto, la evolución del salario real de los asalariados no registrados muestra un descenso en los años ’90 hasta la caída estrepitosa del 2002. Luego, se recupera hasta el año 2013, aunque nunca llega a los niveles más elevados de la década anterior. A partir del año 2014 comienza un ciclo de descenso salarial que llega hasta nuestros días. Esto significa que durante los últimos dos años del gobierno de Cristina Kirchner (2014 y 2015) el salario se redujo, proceso que se profundiza con el macrismo (2016-2019), y mucho más aún bajo el mandato del Frente De Todos (2020-2021).

Gráfico 1. Evolución del índice del salario real “en negro”. Base 2013=100.

Fuente: CEICS en base a EPH-INDEC.
La evolución salarial de los obreros no registrados entre la década de los ’90 y la actualidad marca un lento pero sistemático descenso hasta el 2001 y una caída estrepitosa con la devaluación del 2002. Luego, el salario se recompone, pero es recién en el año 2009 que llega a los niveles del 2001. El poder adquisitivo del salario posterior a 2009 sigue su curso ascendente hasta 2013. Pero, la devaluación del año 2014 impulsada por Kicillof marca el comienzo de un descenso sistemático del salario hasta el 2020, año en que se aproxima a los niveles del peor momento del 2002. Va de suyo que, con o sin acuerdos con el FMI, habiendo o no desembolsos, la burguesía ajusta igual contra la clase obrera.

De este modo, teniendo como punto de referencia el nivel salarial del año 2013, la burguesía ahorró fortunas millonarias por la licuación de los salarios por la inflación, proceso que constituye un gigantesco ajuste contra la clase obrera.

Tabla 1. Masa salarial anual ahorrada 1 por ajuste por inflación en relación con salario de 2013 de los obreros «en negro» (Año 2014 hasta 3er trimestre de 2021).

Fuente: CEICS en base a EPH y Cuentas Nacionales (INDEC).
Durante los años 2014 y 2015, bajo el gobierno de Cristina Kirchner como presidenta, la burguesía PyME y negrera se ahorró por la reducción salarial respecto de 2013 un equivalente a más de medio punto porcentual del PBI. En el gobierno de Macri ese ahorro osciló entre el 0,6 y el 1,5% del PBI. Luego, durante los años 2020 y 2021, el ahorro de la masa salarial licuada por inflación superó el punto porcentual del PBI. Son fortunas millonarias que los empresarios PyME, esos que siempre se quejan de los impuestos y la competencia «desleal», se ahorran por el ajuste contra los obreros. Con acuerdo con el FMI o sin él, la burguesía ajusta.

Es el conjunto de la burguesía que explota en blanco

Sin embargo, no es solo la burguesía negrera y PyME la que ajusta por inflación a los obreros. Los patrones que registran a sus trabajadores tanto como el Estado mismo (en tanto empleador de obreros) también ajustan por esa misma vía. En artículos anteriores ya analizamos la evolución del salario promedio del conjunto de los trabajadores de la economía argentina y señalamos que aún con la recuperación relativa de la economía posterior a la crisis de 2001, los niveles salariales nunca llegaron al momento de mayor capacidad de compra de los obreros: los años ’70 previo a la instauración de la última dictadura militar. Cabe aclarar que, la rebaja salarial por inflación no es la única forma de ajuste contra los obreros registrados. De hecho, las fracciones que tributan el impuesto a las ganancias cuarta categoría también ven cercenada una parte de su salario, proceso que supone un ajuste.

El ciclo de ascenso salarial posterior al 2002 recupera la pérdida de la capacidad de compra provocada por la devaluación. El punto más elevado del salario en cuanto a capacidad de compra es el mes de mayo de 2013. Con posterioridad, la inflación “le gana” a los aumentos nominales del salario que establecen los patrones. Si bien hay momentos de recuperaciones salariales en 2015 y 2017, estos niveles nunca llegan a mayo de 2013. En 2019 se agudiza la pérdida de poder adquisitivo y en los años 2020 y 2021 la reducción oscila entre un 24% y un 28%, respecto de 2013. Al igual de lo que ocurre con el salario “en negro”, la inflación licúa el salario del obrero registrado del sector público y privado.

Gráfico 2. Evolución del salario promedio registrado del sector privado y público comparado con el salario de mayo de 2013 (último más elevado) -en $ de octubre de 2021-.

Fuente: CEICS en base a SIPA y RIPTE (Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social).
En el gráfico se observa la tendencia a la pérdida del poder de compra del salario respecto del mes de mayo de 2013, momento de mayor capacidad adquisitiva promedio del salario registrado, luego de la devaluación del 2002. La disminución se agudiza a partir de mediados de 2018 y se profundiza con la pandemia y en lo que va de este año. Recordemos que, en plena cuarentena del 2020, las empresas privadas suspendían a sus obreros y les pagaban un salario del 70%, es decir, con rebajas nominales. Un ajuste brutal en medio de una tendencia a la reducción del poder de compra.

Esta licuación del salario supone un elevado ajuste contra los obreros, que se traduce en un ahorro para la burguesía de magnitudes gigantescas. Si ponderamos esa masa salarial ahorrada por licuación y la comparamos con el PBI, la suma es contundente. En el año 2014, la masa salarial ahorrada respecto de 2013 constituye un equivalente al 2,8% del PBI; en 2016, un 3%; en 2019, un 6%; y, en los años 2020 y 2021, un 8% y un 5,8%, respectivamente.

Gráfico 3. Masa salarial ahorrada como porcentaje del PBI por licuación por inflación respecto del salario de mayo de 2013 (hasta el 3° trimestre de 2021).

Fuente: CEICS en base a SIPA y RIPTE (Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social).
El ajuste contra los asalariados registrados del sector público y privado supone un ahorro multimillonario para el conjunto de la burguesía. Si lo comparamos con el PBI, el porcentaje de la masa salarial ahorrada supone entre un punto y hasta 8 puntos porcentuales en el peor momento de la crisis económica durante la pandemia. Sólo entre los años 2020 y 2021 (hasta el tercer trimestre), la burguesía se ahorró 2,1 y 2,8 billones de pesos, respectivamente.

Esto quiere decir que desde el año 2014 en adelante, bajo el gobierno de Cristina, bajo el macrismo y ahora en pleno mandato de Alberto, los asalariados registrados del sector público y privado sufren un ajuste brutal que afecta directamente a sus bolsillos.

Es el gobierno en el Estado como patrón

En el seno del Estado también se ajusta brutalmente. Lo hizo Cristina mientras fue presidenta y ahora lo avala como vicepresidenta. Lo hizo Mauricio también. Y ahora lo hace Alberto. Todos son partícipes del ajuste que asume, entre otras formas, la manera keynesiana, a saber, “dejando” que la inflación haga “la tarea sucia”. Dicho en otros términos, los aumentos nominales del salario corren por debajo del crecimiento de los precios de los productos necesarios para vivir. Este proceso no sólo afecta el salario de los trabajadores, sino también todos los haberes previsionales que paga el Estado, los planes, subsidios, asignaciones y demás. Basta con ver el ajuste fiscal que llevó a cabo Guzmán en el último año para tener un panorama del asunto, o bien, el robo del siglo a los jubilados en 2020 por los “aumentos” por decreto los cuales estuvieron muy por debajo de lo que hubiera significado un incremento a través de la ley de movilidad, vetada por Alberto. Pero, no es el actual ministro de economía el que inicia el ciclo de ajuste en el Estado, sino que ese proceso se ejecuta desde mucho tiempo antes.

Ejemplos de la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores que dependen del Estado o de los beneficiarios de planes sociales y de los perceptores de haberes previsionales (jubilados y pensionados), hay a montones. Aquí solo mencionamos la situación de los empleados públicos que dependen del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) quienes vieron reducida la capacidad de compra de su salario por lo menos desde el año 2012 a esta parte: en los últimos meses de 2021 el sueldo de un trabajador del PEN se encuentra entre un 30% y un 35% por debajo del salario que regía a principios de 2012.

Gráfico 4. Evolución salarial de los trabajadores del Poder Ejecutivo Nacional comparado con sueldo de enero de 2012 (último más elevado) -en $ de octubre de 2021-.

Fuente: CEICS en base a Informe Trimestral de Ocupación y Salarios. Ministerio de Economía.
La evolución del salario de los trabajadores que dependen del Poder Ejecutivo Nacional muestra un descenso respecto del nivel salarial de enero de 2012. La pérdida del poder adquisitivo se agudiza a partir de 2018, y ya durante la cuarentena del 2020 muestra un descenso aún mayor. Si bien en los últimos meses de 2021 muestra una recomposición, el salario se encuentra entre un 30% y un 35% por debajo del nivel de 2012.

Mucho peor se encuentran los desocupados beneficiarios del plan Potenciar Trabajo (antes denominado “Argentina Trabaja”, luego “Hacemos Futuro” y “Salario Social Complementario”). El poder de compra del ingreso de este plan se redujo casi un 70% desde el momento de su impulso, a fines del año 2009.

Gráfico 5. Evolución del ingreso del Plan Potenciar Trabajo comparado con monto de octubre de 2009 (en $ de octubre 2021).

Fuente: CEICS en base a Ministerio de Economía.
Los ingresos de los desocupados perceptores del plan Potenciar Trabajo fueron perdiendo su poder adquisitivo, desde el momento mismo en que se impulsó el programa, a fines de 2009. Todas las recomposiciones que tuvo el programa no alcanzaron a los niveles iniciales. Incluso, la capacidad de compra del mes de octubre de 2009 era equiparable a unos 44.570 pesos del mes de octubre de 2021, lo que quiere decir que el plan perdió sustantivamente respecto de la inflación. Durante el 2021, el ingreso del plan redujo su capacidad adquisitiva en un 70%, promedio, respecto de sus inicios.

Aún con todos los bonos y pagos extraordinarios que se hacen en los meses de diciembre y los que se hicieron durante la pandemia del 2020, los ingresos van perdiendo su carrera contra el incremento de los precios de primera necesidad.

Como vemos, el ajuste fiscal del ministro Guzmán durante todo el año 2021 se hizo notar en materia de pago de salario en el Estado y en los ingresos de los beneficiarios de planes de empleo. Sin embargo, ya Cristina había comenzado esta tarea durante su gobierno como presidenta.

Que se vayan todos

Con Cristina como presidenta o como vicepresidenta, el ajuste contra la clase obrera se lleva adelante. Con Mauricio o sin él ocurre lo mismo. Con acuerdo o sin acuerdo con el FMI, la clase obrera sufre los embates de la burguesía negrera, chica o grande, la que emplea “en blanco”, así como también, el ajuste que el propio Estado como empleador hace con los suyos. En efecto, si bien la pandemia 2020 y 2021 fue un momento de ajuste brutal contra la clase obrera, no fue más que un momento de profundización de una tendencia que en lo inmediato se desarrolla por lo menos desde el año 2013. Esto no significa que el ajuste comienza en ese momento. Sino que, en líneas generales, el ciclo descendente del salario en el corto plazo se manifiesta más agudamente a partir de esa etapa.

La burguesía parásita se come el país, nuestros salarios se reducen y nuestras condiciones de vida empeoran notablemente. Y mientras tanto, la izquierda trotskista sólo ve fantasmas y monstruos en el mundo exterior, ocultando que el que ajusta no es el FMI, sino la burguesía chica y grande que acumula en Argentina, la cual se ahorra multimillonarias fortunas por ajuste salarial por el que se incrementan sus ganancias. El gobierno, a su vez, ajusta contra la clase obrera que trabaja en el Estado o que recibe planes sociales. Es decir, los representantes de la burguesía en el Estado no sólo avalan el ajuste por inflación que realizan los patrones, sino que además ajustan en el sector público. Es imperioso que avancemos con una consigna que ponga los pies sobre la tierra y que impugne al verdadero enemigo de la clase obrera. Debemos luchar para sacarnos de encima a la burguesía, a sus representantes en el Estado y para construir una sociedad donde gobernemos los obreros.

Notas

  1. Metodología de estimación de la masa salarial ahorrada por la burguesía. 1). Calculamos la diferencia del salario real a partir del momento en que comienza a descender y la actualidad (por mes o por año, según sea cada caso). 2). Luego, lo convertimos en pesos nominales con el índice de precios. 3). Posteriormente, lo multiplicamos por la cantidad de asalariados (o beneficiarios) con que lo queremos comparar, ya sea del sector privado o público, registrado o no registrado. 4). En algunos casos ponderamos ese cálculo con el PBI, en otros, sólo comparamos la evolución real del salario o beneficio con el momento más elevado en el corto plazo.

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