Los trabajadores estatales y la inflación
Con una inflación en ascenso, los salarios se licúan aceleradamente. Los estatales ya llevan más de una década de retroceso salarial y sus ingresos se consolidaron por debajo de la línea de pobreza. En la última ronda paritaria, firmada a fines de enero, se alcanzó un 97% para el período junio 2022-mayo 2023. Frente a ello ATE anunció que “le seguimos ganando a la inflación”, cuando ni siquiera estábamos empatando. Ese acuerdo consolidaba la enorme pérdida de poder adquisitivo acumulado entre los últimos años del gobierno de Cristina, la gestión de Macri y la de los Fernández. Y a eso hay que sumar la pérdida de este año: el último dato de inflación interanual (a marzo) está en 104,3%, y de aquí a mayo la cosa viene peor. Ante la debacle salarial la paritaria se reabrió. Hoy, jueves 27 de abril, UPCN firmó un 5,5% para el mes de mayo (a cobrar en junio), que estará por debajo (otra vez) de la inflación de ese mes. En abril cobramos un 5,3% de aumento (sobre el sueldo de enero), cuando la inflación (con suerte), andará por el 8%. O sea, vamos a acumular 3 meses de aumentos muy inferiores a la inflación, que encima se viene acelerando.
ATE, que desde 2019 venía convalidando con su firma todas las ofertas paritarias del gobierno, esta vez rechazó la oferta. Es tarde: las conducciones que dieron las espalda a los trabajadores estatales por su integración al gobierno, que avalaron el retroceso salarial y contribuyeron a la desorganización de las bases, que sumieron nuestro sindicato en violentas disputas internas por el control del aparato, hoy no tienen ni la legitimidad (ni la intención) para encarar un plan de lucha a la altura de las circunstancias. La impotencia está a la vista: esta semana se convocaron dos medidas de fuerza, una movilización sin paro de ATE Nacional el miércoles 26, un día antes de la mesa paritaria, y un paro y movilización para el jueves 27 de ATE Capital. La disputa interna se impone una vez más, y las distintas facciones prefieren marchar separadas desnudando toda su debilidad antes de alcanzar la unidad de acción para defender lo mínimo: el salario de los trabajadores que dicen representar.
La situación en CONICET
La situación en CONICET no escapa a este panorama, aunque el gobierno se sigue jactando de haber jerarquizado el trabajo de los científicos. Las conquistas alcanzadas durante 2020 y 2021, gracias a una decena de paros y medidas de lucha impulsadas por los espacios autoconvocados y los delegados combativos de ATE, se desvanecen rápidamente. Los aumentos por jerarquización se evaporan ante una inflación de al menos el 8% mensual, el plus por función para el personal de gestión se reglamentó de manera muy limitada y alcanzará efectivamente a muy pocos trabajadores del organismo, y aparecen restricciones para que todos los CPA puedan acceder al nuevo régimen jubilatorio. El triunfo de la lista Verde y Blanca (en alianza con la Verde) en las Juntas Internas de CABA y La Plata ha contribuido a la desmovilización en el sector, y sin la presión de las bases las autoridades de CONICET avanzan contra los trabajadores. Las convocatorias para ascensos (Ingreso CIC y promociones) se postergan por meses, el presupuesto para funcionamiento de institutos y para subsidios no aparece, y aumenta la presión sobre el personal administrativo con la reimplantación del control biométrico y la limitación para la realización de horas extra. Reclamos históricos como el Convenio Colectivo Sectorial, el pase del ítem jerarquización al salario básico, los pases a planta o los derechos laborales para los becarios, que la actual gestión del organismo agitaba cuando eran la oposición al macrismo, hoy son cajoneados. A casi tres años y medio de la asunción de Ana Franchi al frente del CONICET, no hemos avanzado prácticamente nada en la concreción de estos reclamos.
Aún en esta situación, el gobierno anunció una nueva jerarquización para CIC, CPA y becarios, de 10% a cobrar en julio. Huelga decir que no constituye ninguna “jerarquización” que se nos de un aumento que no es más que lo que otros estatales reciben bajo otras formas (aumento del valor de la unidades retributivas o presentismo) y nosotros no cobramos. Pero además, ¿qué valor puede tener un aumento de 10% de aquí a tres meses cuando por efecto de la inflación nuestro salario está perdiendo eso cada mes? ¿Qué valor puede tener esa promesa cuando no sabemos a qué precio va estar lo que compremos la semana que viene en el supermercado?
Y los salarios no solo pierden (por abajo) frente a la inflación, también pierden (por arriba) frente al impuesto a las ganancias. La aceleración inflacionaria, y los nuevos acuerdos paritarios para seguirle el ritmo, llevan a un importante sector de los trabajadores de CONICET a superar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, que no se actualiza al mismo ritmo que los salarios y la inflación. Así, cada vez son más los trabajadores alcanzados por este impuesto, que se come los aumentos salariales deteriorando aún más el salario. Los parches, como los acuerdos de Massa con la CGT para eximir de ganancias algunos ítems salariales en ciertas ramas, como siempre, no nos alcanzan.
Así las cosas, el “gobierno de científicos” se apresta a dejar el poder sin haber mejorado casi nada la situación de los trabajadores de CONICET. Los parches salariales pueden desaparecer rápidamente al ritmo que va la inflación, la precarización laboral de becarios y personal de gestión sigue intacta y el debate por un convenio colectivo de trabajo propio desapareció de la agenda. Esto no es solo responsabilidad del gobierno, sino también de los corrientes mayoritarias en ATE CONICET.
Frente a la deserción de nuestros representantes gremiales, una propuesta
Luego de un intenso proceso de organización y lucha durante la pandemia, en donde la presión de las organizaciones autoconvocadas sobre ATE CONICET permitió un rico debate interno, con plenarios nacionales periódicos donde se resolvían medidas de lucha que nos permitieron avanzar en ciertas conquistas (los aumentos salariales por jerarquización, los bonos para el personal de gestión, el plus por función CyT), la situación cambió. El triunfo de las listas Verde y Blanca y Verde en las elecciones de Junta Interna de ATE CONICET CABA y La Plata ha sumido a nuestro gremio en la parálisis. No es casual que así sea, ese fue siempre su objetivo: desmovilizar al CONICET para que deje de cuestionar al “gobierno de científicos” al que siempre apoyaron, que ahora nos usa para hacer propaganda con el aval de nuestro sindicato.
Hace más de un año que no se convoca a plenarios nacionales de delegados y delegadas en ATE CONICET. Tampoco se convoca, allí donde la Verde y Blanca ganó las elecciones, a asambleas generales. Esta corriente también se apropió de la firma del sindicato, emitiendo declaraciones que no han sido consultadas con el conjunto de los delegados. Frente a la aparición de conflictos (y descontento), como los que surgieron de la postergación de la convocatoria a Ingresos CIC o por la reimplantación del control biométrico, la Verde y Blanca (que en CABA ganó las elecciones con el voto de Franchi) apuesta a un diálogo con las autoridades que no conduce a nada: el directorio del CONICET les miente en la cara (como hizo frente a la postergación de los ingresos) o directamente se niega a recibirlos, y las luchas se abandonan sin ningún resultado. Es la consecuencia lógica de su política de desmovilización. Cuando hay que enfrentar algún conflicto, no hay bases que movilizar, porque nunca se las consultó sobre las acciones a tomar o se las convocó a alguna asamblea.
Desde que la Verde y Blanca se puso al frente de ATE CONICET se abandonó la lucha salarial y la lucha por el CCT, se eliminaron las instancias de organización colectiva, como el plenario de delegados y las asambleas. Y todo para nada, porque la gestión de CONICET a la que le chupan las medias les dio la espalda. A pocos meses de que dejen el gobierno no tenemos ni CCT, ni derechos laborales, ni pases a planta, ni una verdadera jerarquización de nuestros salarios. Llegamos con un piso muy bajo frente a un recambio presidencial donde seguramente se impondrá alguna de las variantes del consenso liberal (las del oficialismo o de la oposición), y con nuestro sindicado desarmado. Estamos desarmados incluso para el embate que estamos sufriendo hoy, de la mano de una inflación descontrolada que el gobierno deja correr para licuar nuestros salarios.
Por eso, es necesario recuperar los espacios de deliberación colectiva que supimos construir: las asambleas, los espacios autoconvocados y los plenarios nacionales de delegados y delegadas de ATE CONICET. Frente a la desmovilización que nos quiere imponer la burocracia Verde y Blanca, pongamos en pie nuestra propia organización. No podemos esperar que nos den permiso para defendernos. Si no nos convocan a deliberar, llamemos nosotros a asambleas y plenarios, para imponer en CONICET un plan de lucha desde las bases, en defensa de nuestros salarios y por todas nuestras reivindicaciones.
Hacemos un llamamiento a las organizaciones del sector, a los espacios autoconvocados y a los cuerpos de delegados y delegadas combativos a organizar, de manera conjunta, una gran asamblea nacional de trabajadores y trabajadoras de CONICET para discutir un plan de acción. Frente a una crisis que se acelera y se lleva puestos nuestros salarios, es necesario dar un paso al frente.
Razón y Revolución Ciencia y Técnica