En busca de combustible. Las apuestas desesperadas a Vaca Muerta y al litio como fuentes de renta para el capitalismo en Argentina

en El Aromo n° 105

Vaca Muerta y el litio se plantean como dos grandes apuestas para dar algo de aire al capitalismo argentino y a su burguesía mercadointernista. Pero ambos enfrentan condicionantes que ponen en duda su viabilidad en el mediano plazo.

Por Damián Bil y Alejandro Lamónica OME – CEICS

Es claro que la economía argentina está en serios problemas. Recesión, devaluación monetaria acelerada, inflación, caída de la actividad industrial y de los salarios, aumento de los indicadores de desempleo y pobreza, son las manifestaciones lógicas de una economía que hace agua por todos lados. El gobierno está implementando un ajuste brutal, el más profundo en casi veinte años si no más (como dijera el propio Dujovne públicamente a fines de 2018), sin lograr resultados. Recordemos que en esa empresa, el macrismo había apostado de movida al gradualismo, sostenido por el endeudamiento externo. A mediados de 2018, ese esquema colapsó, con lo que se profundizaron las medidas y se debió acordar con el FMI.

Queda claro que la Argentina, en un contexto de precios de commodities agrarios en baja, no tiene otra fuente de financiación que el endeudamiento. Lo único que parece generar noticias positivas para el gobierno son los emprendimientos vinculados a otros recursos naturales: los hidrocarburos de Vaca Muerta y el litio del norte. Según Dujovne y Lopetegui, en la formación patagónica hay posibilidades de inversión por más de 30 mil millones de dólares; mientras que para el gerente de la minera australiana Enirgi, la Argentina tiene capacidad para producir 100 mil toneladas de litio durante 80 años.[i] Evidentemente, estas son las grandes (y únicas) apuestas del capitalismo argentino para renovar el pulmotor del agro. Revisemos en qué estado se encuentran y cuánto hay de ilusión.

El oro negro

La formación Vaca Muerta (VM) fue descubierta en los ‘30, aunque su potencial se confirmó hace pocos años. Las investigaciones determinaron que existen cantidades de gas y petróleo no convencional que convierten a la Argentina en la 2° y 4° reserva mundial, respectivamente. Con VM, las reservas de petróleo no convencional técnicamente recuperable superan los 27 mil millones de barriles, solo detrás de EEUU (78,2 mil millones), Rusia (74,5 mil millones) y China (32,2 mil millones). En cuanto al gas, China lidera con 1.152 billones de pies cúbicos, mientras que gracias a VM la Argentina se ubica con 802 billones.

La potencialidad del shale o de los recursos de esquisto se evidencia en la trayectoria de los EE.UU., que de importador va camino a convertirse en exportador neto por primera vez desde la década de 1950. En la última década, dobló la extracción de crudo, en buena medida gracias al boom en la explotación de no convencionales: en petróleo pasó de menos de un millón a más de 7 millones de barriles diarios (2010 a 2018), representando hoy el 60% de la producción total; mientras que en gas de poco más de 10 mil millones de pies cúbicos por mes a más de 50 mil millones, un 70% de la producción total de gas norteamericana.

Aquí, el antiguo director de YPF y actual estrella del mundo CEO en la cuenca neuquina, Miguel Galuccio, señalaba hace pocos años que con un barril a menos de 84 dólares la explotación no convencional no era económica.[ii] Reciente avances técnicos y sobre las condiciones laborales (producto de acuerdos entre sindicatos y empresas a fines de 2016 que flexibilizaron la actividad)[iii] permitieron reducir de forma drástica los costos operativos: mientras que el primer pozo del yacimiento de Loma Campana en 2014 costó 27 millones de dólares, a fines del año pasado el promedio se encontraba en torno a los 10 millones; aunque aún por encima de los de la formación Eagle Ford en Texas-México (entre 6,5 y 7,8 millones según la Energy Information Administration). El costo de desarrollo del barril se redujo de 32 a 12 dólares. Por ello, según el ejecutivo de YPF Pablo Bizzotto, ya en 2017 el precio “de equilibrio” se había reducido a 43 dólares el barril.[iv]

De esta manera, en los últimos años se aceleró el desarrollo masivo tanto en gas como en petróleo. 31 empresas internacionales y locales tienen intereses establecidos en la región. A comienzos de 2019, la producción de petróleo no convencional ya representaba el 20% del total del país y 40% en el gas, con más de 1.000 pozos perforados en VM. En efecto, el año pasado fue el primero desde 2002 en el cual la producción de crudo no cayó de manera interanual. Incluso, se espera poder exportar petróleo liviano a fines de año. En cuanto al gas, el incremento de la extracción se verifica desde 2015. En 2017, se dictó la Resolución 46 de Secretaría de Energía que estableció (discutidos) subsidios por encima del precio internacional para las operadoras del sector. Aunque en 2018 se redujo el campo de aplicación (lo que generó una disputa con Techint, a pesar de embolsar el sobreprecio subsidiado del gobierno), durante el último año creció la extracción un 5,4%, representando 13% más que en 2014, sin alcanzar aún el récord de 2004.

En principio, se apunta a resolver el déficit que se arrastra desde hace por lo menos una década en la actividad. En cuanto al petróleo, desde 2013 el consumo supera a la producción interna. En el gas es más acuciante, debido a su importancia en la matriz energética (como combustible para industrias y hogares): ya en 2008 la oferta se relegó frente al consumo interno, llegando en 2015 a un déficit de 11 mil millones de metros cúbicos entre lo producido y lo utilizado. Desde 2010, la importación de gas natural (en su forma comprimida y licuada) comenzó a ser una carga en las cuentas externas: entre 2011 y 2017 acumuló un déficit anual de 3.610 millones de dólares (con un pico de más de -6.000 millones en 2013). En el caso del crudo, sin contar derivados, el superávit se achica desde 2012. Entre 2015 y 2017 el saldo exportador fue estrecho, de solo 300 millones de dólares anuales, un 12% de lo que fue en 2012. En 2018, no obstante, la exportación repuntó y el saldo en crudo rozó los 1.300 millones de dólares.[v] La proyección de VM en el mediano plazo es abastecer el consumo interno de gas y petróleo, reducir las compras de gas boliviano y generar un saldo exportable para proveer a Chile, Brasil e incluso otros países, mediante un proyecto multimillonario de licuefacción de gas natural (GNL) en Bahía Blanca para despachar el insumo por mar. Según el presidente de YPF, Miguel Gutiérrez, este proceso culminaría en no menos de 5 años. Recién ahí podrían aliviarse las tarifas para los usuarios locales.[vi]

Ahora bien: esta promesa enfrenta dificultades. Por un lado, el monto de inversión: se calcula que se explota en la actualidad un 4% de la formación, en la cual se llevan invertidos 7 mil millones de dólares. Estudios señalan que la operación total demandaría 20 veces ese monto, magnitud que ningún capital local ni el gobierno podrían asumir. Aun antes, VM podría enfrentar severos inconvenientes. Un informe de una consultora norteamericana especializada en energía advierte sobre el desarrollo basado en elevados subsidios públicos, difícil de mantener en contextos de recesión como el actual. El recorte de los mismos por la crisis resta atractivo para atraer inversores externos, condición fundamental para sostener el plan de explotación. Los aun altos costos que tiene VM en relación a otros competidores de no convencionales también funcionan como límite. Asimismo, se señala la perspectiva de reducción de precios mundiales en el mediano plazo debido a la saturación de mercado, por la puesta en producción de otras formaciones y por el avance de fuentes renovables de energía. Otro déficit es el de infraestructura de transporte y transferencia, inadecuado para el nivel de producción actual y el proyectado (lo que de no solucionarse relativamente rápido podría dar por tierra con cuantiosas inversiones), de provisión de agua para el fracking y de instalaciones de apoyo. Por último, los litigios con poblaciones y por el medio ambiente podrían retrasar aun más el proyecto.[vii] Pero aun si VM pudiera desarrollar todo el potencial y saldar estos inconvenientes, precisaría unos cuantos años de maduración. Es decir, es difícil que pueda llegar antes de una próxima y segura conmoción de la economía local.

El oro blanco

En el mundo se introducen modificaciones en la matriz energética. Se incorporan fuentes consideradas “limpias”, en contraposición con las tradicionales provenientes de recursos fósiles. Por otra parte la creciente urbanización, utilización de electrodomésticos, y la más creciente aún de dispositivos móviles son causa del aumento de demanda de energía. En la industria automotriz, los cambios que se suceden en la producción de energía evolucionan en el sentido de la adopción del motor eléctrico. El hecho de que en 2015 Japón ya tenía más estaciones de recarga de coches eléctricos que de combustible permite apreciar la velocidad de ese proceso. Es esta actividad la gran demandante de baterías de litio: un Modelo S de Tesla utiliza más litio en sus baterías que 10.000 smartphones.[viii] Estos cambios requieren acumuladores y otros dispositivos en los cuales el litio, si bien se utilizan otros (sodio, potasio, etc.), es un componente fundamental. Ello ha desatado inversiones en el sector al punto de hablarse de una “fiebre del litio” durante los últimos años. La ventaja de las baterías con este compuesto es su ciclo de vida, que permite gran número de recargas. En automotores, su tamaño y autonomía son suficientes para los desplazamientos más habituales. A nivel global, el avance del litio como insumo para acumuladores de energía se ve en el consumo mundial, que casi se duplicó entre 2008 y 2016 (de 121 mil toneladas a 213 mil). Casi el 50% de la producción mundial se destina a la construcción de baterías. En este rubro cabe destacar que en apenas dos años, de 2014 a 2016, la demanda de baterías medida en energía para autos y buses eléctricos en los EE.UU. aumentó en casi cuatro veces (de 11 a 36 GWh).

A nivel de existencias y extracción del mineral, el “triángulo” sudamericano tiene un peso relevante. En cuanto a producción, Australia es el primero con 51.000 toneladas durante 2018; seguido de Chile con 16.000, China con 8.000 y luego Argentina con 6.200. Las reservas probadas del mineral se concentran en Chile (8 millones de toneladas), Australia (2,7 millones), Argentina (2 millones) y China (1 millón).[ix] A 2018 existían además 62 millones de toneladas de recurso identificado, es decir potencialmente extraíble, de los cuales casi 15 millones corresponden a la Argentina (otros 9 a Bolivia y 8,5 a Chile).

Como señalamos, el triángulo conformado por la frontera Chile-Bolivia-Argentina es un punto nodal de atracción. En los vértices del triángulo se ubican el Salar del Hombre Muerto (Argentina), el de Uyuni (Bolivia) y el de Atacama (Chile), sumados a salares ubicados en altura en la Puna de Atacama. Esa región reúne el 65% de las reservas mundiales, y el 80% de las salmueras que contienen litio en salinas de altura. 

La creciente demanda mundial impulsó el alza del precio del mineral de forma acelerada, multiplicándose 10 veces entre 2005 y 2018; y la expansión de explotaciones. Por caso, Argentina ya tiene 60 proyectos en distintas etapas de desarrollo.[x] A contramano del ciclo general de los commodities, que en 2012-13 inician un descenso acentuado de precios, el litio continuó al alza hasta comienzos del año pasado. No obstante, durante ese mismo año, el ciclo alcista se detuvo por diferentes motivos: incremento de la oferta, expectativa de sobreproducción por las explotaciones de salmuera en Chile, estancamiento de la demanda, reducción de costos de extracción en yacimientos de roca, entre otros. A partir de ahí, los precios se desplomaron durante unos meses. Por caso, en China el carbonato de litio cayó un 50%. La caída se detuvo debido a que varios proyectos de salares a nivel mundial se retrasaron en su puesta en producción, como el Salar de Olaroz en Jujuy que suministraría más de 40.000 toneladas anuales, propiedad de la australiana Orocobre. Por este motivo, las grandes mineras esperan un nuevo ciclo de ascenso de precios.[xi]

En la Argentina, el litio está concentrado en Catamarca, Jujuy y Salta. A 2017, los únicos dos proyectos operativos se encontraban en las primeras dos provincias, aunque hay varios en desarrollo en pos de aprovechar las cuantiosas reservas. Argentina tiene ciertos atractivos para los inversores, como el costo operativo menor del bombeo de salmueras en relación a la extracción de rocas de pegmatita (el recurso que se utiliza en Australia).[xii] A su vez, las compañías mineras señalan que el marco regulatorio del país para la explotación del mineral es más laxo que en Chile o Bolivia.

El fenómeno del litio se observa en el volumen de exportaciones: a partir de cifras de INDEC, mientras que en 2003 el monto de exportación de carbonato y cloruro de litio fue de 27,4 millones de dólares (correspondientes a 7.339 toneladas, aproximadamente 3.730U$S la tonelada), en 2017 alcanzó casi 225 millones de dólares (casi 31.000 toneladas, a 7.256U$S cada una). Los principales destinos fueron los EEUU, China, Japón y Corea. Aun así el volumen de exportación del complejo, si bien crece progresivamente, es reducido en el total del país. Todo el sector minero y metalífero es menos del 10%, y el complejo litio representa apenas un 0,4% del total, lo que corresponde a un 5% dentro del rubro minería.

En estos datos se perciben límites. En primer término, la puesta en marcha de las operaciones en salares es muy lenta, debido a cuestiones técnicas: el proceso de exploración, pruebas, construcción de pozos, instalación de plantas y la calibración para obtener carbonato puede demorar hasta diez años. De ahí también el monto de la inversión inicial, asumido por grandes mineras internacionales. A nivel mundial, si bien la perspectiva es al alza en el volumen del comercio, aun es un producto secundario en la minería. Por ejemplo, el valor de producción mundial de oro (124 mil millones de dólares) es 87 veces más que la de litio (1,4 mil millones).

Distintos informes ubican a la Argentina como 2° productor para 2022 y pronostican un incremento de la oferta mundial (pasando de las 280 mil toneladas de 2018 a 700.000 en 2022), lo que podría generar cierta expectativa. No obstante, el monto del negocio no se incrementaría exponencialmente. El alza de precios, furiosa durante 2016-17 por escasez del mineral, podría moderarse debido a la puesta en producción de varios proyectos en el mundo, al desarrollo de nuevas técnicas que abaraten los costos de producción, y al reciclado. Se calcula para 2022 un volumen total de 7.700 millones de dólares en exportaciones, monto en el cual la Argentina podría participar con un poco más del 10% (sin descontar en eso importaciones de insumos y los dividendos que las mineras girarían a sus matrices). Aun si se exportara toda la producción local estimada para 2022 (290.000 toneladas) al precio actual, significarían poco más de 4.000 millones de dólares. Como referencia, solo aquí el complejo oleaginoso ingresó un promedio anual de 19 mil millones de dólares por exportaciones entre 2015-18.

Por otro lado, se trataría de un recurso finito. No tanto por su disponibilidad, que al consumo proyectado podría responder durante ocho décadas más a la demanda, sino por su uso económico. Especialistas señalan una “ventana de oportunidad” de alrededor de 20 años, luego de los cuales el litio podría ser reemplazado o complementado con otros materiales e incluso su demanda se estabilizaría debido a la reutilización mediante reciclado de las baterías agotadas: se calcula que para 2040, el 50% del consumo de litio será producto del reciclado de baterías viejas.[xiii] Es decir, podrían generar algún negocio para las provincias donde se ubica el recurso, pero difícilmente traccionar al capitalismo argentino como lo hiciera a comienzos de siglo XX la exportación de cereales.

Ni empujando

La urgencia en poner en operación plena los proyectos de VM y de extracción de litio es reflejo de los serios inconvenientes de la acumulación en Argentina y de la incapacidad de su burguesía para impulsar las fuerzas productivas más allá de la “bendición” de algún recurso natural. Ante el agotamiento histórico de la renta agraria para sostener la estructura económica, el capitalismo argentino no tiene otra fuente de financiación más que el endeudamiento y, cuando este no alcanza o hay que pagar la deuda, el ataque generalizado a las condiciones de vida de su población.

La urgencia por estas iniciativas es un intento desesperado para dar algo más de aire a los capitales que viven del mercado interno, a esos que se fagocitan al país. Más allá de las perspectivas, enfrentan condicionantes que ponen en duda su viabilidad, al menos en el mediano plazo. Pero aún logrando cierto despliegue, no brindarán más que algunos años de aire para los parásitos locales, como la soja bajo el kirchnerismo, hasta su ulterior agotamiento. Solo la gestión centralizada de estos recursos, bajo otra forma de organización de la vida (socialismo), tendrá alguna posibilidad de contribuir a un verdadero desarrollo de las fuerzas productivas y a elevar las condiciones de vida de las masas.


[i]Argentina, 11/3/2019, https://tinyurl.com/y2csswcv; El País, 20/4/2018, https://tinyurl.com/y3ylx48c.

[ii]Bil, Damián y Farfaro Ruiz, Betania: “Vacas flacas”, El Aromo, n° 81, 2014.

[iii]Egan, Julia: “La flexibilización sin fin”, El Aromo, n° 94, 2017.

[iv]Vaca Muerta News, 14/10/2018, https://tinyurl.com/y4w8j6sg.

[v]En base a datos de BP Energy Outlook 2018, UNComtrade, Intercambio Comercial Argentino y Sistema de Consulta de Comercio Exterior (ambos de INDEC). 

[vi]La Nueva Provincia, 29/12/18, https://tinyurl.com/yy6oosl9; La Nación, 17/4/19 https://tinyurl.com/y5zpy8bd.

[vii]IIEFA, 21/3/2019, https://tinyurl.com/y4wl3w4h. También en “Today in Energy”, EIA, 10/2/2017, https://tinyurl.com/y5eunjz4.

[viii]El Economista, 16/2/2015, https://tinyurl.com/yxsuub59; Cronista,  27/2/2018, https://tinyurl.com/y6clfnaq.

[ix]Datos del U.S. Geological Survey

[x]El Inversor Energético y Minero, https://tinyurl.com/yytneexw.

[xi]Oilprice, 24/4/2019, https://tinyurl.com/y2vsupl8.

[xii]López, Andrés et al: Litio en la Argentina. Ministerio de Educación – BID, 2019, p. 13; y El País, 19/4/2018, https://tinyurl.com/y3ylx48c.

[xiii]Informe Especial. Mercado de Litio. Situación actual y perspectivas, Ministerio de Energía y Minería, marzo de 2017.

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