En los últimos días se llevaron a cabo elecciones para renovar las conducciones directivas de importantes seccionales del gremio de los metalúrgicos. Los resultados fueron previsibles, dando continuidad a listas de la burocracia oficialista, que retuvo sus cargos en la mayoría de las seccionales. La excepción fue Quilmes, donde el “Barba” Gutiérrez fue desplazado por el candidato de La Cámpora, Adrián Pérez, respaldado por la intendenta Mayra Mendoza, en un nuevo capítulo de la interna peronista. Después de casi cuatro décadas, el histórico dirigente peronista perdió por tan solo 228 votos la regional de la Unión Obrera Metalúrgica que representa a los trabajadores de Berazategui, Florencio Varela y Quilmes, en unos comicios de los que participaron con su voto 2.600 afiliados. Su sucesor, Pérez, de la lista Verde, se postuló como representante de una supuesta renovación generacional y reconociendo la desastrosa situación de los salarios metalúrgicos, de la que deslinda por completo a la entidad sindical y al actual gobierno, responsabilizando, como era de esperar, al gobierno de Mauricio Macri. Pérez es parte del entramado kirchnerista local, encabezado por Mendoza, la misma que ordeno a la policía instalarse dentro de Gri Calviño para intimidar a los compañeros, ya anunció que su tarea principal estará abocada a trabajar “mancomunadamente” con las patronales y los municipios y expreso su respaldo hacia el gobierno.
También en La Matanza se produjo un “recambio”. Hugo Melo, quien encabezaba la seccional con críticas a Caló, no se postuló para su re elección y cedió su lugar a Esteban Cabello, quien oficiaba de pro tesorero de la seccional. Se trata de un pase del mando dentro de la misma dirigencia seccional. La “nueva” conducción que hizo campaña señalando a la gestión de António Caló como culpable de la crisis de los salarios, de la flexibilización de los convenios y de situación de la Obra Social, tomó posesión de sus cargos con el viejo dirigente metalúrgico sentado en primera fila. Por su parte en Morón, la burocracia movió los hilos para suspender el acto electoral. En esta seccional del oeste bonaerense, se enfrentaban el actual secretario general (Souto), contra su secretario adjunto (Rubén Andrada), lo que hace suponer que sea cual fuere el resultado, no podemos pensar en mejoras reales para los trabajadores.
Avellaneda es la seccional más grande del conurbano. Durante el 2021, se registraron distintos conflictos de gran repercusión, como el de la planta Tenaris – SIAT de Valentín Alsina, que dejaron en evidencia que la UOM Avellaneda estaba completamente ausente de las luchas de los metalúrgicos. Los propios trabajadores se organizaron para pelear por premios, deudas, suspensiones y despidos, sosteniendo medidas de fuerza dentro y fuera de la fábrica, incluso llevando sus reclamos ante los burócratas de la seccional. Aquí, los comicios se prolongaron durante toda una semana, exponiéndose una verdadera lucha de aparatos, entre la lista Rosa a la que pertenece Daniel Daporta, quien dirigió el último año la seccional y la opositora Celeste y Blanca, encabezada por Felipe Anriquez, quien había sido tesorero de la seccional. Denuncias de todo tipo, acusaciones cruzadas y situaciones de violencia, fueron algunas de las irregularidades, ya habituales, propias de quienes se disputan cargos y cajas. Finalmente, Daporta fue quien se impuso con el 60% de los votos.Hechos similares se registraron también en Villa Constitución, donde los opositores denunciaron maniobras de Pablo “piparra” González (que mantiene su cargo de secretario, fuertemente alineado con Caló desde hace 15 años), de militarizar los comicios y alterar los padrones. En tanto que, en Río Grande, Córdoba, Tucumán y San Nicolas, entre otras, se volvieron a imponer los oficialismos.Que el repudio a la burocracia no se exprese en la falta de participación y la desafiliación.
Ante este escenario no se avizoran cambios en la política complaciente de la UOM, hacia las patronales y los gobiernos de turno. De las 54 seccionales nacionales, solo se presentaron listas opositoras en 11 de ellas y como vimos, en la gran mayoría de los casos, solo se trataba de impulsar algún recambio dentro de la burocracia.
Hay una enorme masa de trabajadores metalúrgicos que o bien deciden no participar o tienen vedada esa posibilidad por la gran cantidad de trabajo en negro que existe en la rama y los talleres Pyme, donde no se permite la sindicalización y representación gremial, situación que el gremio avala. De esto se deduce que Caló y sus conducciones no representan en absoluto a los obreros de la rama.Frente al fastidio generalizado de los trabajadores por la pérdida del poder adquisitivo del salario, por la flexibilización de los convenios, los despidos y la persecución a quienes intentar organizarse y luchar, la respuesta no puede ser la resignación, la falta de participación o directamente lo que plantean muchos compañeros: la desafiliación compulsiva.
La tarea de los luchadores y activistas, debe ser la de cambiar esta mentalidad y mostrar el camino de la organización. Comenzando por cada fabrica, planta o taller, para luego poder disputar concretamente el poder al interior de las seccionales. Lo contrario es resignarse a denunciar eternamente el fraude o las maniobras de la burocracia.
Con estos resultados, Antonio Caló seguirá al frente de la Unión Obrera Metalúrgica por un periodo más, justo en momentos donde se apresta a acordar con los empresarios una nueva entrega del salario, firmando otra paritaria insuficiente y en cuotas, al mismo tiempo que declara que ve con muy buenos ojos, el aumento de la edad jubilatoria. Los metalúrgicos tenemos que rechazar y repudiar a estos “dirigentes” y prepararnos para luchar por una vida mejor. Tenemos por delante el objetivo de no regalarle a la burocracia el terreno de la lucha sindical.
Metalúrgicos en la Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución
