El 16 de agosto, en el microestadio de Atlanta, se realizó el Primer Congreso del 21F, una multisectorial que se armó a partir del acto motorizado por el moyanismo el 21 de febrero pasado. En Atlanta participaron Hugo y Facundo Moyano (Camioneros y Peajes, respectivamente), Yasky (CTA de los Trabajadores), Pablo Micheli (CTA Autónoma), Sergio Palazzo (Corriente Federal, la Bancaria), Gustavo Vera (La Alameda, con línea directa al Vaticano), Omar Plaini (Canillitas), Néstor Segovia y Roberto Pianelli (Subte), Sonia Alesso (CTERA), Daniel Catalano (ATE Capital), Gustavo Menéndez –presidente del PJ de la provincia de Buenos Aires-, junto a otros 5 mil dirigentes. En limpio: el moyanismo, el kirchnerismo y el Papa. Linda yunta…
El autor ideológico fue Francisco. Claro, el Papa anda bendiciendo “espacios multisectoriales” para las elecciones del año que viene: paralelo al 21F, pero sin competir necesariamente con él, los dirigentes sociales del “triunvirato” piquetero (Barrios de Pie, Corriente Clasista Combativa, Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) ponen en marcha el espacio Frente Patria Grande. El mismo colocaría a Juan Grabois (MTE-CTEP), el dirigente del Papa, a la cabeza. Como es de esperar, la confluencia entre ambos espacios no sería nada del otro mundo. Incluso se habla que todo ello esté bajo el ala de Cristina.
Por lo pronto, el 21F presentó un Programa de 21 puntos. Todos podrían resumirse en una palabra: más peronismo. Básicamente, la alianza entre un sector del movimiento obrero y los capitales chicos y medianos. Llama por un lado al acceso “universal” a la educación, la salud y el techo, como a la “defensa de la industria nacional”, desmantelar la “especulación financiera”, el desarrollo “soberano” de la “patria grande”, nacionalizaciones varias, entre otros puntos. Para el 21F, el capitalismo no es el problema, sino su forma “financiera” y “neoliberal”, algo que como dijimos (vuelva a LHS nº 11 y 12), no existe. Para Moyano y compañía, en el marco del capitalismo, los intereses de obreros y capitalistas se podrían conciliar. Este programa lleva necesariamente a la clase obrera a la derrota porque esa burguesía a la que se quiere defender, solo puede subsistir a costa de hundirnos más en la miseria.
La propuesta del documento fundacional finaliza con un llamado a la “concertación”, o sea, a dialogar con los patrones, mientras llaman a “luchar” contra el presupuesto 2019 y la reforma laboral. Lo importante, de todos modos, sería juntar un poco de todos lados y reunirse con quien haya que reunirse para tener un candidato en el 2019. Es decir, buscan que la clase obrera vote a sus propios verdugos. Los Moyano anduvieron haciendo su propia gira. Hugo ya se reunió con CFK, a la que le dio chances de ser candidata. Pablo reforzó el vínculo con el burócrata de Pignanelli (SMATA), en las reuniones con el Grupo Lezica (ahora llamado “Frente Sindical para el Modelo Nacional”). Finalmente, en Aeronavegantes, Hugo buscó limar asperezas con Juan Carlos Schmid, Juan Pablo Brey, Pablo Flores (AEFIP), Anibal Torreta (Municipales), Domingo Moreyra (ceramistas), Carlos Frigerio (cerveceros), Raúl Epelbaum (señaleros), entre otros.
Está claro: de la burocracia del 21F no se puede esperar nada. Estamos ante un espacio que no tiene nada para ofrecer a los trabajadores. El llamado a un paro de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo no muestra ninguna voluntad de lucha. Incluso sobre el escenario se montó un acto electoral.
Los laburantes necesitamos un programa de lucha independiente de los patrones y sus burócratas, para construir la única salida posible a esta crisis económica y política que nos hunde cada vez más en la miseria. El primer paso es que todos los que queremos dar una batalla para poner un freno al ajuste nos reunamos para juntar fuerzas y actuar en conjunto. Una Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados puede es la herramienta que necesitamos desarrollar.
