Entrevista a Mirtha Álvarez, madre de uno de los detenidos
en los enfrentamientos de la estación Haedo, en 2005.
Gonzalo Sanz Cerbino
Grupo de investigación de Crímenes
Sociales – CEICS
Mirtha Álvarez es madre de Cristian Wenk, procesado por los incidentes en la estación Haedo luego del incendio de una formación de trenes de la línea Sarmiento, el 1 de noviembre de 2005. Mirtha ha organizado a los vecinos y familiares de los detenidos. Como parte de su lucha, ha levantado en el barrio, junto a su hijo, un taller de lectura de La cajita infeliz, “para poder entender qué es lo que pasó”, argumenta.
Mirtha, contanos qué fue lo que pasó en Haedo, concretamente…
Nosotros lo que veíamos es que, hace como veinte días, los trenes venían funcionando peor de lo que funcionan habitualmente, con demoras… Ese día, se demoraron más de lo previsto y, esto de que llevaran el tren incendiado desde Morón a Haedo, hizo que la gente explotara con mucha bronca. Y fue lo que pasó, mucha bronca de la gente. La gente se rebeló ante la falta de derechos humanos en este sentido, que viajan cada vez peor, que llegás tarde a tu trabajo. Mi hijo había perdido hacía diez días el trabajo por culpa de las demoras. Lo que pasa es que acá fue una caza discriminada, porque buscaron siempre jóvenes, humildes, todos varones. Por eso, nosotros decimos que no fue una caza indiscriminada, sino que fue bien pensado estratégicamente a quienes detenían. Para justificar lo que está haciendo TBA todo el tiempo, por-que nosotros estamos seguros de que la única responsable de los hechos de Haedo fue TBA, pero se buscaron otros responsables. Después, vimos que, en el contrato que hizo la TBA con el gobierno, hay un punto que dice que ante estallidos populares, si existen culpables, TBA no se hace responsable. Y nos parece que esa era la idea detrás de buscar chivos expiatorios. Porque al principio no entendíamos por qué hubo siete presos cuando fueron dos mil y pico de personas las que estallaron en la estación. Bueno, estos van a ser los siete que van a justificar que TBA no pague un solo peso, que siga recibiendo subsidios del gobierno.
O sea que toda la maniobra parecería estar orientada a desviar las culpas de TBA hacia un supuesto complot de organizaciones políticas…
Exactamente.
¿Y cómo llegaron a organizarse?
Cuando detienen a mi hijo, realmente me encontraba desorbitada, no sabía para donde correr. Empecé a llamar a organismos de derechos humanos, que estaban todos en la cumbre de Mar del Plata, así que nos encontramos bastante solos, porque no sabíamos a que abogados recurrir ni nada. Yo formo parte de una agrupación docente que se llama GRETA. Bueno, reuní a mis compañeros docentes, que somos muy poquitos, somos seis nada más. Les planteé el problema de que mi hijo estaba preso, que teníamos que hacer algo, que esto era político y había que salir a la lucha por esto. Así fue que tomamos la causa. Lo primero que hicimos fue llamar a la CORREPI. CORREPI me deriva a los abogados de FIDELA, que toman el caso de mi hijo. A los chicos los detienen un martes y el miércoles los llevan a declarar a Morón. Ahí me contacto con los demás familiares. FIDELA toma algunos casos de esos chicos y nos dan la causa y los nombres de todos los que están procesados. Durante esos días, sueltan a la mayoría de las personas que estaban detenidas. Entre ellos, a mi hijo, que se encontraba en la comisaría de Merlo. Lo habían sobreseído, porque decían que no tenían pruebas para seguir teniéndolo detenido. Él vuelve a mi casa bastante asustado.
Nosotros pensamos que realmente ahí se terminaba esto, pero a los diez días lo vienen a buscar a mi casa, diciendo que lo acusaban del incendio de los trenes, de sedición, de haberse reunido previamente para organizar los hechos de Haedo, y lo llevan detenido al penal de Ezeiza. Yo tengo una entrevista con el juez, donde él me plantea que tiene pruebas suficientes para tenerlo detenido. Le pido esas pruebas, me dice que en tres días me las iba a presentar, que eran los videos. Pero hasta el día de la fecha todavía no me han presentado nada. Nos volvemos a reunir con mis compañeros docentes y salimos a buscar a todos los procesados, que eran ciento tres. Nos dividimos y empezamos a ir casa por casa, a ver quién quería acompañarnos en esta lucha, porque sabía que sola no la iba a poder llevar a cabo. Lamentablemente, los que estaban pro-cesados -y ya libres- no quisieron participar. Sí logramos la participación de los familiares de los que estaban detenidos. Empezamos a recorrer las distintas organizaciones que se encontraban acá en la zona, organizaciones piqueteras, partidos políticos, hicimos una reunión grande, donde fueron aproximadamente ochenta organizaciones, planteándoles este problema.
Así fue como empezamos a sacar volantes, a pedir entrevistas a los distintos medios alternativos. Abrimos una cuenta de correo para poder llegar a los demás medios. Finalmente, después de tantas marchas y volanteos, logramos la liberación de nuestros hijos, el 12 de mayo. Lamentablemente, quedó uno de los chicos detenidos, Roberto Cantero, que tiene 32 años y es padre de cinco hijos, porque a él le plantaron un arma, y, según la camarista, estrenaron la ley Blumberg, que son tres años y ocho meses de condena. Por lo tanto, no le cabía el beneficio de la excarcelación. A nuestros hijos los acusaron de “incendio con peligro de muerte”, por eso la mínima baja a tres años y les dieron la excarcelación.
En la causa hay dos pericias que señalan que los trenes se incendian por abajo, y no que fueron incendiados por ellos. Inclusive hay una carta de Aníbal Fernández donde plantea que ellos son del MTP, que se reunieron previamente. De esto no tiene ninguna prueba, no sé como sostiene esto. Pero es por eso que lo vuelven a detener a mi hijo. Y bueno, al día de hoy estamos luchando para que liberen a Roberto Cantero, con la experiencia de que nos pudimos organizar. Como no somos militantes, una vez que liberaron a los chicos, un poco se desarmó la organización de familiares y quedamos todos los que estábamos alrededor: los amigos de mi hijo, que salieron a volantear con nosotros, compañeros de secundario, vecinos. Con ellos seguimos organizados peleando por Roberto Cantero.
¿Y cuál es la situación jurídica de estos compañeros?
Ellos siguen procesados esperando el juicio oral y nadie nos garantiza que no vuelvan a caer presos. Por eso, nosotros pensamos que esta lucha no termina, que tiene que continuar. Tenemos que seguir siendo visibles, para que los sectores populares que están en lucha lo tomen y sigan peleando con nosotros. Porque nosotros tenemos que llegar al juicio acompañados de un montón de personas que se solidaricen con nosotros, para que demuestre que nuestros hijos son inocentes.
¿Todo lo que hay en la causa son pruebas inventadas? ¿No apareció ninguna prueba concreta como para sostener los procesamientos y la prisión de Cantero?
Hasta ahora no se ha presentado ninguna prueba concreta. Los videos no aparecen. En los videos que les dieron a los abogados defensores no se encuentran nuestros familiares. No hay pruebas de que ellos se hayan reunido previamente. Los únicos testigos son policías y gente de Centauro, la seguridad de TBA. Los videos fueron vistos en el Ministerio del Interior tres veces. Eso está en la causa, lo dicen los mismos policías, porque ellos reconocen a nuestros hijos por nombre y apellido. El arma tampoco aparece. No se hizo pericia del arma, porque tampoco está la que le pusieron a Cantero.
¿Qué actividad están realizando la Coordinadora por los presos políticos y los distintos grupos que siguen activando por la libertad de Cantero?
En principio, sostener económicamente a la familia de Roberto Cantero, para darle cierta tranquilidad a Roberto dentro del penal. Después, seguimos denunciando y haciendo difusión de este tema, que queda como olvidado. Entonces, difundimos el problema a través de volantes. Tenemos pensada una marcha al juzgado de Morón, pegatinas de las cartas de Roberto y difusión en distintos medios alternativos. Bueno, logramos que tomaran el tema medios nacionales como canal 2, canal 9 y Página/12. Y después, prepararnos nosotros, porque nos costó mucho entender que esto era político. Hasta que no lo pudimos entender políticamente nos preguntamos por qué nos pasó esto a nosotros. En el caso de mi hijo, hacía todo lo que esta sociedad pide: estudiaba Educación Física, trabajaba, tenía cabello corto, ¿no? Y una piensa: bueno, no le tendría que haber pasado nada. Pero esto que nos pasó a nosotros le puede pasar a cualquiera, por el sólo hecho de ser pobre, de ser una víctima de esta sociedad. Cuando lo entendimos políticamente, cómo que nos dio cierta tranquilidad… Hoy soy yo, mañana puede ser mi vecino. Y así es como lo vamos difundiendo. Hicimos mucho trabajo en el barrio, tratando de que entienda esto: lo que es la criminalización de la protesta, de la pobreza. Que si protestás sos un criminal para este sistema. Y nos parece que esa es nuestra bandera ahora: más allá de que nuestros hijos salgan sobreseídos o logremos que no queden presos de nuevo, seguir difundiendo esta cosa, que le puede pasar a cualquiera. Que es lo que estamos haciendo: vamos a escuelas, damos charlas con jóvenes, pasamos varios videos en los barrios de los chicos detenidos. Porque bueno, el barrio los conoce, sabe que son pibes buenos, que laburaban… ¿cómo puede ser que les haya pasado esto?
Tenemos entendido que también estás organizando un círculo de lectura y discusión con algunos de los chicos que quedaron activados después de esto que sucedió. Actualmente se encuentran leyendo La cajita infeliz de Eduardo Sartelli ¿Por qué se decidieron a este tipo de actividades?
Bueno, al principio los chicos se acercaron a hacer cualquier actividad que posibilite la libertad de Cristian. Nos ayudaron con los volanteos, las movilizaciones. Pero después que salió Cristian, también quedó un vacío. Y ese vacío nos pareció que había que llenarlo con política. Prepararnos para esto: discutir. Y Cristian también. Cristian era una persona a la que nunca le interesó la política. En cambio ahora, nosotros nos reunimos a leer, a discutir distintos temas, para poder entender qué es lo que pasó. Porque si no leíamos parecía que no lo podíamos entender. Esto que es histórico, que al ser un obrero te pasan estas cosas. Y la única forma de entenderlo fue sentándonos a leer, a estudiar. Y a los chicos les interesaba mucho poder tener ese marco teórico para poder entender la situación que viven ellos hoy, que les podía pasar también a ellos.