Este domingo se van a llevar a cabo las elecciones legislativas en nuestro país y si bien los posibles resultados no están tan claros, hay algunos datos que ya se pueden ir anticipando. En primer lugar, que el peronismo territorial, es decir, lo que se conoce como el peronismo del interior o los intendentes, no pueden estar atados a una fórmula perdedora porque tarde o temprano necesitan de la lapicera central, es decir, de la plata. Por lo tanto, si el gobierno se desploma hay un problema. Si el gobierno no se desploma, pero hay un descalabro, va a haber un salto masivo.
En segundo lugar, ya se empieza a ver a la CGT moviéndose en las sombras. Lo que significa que la burguesía más concentrada está actuando. La gente cree que este organismo es el representante de los trabajadores y cuando habla son los obreros quienes se expresan. La realidad es que cuando emiten posiciones es Techint quien habla, o sea, los grandes capitales. Presentan el problema como de los trabajadores o de la sociedad y empiezan a exigir una serie de modificaciones en la política económica que… ¡oh casualidad! coincide con la de sus patrones. La CGT le ha dicho a Alberto “rompé que nosotros te bancamos”.
Acá toda la discusión es si va a haber un albertismo o no. Probablemente Alberto se constituya como un albertista cuando Cristina lo abandone. Quizás el presidente está buscando que ella deje el barco. A “la jefa” no le queda mucho y si se va se convierte en opositora. Pero qué pasa si la crisis exige la renuncia del presidente, la vicepresidenta ¿agarra el mando? ¿Está en condiciones? Y si no acepta, ¿cómo transita el poder? Pareciera que la única virtud de Alberto es que nadie quiere que se caiga, y como nadie quiere esto, todavía no se derrumba.
De todo este juego de fuerzas, lo más probable que surja el lunes es un albertismo por decantación, es decir, que Alberto termine tomando una serie de medidas por depuración porque le volverían a renunciar todos, Cristina se va y le dice “este es tu problema”. Ante esto seguramente el presidente vaya a recomponer un gabinete, arregle con el Fondo, arme un poder territorial y se sostenga con Movimiento Evita y la CGT. Esto reconfiguraría todo el escenario porque esta era una tarea que esperaba realizar Cambiemos/Juntos una vez que la crisis se proyecte.
Lo más probable es que la crisis se lo lleve puesto a Alberto y que la realidad haga el ajuste. Claramente, nadie quiere agarrar el mando ahora, prefieren que él sea el De la Rúa del momento. Y así, cuando todo se derrumbe vendrá el salvador cuyo traje juega se va a probar Cristina. Quien intentará reanudar al 2023 como una oposición. Este es el escenario que más le conviene a ella.
Por otra parte, si miramos a la oposición, el proyecto que en una época tenía el macrismo está muerto y lo acaba de asesinar Macri en la medida en que él, empujado por las circunstancias y la lógica de las alianzas dentro de su frente, se va corriendo hacia un lugar que lo elimina. A partir de que él adopta la idea de ir contra la casta de Milei y asume el discurso milesiano se corre a una derecha que elimina ese proyecto dejando ese lugar vacío. El problema es que si bien ese plan es lo mejor que tiene la burguesía argentina resulta inviable. Ahora, ese proyecto queda en manos del administrativismo de Larreta, que es una especie de “plan Macri devaluado”, que en el fondo es la contracara razonable del kirchnerismo porque ambos tienen la misma filosofía del “vamos viendo”. No atacan la realidad y diseñan algo, sino que se alinean más o menos según convenga. Acá no hay un proyecto de clase.
El kirchnerismo no tiene nada para ofrecer sólo esperar que la soja suba y repartirla. Por su parte, el macrismo tampoco puede brindar nada, únicamente esperar que la soja suba y hacer un par de carreteras. Por eso, nosotros tenemos que dejar de esperar algo de esta clase parásita que nos gobierna y organizarnos en una gran Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados que levante un programa socialista.