Grupo de Investigación de la Clase Obrera Argentina
Voceros oficialistas afirman que la Argentina se estaría perfilando como un país exportador de calzado, capaz de introducir su producción hasta en los mercados asiáticos. Si usted no lo termina de creer, aquí encontrará los datos que avalan su desconfianza.
En los últimos años, el incremento de la producción de calzado nacional y su incursión en el mercado mundial han sido motivo reiterado de propaganda política. Se habla de récords históricos de exportación. En 2011, Débora Giorgi, Ministra de Industria, afirmaba:
“El modelo productivo se ve reflejado claramente en la industria del calzado, que pudo recuperarse pese a haber sido devastado en la década del ´90 y hoy no sólo abastece al mercado interno, sino que también conquista a otros países. El cuero argentino es una marca internacional y la creación de un consorcio para exportar es parte de lo que se inició en 2003”1
La misma presidenta ha hecho campaña con el desarrollo de esta industria. En 2008, visitó una planta que la firma Grimoldi abrió en Arroyo Seco, Santa Fé y, recientemente, inauguró una otro establecimiento de la misma firma en Pilar. En ambas ocasiones, cubrió de alabanzas al titular de la empresa, otrora Secretario de Industria de Martinez de Hoz y actual beneficiario de los créditos bicentenario. También este año, en el marco de la controvertida misión comercial a Angola, se anunciaron exportaciones al país africano.
En 2011 se publicitaron datos de exportaciones nacionales a China y otros países asiáticos. El anuncio tenía mucho de simbólico: luego que el calzado de aquel país inundara el mercado local, que empresarios locales colocaran allí su producción parecía, a simple vista, una muestra de una transformación asombrosa. Sin embargo, apenas se profundiza en el asunto, tropezamos con otra realidad.
Los records kirchneristas en el espejo de la historia
El examen de las cifras de producción y exportación muestran que, efectivamente, luego del 2001 se produce una recuperación de la producción local y vuelve a colocarse calzado argentino en el exterior. Sin embargo, y pese a las condiciones favorables generadas tanto por la devaluación como por las políticas públicas tendientes a promover las exportaciones, la recuperación del sector obedece principalmente al mercado interno (que ha sido objeto de nuevas medidas protectoras) y no al desarrollo de las exportaciones.
La recuperación económica conjugada con medidas que restringen la importación – como aquellas que buscan contrarrestar las políticas de dumping de los países competidores-, ha motorizado el incremento de la producción. Los capitales que han arribado recientemente a la rama lo han hecho con la intención de conquistar posiciones en el mercado interno y no con el objetivo de crear plataformas exportadoras. Lo mismo ocurre con las inversiones de los capitales nacionales que buscan ampliar su producción como el caso de la nueva planta que Grimoldi estableció en la Provincia de Santa Fe.
Como consecuencia, si bien se observa un importante crecimiento relativo de las exportaciones, las mismas no alcanzan a representar un porcentaje sustantivo de la producción total: durante 2010 se exportaron 2 millones de pares de zapatos, sobre una producción total anual estimada en 115 millones de pares. Es decir, la exportación se ubicó por debajo del 2% de la producción nacional. Estos valores, si bien muestran una evolución positiva respecto de los guarismos de la década del ’90, son muy bajos y no representan en términos históricos un caso realmente excepcional. Tanto a inicios de la década del ’40 como del ’70, el sector creó expectativas respecto de su potencial en el mercado mundial, pero en ambos casos el proceso exportador fue abortado rápidamente. Los años que concentraron mayores volúmenes de exportación fueron 1946 y 1973. Comparemos los guarismos actuales con el desempeño de las exportaciones de calzado en esos dos momentos
El volumen absoluto de la exportación del año 2010 medido en pares de calzado (dos millones) es levemente superior al volumen exportado en 1946 (cerca de 1,700.000 pares), pero resulta inferior a la exportación correspondiente a 1973 (superior a 2.700.000 pares de calzado). Si se compara el peso que la exportación tuvo en cada uno de estos momentos en relación con la producción local, el resultado es aún más concluyente: mientras que la exportación representó en 1946 el 8,95% de la producción local de calzado y el 13, 57%, en 1973, este valor se reduce a tan sólo el 1,7% en la actualidad. La composición de las exportaciones del sector en los tres momentos que se comparan ha sido básicamente la misma, predominando claramente lo que actualmente se denomina “calzado de alta gama”, elaborado con capellada de cuero.
En cuanto al destino de la exportación, tanto en 1946 como en 1973, Estados Unidos se destacaba como destino privilegiado que aparentemente ofrecía amplias potencialidades a los fabricantes argentinos. En cambio, en la actualidad las exportaciones de calzado argentino se distribuyen entre un mayor número de países destinatarios, que no tienen la misma centralidad ni potencialidad que el mercado norteamericano. En particular, las exportaciones a países asiáticos se han concentrado en nichos muy específicos, cuyas posibilidades de expansión son limitadas, tal el caso de la exportación de calzados de polo o tango destinados a Tokio. Por más éxito que tenga la música porteña y el deporte cajetilla en Japón, no es éste el tipo de comercio capaz de sostener una industria.
Sin competencia, somos muy competitivos
Claramente, las cifras de exportación actuales son pobres comparadas con las de 1946 o las de 1973. ¿Significa esto que existe una potencialidad que aun no se ha aprovechado o debemos considerar aquellos hitos más bien como excepciones difíciles de reproducir? El examen del proceso de exportaciones y del mercado mundial en cada una de estas coyunturas indica lo segundo.
En 1946, los principales competidores mundiales estaban fuera de combate como producto de la Segunda Guerra. Italia, tradicional exportadora de calzado de calidad, rubro en el que podía competir la Argentina, momentáneamente no podía abastecer al mercado norteamericano que salió a buscar nuevos proveedores. Lo mismo sucedía con Checoslovaquia, el principal país exportador de calzado económico, cuyas principales fábricas fueron expropiadas y estatizadas, con la llegada del comunismo.
El principal destino de las exportaciones argentinas en 1946 era Estados Unidos. Pero, para Estados Unidos, Argentina representaba, en ese año, el tercer proveedor. La presencia argentina era más significativa en el rubro de calzado femenino que en otros renglones. En 1946 una cifra cercana al 60% del calzado de mujer que importó Estados Unidos provenía de Argentina2. Sin embargo, la Argentina estuvo lejos de alcanzar volúmenes de exportación comparables con la de los principales competidores. La Argentina en su mejor año exporta 617.436 pares a Estados Unidos, que no llegan a representar ni la séptima parte de lo que Checoslovaquia había introducido en aquel mercado en 19293.
El auge de las exportaciones fue breve y la Argentina no logró sostener precios competitivos, que hubieran requerido un férreo cepo a las pretensiones obreras. Pero la Argentina tuvo su repechaje en 1973. Ese año también se conjugó una situación particular. Además de la depreciación de la moneda nacional, de la política de promoción de exportaciones no tradicionales impulsada por el Estado, en el excepcional desempeño de las exportaciones de calzado durante el año 1973, jugó un rol crucial la coyuntura del mercado internacional y las políticas del estado norteamericano con relación a las importaciones latinoamericanas.
En abril de 1970 el senado norteamericano comienza a discutir una ley que restringiría las importaciones de calzado que habían crecido exponencialmente durante la década del sesenta. El paquete de medidas finalmente aprobado bajo la administración de Nixon incluye un diez por ciento de recargo a importaciones industriales y un diez por ciento de rebaja de impuestos internos. Desde un principio, existe preocupación sobre el impacto de estas medidas sobre los países latinoamericanos. Por ello, la administración de Nixon pide que se intensifique el intercambio con ellos. Algunas firmas importadoras estaban dispuestas a abrir oficinas de compras en Buenos Aires. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, ONUDI, toma diferentes medidas tendientes a la promoción de las exportaciones industriales latinoamericanas. En el caso argentino, desarrolla acciones concretas para favorecer las exportaciones de calzado, por ejemplo, financia un estudio técnico realizado por un especialista en la fabricación y comercialización internacional para que asesore a los empresarios argentinos y facilite el proceso de exportaciones. La ONUDI también financia viajes de estudio y de negocios de empresarios argentinos a Estados Unidos. Pero la medida más importante que favorece las exportaciones argentinas -y también las latinoamericanas- es la eliminación en Estados Unidos del impuesto del 10% a la importación proveniente de los países latinoamericanos. En consecuencia, por una decisión política del gobierno norteamericano, el calzado de procedencia latinoamericana costaba al importador de aquel país un diez por ciento menos que igual producto de procedencia europea o asiática. Esta etapa también coincide con un período en que las monedas europeas se valorizan frente al dólar, lo que se traduce en una pérdida adicional de la competitividad de los países que tradicionalmente exportaban calzado a Estados Unidos como Italia y España. Estos factores no solo contribuyen al éxito de las exportaciones de calzado argentino, sino también de otros países como Brasil o México que comienzan a exportar por estos años. Esta conjunción de factores favorables no volvió a repetirse, lo que explica, en parte, que los récords de exportación correspondientes a 1973 no hayan podido ser replicados hasta la actualidad.
De esta manera, en materia de exportación de calzado, los “grandes logros” del kirchnerismo solo se sostienen si nos abstraemos de una mirada de más largo plazo y sus “records históricos”, solo pueden considerarse tales en comparación con el menemismo. De otro modo, se debiera reconocer que perdimos terreno en el mercado mundial y que no logramos reproducir el desempeño comercial logrado más de medio siglo atrás.
NOTAS
1 Véase www.tomamateyavivate.com.ar/exportaciones/llegan-zapatos-argentinos-al-mercado-japones.
2 Foreign Commerce and Navigation of the United States, Calendar Year 1946, Vol. I, Foreign Trade Statistics, Part A, U.S. Government Printing Office, Washington, 1950.
3 Ese año Checoslovaquia exportó cerca de 4 millones y medios de pares a Estados Unidos (4499.000 pares). United States Department of Commerce: Commerce Yearbook 1930, Washington Government Printing Office, 1930, tomo I, p. 528.