Finalmente y después de varios días de negociaciones con las cámaras empresariales, el Ministerio de Trabajo de la Nación homologó el acuerdo salarial de Empleados de Comercio. En el mismo, se dispuso el pago de una suma de $30.000 en 6 cuotas de 5000 pesos y la incorporación de $ 6.000 al básico ($ 2.000 correspondiente a la paritaria 2019, más el Decreto de Necesidad y Urgencia de inicios de este año, equivalente a la suma de $ 4.000).
La suma es una miseria y demuestra el compromiso de la burocracia de Cavalieri con el ajuste del Gobierno y las patronales. Eso generó en varios Supermercados, Hipermercados y Mayorístas una ola de indignación que llevó a la realización de asambleas simultáneas en firmas como Carrefour, Walmart, Cencosud, Vital y otras, en distintos puntos del país. Al reclamo se suma también la falta de confirmación sobre la continuidad del bono de $ 5000 que las cadenas venían abonando al personal, por su condición de trabajadores esenciales. Aunque “off the record”, muchas empresas ya han dejado trascender, que ante la efectivización de la nueva escala salarial, ya no se pagaría, dicha suma.
Cabe recordar que desde el comienzo de la pandemia, muchas empresas fueron reticentes primero a implementar y luego a abonar este monto, lo hicieron con importantes demoras e incluso fueron aún mas lejos: lo pagaron con cupones para adquirir mercaderías en sus propias tiendas. En una economía golpeada por la inflación, el aumento constante de los servicios, los precios de los alimentos, etc., esta «falsa recomposición», que se aplica igual para todas las categorías, no alcanza para recomponer lo perdido en lo que va del año.
Sin embargo, los problemas no se reducen a los salarios. Sectores como el de los repositores externos fueron perjudicados económicamente y sus condiciones de trabajo se vieron degradadas, desde el inicio de la crisis sanitaria. Salvo raras excepciones, no fueron incluidos en el bono de 5.000 pesos que se otorgó por la esencialidad de las tareas ya que las cadenas no los consideran trabajadores «propios» (aunque en la práctica cumplan funciones varias en sus locales). Por otra parte, no se les permite el uso de instalaciones básicas, como vestuarios, baños y comedor o exigiéndoles cambiar sus horarios y ruteos habituales, etc., disfrazando de Protocolos, una clara actitud discriminatoria hacia uno de los sectores mas golpeados por los contagios. Los mismos supermercados que discriminan a los repositores externos, luego tranzan con los municipios para no parar el funcionamiento con los casos confirmados.
Cavalieri, Muerza, las seccionales y las bases
Ante la evidencia de la entrega, por parte de la Federación, la oposición a Cavalieri también comenzó su juego. Voceros cercanos al burócrata Ramon Muerza, que se presenta hace años como alternativa a Cavalieri y algunas seccionales, como Zona Oeste o Avellaneda-Lanús, han salido a criticar el acuerdo, e incluso pusieron recursos para llevar adelante reclamos en las puertas de algunos locales. Todo esto ante la necesidad de capitalizar la situación.
Por su parte, las bases comienzan a presionar para imponer al sindicato un verdadero plan de lucha. Hasta el momento, los reclamos fueron hechos en la puerta, con permanencias y “asambleas permanentes”. Pero lo que se necesita es parar y luchar con medidas de mayor impacto. Para apuntalar ese planteo, es imprescindible poner en pie una organización independiente de las patronales y las burocracias con estos reclamos:
– Recomposición del salario sobre el básico y un bono de 30.000 pesos.
– Salario igual a dos canastas familiares.
– Entrega de todos los materiales adecuados para trabajar y participación obrera en la elaboración y fiscalización de protocolos de seguridad e higiene
Corriente Clasista Goyo Flores
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