Por J.E Castaño
La Ciudad de Buenos Aires es el distrito más rico del país. Sin embargo, eso no hace que se encuentre exenta de los problemas que sacuden al resto de las provincias: salarios de miseria para los docentes, falta de vacantes, precarización laboral. Ciertos problemas parecen historias que se repiten, otros se suman. Va aquí un resumen del cuadro de situación al inicio del 2020.
La convocatoria a la paritaria docente llegó tarde y fue, como no era menos, insuficiente. El Pacto Social aúna a todo el personal político burgués. En un acuerdo exprés 15 de los 17 sindicatos aceptaron dos sumas fijas de $2.584 y 2.200$ no bonificables, más el aporte del FONID nacional que lleva el salario de la maestra que recién inicia a $32.800 con los haberes de marzo y $35.000 recién en julio. Recordemos que, según los organismos del gobierno de la Ciudad, una familia tipo necesita hoy más de $61.000 para no ser considerada pobre, con lo cual solo el trabajo en la doble jornada colocará a los docentes al borde de la pobreza. Frente a ese cuadro, hay que decirlo, el único sindicato que convocó a una medida de fuerza fue Ademys que se plegó junto a los sindicatos multicolores en un paro y movilización para el día 2 de marzo. UTE apenas acompaño al jardín del Ramos Mejía en lucha pese a no estampar su firma en el acuerdo paritario. Lo cierto es que con los bonos a cuenta del 2019 nadie sabe cuál será el impacto de esas sumas fijas en 2020. La Ciudad usa como excusa la reducción de los fondos coparticipables por parte de la Nación, pero los acuerdos insuficientes marcan la tónica de los últimos años. En suma, mientras la Ciudad es rica sus docentes son pobres.
En este cuadro, Ademys, el gremio que nuclea a la mayor parte de la militancia de izquierda en la docencia, exige una recomposición salarial del 40 por ciento para toda la escuela y que el salario inicial se ubique en $40.000 por jornada simple, con una cláusula de actualización mensual automática de acuerdo al índice de precios de la ciudad. Una vez más, debemos recordar que la inflación en estos últimos años estuvo por encima de esas cifras, y que los índices de medición de los organismos oficiales, con respecto al costo de vida y a lo que necesita cada familia para desenvolverse, suele estar atado a las “necesidades” que el sistema considera tales (donde, por ejemplo, no está contemplada la necesidad de formarse y adquirir materiales ni elementos de la cultura, como cine o libros). Por eso, nuestra corriente entiende que no alcanza con pedir sólo lo justo y necesario para una reproducción biológica sin demasiadas pretensiones atada a la Canasta del INDEC para el cargo testigo. Estamos lejos hoy, sí es cierto, pero no vuelve menos insuficiente el reclamo. La izquierda debe abandonar los planteos más “realistas” sin demasiadas pretensiones y luchar por la recomposición histórica del salario exigiendo el cargo testigo equivalente a dos canastas familiares. Solo así marcaremos un horizonte distinto para el conjunto de la docencia. Sabemos que no se alcanzará en una sola paritaria pero se trata de trazar un camino.
Jardines en peligro
El sistema de inscripción online permitió revelar la falta de vacantes en la ciudad debido a la falta de construcción de escuelas, como ocurre en buena parte del país. El nivel inicial es el más golpeado. Los datos preliminares de la inscripción 2019 arrojaban que unos 17.033 alumnos y alumnas en lista de espera quedaban en lista de espera. Las salas maternales y hasta 3 años son casi inexistentes y la estrategia del gobierno ha sido, como no puede ser de otra manera, la paraestatalización educativa. En lugar de construir más jardines, deriva matrícula a los Centros de Primera Infancia, con trabajadores precarizados, donde acudían hasta 2019 12.700 niños que atiende el Ministerio de Desarrollo porteño en lugar del de Educación. Su sumáramos ambas cifras estaríamos por encima de 30.000 plazas inexistentes. Para peor, la mayoría de los jardines son de jornada simple lo que hace que la escuela no acompañe las necesidades vitales de cualquier familia obrera.
En este cuadro, determinados casos aparecen como testigos. Valga de ejemplo la lucha del Jardín Infantil 6 D.E. 6 del Hospital Ramos Mejía cuya lucha data de octubre de 2018. Primero frente a la falta de vacantes; luego se conoció la decisión del Ministerio de Salud de cerrar tres salas (el lactario y las salas de deambuladores de 1 y 2 años). El gobierno pretendía trasladar las salas al jardín de la Plaza de la llamada, Manzana 66 (ubicada en Catamarca 342, a cinco cuadras del jardín del hospital), una obra sin terminar ni habilitar, con falta de servicios y serios problemas de seguridad edilicia. La excusa del traslado era que el viejo edificio del Ramos no estaba en condiciones y que, al estar emplazado en un hospital, los niños corrían riesgos de contagios varios. Aunque los informes de los especialistas no validaban tal posición ya que el jardín cuenta, además, con una entrada independiente al centro de salud. ¿Qué buscaba el gobierno? Ahorrar y amontonar a todos los niños en un mismo jardín. Mientras el del Hospital Ramos Mejía tiene capacidad para 350 vacantes de niños, el de la Manzana 65 solo puede albergar a 500. Es decir que el Gobierno, con el cierre del Ramos elimina 350 posibles vacantes si mantuviera ambos funcionando.
Si bien un nuevo fallo judicial intima al gobierno a mantener el jardín en el Ramos nada indica que no se volverá a la carga porque el del Ramos no es el primer caso en ese sentido. El año pasado los trabajadores del Hospital Garrahan tuvieron que enfrentar un intento de cierre de la salita de tres años del Jardín Maternal. Lo que requirió de cuatro abrazos simbólicos para impedir la medida. También el intento de cierre del jardín que funciona en el Centro Educativo Isauro Arancibia desde hace 20 años dirigido a los más de 50 hijos de los estudiantes en situación de calle (con condiciones de vida de extrema vulnerabilidad). La avanzada buscaba el cierre del maternal y el traslado del jardín inicial, pero toda la comunidad educativa le impidió el acceso al interventor designado.
Como si no alcanzar con lo dicho, además hay por lo menos 2.200 niños sin vacantes para las escuelas primarias y la secundaria del futuro suma escuelas con ampliación de la jornada en edificios ya de por sí colapsados. Se vuelve urgente entonces la elaboración de un plan de infraestructura escolar que resuelva los problemas estructurales que acumulan décadas. Esto ocurre en una ciudad que además dispone de edificios en desuso. Se precisa un relevamiento de todos los edificios gubernamentales sin uso, informes serios que den cuenta de la posibilidad de reconvertirlos en escuelas y plan de construcción de escuelas en los distintos terrenos de la Ciudad.
Nuevo round por los cargos curriculares
El gobierno de Larreta, como en diciembre pasado, volvió a la carga por el tema de los cargos curriculares. Luego de ser rechazado por la comunidad educativa en 2019, el gobierno de la ciudad volvió con el intento de convocatoria a actos públicos para cubrir cargos sin el llamado a concurso (como lo establece el estatuto docente). Cabe recordar que, en aquella oportunidad, varios gremios y decenas de maestros y profesores se movilizaron al polo educativo del barrio de Saavedra e impidieron que se llevara a cabo el acto público para cubrir los cargos. No obstante, algunos docentes terminaron con sumarios administrativos acusados por el gobierno de la ciudad de violentar el encuentro al tratar de impedirle a los funcionarios públicos el desarrollo del acto. En esta oportunidad, no sucedió nada parecido, y el gobierno debió nuevamente dar marcha atrás con los actos públicos. Sin embargo, existe hace bastante tiempo un problema mucho más profundo con respecto a los concursos en CABA, y eso es algo que no puede resolverse tan fácilmente. En educación media, por ejemplo, hace muchos años que no se llama a concurso, y todo se resuelve por la vía de la titularización masiva (que, dicho sea de paso, tampoco se da desde hace varios años). He aquí también el problema de la formación, que se relaciona directamente con el tema de los capacitadores (precarizados), que padecen de igual manera la falta de concursos. ¿Cómo pensar la carrera docente con este panorama? Si solo se toma en consideración la posibilidad de las titularizaciones masivas, si se descartan los concursos a todos los niveles, si la precarización va a ser moneda corriente…es evidente que la carrera docente se degrada. Por eso, más allá de la importancia de frenar los intentos del gobierno, es menester un horizonte completo del asunto, a fin de no perder de vista estos problemas. Una vez más, no basta con frenar medidas aquí y allá hay que elaborar una propuesta integral que defienda la carrera docente.
Precarizados
Aquí también hace punta el gobierno de Larreta en tratar de seguir degradando las condiciones laborales de los trabajadores docentes. Los capacitadores docentes de la Escuela de Maestros de la ciudad no cuentan con los más elementales derechos de contratación (por ejemplo, muchos son monotributistas). Ahora, además, el gobierno pretende que sigan percibiendo, en promedio, el mismo salario desde enero de 2019. En este sentido, también se encuentran en alerta y en estado de movilización para tratar de defender el hecho de que las capacitaciones sean en horarios de servicio y que la precarización no siga siendo la lógica del trabajo docente. No obstante, habría que poner de manifiesto que estas formas de contratación no son muy diferentes con respecto a las del resto de la docencia, más allá de algunas diferencias. El problema de la formación, citado más arriba, es una muestra de esto. Si se piensa a los capacitadores en condiciones precarias, sin las posibilidades de acceder a concursos, eso se traslada a un modelo de educador. Es el modelo del capacitador degradado. Es por eso que este tema se relaciona con el de los curriculares, y con la falta de concursos, ya que da lo mismo con qué tipo de formación o con qué nivel cuente el sujeto, si al fin y al cabo todo se va a resolver por la vía de la titularización masiva o con contratos precarios. Y este parece ser el educador que se piensa no sólo para la ciudad de Buenos Aires, sino también para el resto del país, Recuérdese que todas estas formas de contratación y de ideas acerca de la formación docente no son patrimonio exclusivo del gobierno de la ciudad, ya que el kirchnerismo actúa de manera similar y lo ha puesto en práctica también en otros distritos: docentes del Fines 2, docentes de los curso virtuales del INFOD, los propios contratados en el Ministerio de Educación Nacional que dejó el kirchnerismo y una larga lista de etcéteras.
Que hacer frente a los nuevos (y viejos) problemas
Todos los años surgen los mismos problemas (salario, cierres de cursos, precarización); y se agregan otros (concursos, traslados de edificios); lo que está claro es que no se puede seguir en esta misma perspectiva. Al pedido de aumento de salarios por debajo de la inflación (que solicitan todos los gremios), se suman las mismas características de luchas aisladas, que en algunos casos tienen un éxito relativo (curriculares), sumadas a otras de final incierto (jardines); y que no logran consolidar una organización potente contra los ataques del gobierno y la burguesía. Por eso es necesario, en un principio, la comprensión de los problemas y la formación política de los docentes, para luego, si, enfrentar dichos problemas con las mejores herramientas. Sólo así se podrá conseguir revertir la dispersión y el aislamiento. Por eso, es necesaria la convocatoria a un Congreso Educativo para decidir qué educación necesita el conjunto de la clase obrera en la Argentina.
Hay un par de errores de ortografía. Gracias por la información.