José Almeida
Conti-Santoro
En Chaco, al momento de escribir esta nota, entramos en la octava semana de huelga convocada por el Frente Gremial Docente Docente (ATECH – FEDERACIÓN SITECH – UTRE CTERA – SADOP), solo interrumpida cuatro días mientras duró la conciliación obligatoria. En realidad, la huelga se extiende a más dos meses de forma ininterrumpida si tomamos en cuenta la convocatoria de Fesich – Sitech Castelli ante la presión de los docentes autoconvocados. Precisamente, estos últimos parecen marcar la vida política de la provincia y es el fenómeno que aparece en todas las prensas e intervenciones que miran el conflicto docente local. Pero ¿quiénes son estos últimos? ¿Quiénes lo dirigen? ¿Qué intereses los mueven? ¿Qué proponen? Algunas preguntas necesarias para comprender mejor el fenómeno. Veamos.
La definición que más circula
Los autoconvocados son un grupo de personas, en este caso docentes, que se organizan para luchar por objetivos comunes. Como, por ejemplo: un salario digno o por una mejor calidad educativa. Se caracterizan por descreer en los sindicatos, de sus dirigentes y métodos de lucha, estén afiliados o no. Sus líderes se autodenominan “apolíticos” y prefieren llamarse simplemente “docentes” o “ciudadanos”. Estos movimientos pueden ser transitorios o perdurar en el tiempo. Pese a su descreimiento, en varias oportunidades, los autoconvocados propusieron organizar nuevos sindicatos.
Los antecedentes más recientes de este agrupamiento datan de 2013. En aquella oportunidad, se organizaron en torno al pedido de recomposición salarial y el rechazo a la Resolución 506/13 que habilitaba al Ministerio de Educación a designar suplentes para reemplazar a los huelguistas en ese momento. También, organizaron asambleas en espacios públicos, fueron a los medios para difundir las problemáticas docentes, participaron de las marchas de los sindicatos y llevaron un petitorio a las autoridades del Ministerio para ser reconocidos en la Comisión de Política Salarial y Condiciones de Trabajo. Es decir, lejos de ser un espacio “apolítico” pujan por el reconocimiento de su propio interés corporativo intentando ser reconocidos como representantes de un sector específico ante el Ministerio. Con el tiempo, el movimiento se diluyó por el cierre de las paritarias y debido al desgaste de la propia lucha.
En febrero de este año, el fenómeno autoconvocado resurge protagonizando distintas acciones. Cobraron visibilidad a través de los cortes de ruta locales y de la marcha que protagonizaron alrededor de la plaza central de Resistencia. La convocatoria se hizo a través de las redes sociales exigiendo: 50% de recomposición salarial, llamado urgente a paritarias, aumento de las asignaciones familiares, aumento de los montos por ayuda escolar, entre otras. La consigna que los identifica es “Por un salario digno”.
Existen distintos grupos con una gran capacidad de movilización en el interior provincial. En localidades como J.J. Castelli, Presidencia Roque Sáenz Peña, Quitilipi, Machagai, Las Breñas, Charata, etc., comenzaron a realizar asambleas en las plazas junto a los sindicatos que forman parte del Frente Gremial Docente (FGD). En el Gran Resistencia, llevaron adelante un plan de lucha propio que algunas veces confluyó con los sindicatos.
Cuando la política se viste de “apolítica”
Lo cierto es que los autoconvocados están muy lejos de ser un espacio de “autoorganización” de simples ciudadanos o docentes. Revisar quiénes integran ese sector, promueven sus asambleas y buscan integrarse con representación muestra a las claras otra realidad.
Uno de los grupos de autoconvocados del sudoeste chaqueño tiene como referentes a Juan Domingo Schahovskoy, docente y ex funcionario de Jorge Capitanich y a Cinthia Reartes, maestra de primaria independiente. Ellos fueron los que se encadenaron un día antes de la audiencia de conciliación obligatoria el pasado 8 de abril. Son los que exigen ser parte de la Comisión de Política Salarial y los más “reacios” a los sindicatos: en varias oportunidades llamaron a la desafiliación masiva. Es obvio que esta gente se mete en la lucha interna del PJ entre Peppo y Capitanich para definir el próximo gobernador de la provincia, teniendo en cuenta la suspensión de las PASO.
Tampoco los autoconvocados de Castelli se encuentran huérfanos de direcciones políticas. Valga el caso de Noelia Soledad Effenberger quien es ni más ni menos que la secretaria general de la CTA–A Chaco y miembro del S.E.CH. (Sindicato de Educadores del Chaco). Su figura cobró notoriedad entre los autoconvocados porque cuando se dictó la conciliación obligatoria, fue es central la que dio el aval para garantizar los días de paro que el Frente Gremial Docente levantó.
En Resistencia, los autoconvocados no tienen tanta fuerza como en el interior, pero están tan organizados como aquellos. Lo conforman docentes independientes y acompañan organizaciones y corrientes sindicales de izquierda. Tanto el PRT como el PO impulsan esos espacios bregando por “asambleas por escuela y por pueblo, por un plenario provincial de delegados de escuela”. En ese sentido, impulsan el desarrollo del espacio autoconvocado como un espacio que mostraría la “disposición a la lucha” de los docentes. Lejos de ser un espacio “vacante”, direcciones posibles para los autoconvocados emergen por derecha e izquierda. Sin embargo, el principal problema reside en fomentar el anti-sindicalismo. Por el contrario, el problema reside, en tal caso, en sus conducciones lo que implica el pasaje de la lucha corporativo-sindical a la política.
Pesada herencia
En todo este tiempo que se viene desarrollando el conflicto, los docentes autoconvocados fueron entregando distintos petitorios y mantuvieron reuniones, en algunos casos, con intendentes y Concejos Deliberantes de distintas localidades del interior y la capital provincial, con la Comisión Provincial de Educación de la Cámara de Diputados, el Ministerio de Educación y con el gobernador Peppo. Además, solicitan ser parte de la negociación salarial junto al FGD, porque los legitima. Hace algunas semanas, realizaron un encuentro en Sáenz Peña donde se conformó la Comisión Provincial de Docentes Autoconvocados con delegados en varias localidades. Después de la última oferta del gobierno, rechazaron el aumento en cuotas y exigen un 50% incorporado al básico. Además, proponen una actualización por inflación a partir de ese monto.
El avance de los autoconvocados muestra a las claras la falta de referencia sindical y política que el FGD cosechó en ese sentido. Sin embargo, el autonomismo que pregonan, alimentado por distintas organizaciones y espacios políticos, es preocupante. No se trata de representantes genuinos e indignados con predisposición a la lucha ni de outsiders de la política. Sino de oportunistas que quieren instalar un programa de conciliación de clases. Es decir, en hacer creer que los problemas de los trabajadores de la educación son por malas decisiones políticas de gobiernos corruptos de aquí y allá y que pueden resolverse dentro del marco del capitalismo. Los que se pusieron al frente ya tienen alguna experiencia como funcionarios o como dirigentes sindicales y son los que aprovechan la oportunidad para cooptar la movilización docente. El rol de la izquierda oscila entre quienes forman parte de los autoconvocados ocultando su identidad política, lo cual muestra una falta total de honestidad, y otros que ponen un pie dentro de los autoconvocados reivindicando el movimiento y también dentro de los sindicatos. Todos ellos lo hacen desde una política sindicalera, poniendo el eje primordialmente en la cuestión salarial. Ni hablar de un programa clasista y socialista y menos de independencia de clase. Buscan utilizarlos de trampolín para desembarcar, de alguna manera, en el sindicato. Lejos de los oportunismos circunstanciales, para nosotros, es necesario organizar un gran frente sindical político de izquierda, la Multicolor, para disputarle la dirección al FGD. No acordamos en montarnos de manera oportunista, sin ningún tipo de contenido político y sindical, al espacio autoconvocado. La lucha debe ser dentro de los sindicatos, discutiendo problemas que trasciendan lo meramente sindical. Es decir, tomando también como eje de disputa la lucha cultural y pedagógica y convertir a los docentes en sujetos políticos capaces de llevar adelante la transformación social que necesitamos: el socialismo. Solo así vamos a realizar una construcción sólida con los docentes y para los docentes.