Larreta logró que gran parte de los docentes volvieran a las aulas. Para ello pasó por varias etapas. Al principio de ese proceso, en 2020 con los primeros intentos de burbujas, Ademys, de forma muy acertada, impulsó la lucha contra esta avanzada bajo la consigna “en pandemia no volvemos”. Tomó el problema frontalmente al plantear que la posibilidad de regreso estaba atada al contexto epidemiológico y no a cuestiones secundarias. Esta postura fue sostenida incluso cuando teníamos menos de 300 casos diarios en CABA a inicios de diciembre pasado.
Sin embargo, con el cambio de año y cuando Larreta puso el pie en el acelerador para abrir todas las escuelas obviando que estamos en medio de lo que parece una segunda ola anticipada, Ademys paradójicamente decidió dar un volantazo respecto a su consigna original. Abandonó el fin de la pandemia como requisito para volver al formato presencial. En su lugar, comenzó a agitar “regreso cuidado” junto a un pliego de 10 condiciones que lo garantizarían. Esas 10 condiciones se resumen en: 1) un contexto epidemiológico apto y plan de vacunación; 2) los aspectos relacionados con la higiene e infraestructura en los colegios así como el transporte escolar; y 3) al final de todos el reclamo por la conectividad.
En principio podría parecer que estamos frente a un pliego de reivindicaciones que suma nuevos aspectos a lo que impulsamos al año pasado. Pensar eso sería un error. Veamos punto por punto:
- Adoptar el término “contexto epidemiológico apto” no es igual a “en pandemia no volvemos”. La nueva consigna parte de la premisa de que por debajo de los 200 casos diarios cada 100.000 habitantes estaríamos en un contexto seguro. Este es el criterio del “semáforo”. El problema de analizar el número de casos de esta forma es que ve a la circulación del virus como algo estático pasando por alto que ese número puede subir de forma exponencial en cuestión de semanas. Justamente, en la Ciudad de Buenos Aires pasamos de menos de 300 casos en la primera semana de diciembre a más de 1.200 en la última semana de dicho mes. Esa condición además ignora que la misma apertura (si se hiciera en un contexto epidemiológico “apto”) es la que puede transformarse en la causa de una nueva ola de contagios. Ya lo estamos viendo, decenas de escuelas con casos y las cifras de docentes contagiados se estima arriba de los 150 cuando el gobierno reconoce, con suerte, la mitad y minimiza el dato diciendo que “no estaban frente a alumnos”. Menos mal.
- Todo el énfasis que el pliego pone en los aspectos “protocolares” (si hay alcohol en gel, si hay lavandina, si se respeta la distancia social en las aulas y en el trasporte, si hay ventilación, etc.) lo único que logra es desviar el eje del problema. Si la conducción incluye la lavandina en el pliego de reivindicaciones es porque de alguna forma la asocia la vuelta a ella. Si la vuelta no depende de eso, entonces ¿por qué establecerla como una condición? Además, esto de focalizar las condiciones edilicias y sanitarias, lo único que va a conseguir es atomizar una lucha que debiera ser general. Es decir, vamos a definir si este colegio está habilitado, si aquel no y así sucesivamente. Con esto no queremos decir que no haya que luchar por mejores condiciones edilicias, al contrario. La situación de los edificios forma parte del proceso de degradación educativa que sufrimos hace décadas y hay que volcar nuestras energías en ello. Ahora, intentar atar la “presencialidad” a esta cuestión es un despropósito.
- Sobre la conectividad no hay mucho que decir. Un reclamo que debería estar en primer plano aparece al final del documento, de forma casi testimonial. Estamos en una situación excepcional, por lo tanto debemos tomar medidas excepcionales y garantizar la conectividad a alumnos y docentes. Si nos oponemos a la presencialidad entonces debemos exigirle como medida urgente y de primer orden la entrega de dispositivos y conectividad. No hace nada bien salir en los medios diciendo que defendemos la presencialidad: no se trata de una cuestión filosófica o abstracta. Cuando hoy nos preguntan defienden la presencialidad, la respuesta es corta: en pandemia, no porque es un acto criminal.
El pliego es un compendio de buenas intenciones, pero en este contexto lo único que hacen es desviar el foco del problema que es la pandemia como obstáculo insalvable para el regreso a las aulas. Por no decir que, si fuéramos mal pensados, pareciera que la conducción sale a militar una programa “lavado”.
Punto aparte merece la asamblea del jueves de la semana pasada. Allí, además, de defender este pliego, la conducción de Ademys puso sobre la mesa cuestiones muy discutibles. Por un lado la cuestión salarial. Mariana Scayola sostuvo que tampoco deberíamos volver a la presencialidad hasta que no estén las condiciones salariales. La lucha por la recomposición histórica de nuestro salario es una lucha que debemos dar pero ¿qué relación hay entre eso y la vuelta a las escuelas? ¿Aceptar o no el formato presencial depende de la paritaria de este año? O sea, si mínimamente prometen la inflación proyectada realmente para 2021 y recomponen la pérdida 2020 ¿volvemos?
La otra cuestión, mucho más polémica, fue el llamado a UTE a sumarse a la lucha contra el aperturismo. Es difícil entender por qué los compañeros siguen insistiendo en unir fuerzas con la burocracia. Sobre todo cuando en estos días se están presentando como niños obedientes (a diferencia del “díscolo” Ademys). Esta semana Paula Galigniana, secretaria de comunicación de la UTE, anunció que el miércoles 17/2 docentes y alumnos se presentarán a las escuelas. De esta forma mató dos pájaros de un tiro: dejó indefensos a sus afiliados y ninguneó el paro de Ademys. Así, las postales de la UTE fueron las denuncias del estado de las escuelas y la entrega “solidaria” de barbijos y alcohol en gel. Tenemos que dejar a apelar a UTE y reconocer nuestra propia fuerza.
Por otra parte, creemos que la dirección del sindicato debe impulsar en forma más activa las medidas de lucha complementarias al paro. Actividades por distrito como las que desarrollaron docentes del comercial 23, colegio 17 y de los distritos 6º y el 16º y 17º. En gran medida estas acciones surgieron desde los compañeros de los colegios, lo cual por un lado es positivo, pero al mismo tiempo evidenció cierta falta de iniciativa de la conducción del gremio.
Por todo esto llamamos a los compañeros a repensar su posición de cara a la asamblea de mañana viernes 19/02. Consideramos necesario sostener el paro y multiplicar las acciones callejeras y también clarificar por qué luchamos. Hay mucho en juego. Nada más y nada menos que nuestras vidas. Para hacer frente al intento criminal del gobierno debemos dar una lucha franca con consignas claras. En pandemia no volvemos. Nuestras vidas están primero.