Campaña nacional de pelea contra la presencialidad criminal. Semana epidemiológica del 27/06 al 03/07

en Conti-Santoro/Novedades

Hace poco, el gobierno de los Fernández hizo su, por ahora última, tomada de pelos a los trabajadores. En un evento del gobierno, Alberto Fernández anunció que para septiembre “todos vamos a estar vacunados” y vamos a poder “salir a festejar”. Es difícil creerle a un gobierno que anunció 10 millones de vacunados para febrero, luego que íbamos a estar vacunados para julio, que íbamos a producir vacunas en el país cuando solo se produce un insumo, pero no una vacuna, que había un desierto de vacunas en el mundo, mientras que veíamos por cualquier sitio web como se acumulaban por millones, entre otras mentiras. Para más, esta frase fue dicha en un contexto donde estamos por superar la barrera de los 100 mil muertos, seguimos registrando 20 mil casos en promedio los días de semana y 8 mil los findes de semana.

Sobre todo, es difícil creerle a un gobierno que debe manipular los datos de vacunación para aparentar que la vacunación “avanza bien”, por decirlo de alguna manera. El gobierno anuncia haber aplicado 20.605.189 de primeras dosis y 5.113.342 de segundas dosis, habiendo aplicado un total de 25.718.531 vacunas. Ahora bien, el gobierno manipula y junta cantidad de dosis aplicadas, que es como aparece en el monitor de vacunas oficial, con personas efectivamente vacunadas. Los datos oficiales que el gobierno difunde diariamente, indican que el 45% de la población, o sea 20.605.189 de personas fueron vacunadas. Sin embargo, el número de segundas dosis aplicadas presupone la primera, por lo que los 5 millones de vacunados con segundas dosis deben ser descontadas de los 20 millones con una dosis. Por lo tanto, el número real es que 5.133.342 personas recibieron las dos dosis, mientras que 15.491.847, recibieron solo la primera dosis. Estos, indica entonces que, en realidad, el 34,4% de la población recibió solo una dosis, mientras que el 12% el esquema completo. Es imposible pensar, entonces, que en dos meses el gobierno consiga vacunar 10 veces más de lo que vacuno en 7 meses, para así “salir a festejar”. Esto se vuelve más criminal si ponemos en contexto que estamos frente a la peor crisis económica de la historia del país, con 50% de pobreza.

Ante este panorama, asistimos a la sexta semana consecutiva de caída de casos entre la población total, acumulando ya una caída del 48%, mientras que la caída entre los niños, niñas y adolescente suman ya 4 semanas, acumulando un 26% de bajas. Esa caída se explica, en buena parte, por la suspensión de la presencialidad que alcanzó al 75% de los estudiantes y al 70% de las escuelas hasta el 11 de junio. Ahora bien, como venimos diciendo a lo largo de estas últimas semanas, el gobierno nacional, acompañado por los gobiernos provinciales y el gobierno de la Ciudad, decidió avanzar en una apertura generalizada de la economía que obviamente trae aparejada un retorno de la presencialidad educativa. Decisión que, obviamente, no sigue ningún criterio sanitario, sino electoral. O sea, si no se “reactiva” un poco la economía, si no se genera una sensación de “normalidad”, el panorama electoral para el gobierno nacional aparece sumamente oscuro.

En este plan, la presencialidad educativa es una ficha fundamental. Así es como, para la semana del 8 de julio, solo 4 provincias, Catamarca, Formosa, Santiago del Estero, y La Rioja, mantenían un criterio de suspensión de la presencialidad que alcanzaba al 100% de los estudiantes. Solo 3 provincias tienen una suspensión, de acuerdo al semáforo epidemiológico, que alcanza a más del 50% de los estudiantes, nos referimos a las provincias de Córdoba (69%), Santa Cruz (64%), y La Pampa (51%). Luego, CABA tiene una suspensión de la presencialidad que alcanza solo al 13% de los estudiantes, principalmente adultos y terciarios, Provincia de Buenos Aires con solo el 10% sin presencialidad, Mendoza el 9%, Neuquén el 12%, Santa Fe el 44%, y Tucumán el 8%. La provincia de San Juan tuvo un sistema de presencialidad voluntaria, donde se estima que la presencialidad osciló el 43% de los alumnos, antes de ingresar en receso invernal el 5 de julio junto a Río Negro. El resto de las provincias tiene una presencialidad que alcanza, en los papeles, al 100% de los alumnos. En el total del país, solo el 22% de los estudiantes y el 26% de las escuelas, se encuentran con la presencialidad suspendida.

Ahora bien, según los propios registros de la plataforma Cuidar Escuelas, 1 de cada 5 alumnos no asiste a la presencialidad, ya sea por pertenecer a algún grupo de riesgo, por convivir con personas de riesgo, por decisión familiar, o por algún otro motivo, en el cual se registra obviamente el abandono escolar como uno de esos motivos. Esto significa que un 20%, 1.6 millones de alumnos, no asisten a las escuelas de manera presencial. El ausentismo de niños, niñas y adolescentes, que quedan abandonados, debido a que el gobierno empecina en sostener una presencialidad criminal, dividida en dos, tres, y hasta cuatro burbujas, reduciendo severamente los contenidos que se dan de manera presencial, a lo que se suma el aislamiento constante de burbujas, genera una profunda degradación educativa en las escuelas. A esto se agrega una bimodalidad sin recursos y la evaluación de los contenidos adeudados 2020 que será solamente reducidos a un trabajo práctico integrador de algunos contenidos básicos. Estamos, lisa y llanamente, frente a un genocidio pedagógico que ya va por su segundo año consecutivo.

Además del ausentismo escolar, hay que tener en cuenta que en provincias como en Neuquén o en Entre Ríos, los gremios sostuvieron la virtualidad hasta el último día previo al receso, con acatamiento dispar en las jurisdicciones. En Neuquén, donde el acatamiento fue fuerte en las principales ciudades, los casos tuvieron una caída pronunciada. En Entre Ríos, donde el acatamiento fue menor debido a los descuentos, los casos vuelven a registrar una suba a partir de la primera semana de julio. En provincias como Mendoza, La Pampa, o Santa Fe, la Provincia de Buenos Aires, la caída de casos tanto entre la población total como entre niñas, niños, y adolescente, se amesetó, o sea detuvo su caída, o comenzó a registrar nuevas subas en los contagios desde el retorno a la presencialidad. En La Pampa, es sumamente ejemplificador que el cierre de las escuelas generó una caída en los contagios entre niñas y niños, y ante la apertura los casos comenzaron a subir nuevamente en lo inmediato. En CABA, donde los casos caen de manera más pronunciada, se explica por la existencia de un fuerte ausentismo escolar, donde por momentos alcanzó el 80%, hecho que se volvió a notar fuertemente en las semanas previas al receso escolar. En provincias como en Salta o Tucumán, los crecimientos de casos son altísimos. Mientras la primera no suspendió la presencialidad en ningún momento salvo en algunos distritos puntuales, la caída registrada en las últimas semanas es mínima, y en la provincia se desarrollan paros semanales de los docentes autoconvocados desde el 30 de junio. Incluso, en Anta, se decretó el paro por tiempo indeterminado debido a la situación epidemiológica. En Tucumán, gobernada por el peronista Manzur, los casos volvieron a subir abiertamente desde el retorno a la presencialidad. En Jujuy, mientras tanto, los casos no paran crecer, y solo hubo una virtualidad en algunos niveles del primario y del secundario en esta última semana debido al paro de chóferes de colectivo que lleva ya 7 días.

Ante esta coyuntura, hay dos elementos que tenemos que prestar mucha atención. El primero, que todos los gobiernos manifestaron su voluntad de sostener y ampliar la presencialidad con posterioridad al receso escolar, y retornar allí donde estaba suspendida. Lógicamente, contarán a su favor con una muy probable caída de casos producto de acumular semanas sin clases en las diferentes provincias. Esto obviamente profundizará el intento por instalar la idea de que “vamos bien” por más que nos alcance septiembre y no tengamos nada que festejar. El segundo elemento, es el ingreso de las nuevas cepas, principalmente Delta, Delta Plus, y Épsilon, de las cuales la primera ya fue detectada en varias ocasiones en Ezeiza. Vale aclarar que aún las mejores vacunas solo tienen un 30% o menos de prevención frente a este tipo cepa. Ante esta inminente llegada, reconocida por el propio gobierno, hay que recordar que solo el 40% de la población mayor de 60 años tiene las dos dosis, solo el 13,6% de la población de entre 50 y 59 años, solo el 10.7% de la población de entre 40 y 49 años, y el 7.8% de la población de 30 a 39 años. A esto hay que sumarle que el 88% del personal docente recibió una dosis, y solo el 37% las dos. El tiro de gracia es esa población que va de los 18 a 29 años que aún no registra una vacunación significativa, y ni hablar de nuestros estudiantes, que no fueron vacunados por mero capricho del gobierno que prefirió sostener el negocio de la burguesía local, Sigman y Figueras, antes de aceptar las vacunas Pfizer que se encuentran aprobadas para esa población. Hecho que solamente fue aceptado como demagogia pura para no regalarle un punto electoral más a la oposición.

Esta es la batalla que se nos viene por delante. Defender nuestras vidas, las de nuestros alumnos, las de sus familias, y también del conjunto de los trabajadores que son los que engruesan diariamente las cifras de muertos, exigiendo la suspensión de la presencialidad hasta la vacunación masiva con dos dosis, única forma de evitar nuevas muertes. Pero también, para defender nuestro rol como intelectuales, la escuela científica, y la educación de nuestros alumnos, evitando que completemos un año más de este genocidio pedagógico que lleva adelante el gobierno. Por eso, es fundamental exigir que se garanticen todos lo recursos necesarios para el sostenimiento de la educación virtual, a saber, equipos para estudiantes y docentes, conectividad, dispensas e ingresos equivalente a dos canastas básicas para las familias de nuestros estudiantes, desdoblamientos de cursos y contratación de personal docente, pedagógico, asistencial y técnico, para evitar la sobrecarga laboral y realizar un seguimiento pedagógico personalizado de nuestros alumnos.

Corriente Nacional Docente Conti Santos

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