Buenos Aires-IOMA siempre te abandona

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Jazmín, una joven de 24 años de General Madariaga, padece de Fibrosis Quística y espera que IOMA le entregue las enzimas pancreáticas necesarias para continuar con su tratamiento. En total, son cerca de veinte pastillas las que requiere para seguir viviendo. Como sucede a menudo, la obra social suspendió la entrega en diciembre de 2019. En marzo, en vista de que IOMA no respondía al pedido, Jazmín inició un recurso de amparo. Ante la falta de respuesta, la Justicia de Dolores intimó a la obra social para que pague una multa por el daño ocasionado. Si bien la orden médica especifica que la paciente tiene que recibir de la obra social 45 envases de encimas, IOMA, luego de intimación judicial, solo entregó cinco. Los primeros días del mes de diciembre el trámite entró en General Madariaga y tardaría un mes en llegar a La Plata. En casos de vida o muerte, la obra social tarda en un mes en enviar un papel de un partido a otro de la provincia.
Mientras tanto, la obra social esboza una defensa haciendo alusión al aislamiento producto de la pandemia. Sin embargo, la realidad demuestra que IOMA se maneja así normalmente. Hace dos años se volvió un ejemplo la lucha la familia de la compañera Gaby Ciuffarella cuyo crimen social puso de relieve la cantidad de casos de falta de entrega de medicamentos, tardanza en la autorización de prácticas, etc. Existen casos desesperantes para los afiliados. Por ejemplo, los jubilados que deben abonar por estos días $1000 la vacuna contra la gripe. Las vacunas, que supuestamente tenían que partir de IOMA para sus afiliados, aun no llegaron a la Plata. Por otro lado, se dan casos de pacientes oncológicos que desde febrero no reciben la medicación. Va de suyo que un paciente oncológico necesita mantener un estricto tratamiento y cualquier dilatación o suspensión puede suponer la muerte.
En medio de una pandemia mundial donde los muertos se cuentan por miles todos los días, las obras sociales deberían redoblar los esfuerzos y trabajar para que sus afiliados prosigan con sus tratamientos. Sin embargo, el capitalismo nos impone otra realidad. IOMA hizo carne la frase “siempre se puede estar un poco peor”. Si la obra social de los trabajadores estatales funcionaba mal en circunstancias “normales”, ahora directamente no responde a sus afiliados y los deja, literalmente, morir.

Nos cansamos de afirmarlo: lamentablemente estas situaciones no son excepciones, sino la normalidad misma del funcionamiento de IOMA. A costa de la vida de los trabajadores se sostiene la vida de unos pocos. Debemos luchar, incluso en estos tiempos de aislamiento, por el control directo de la obra social. Es la única forma de mejorar realmente la salud de sus afiliados.

• Entrega inmediata de todos los medicamentos.

• Autorización de las prácticas e intervenciones que sean impostergables

• Por un IOMA bajo control directo de los afiliados

Corriente Nacional Docente Conti-Santoro

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