Finalmente, el STIA ha convocado a asambleas y al paro de 2 horas por turno jueves y viernes, en el marco de la paritaria. Como señalamos, el STIA pide 15% en tres cuotas, con revisión en agosto. Poco y nada, considerando la inflación proyectada y las paritarias a la baja de los últimos años.
El paro llega tarde y mal. Las asambleas tuvieron lugar en varias fábricas pero fueron de carácter “informativas”. En lugar de abrir un proceso de deliberación, la burocracia busca regimentar la acción de los trabajadores. Como también advertimos, en todo el país, los reclamos de los trabajadores de la Alimentación exceden el aumento salarial, aunque ninguno de ellos estará puesto sobre la mesa paritaria. Aumento de la flexibilización, suspensiones con rebaja salarial, descuentos a trabajadores que entraron en licencia… Ninguno de estos puntos cuenta con un plan de lucha siquiera en las propias fábricas. La burocracia de Daer fue una herramienta que viabilizó ese ataque a los trabajadores.
En cambio, el paro tiene que ser el puntapié inicial de un plan de lucha por una urgente recomposición salarial, recuperando todo lo perdido en las últimas paritarias, planteando el rechazo a las suspensiones con rebaja salarial, a toda forma de flexibilización laboral y la exención del impuesto de ganancias sobre el salario. Planteamos además que se cumplan con todos los protocolos sanitarios en todas las fábricas. Para eso, es necesario elegir comisiones obreras en asambleas que controlen a las empresas. Finalmente, exigimos un bono de 10 mil pesos por cada mes trabajado durante la cuarentena. Esa perspectiva solo se la podrán imprimir los trabajadores de la alimentación.
Corriente Clasista Goyo Flores
