Esta semana, la CGT, la UIA y el gobierno acordaron un recorte de sueldo para los trabajadores suspendidos del 25%. Y ese es solo el piso. Ya en el sector textil, la burocracia sindical habla de un 50%. Así como lo lee. De un plumazo, los laburantes podemos entre un cuarto y la mitad de nuestro sueldo. Cualquiera que haya pisado un supermercado sabe, además, que lo que realmente perdimos es mucho más, porque los precios aumentan día a día. Alberto, que posa de preocupado por la salud por sobre la economía, muestra que en realidad piensa al revés. ¿Quién puede sobrellevar la cuarentena con un salario de miseria al que, además, se le hacen nuevos recortes?
Pero este no es el único favorcito del presidente a los patrones. Son varios los beneficios que recibieron los patrones, en particular, los más negreros, eso que se llama “Pyme”. Reducción de los aportes patronales (es decir, desfinanciamiento del Anses, lo que hipoteca nuestras jubilaciones), derecho a suspesiones y créditos sin pagar un peso. Como si fuera poco, el gobierno se va a hacer cargo del 50% de los salarios. Sí, es como se imagina: si el gobierno paga la mitad del sueldo y habilita a reducirle un cuarto, esto quiere decir que las patronales van a terminar pagando solo un 25% de su sueldo. Una ganga. Para los patrones, claro.
Como decíamos al comienzo, a todo esto hay que sumarle un recorte invisible, la inflación. Porque hay algo que quizás, entre pandemia y cuarentena, se haya perdido de vista para nosotros: las paritarias. En esta época del año es cuando se discuten. Acuña, burócrata de la CGT, ya dijo que las paritarias de los trabajadores de estaciones de servicio se van a patear indefinidamente. En varias provincias también se suspendieron con la excusa de la pandemia. Algunos economistas calculan que la pérdida salarial por la inflación durante este año llega al 60%.
La CGT, por su parte, tiene sus razones para festejar. Logró que se mantengan los aportes en tres ítems que benefician a los sindicatos: obras sociales (Ley 23.660), seguros de salud (Ley 23.661) y la cuota sindical. El gobierno ya les prometió ayuda adicional a las obras sociales para compensar la baja en la recaudación mensual. Esto se sumaría a los $4.100 millones que ya se repartieron por el fondo para prestaciones de alto costo. Los burócratas, con los bolsillos llenos, están contentos.
Como queda claro, el problema para el gobierno, la CGT y la UIA, es que sobrevivan los parásitos que llevan al país de crisis en crisis, con o sin coronavirus: la burguesía planera nacional. Los recursos para conseguir eso salen de nuestros bolsillos y de la ANSES, que es plata que también ponemos nosotros. El resultado: la burguesía se salva y nosotros somos cada día más pobres.
Para el gobierno y las patronales, el coronavirus aparece como una nueva oportunidad para empujar el ajuste. Al principio fue el “Pacto Social”, luego la “solidaridad” y ahora la pandemia. La realidad es que ningún virus obliga a nadie a hacer un ajuste. El ataque a nuestros bolsillos se impone porque no se quiere transformar una sociedad basada en la ganancia. Es decir, en la medida en que se defiende el capitalismo argentino, con una burguesía que solo sostiene sus ganancias viviendo del Estado.
Muy distintas serían las cosas si se dejara quebrar a las empresas que no pueden pagar los sueldos y se pagaran seguros de desempleo iguales a la canasta básica. O se estatizaran esas empresas y se pusieran a producir para cubrir cientos de necesidades que aparecieron en medio de la pandemia.
La burguesía se salva gracias a nosotros, a todo el dinero que se ahorra recortando nuestro salario y no aportando para nuestras futuras jubilaciones, y todo el dinero que recibe de los jubilados. Los trabajadores ponemos plata para que las patronales no se fundan. Esta es la solidaridad que busca el gobierno, con o sin pandemia. Si queremos dejar de sostener parásitos, necesitamos organizar la sociedad de otra forma. El capitalismo no tiene otra cosa para ofrecernos. Necesitamos construir una sociedad socialista.