Toyota, la mayor productora de vehículos en Argentina, anunció que se verá obligada a prescindir de un turno de trabajo en su planta de Zárate, ante el aumento de los contagios y los contactos estrechos entre su personal.
El nivel de ausentismo que implica aislar al personal infectado por el virus del Covid-19 y a los contactos de cercanía, provocó que la automotriz concentrara toda su producción en un solo turno, durante al menos una semana. Sucede que líneas de montaje completas han quedado inoperables por falta de personal, cosa que no había ocurrido durante la primera ola de contagios del año pasado.
En ese sentido, desde el comienzo de la cuarentena, la planta que cuenta con aproximadamente 5.000 trabajadores, siempre puso énfasis en el cumplimiento riguroso de protocolos y medidas de seguridad sumamente estrictas. A pesar de ello, Toyota, junto a Volkswagen y Fate, estuvo entre las plantas que mayor número de infectados reportó en el cordón industrial de zona norte.
Aunque la medida se extendería en principio solo por siete días, el hecho genera alarma entre los directivos de Toyota, que miran con preocupación lo que sucede con Volkswagen, Honda y General Motors en Brasil, quienes debieron paralizar la producción por tiempo indeterminado.
Los trabajadores automotrices se encuentran en el sector de la clase obrera que rápidamente fue declarado esencial por un gobierno que desde el comienzo adoptó medidas para resguardar las ganancias capitalistas. Lejos de priorizar la salud y la vida de la gente, como se decía, lo que se resguardó fue la continuidad de la producción y las ganancias de la burguesía. Mientras se enviaba a los trabajadores a hacinarse en fábricas, comercios y transportes públicos, sin controles sanitarios y con protocolos insuficientes, los empresarios fueron beneficiados con todo tipo de medidas, desde las exenciones impositivas, hasta la autorización para recortar salarios y suspender personal. En sintonía la mayor parte de los gremios acordó paritarias vergonzosas y en cuotas. En definitiva, tuvieron carta blanca para llevar adelante otro brutal ajuste sobre los trabajadores.
Hoy con la segunda ola de contagios sin control, golpeando a toda la clase obrera, los trabajadores debemos exigir un plan de vacunación masivo para todos. La suspensión inmediata de todas las actividades no esenciales y de la presencialidad en las escuelas, hasta que la mayoría de la población no este inmunizada
El Estado mientras tanto debe garantizar el resguardo de todos los puestos de trabajo y el pago completo de los salarios, como así también que cada jubilado, trabajador en negro o desocupado perciba un ingreso que le permita mantener condiciones dignas de vida y no se vean obligados a exponerse ni exponer a sus familias.
Cierre inmediato de las actividades no esenciales.
Fiscalización y control por parte de los trabajadores, de los protocolos de seguridad en aquellos sectores indispensables para la sociedad.
Que el Gobierno invierta en la vida de la clase obrera y deje de financiar a la burguesía.
¡Vacunación masiva ya, de toda la población!
Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución
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