AGD a instancias del PO vota el pliego lavandina y se apresta para la defensa de protocolos placebo

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A diferencia de otros niveles educativos, en la universidad el gobierno no ha avanzado en forma sistemática en su campaña por la presencialidad. Aun así, en unidades como Medicina y Odontología han comenzado el dictado presencial para prácticas, lo mismo en Ingeniería con algunas clases de laboratorio como prueba piloto pero con la perspectiva de ampliarse pronto. También en Económicas ya hay importantes avances de la presencialidad, incluso en instancias en las que era absolutamente innecesario. A su vez, de acuerdo a su cronograma, los colegios universitarios (por lo menos el Nacional Buenos Aires y el Pellegrini) avanzan hacia la presencialidad. Del mismo modo, el Jardín maternal “Agronomitos” de la Facultad de Agronomía también avanzó hacia la presencialidad. El gobierno no embistió ni presionó por la presencialidad en las universidades y ya conquistó todo esto. ¿Cómo explicarlo? Sencillo, la dirección de AGD promovía este regreso aún más que la patronal.

Ante esto, la dirección de AGD no esgrime nada más que la resignación ante la vuelta (una vuelta que ellos promovieron desde inicios del año pasado). Recordemos que Ileana Celotto Secretaria general de AGD, el 5 de abril del año pasado celebraba que el rectorado de la UBA intentara reprogramar en formato presencial el cuatrimestre: “Frente a la inviabilidad de la virtualización, la UBA reprograma el cuatrimestre”, era el título de su nota en Prensa Obrera, (5/4/20, https://bit.ly/2wCm5iA)

Obviamente, quien desde abril del año pasado promueve la vuelta a la presencialidad, no puede encabezar la lucha contra la misma. De ahí ese apresuramiento por contratar especialistas (como si entre los afiliados del gremio no los hubiera) y discutir condiciones y protocolos por lugar de trabajo. Es decir, se asume el terreno que el gobierno elige: se acepta la idea de que hay que volver y solo se discuten las condiciones en forma fragmentada por cada lugar de trabajo.

En consonancia con lo que plantea desde el año pasado, la dirección de AGD no ha hecho nada para enfrentar la presencialidad y en cambio orienta su accionar a regularla mediante “comisiones de higiene y seguridad” en cada establecimiento, que serían las encargadas de controlar los protocolos. En base a eso, el gremio contrató los servicios del TEL – Taller de Estudios Laborales- para que asesore sobre las condiciones de cada facultad y para que dicte un taller a los afiliados sobre “Cuáles son las condiciones para la presencialidad”. Más allá del respeto al trabajo que el TEL desarrolla hace años en otras esferas, su contratación por el sindicato universitario nos parece superflua. Los docentes universitarios que hace décadas trabajamos en las universidades no precisamos contratar a un equipo de colegas para que nos digan cuán limpias tienen que estar las aulas. Ningún estudio sobre los edificios arrojará ningún dato sobre nuestras posibilidades de contagio en el viaje a las facultades en un transporte público. Tales estudios tampoco brindan datos sobre cómo la presencialidad potenciará la circulación comunitaria del virus. Estos estudios se limitan a señalar la adecuación o inadecuación a protocolos, leyes y reglamentación que desde el vamos no contemplan el cuidado real de la salud obrera. Son protocolos placebo que incluso hacen más hincapié en prevenir el contagio por superficies (algo que hoy sabemos es una posibilidad remota), mientras que maneja prevenciones insuficientes respecto al contagio mediante la respiración (a este punto la única prevención posible es no permanecer por tiempos prolongados en espacios cerrados con otras personas (por más que estos espacios estén ventilados). En consecuencia, la asesoría está mal, porque implica aceptar la vuelta y dar por perdida la batalla principal, aquella que debiéramos estar dando contra la presencialidad sin vacunación previa.

Los argumentos derrotistas del PO

En un clima en el cual toda la docencia del país se ha manifestado de un modo u otro contra la presencialidad sin vacunación masiva, el PO no puede ya sostener alegremente los mismos argumentos que esgrimía el año pasado, como cuando se comió el amague de la vuelta a la presencialidad y salió a festejarla. Por eso, ahora embarra la cancha: no se cansa de repetir que el debate no es presencialidad o virtualidad. Pero, lo cierto es que, como surge del raconto inicial, dejan que avancen la presencialidad.

Ante el reclamo que los docentes de Razón y Revolución y otros docentes independientes hicieron respecto de que no se puede volver sin vacunación masiva (por ejemplo, tanto el profesor Pablo Coremberg como Clara Algranati se manifestaron en ese sentido), el PO intervino con un ángulo derrotista y prokircrchnerista. Lucía Maffey dijo que la vacunación viene muy lenta en Argentina (por eso no podríamos plantear la vacunación masiva como prerequisito a la presencialidad) y el problema sería el imperialismo que hace que a países como la Argentina le sea difícil conseguir vacunas. Siguiendo a pie juntillas el discurso K, le lavaron la cara al gobierno de los Fernández diluyendo su responsabilidad en el fracaso de la campaña de vacunación, campaña plagada de ineficiencias e irregularidades que el gremio debiera denunciar. El PO no quiere exigirle la vacunación masiva al gobierno y prefiere tirar la pelota afuera con una declaración general en pos de la eliminación de patentes.

Para completar el panorama derrotista según el cual no podemos pedir vacunación masiva como requisito a la presencialidad, otros militantes expresaron que había muchas presiones de padres y de estudiantes y que no se podía decir a todo que no. La conclusión implícita era clara: algo hay que conceder. Pero la concesión que ellos pretenden que hagamos arriesga nuestra vida, la de nuestros estudiantes y la de nuestros familiares, debilita la lucha de la docencia de todos los niveles contra la presencialidad y arriesga al conjunto de la clase obrera a una mayor circulación del virus y sus diferentes cepas que ya tienen circulación comunitaria. Esa es la pequeña concesión que el PO y el conjunto de la dirección de AGD está dispuesta a hacer.

Cabe señalar, además, que es el PO el principal responsable de la presión que puede surgir de estudiantes y padres. Ahora que avanza la presencialidad, argumentan que no podemos decir a todo que no. Pero fueron ellos los que se opusieron a finales virtuales, que impulsaron la oposición al dictado de clases por zoom, fue el PO quien intentó que los docentes rechazaran las clases virtuales en marzo del año pasado, fue Fabiola Ferro del PO quien en filo, tras haber promovido la no toma de finales virtuales, impulsó infructuosamente el no dictado de clases virtuales en el 2° cuatrimestre.

Hay algo que es cierto y lo dijimos desde un primer momento: no podemos pretender cobrar sin trabajar. Por eso hay que elegir: virtual o presencial. Ellos foguearon la oposición a lo virtual y ahora nos empujan hacia la presencialidad. Nosotros, por el contrario, desde el primer momento defendimos la virtualidad en pandemia y reclamamos condiciones para ello. Su campaña contra la “virtualización forzoza” ahora la pagamos todos cuando nos empujan a una presencialidad criminal.

Tibios y sectarios: la Tendencia en acción.

Mención aparte merece la infructuosa intervención del PO-Tendencia. Después de que Celotto presentara una moción ambigua que avalaba la línea que viene llevando la AGD (rechazo a la presencialidad hasta que estén dadas las condiciones, condiciones que no se especifican y que les permite maniobrar) RyR mocionó la vacunación masiva del conjunto de la población como condición indispensable para la vuelta a la presencialidad. Después de eso y de que compañeros docentes se pronunciaran a favor de esa idea, Luisina Montenegro (PO-Tendencia) presentó una tercera moción que centrea entre la del PO y la de RyR. Transcribimos debajo las mismas:

  • Moción RyR

-AGD declara que la vacunación masiva es condición indispensable para un retorno a la educación presencial por lo cual reclamamos al gobierno una urgente campaña de vacunación masiva. Al mismo tiempo la AGD se declara en estado de alerta frente a cualquier intento de retorno a la presencialidad antes de que dicha vacunación masiva se hubiera concretado y los plazos de inmunización posteriores se hubieran cumplido.

  • Moción PO-Tendencia:

-Rechazo a la presencialidad y a los ensayos de presencialidad en pandemia, cuando la mayoría de los docentes no está vacunados y cuando todo indica que la llagada de los primeros fríos y la circulación de las nuevas cepas, agravarán la crisis sanitaria.

Como se observa, la Tendencia fragmentó la moción y pidió solo vacunación de los docentes en vez de vacunación masiva. En nuestra intervención, explicamos que como sindicato clasista la AGD debe reclamar la vacunación masiva. De lo contrario, se restringe a un reclamo corporativo sin importarle la suerte de la clase obrera ni las consecuencias sociales de nuestra actividad laboral. Ningún docente con conciencia de clase puede avalar la presencialidad en pandemia sin vacunación masiva, porque los riesgos de contagio y muerte de dicha actividad recaen mayormente sobre los miembros de la clase obrera cuya vida procuramos preservar.

Antes de la votación, intentamos comunicarnos con Luisina para unificar nuestras mociones y tener más chances de ganar la votación (algo de todos modos difícil ya que era una asamblea chica mayormente de aparato con 120 docentes conectados). Luisina no solo no atendió nuestro llamado, sino que a la hora de la votación pidió la palabra para aclarar su moción y usó el tiempo que se le dio no para delimitarse del PO, sino para diferenciarse de la moción de RyR. Argumentó que su moción era más amplia porque pedía vacunación para docentes y otras condiciones para la vuelta a la presencialidad.

Ya explicamos que con vacunar solo a los docentes no alcanza (incluso esta demanda limitada es la que el kirchnnerismo está dispuesto a aceptar). En relación con las “otras condiciones”: si se da la vacunación masiva, estas otras condiciones resultan con suerte secundarias. Y si no se produce la vacunación masiva (el planteo de la Tendencia no la demandaba) son insuficientes y distractivas (constituyen un pliego lavandina para cumplir con un protocolo placebo). Por esto, la moción de la Tendencia era deficiente.

Finalmente, su intento de ganar votos centreando entre la postura del PO y la de RyR se demostró infructuosa: la moción de RyR tuvo más del doble de votos que la que presentó la Tendencia. Obviamente, de unificar hubiéramos conseguido más votos que los de las mociones juntas, pero el sectarismo de la Tendencia impidió esto.

El PO una dirección claudicante que vacía la vida gremial

AGD, que denunció desde su página de Facebook la movilización contra el “Vacunatorio VIP” que se realizó en Plaza de Mayo, bajo la forma de una representación de los muertos anónimos fallecidos por no recibir los pinchazos que terminaron en los brazos de los vacunados Vip, y que por ejemplo no denunció de igual manera la represión en Formosa, vuelve a hacer gala de seguidismo K al justificar la lentitud de la campaña vacunatoria oficial y aceptar la idea de la vuelta a la presencialidad discutiendo solo condiciones puntuales y fragmentadas por lugar de trabajo. El PO repite en AGD la actitud claudicante que ya tuvo antes en los SUTEBA Multicolor y que compartió con Izquierda socialista y la Tendencia en ADEMYS.

Ante esta claudicación de nuestra dirección sindical, los docentes que entendemos que la vida está primero debemos organizarnos para rechazar la presencialidad sin vacunas y reforzar las demandas por la vacunación masiva ya. Por eso llamamos a todos los docentes universitarios a sumarse a las actividades del frente por la vacunación masiva

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