Larreta va por todo y decreta el regreso irrestricto a la presencialidad masiva

en Conti-Santoro/Novedades

El primer día de las vacaciones de invierno vino con importantes anuncios por parte del gobierno de la Ciudad en relación a las clases presenciales. Si bien ya anticipábamos medidas del estilo durante el receso, es llamativa la velocidad con que se anunciaron.

Según anunció el gobierno de la Ciudad, a partir del 4 de agosto vamos a volver a un regreso a la presencialidad total, sin burbujas, tal y como funcionaba antes de la pandemia. El mismo 4 volvería la secundaria, con un esquema gradualista que comienza con los últimos dos años de la secundaria, y desde el 9 de agosto los restantes. A partir del 17/08 la primaria, la educación especial, la de adultos y los terciarios. Por último, el 27 de agosto, abriría todo el nivel inicial. Es decir,  que en plena pandemia vamos a tener aulas hacinadas con cursos que alcanzan o superan los 40 alumnos.

A principios de febrero el gobierno de la ciudad publicó un protocolo para la presencialidad escolar. Un protocolo que ya de por sí era criminal dado que presuponía regresar a la presencialidad en medio de la pandemia y sin vacunación masiva de la población. De todas formas, tomemos uno de los puntos de ese protocolo: el distanciamiento social. Se supone que en cada clase los alumnos debían respetar una distancia de un metro y medio. A partir de ahí, los directivos de las escuelas, de forma autónoma (ya que no hubo una bajada oficial en este sentido) organizaron el sistema de burbujas justamente para poder cumplir ese protocolo. Esas pautas fueron definidas por el gobierno a principios de febrero. Y en ese entonces la cantidad casos diarios era inferior a los niveles actuales. Para darse una idea, los contagios diarios promedio durante la semana anterior al inicio de clases (17/02) era de 655. El 21/7, cuando estamos escribiendo esta nota, se registraron 758 casos. Desde el punto de vista de la cantidad de casos entonces, nada cambió.

Larreta se anticipó y señaló que lo que habilitaría la apertura de las escuelas es la curva descendente. Esta es también la misma situación previa al inicio de clases. Los casos estaban bajando y a partir de la apertura masiva de escuelas, estos crecieron exponencialmente. En tan solo dos meses los 4789 contagios de la semana del 14/02 llegaron a los 19.809 en la semana de 11 de abril. Eso entre la población total. En cuantos a los contagios en los niños de edad escolar, estos pasaron de 361 a 1852, alcanzando un pico más alto aun en la semana del 9 de mayo con 1923 casos. Aun con estos datos sobre la mesa tenemos que escuchar cosas como “cuando las cosas se pusieron complicadas el mes de abril, nosotros defendimos a fondo la presencialidad” como si el que estuviera al frente del gobierno fuera un esquizofrénico.

Sin embargo, es cierto que la cantidad de casos vienen disminuyendo por octava semana consecutiva. Ahora bien, ¿por qué se produce esta disminución? Por un lado, al avance de la vacunación. Por más que este aún lejos de ser masiva, cualquier avance de la vacunación implica un nivel de cobertura. De allí la necesidad de que la vacunación sea rápida, masiva, y con dos dosis para dejar atrás la pandemia. Por otro lado, la disminución de casos se debe a las restricciones aplicadas, principalmente a la reducción de la presencialidad. Veamos algunos ejemplos concretos. El 14/4, vía DNU, el gobierno nacional suspendía la presencialidad en CABA y GBA a partir del 19/4, algo que el gobierno de CABA decidió no aplicar. Las dos semanas posteriores al 19, estuvieron marcados por el paro docente convocado por Ademys y al cual se terminó plegando UTE. Pasadas las dos semanas, UTE mantuvo las medidas unos días más y Ademys pasó a realizar paros intermitentes.

A partir de la huelga la cantidad de casos, que venían en alza empezaron a bajar. Terminada la misma, lo casos volvieron a subir alcanzando para la semana del 16/05, cifras similares a las de antes del paro, alcanzando los 19.642 casos totales. Después, los casos empiezan a bajar nuevamente por dos motivos: 1) la suspensión total de clases la última semana de mayo y 2) la decisión de las familias de no enviar a sus hijos a las escuelas. Por caso, la primera semana de junio, según un informe publicado por UTE, solo el 18% de los alumnos había concurrido a los establecimientos escolares. Se hizo común para los docentes llegar y encontrar las aulas vacías. Si bien en las semanas siguientes se retomaría una mayor asistencia, esta no volvería a ser la esperada por el gobierno. Por lo tanto, la no presencialidad se “legal” o “de hecho” deriva en una baja de los casos.

Otro argumento que esgrimió el gobierno porteño para justificar la medida viene por el lado de la vacunación. Como dijimos, esta avanza muy lentamente. A la fecha de hoy (21/7), el 18% de la población de la Ciudad tiene las dos dosis, y el 40% una dosis. La vacunación masiva con las dos dosis, es un elemento central frente a la aparición de las nuevas cepas, Delta, Delta Plus, y Epsilón. Con una dosis, la protección de cualquier vacuna ante estas cepas no supera el 30%. De allí que, ante este contexto, la “inmunidad de rebaño” está muy lejos de lograrse. Y si a eso le sumamos que, sobre la vacunación en menores, ósea nuestros alumnos y alumnas, todavía no tenemos novedades, se va armando un combo explosivo.

En suma, estamos igual que a principios de año: similar cantidad de casos diarios, sin vacunación masiva de la población y a las puertas de una nueva ola, algo admitido públicamente por el mismo Quiroz. Aun con todo esto, nos piensan mandar a una presencialidad irrestricta.

Virtualidad y continuidad pedagógica

Otro de los puntos que mencionó el jefe de gobierno es la cuestión de los supuestos efectos negativos de la virtualidad sobre la educación de nuestros niños. Sobre este asunto destacó que el año pasado “el doble de chicos no alcanzaron los contenidos necesarios que en los años prepandemia” así como un aumento en la deserción escolar. Sobre este asunto hay que marcar una serie de cuestiones. Por un lado, el recorte de contenidos fue una decisión suya y de la ministra de educación. A los docentes nos dijeron que teníamos que recortar contenidos por una decisión oficial. Por otro lado, si muchos de nuestros alumnos no pudieron llegar a esos contenidos ya sea por no poder mantener una relación estable con la escuela o porque directamente desertaron, también tiene que ver con la política impulsada por su gobierno. Nunca hubo un relevamiento serio para saber los motivos de la deserción durante el año pasado. Solo se conjeturó sobre relaciones familiares conflictivas, falta de atención de los niños, angustia de los estudiantes y cosas por el estilo. Todas afirmaciones sostenidas en supuestos. Algo llamativo en un gobierno que dice constantemente tomar decisiones en base a la evidencia.

Sobre lo que si hay datos, y bastante claros, es sobre la imposibilidad de miles de alumnos de acceder a las clases virtuales ya sea por falta de dispositivos ya sea por falta de acceso a internet. Un relevamiento realizado en los barrios vulnerables de CABA en junio del año pasado por Barrios de Pie informó que el 70% de los estudiantes no tenía acceso a una computadora y que el 82,5% no tenía acceso a internet. Por lo tanto, no fue la virtualidad la que alejó a los chicos de las escuelas sino la falta de ella, por decisión de un gobierno que no garantizó los dispositivos a los estudiantes de la ciudad.

La tregua de los gremios

En el último mes todos los gremios de la ciudad (UTE y Ademys incluidos) pactaron una tregua tácita con el gobierno. Ya no hay medidas contundentes, ya no hay paros. Ahora lo que está de moda entre nuestras direcciones sindicales son los “frazadazos” como si el problema fuera de temperatura y no epidemiológico. Esto ya lo explicamos en otro lado.

En la última asamblea de Ademys del 12/7, esto quedó confirmado. La conducción logró imponer, en medio de una asamblea ya vaciada por su falta de perspectiva, un paro de 24 horas recién para el 2 de agosto, veinte días después. Encima lo hace en las fechas menos conflictivas para el gobierno ya que son las de las mesas de examen. No podemos seguir regalándole la vida de nuestros compañeros a estos asesinos. Ya son más de 100 los docentes fallecidos por la presencialidad en el país, y 16 los fallecidos en CABA.

El colmo fue escuchar a Mariana Scayola (PO) decir que ellos vienen dando una lucha para que se cumplan los protocolos. Lo que ya empezaban a deslizar desde hace unas semanas ahora lo dicen abiertamente. Lo que tienen en mente son los 10 puntos y el regreso “seguro”. La dirección del gremio, lejos de darle un horizonte nítido a los compañeros, los confunde.

No podemos volver a una pelea, escuela por escuela, para que se cumplan protocolos que son solo placebos para sostener ideológicamente la política de presencialidad criminal. Necesitamos organizar la lucha por la defensa de la salud y la educación. Llamamos a los compañeros de Ademys  a que convoque a un paro por tiempo indeterminado a partir del 2 de agosto y ese mismo día delinear un plan de acción. El sindicato tiene que tomar medidas claras y contundentes: paro por tiempo indeterminado hasta que se suspenda la presencialidad,  exigir la vacunación masiva de toda la población  y organizar un Encuentro Nacional Docente con todos los gremios combativos, corrientes opositoras, y docentes independientes del país para frenar esta política criminal.

Hasta que esté vacunada toda la población con las dos dosis, hay que exigir la virtualidad, reclamándole al Estado el siguiente pliego de reivindicaciones:

–           Que se garanticen dispositivos operativos a todos los docentes y alumnos de la ciudad.

–           Wifi gratuito y de calidad para todos

–           Designación de mayor personal docente técnico, asistencial y pedagógico necesario para acompañar la trayectoria de todos los alumnos. Esto debe ir acompañado del desdoblamiento de cursos. En la ciudad tenemos miles de docentes que hoy están sin cargo. Por lo cual material humano tenemos de sobra. Solo hace falta la voluntad política de llevarlo a adelante.

–           Licencias pagas para madres y padres al cuidado de menores escolarizados y de mayores.

–           Subsidio equivalente a dos canastas familiares para familias desocupadas.

–           Bono extra mensual y retroactivo para cubrir los gastos en insumos tecnológicos.

La pandemia también es una oportunidad para impulsar una serie de demandas de larga data como:

–           Censo de infraestructura y plan de obras acorde a las necesidades escolares en manos de personal idóneo.

–           La recomposición histórica del salario para docentes. Con cargo testigo inicial equivalente a un mínimo de dos canastas básicas totales reales.

Corriente Nacional Conti-Santoro – CABA

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