La pandemia pone sobre la mesa todas las contradicciones del capitalismo. En la provincia de Misiones, miles de trabajadores están sufriendo las consecuencias de depender de empleos precarios. Uno de esos sectores son los trabajadores oleros o también llamados “ladrilleros”. Como la demanda de ladrillos se encuentra prácticamente paralizada, cientos de compañeros se encuentran en la miseria y sin poder cobrar sus salarios. Además, muchos no pudieron cobrar el IFE ni recibieron asistencia alimentaria (algo que vienen reclamando hace meses). El gobierno subsidia las ganancias capitalistas con sumas millonarias y créditos baratos mientras impide a los trabajadores cumplir con la cuarentena.
Si bien esta situación se agudiza con la crisis y la pandemia, la producción de ladrillos se caracteriza por tener precarias condiciones de trabajo. En la actividad “conviven” las empresas y las cooperativas. Mientras que las empresas se encuentran en manos de burgueses hechos y derechos que explotan a los obreros, las cooperativas son conformadas para contener la desocupación de forma barata y precaria. El Estado demanda a los trabajadores desocupados la conformación de una cooperativa para conseguir así subsidios estatales. De ese modo, el Estado le niega condiciones de trabajo elementales, mientras que las cooperativas de ladrillos aprovisionan de forma barata a la construcción privada y estatal. Así, mientras se descarga la crisis capitalista en los hombros de los propios trabajadores, el Estado busca contener el estallido social. La situación de las oleros prueba, una vez más, que la salida cooperativa y la salida pyme son salidas contrarias a los intereses obreros.
Por todo esto, planteamos que si las empresas del sector no pueden pagar salarios ni mantener los puestos de trabajo, debemos exigir la estatización bajo control de los trabajadores -quienes son los verdaderos productores- para producir al servicio de las necesidades sociales. También exigimos el pase a planta del Estado para todos los cooperativistas y el blanqueo laboral masivo, con todas las conquistas propias del convenio, así como el subsidio universal para los trabajadores desocupados. Para que nadie se muera de hambre, este subsidio debe estar por encima de la canasta de pobreza.
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