La historia del partido bolchevique está íntimamente ligada a la trayectoria posterior de la izquierda mundial. La forma leninista de «partido», las estrategias y las tácticas del bolchevismo y sus ideas centrales influyeron decisivamente la configuración de los programas revolucionarios y la acción concreta tanto de admiradores como detractores de la revolución de octubre. Diego Crenzel intenta en este texto aclarar un punto crucial: ¿Lenin prefigura a Stalin? El análisis de nuevas fuentes permite repensar el problema de la democracia interna en el Partido Comunista y mostrar la falacia de la supuesta «continuidad dictatorial» entre ambos así como el papel de Trotsky en el episodio de la prohibición de las fracciones internas.
Por Diego Crenzel (Universidad Hebrea de Jerusalem)
Casi veinte años separan la fundación del partido marxista en Rusia de la toma del poder. Veinte años de continuos cambios de táctica y estrategia revolucionarias, según los avances de la situación rusa, europea y mundial. Veinte años de desarrollo de la teoría política y organizacional del partido bolchevique, fundamentalmente inspirado por Lenin.
Dos décadas de cambios permanentes, que, en lo que se refiere al régimen interno del partido, encuentran sin embargo un hilo unificador: la existencia de debate y de discusión interna. Ello se manifiesta especialmente durante los congresos partidarios, y llegan a su máxima expresión en los mismos en la formación de tendencias y fracciones.
Desde el segundo congreso, celebrado en 1903, en el que se dividen mencheviques de bolcheviques, pasando, entre 1907 y 1912, por las luchas entre los bloques otzovistas y liquidacionistas contra los partidarios de Lenin, y llegando hasta el mismo año 1917, cuando Lenin se enfrenta a la conducción local del partido que niega la inminencia de la toma del poder, la existencia de bloques y fracciones signa la historia del bolchevismo.[1]
Después de octubre de 1917, la tradición del debate democrático abierto, a través de las fracciones, continúa. Así sucede en el primer congreso partidario bajo gobierno soviético, el séptimo, en marzo de 1918, que es testigo de la lucha entre los partidarios de Lenin y los «comunistas de izquierda», quienes llegaron a publicar su propio periódico fraccional.[2]
En los congresos de 1919 y 1920, el debate fue menos agudo, pero allí también aparecieron bloques que difirieron radicalmente en cuanto a la dirección y formación del ejército rojo, y a la elección de directores para las pocas industrias existentes.[3]
Un corte radical apareció en el décimo congreso del PC de Rusia que, en marzo de 1921, prohibió la existencia de fracciones dentro del partido y penó el fraccionalismo con la expulsión, aún de miembros del comité central (CC). La resolución que estableció esta medida, llamada «Acerca de la unidad del partido», fue una iniciativa de Lenin y contó con el voto de toda la dirección bolchevique, incluídos Bujarin, Stalin y Trotsky.[4]
Interpretaciones tradicionales acerca de la prohibición
La prohibición de las fracciones acompañó al partido comunista ruso durante toda su existencia, y la resolución fue utilizada por Stalin en la represión de las sucesivas oposiciones a su gobierno. Aún tras la muerte del dictador se aludió a la resolución de 1921 para castigar a líderes caídos en desgracia, y tan tarde como en 1957 se acusó a Kaganovich y a Molotov de violar la resolución de aquel décimo congreso.
Para Stalin y el stalinismo el hecho de que la prohibición haya sido propuesta por Lenin legitimó la anulación de las fracciones, las cuales fueron presentadas como ajenas al bolchevismo, a pesar de la historia de vida fraccional partidaria antes señalada. «El fraccionalismo corresponde sólo a los partidos socialdemócratas, y no a los revolucionarios», dijo Stalin a sólo tres meses de la muerte de Lenin.[5] La prohibición de las fracciones pasó así a formar parte inseparable del leninismo, según la versión stalinista de éste.
Del otro lado del océano -y del espectro político- la interpretación de la prohibición de las fracciones resultó bastante parecida. Se señaló hasta el cansancio que la prohibición une al leninismo con el stalinismo, los convierte en una continuidad, en una sucesión de recortes de la democracia que no comienzan ni tienen su origen en Stalin, sino en Lenin. Al igual que la escuela historiográfica soviética, los sovietólogos americanos de la guerra fría vieron en Stalin un continuador de Lenin, y a la resolución sobre las fracciones como una prueba inequívoca de esa continuidad.[6]
Una explicación alternativa
Tanto la visión stalinista como la de la sovietología americana tradicional prefieren evitar preguntarse con seriedad cuáles son las causas de la prohibición de las fracciones en aquel décimo congreso. Si para Lenin las fracciones no hubieran sido propias de un partido revolucionario, ¿por qué hubiera tolerado su existencia de 1898 a 1921, es decir, inclusive tras la toma del poder? ¿Deseaba Lenin realmente que la prohibición pasara a formar parte permanente del régimen interno del partido o su decisión se debió a circunstancias dadas en el momento de la resolución?
Sin duda Lenin propuso la prohibición de las fracciones y la expulsión para quien violase la disposición, no sólo como una advertencia a los fraccionalistas. La resolución que contemplaba la expulsión de miembros del CC, con los votos de los dos tercios del mismo CC reunido junto con la Comisión Central de Control (CCC), fue tomada para ser aplicada. Quizás la prueba más contundente de esto la constituya el papel hallado entre los borradores de Lenin para el décimo congreso, donde éste hace el cálculo de la cantidad de miembros del CC y de la CCC, fieles a su línea, necesarios para obtener los dos tercios requeridos, en una futura votación sobre la expulsión de fraccionalistas.[7]
Podemos, sin embargo, señalar una serie de elementos que confieren a la resolución un carácter radicalmente distinto al antes apuntado. En primer lugar se encuentran la circunstancias de emergencia que llevaron a Lenin a tomar la decisión de suprimir el debate interno a través de fracciones. Nos referimos a la crisis general que reina en Rusia a comienzos de 1921. La desmovilización de varios millones de soldados que retornaban tras la guerra civil, las rebeliones campesinas en Siberia y en Tambov -esta última llegó a levantar un ejército de 40.000 campesinos contra el poder soviético-, las huelgas obreras de enero de 1921 en Moscú y la paralización obrera de Petrogrado en febrero del mismo año. No olvidaremos mencionar el duro invierno que encontró a los habitantes de la desolada Petrogrado sin calefacción y con una dieta alimenticia de unos 400 gramos de pan negro por día, y el hambre que levantó la cabeza especialmente en las zonas del Volga medio, y que sólo en ese año afectó a cinco millones de personas, quienes en algunos casos llegaron incluso al canibalismo.[8]
Durante la misma celebración del décimo congreso estalló la famosa insurrección de Kronstadt en la que, entre otras cosas, se planteó el desplazamiento del partido comunista del poder. El Times de Londres anunció en sus ediciones de la tercera decena de marzo la caída del bolchevismo y la huida de Lenin y de Trotsky del Kremlin.[9] En este contexto de crisis múltiple y profunda es que Lenin pide prohibir la fracciones en el partido.
Pareciera bastante fácil inferir de la descripción anterior, sumada a la historia del bolchevismo, que la prohibición de las fracciones viene a colación de una crisis específica y, por tanto, es de carácter temporario. Pero para no caer en lo hipotético y dudoso que tiene tal inferencia démosle la palabra al propio Lenin.
Las actas del décimo congreso, pese a sus más de 800 páginas, sólo publicadas en ruso, fueron leídas y estudiadas por la mayoría de los sovietólogos que se refieren al tema de las fracciones. Sin embargo, algunos párrafos, curiosamente, parecen haber sido «olvidados». En especial es obviado el diálogo que sostuvieron Lenin y Riazanov en la decimosexta sesión del congreso, a la media mañana del 16 de marzo de 1921. Riazanov propuso prohibir, para los futuros congresos, la elección de delegados según plataformas fraccionales, con lo que la prohibición hubiera adquirido así un carácter permanente. Lenin pidió entonces la palabra y le respondió: «El presente congreso no puede condicionar la elección de delegados para los próximos. ¿Y si surgiera una cuestión como, por ejemplo, la paz de Brest [Litovsk]?».[10]
Lenin se refiere al acuerdo de paz con Alemania tras la toma del poder, que provocó la aparición de tres fracciones internas en el partido, durante el primer invierno del gobierno soviético. En su respuesta aparece expresado el carácter condicional y temporario de la prohibición, hasta que las circunstancias la hicieran innecesaria o la volvieran una traba para la libre discusión. La moción de Riazanov fue rechazada.
Algunas conclusiones
Analizando la situación del partido en 1921 surgen algunas preguntas acerca de la necesidad real de prohibir las fracciones, aún en medio de la crisis general que vivía entonces Rusia. ¿Cuál es, de hecho, la discusión que Lenin pretende limitar? ¿Hacia qué fracciones se dirige, concretamente, la prohibición?
En general, se puede ver en los planteos de la llamada «Oposición Obrera» de Kollontai y Shliapnikov, y de los llamados «Centralistas Democráticos» de Sapronov, con sus críticas al burocratismo y a la influencia pequeño-burguesa en el partido y el régimen, el objetivo de la prohibición.
Sin embargo, parece que para Lenin fue la discusión sobre el rol de los sindicatos lo que rebalsó el límite de lo permisible en un contexto de débacle y de amenaza al poder. Así lo expresó en la apertura del congreso, y ese fue el eje que señaló para diferenciar a los distintos grupos participantes en el mismo.[11]
Acerca de la necesidad de reprimir a las dos fracciones antes mencionadas, la mayoría de los analistas coinciden en lo exagerado de la medida. Ambas fracciones podían ser derrotadas por Lenin sin poner en riesgo su liderazgo en el partido, ni su preeminencia en el estado. Ninguna de ellas contaba con líderes nacionales que pudiesen competir con Lenin, ni con un apoyo masivo, ni dentro ni fuera del partido. Su programa no estaba suficientemente desarrollado, y apenas si contaban con un par de decenas de delegados en el congreso, contra los varios cientos que apoyaban las posturas de la dirección.[12]
Esta pregunta quedó en parte sin respuesta hasta que, a mediados de 1996, se publicaron unas anotaciones hechas por Lenin, nunca incluidas en las cinco ediciones de sus obras ni en ninguna otra publicación. Se trata de apuntes de una reunión de los partidarios de la llamada «plataforma de los diez», aquella fracción que agrupaba a los partidarios de las posiciones de Lenin en la discusión sobre el rol de los sindicatos. Luego de caracterizar a la «Oposición Obrera» y a los «Centralistas Democráticos», Lenin responde a quienes lo acusan de haber permitido que la discusión sobre los sindicatos traspasase los límites de lo deseable. «Bien, intenten parar a Trotsky. ¿Cuántas divisiones tendríamos que tener para mandar contra él?».[13] Y, más adelante, como para confirmar que los términos no son sólo metafóricos, Lenin le recuerda a su reducido auditorio: «Trotsky es un hombre temperamental, con experiencia militar».[14] Estos apuntes nos hacen pensar que el temor central de Lenin, que lo llevó a impulsar la prohibición de las fracciones, es la disidencia con Trotsky en la discusión sobre los sindicatos. Recordemos que esta es la primera diferencia seria que aparecía entre ambos desde febrero de 1918. Pareciera que fue el recelo de Lenin acerca de las consecuencias de un enfrentamiento abierto entre los dos líderes más populares de la revolución, entre el presidente del Sovnarkom y el jefe del ejército rojo, lo que en definitiva impulsó a proponer la prohibición temporal de la existencia de las fracciones.
Esta visión de Trotsky como un elemento que puede tornarse opositor a la hegemonía leninista en el partido y el estado recibió una confirmación más explícita. Como señalamos antes, Lenin calculó los votos necesarios para obtener el apoyo de los dos tercios del CC y del CCC, y cuenta como seguros sólo el de aquellos miembros que adhirieron a la «plataforma de los diez», mientras que Trotsky y sus seguidores en el CC y en la CCC se computan entre los cargos que ocuparan los elementos «opositores».[15]
Finalmente, señalemos otro elemento acerca del carácter temporal y relativo de la prohibición de las fracciones. A mediados de 1921 se celebró en Moscú el tercer congreso de la tercera internacional. Allí se establecieron duros parámetros disciplinarios para todos los partidos miembros. Lenin participó activamente en la elaboración de resoluciones de ese congreso, y encontró apropiado traspolar parte de las decisiones organizacionales establecidas para el PC ruso al resto de los miembros de la internacional. Por ejemplo, exigió la formación en todos ellos de comisiones de control, un órgano hasta entonces inexistente en esos partidos.
A pesar de los esfuerzos hechos por los historiadores stalinistas y los sovietólogos americanos de las escuelas tradicionales, es imposible encontrar alguna sugerencia de Lenin acerca de la prohibición de las fracciones. En la Internacional Lenin no halló motivo para prohibir la fracciones, dejando así en claro que la prohibición en Rusia se debía a la situación y a las circunstancias específicas del país, que atravesaba una de las peores coyunturas de la historia soviética, y no a un principio organizacional estratégico.[16]
Resulta claro que lo que nació como medida temporal forzada por las circunstancias políticas existentes fue luego canonizado por el stalinismo. A partir de determinado momento se convirtió en principio organizacional permanente y utilizado por el stalinismo en su provecho. Pero cabe asimismo preguntarse por qué, si la resolución que prohibe las fracciones estaba destinada a ser transitoria, Lenin no lo aclaró abiertamente.
Dejando de lado lo perjudicial que una aclaración semejante hubiera resultado para la efectividad y el poder disuasivo de la resolución, se puede señalar una razón más profunda. En la concepción leninista de la política, toda resolución, línea política, plan o programa son temporarios, función, entre otros factores, de la realidad de la lucha de clases, la correlación de fuerzas, el desarrollo de las fuerzas productivas. Para Lenin, el señalamiento del carácter temporario de una medida o resolución resultaba un paso innecesario, superfluo, como lo demostró, por ejemplo, en su negativa a definir el período que debía abarcar la nueva política económica (NEP) durante la décima conferencia partidaria celebrada en mayo de 1921.[17]
La conversión del leninismo en dogma sacro e inmutable a manos del stalinismo, fenómeno que luego se haría extensivo, aunque en menor grado, a otras corrientes del movimiento obrero internacional, dejó enterrado el principio leninista del «análisis concreto de situaciones concretas», idea que bastaría para negar el carácter «permanente» de cualquier resolución, línea o prohibición.
Notas
[1] Puede leerse una historia general de estos enfrentamientos en cualquier manual de sovietología o de historia del PC ruso. Véase, por ejemplo, Shapiro, Leonard, The Communist Party of the Soviet Union, New York, 1971. Para una visión más suscinta, pero menos anticomunista, Carr, E.H.: The Bolshevik Revolution, London, 1954, v. I, parte 1, cap. 2, 3 y 4.
[2] Los llamados «Comunistas de Izquierda» publican su propio periódico, Kommunist, dominan el comité partidario en Moscú, y llegan a derrotar a Lenin en una importante votación en la sesión del 17 de febrero de 1918 del comité central.
[3] Gran parte de la discusión militar se llevó a cabo sin levantar actas, en las «sesiones sobre asuntos militares» de los congresos. Para el debate Trotsky-Voroshilov durante el Octavo Congreso, véase: Deutscher, Isaac, El profeta armado, México, 1966, págs. 394-395. Para el resumen del debate económico en el noveno congreso del PC puede verse: «Discurso sobre la edificación económica, 31 de marzo de 1920» en: Lenin, Vladimir, Obras completas, Moscú, 1986, t. 40, págs. 281-288.
[4] La votación fue nominal. Para la lista completa con los nombres de los 400 delegados que votaron a favor de la resolución, los 25 que lo hicieron en contra y las 3 abstenciones, véase: Desiatei s`ezd RKP, stenograficheskii otchet, (Actas estenográficas del Décimo Congreso del Partido Comunista Ruso), Moskva, 1963, p. 769-774. El único líder bolchevique que presagió un futuro uso dictatorial de la resolución fue Radek, cuya voz no tuvo entonces eco. Para su intervención en el debate, véase Ibidem, p. 532-534. También Radek votó, finalmente, a favor de la prohibición de las fracciones.
[5] Stalin, José, Cuestiones del leninismo, Moscú, 1947, pág. 97. La frase fue pronuniada ante estudiantes de la Universidad Sverdlov en abril de 1924 y recopilada luego en el libro citado.
[6] Véase, por ejemplo, el libro de uno de los padres de esta línea: Shapiro, Leonard, The Origin of the Communist Autocracy, New York, 1965.
[7] Lenin, Vladimir, «Materiales para el décimo congreso del PC de Rusia: Notas sobre la composición del comité central», en: Obras completas, Moscú, 1987, tomo 43, pág. 387.
[8] Véase el sucinto resúmen de la situación, junto con algunos datos sobre el hambre en: Westwood, J. N., Endurance and endeavour, Oxford, 1993, p. 283-287.
[9] La cobertura del Times londinense informó sobre la insurrección de Kronstadt y comentó el debate interno en el PC. Cabe señalar que el corresponsal del periódico escribía desde fuera del territorio sobiético –desde Lituania– y por ende sus fuentes estaban claramente ligadas a los partidos opositores en la emigración.
[10] Desiatei s´ezd RKP, stenograficheskiii otchet, cit., págs. 539-540.
[11] Véase el «Discurso de apertura del congreso» y el «Informe sobre la gesitión política del CC del PC de Rusia» en: Lenin, V., Obras completas, cit., tomo 43, págs. 3 a 32.
[12] La correlación de fuerzas se refleja en cada votación importante. Véase, por ejemplo, la votación sobre la «desviación anarco-sindicalista en el partido» o la referente a las fracciones, citada más arriba, en nota 4.
[13] Pipes, Richard, The Unknown Lenin. From the Secret Archive, Yale, 1996, documento 66, p. 123-124.
[14] Ibídem.
[15] Esta distinción de Lenin le costará muy cara al trotskismo dentro del PC de Rusia. El décimo congreso desplazó a los tres secretarios del CC, todos ellos ligados a Trostsky, elegidos un año antes (Serebryakov, Preobrazhensky y Krestinsky) y, en 1922, Stalin ocupó el cargo, creado en ese momento, de Secretario General del CC. Un proceso similar se observó en la composición del CC, en el que los futuros pilares del stalinsimo ocuparan en parte los cargos de los «trostskistas» desplazados. El CC electo en el décimo congreso, además del propio Stalin, ya contaba entre sus filas con figuras como Molotov, Yaroslavsky, Orzhonikidze, Rudzutak y Voroshilov. Kirov y Uglanov aparecen entre los miembros suplentes.
[16] Para los duros criterios organizacionales en la internacional, véase: «The Organizational Structure of the CP´s, the Methods and Contents of their Work: Theses», en: Adler, A. (ed.), Theses, Resolutions and Manifestos of the First Four Congresses of the Third International, London 1980.
[17] Lenin, Vladimir, Obras Completas, op.cit., tomo 43, págs. 343-347.
«Los llamados «Comunistas de Izquierda» publican su propio periódico, Kommunist, dominan el comité partidario en Moscú, y llegan a derrotar a Lenin en una importante votación en la sesión del 17 de febrero de 1918 del comité central.» Hola, no encuentro la sesion ni la votacion a la que se refiere esta cita, ¿donde la puedo encontrar?