Por Manuel Sutherland – El novel socialismo venezolano y bolivariano del siglo XXI experimenta crecimientos del ingreso sin precedentes, pero ¿qué hay detrás de ello? Con China, y más recientemente Argentina, Venezuela ha venido a representar en el mundo uno de los casos de mayor crecimiento del ingreso. Todo ello en un ambiente político-económico que dista de los credos más ortodoxos del neoliberalismo y trata de crear alguna alternativa al capitalismo, pero sin romper con él. El liderazgo del presidente Chávez se ha constituido como una esperanza para el proletariado más pobre del país e incluso de Latinoamérica, sus noveles ideas de avanzar hacia un sistema “socialista” bolivariano llaman la atención del mundo, así como el avance de la economía a pesar de las rupturas con el FMI y el BM. ¿Sin embargo, que tan rápido y radical ha sido el cambio?
El crecimiento económico
La abundante liquidez internacional, la menor aversión al riesgo y el crecimiento de la demanda de los países emergentes de materias primas energéticas han permitido generar un contexto muy favorable para la economía venezolana. El precio de la cesta petrolera venezolana ronda los US$ 60, representando ello más del doble de lo estimado por la Asamblea Nacional (US$ 27), materializándose un gran excedente en divisas que apalanca el crecimiento económico, basado en la inversión, el crecimiento de las actividades de servicios y las actividades relacionadas a la importación de bienes manufacturados. La feroz política fiscal expansiva, al más puro estilo keynesiano, reflejada en el enorme crecimiento del gasto público, con gran énfasis en el gasto social (las misiones sociales, por ejemplo) han permitido que grandes recursos, otrora secuestrados, bajen a la población de forma filtrada, discrecional e inauditable. Dicha distribución de los recursos se ha hecho con las más estrictas normas del inmediatismo, el secreto y la separación de facto de las masas en las decisiones de uso y empleo de los mismos. Los mecanismos creados para democratizar el poder decisorio se han mostrado del todo inocuos e interesantes para enriquecer a una casta de “boliburgueses”, ávidos de copiar los patrones de lujo más desenfadados. Las tasas de crecimiento son asombrosas, la economía venezolana ha crecido los últimos 15 trimestres consecutivos y para esta fecha lo ha hecho a una tasa promedio de 12,4%. En el gráfico 1 se observan 14 trimestres hasta el primer trimestre de 2007.2
El crecimiento armónico de la economía es una bofetada para los economistas liberales, quienes expresaron una absurda teoría del rebote. De los componentes del crecimiento, muy a pesar de los economistas liberales, el de mayor incremento para éste último trimestre fue el sector privado, quien se expandió en 11,1%, mientras el sector público lo hizo en apenas un 2%. Es decir, hay un aumento en los ingresos de la burguesía oligopólica que filtra, por la vía de la apropiación privada de la renta, gran parte del valor agregado generado, frenando mejoras sustanciales en los insólitos índices de pobreza que aún se observan. Situación inaceptable que tiene su raíz en la estructura de producción y apropiación de la riqueza en una economía capitalista de periferia, que el socialismo bolivariano no parece pretender subvertir sino “sensibilizar”. Como dijo Maria Cristina Iglesias, ministra de Industrias Ligeras y Comercio (MILCO): “Pero, ¿dónde están los empresarios buenos, emprendedores, honestos?”. Como si el capital fuera un asunto moral y no científico. La distribución del crecimiento es un asunto que parece importar poco, salvo la disgregación en algunos sectores de la economía. En ese aspecto, es notorio la expansión de la actividad no petrolera de un 10,8% para el último trimestre, y el descenso en la actividad petrolera de 3,9%, debido al cumplimiento efectivo del gobierno bolivariano en la reducción de cuotas de producción de petróleo de la OPEP. Siguiendo con los sectores que mayor aporte hicieron al crecimiento del 2do trimestre de 20073 tenemos: servicios de transporte (14,8%), comercio (17,9%), intermediarios financieros (20,5%) y las comunicaciones (28,0%), lo que índica el alto componente de servicios y actividades de gran vinculación a la importación (que creció 32,9% en el período), la reventa y especulación comercial, actividades que ayudan en poco al crecimiento de una industria capaz de satisfacer la creciente demanda de manufacturas y productos tecnológicos en donde se genera mayor valor agregado. Resulta interesante examinar algunas cifras de la manufactura y de los alimentos. La industria alimenticia ha venido creciendo de forma sostenida desde el segundo trimestre de 2005 a una tasa promedio de 12,5%. Sin embargo, ante un crecimiento tan rápido en la demanda de alimentos, la respuesta de la oferta se ha quedado corta. En los supermercados y demás expendios, el fantasma de la escasez es evidente. El gobierno ha adoptado las medidas más progresistas dentro del sistema capitalista: regular desde hace ya tiempo ciertos productos alimenticios, reducir el regresivo IVA, otorgar subsidios a los pequeños productores, incrementar los drawbacks y otorgar créditos muy blandos a grandes industriales. Esta política busca, solapadamente, conciliar intereses de clases dentro de la estructura productiva. Hay un manifiesto esfuerzo por destacar la necesidad del surgimiento del “capital bueno”, del empresario “patriota” y del buen burgués amante del dinero con esfuerzo y enemigo de la especulación. Este discurso neodesarrollista se basa en algunas premisas del cepalismo y es repetido por la derecha chavista y postulado como la única solución de avanzada en esta etapa del proceso. Como siempre, estas especulaciones han chocado con la realidad y han demostrado que la lógica de dominación y maximización a toda costa del capital es muy superior a todos esos ensueños metafísicos y morales que anhelan al capital bueno. El acaparamiento, la especulación, el desabastecimiento inducido, las listas de espera para revender con sobreprecio, la evasión abierta de controles de precio y la bonanza en la negociación de divisas (en medio de un control de cambio que lleva 4 años4), bonos del sur, títulos y demás business de la economía liberal de papel, le han dado una bofetada a quienes continúan haciendo reformismo con políticas tan parecidas al liberalismo, que con frecuencia suelen ser aclamadas con beneplácito por los frentes patronales, como Fedecámaras y Fedeindustrias. Las burguesías jamás serán patrióticas, ni colaborarán productivamente en el desarrollo socialista de ningún país, son un lastre incapaz de generar cambio social alguno, y mucho menos las burguesías rentísticas de la periferia. Son los pueblos organizados quienes desde la dirección, y bajo propiedad y dirección colectiva, pueden producir para el desarrollo y por el irrestricto principio de la satisfacción de sus necesidades básicas. Mientras se confíe en la burguesía, no habrá revolución de ningún tipo.
Los planes sociales del gobierno
Según la III Encuesta Nacional de Presupuestos Familiares, las misiones sociales del gobierno (Mercal para alimentación, Barrio Adentro en salud y las educativas Robinson, Rivas, Sucre y Vuelvan Caras) han beneficiado al 48,3% de los hogares en Venezuela.5 De ese porcentaje, el 63,1% de las familias más pobres han sido beneficiarias de al menos una misión, lo que da una idea del gran alcance que han tenido las mismas y el porqué de tantas visitas y estudios por parte de la izquierda mundial. En el mismo estudio, se utilizó el método de Graffar para índicar que el 5,8% de las familias pertenecen a la clase alta o estrato I; un 20,1% son de clase media alta o estrato II; 44,8% se define como la clase media, estrato III; un 27,4% a la clase media baja, estrato IV y un 1,9% a la clase baja, estrato V. Las familias venezolanas que tienen ingreso únicamente proveniente de los salarios alcanza el 59%, de los cuáles el 71% devengan el salario básico de alrededor de 600 mil bolívares (US$280) más un bono de alimentación variable, que ronda los US$120. El salario puede cubrir la canasta básica alimentaria en un 98%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), cálculo que en mi criterio puede parecer altamente sobrestimado. El índice de remuneración a empleados y obreros por sector nos índica una tasa de crecimiento interanual negativa de 0,11 entre los trimestres I-99 a II-07 que se aprecia en al gráfico 2. El índice de desarrollo humano, que mide a grandes rasgos: alfabetismo, matrícula, esperanza de vida e ingreso, ha demostrado una gran evolución que fue frenada salvajemente por el criminal golpe de Estado de abril de 2002, el sabotaje petrolero adherido a la huelga patronal que le hizo perder a la nación alrededor de 15 mil millones de dólares estadounidenses. Los culpables, medios de comunicación, oligarquía y demás opresores, están libres, fugados y continúan haciendo negocios con el chavismo. El gráfico 3 nos muestra el IDH. Es innegable el esfuerzo que se ha hecho en la parte social: grandes incrementos en el gasto se han visto plasmados en mejoras para el pueblo pobre e importantes avances en su desarrollo cultural. El cambio de la superestructura es vital para continuar los procesos de consolidación de un sistema alternativo al neoliberal. Como nunca en la historia, libros, foros, revistas y talleres anticapitalistas de todo tipo se han visto en el país, acción fundamental para la mudanza de sistema. Sin embargo, es menester profundizar las buenas tareas y trabajar en otras que puedan lograr los cambios necesariamente radicales que se requieren para enterrar ese sistema genocida. Reformarlo es huir con cobardía a los retos de la historia.
La apropiación privada de la renta
No creo hallar definición mejor que la de Carlos Marx sobre la sociedad capitalista: “En las sociedades de clases, la mayoría oprimida y explotada trabaja para la minoría dominante, que le devuelve sólo una parte de la riqueza que su trabajo genera (lo mínimo para garantizar su subsistencia y reproducción) y se apropia del resto (“plusvalía”)”.6 En efecto, la separación de los medios de producción con el proletariado es causal básico de su situación de depauperación y lo obliga a venderse a la burguesía como mercancía fuerza de trabajo. La burocracia no parece combatir este proceso. Los intentos de acercar los medios de producción al pueblo pobre se han limitado, básicamente, al desarrollo de las microfinanzas como herramienta de democratización del acceso a los recursos financieros. Las experiencias de esfuerzos para incentivar relaciones -o incluso formas de propiedad disímiles a las típicas del capital- han tenido escaso éxito. La cogestión con el Estado y con la burguesía ha dejado más pérdidas que triunfos. A las experiencias de autogestión, control obrero (como el caso de Sanitarios Maracay) las han dejado languidecer en la mar de prejuicios burgueses y oficinescos. El cooperativismo ha crecido enormemente: de mil y algo de cooperativas, para el año 1998, se han inscrito como tales no menos de 200 mil. Sin embargo, el desorden y la campaña de descrédito que sufre el cooperativismo por su utilización para precarizar la relación laboral, no han permitido avances realmente cualitativos. Todo ello sin apenas hablar de las limitantes de estas relaciones de producción al coexistir con el capitalismo.
El auge microfinanciero, carril por el cual la derecha chavista -e ingenuamente gran parte de la variopinta izquierda- trata de utilizar como mecanismo de inclusión social, es hoy apenas un tímido esfuerzo por arañar las migajas de las múltiples e ingentes ganancias de la banca privada. Los préstamos a las microempresa (de cualquier naturaleza) no llegan al 4%7 de la cartera total. En el caso del turismo y la agricultura, no rozan siquiera el 6%. Las barreras a la entrada son muy grandes, a pesar de que el gobierno haya obligado a prestar porcentajes de la torta crediticia a estos rubros. Las instituciones del gobierno hechas para ello sufren del burocratismo e ineficiencia del Estado burgués de la periferia. No hay información alguna de tasas de morosidad, re-préstamos, ni alcance social del crédito. En este panorama, quién más ha aprovechado el crecimiento ha sido la casta rentística y especuladora de la burguesía criolla. A pesar de la utilización de la fraseología (“nos van a expropiar, nos van a quitar a nuestros hijos, etc.”) la plutarquía ha podido hacer pingües negocios y ha sabido filtrar la renta, exprimiendo más al trabajador. En el gráfico 4 vemos que a medida que más crece la renta nacional, la burguesía se apropia más y más del producto. Si en el año 1999, la distribución llegó a ser paritaria, para el 2006 el asalariado en su conjunto sólo accedió al 38% de lo producido socialmente.8 El resto fue expropiado a favor de la casta opresora. Esta tendencia, como muestra el gráfico 4, lejos de disminuir se ha ido acentuando en el tiempo.
Expectativas del proletariado
Sólo la más férrea organización de los trabajadores en su conjunto, con la más intensa campaña de desarrollo de la conciencia realmente revolucionaria, podría radicalizar el proceso bolivariano y convertirlo, de facto, en una revolución socialista. En ausencia de ella, el proletariado sólo tendrá acceso a lo que el Estado pueda distribuir en su afán popular y “caritativamente” cristiano. La revolución tiene que pasar necesariamente por disputarle a la burocracia, a la burguesía y a sus lacayos imperialistas la plusvalía social. Es menester romper los amarres leguleyos burgueses para no dejar que el proceso bolivariano de liberación nacional termine una triste reconstitución de la opresión.
Notas
*Escrito para El Aromo, Caracas, agosto de 2007
1Véase “Comunica BCV trimestre I”, en Boletín del Banco Central de Venezuela (BVC), Comunica BCV trimestre I
2Véase “El PIB aumentó 8,9% durante el segundo trimestre de 2007”, en BCV, 14/08/2007.
3Para más información en la página de la Comisión Nacional de Administración de Divisas, CADIVI. 4Estudio del Banco Central de Venezuela, resumen disponible en: http://www.bcv.org.ve/c4/notasprensa. asp?Codigo=5842&Opera cion=2&Sec=False
5Véase Marx, Karl: Manuscritos económicos y filosóficos, cap. Trabajo enajenado.
6Véase la página Web de la Superintendencia Nacional de Bancos, SUDEBAN.
7Véase http://www.anajuliajatar. com/media/blogs/new/La_crisis_ que_se_avecina.pdf
8Véase González Medina, Edgardo: (2007) Venezuela, capitalismo de estado, reforma y revolución. Texto completo en www.eumed.net/ libros/2007a/244