Este lunes tuvo lugar la elección del director del Departamento de Historia de Filosofía y Letras. Como pudimos adelantar en un comunicado anterior, en principio el grueso de las fuerzas presentes en dicha elección no presentó una oposición real a la misma. Los representantes del claustro de profesores y la mayoría de graduados en la Junta llegaron a la sesión con el objetivo de presentar a su candidata, Silvia Finocchio, hacer que se vote sin mediar ninguna discusión real del régimen de gobierno del departamento. El motivo por el cual la gestión elige como su candidata a esta señora es, a decir de Campagno, “por el hecho de formar parte de la cátedra didáctica y, en particular, por el perfil que Silvia le imprime a la idea de didáctica que no implica buscar tener más espacio para las didácticas sino que haya más didáctica en la carrera”. No puede ser más claro: se busca avanzar en la eliminación de la doble titulación de la carrera en detrimento de la licenciatura, es decir, se busca profundizar el proceso de degradación de la formación de investigadores.
Los consejeros estudiantiles se plegaron claramente a la postura de no alterar el plan original de la sesión. Al margen de la lamentable intervención del representante por la minoría estudiantil (de El Colectivo), del cual no se podía esperar otra cosa más que una abstención funcional a los intereses de la gestión y vagas promesas de colaborar en la mejora del cogobierno de la carrera, el papel de los compañeros del PO y PTS como consejeros de la mayoría estudiantil distó mucho de ser el esperado de gentes que se llaman socialistas. Por caso, Noelia Vázquez, se limitó a repudiar el sistema antidemocrático y el estado actual de la carrera (véase, situación de los ad honorem, el ajuste llevado adelante por la gestión anterior, reforma del plan de estudios) sin proponer una estrategia concreta para superar el statu quo. Por eso, a pesar de su encendido discurso, dejó en claro que su presencia en la junta no estaba destinada a dar una oposición real sino meramente simbólica porque a su parecer “esto ya está [ba] decidido”. Esta oposición simbólica se corresponde con el tipo de movilización que agitó el CEFyL, mover compañeros a la Junta para repudiarla con un simple acto de presencia.
¿Que propusimos nosotros? A través de nuestro compañero de Razón y Revolución en Historia en Acción, Damián Bil, representante de la minoría de graduados, presentamos la misma propuesta que habíamos sometido a votación días antes en la asamblea del jueves 23 de marzo y en la cual no fuimos oídos: que la elección del director se prorrogue por lo menos hasta principios de mayo; en ese periodo a través de un proceso asambleario o a través de comisiones la Junta garantice que se someta a un proceso de discusión real, que incorpore a todos los estudiantes, graduados y docentes, los métodos de elección, los programas y los candidatos; y que ese es el punto de partida por el cuál se van a canalizar los intereses sindicales, académicos e intelectuales del conjunto de los miembros de la carrera.
Ahora La Comuna sube un comunicado en el cual afirma que “En la Junta se contrapusieron abiertamente al reclamo de los estudiantes movilizados, que planteábamos suspender la elección, despotricando contra la posibilidad de un departamento acéfalo”. Claramente lo compañeros de la mayoría de estudiantes no estuvieron desde el principio con “el reclamo de los estudiantes movilizados”. Es un claro intento de ocultar su pasividad y capitalizar para sí nuestro reclamo.
La respuesta tanto de Romero como de Schmitd fue clara: este no era el lugar para dar esa discusión, la Junta debía limitarse a votar al director y más adelante se podría dar la discusión. Otra vez, como en años anteriores, a espalda de los estudiantes.
En este punto a los representantes de la mayoría estudiantil se vieron obligados, y a último momento, a plegarse a nuestra moción. Finalmente la sesión termino en un escándalo ya que Galiana y la gestión ni siquiera permitieron votar la moción de orden. Nuestro compañero junto a los del PO y PTS se retiraron de la sesión. Finalmente, Finocchio fue elegida directora del departamento.
¿Cuál es el problema?
Hoy la carrera está dominada por gente que, con distintos matices, se autotitula “de izquierda” (por ejemplo Pineau) y que en los hechos se encuentra a la derecha de la revolución francesa. No tienen interés en hacer cambios importantes. Todo lo contrario. Reproducen el sistema de representación estamental de la universidad argentina. Esto los habilita a su vez a replicar en pequeña escala el ajuste kirchnerista, primero, y macrista, después. Esto nos trae de vuelta a uno de los principales conflictos del año pasado. La gestión inició un proceso que en el mediano plazo implica el cierre de las cátedras paralelas .
Esto no sería posible sin el silencio de un grupo de profesores que se dicen marxistas y que se beneficiaron del ascenso que permitió en 2001. Estos mismos profesores se pliegan hoy al consenso dominante y apoyan su política. Con sacar minoría en el claustro de docentes, sería suficiente para terminar con el ajuste kirchno-macrista. ¿Por qué esos profesores que no dejan de hablar de clase obrera, de las luchas latinoamericanas contra el imperialismo, etc., etc., permiten que avance este ajuste?
Es cuestión de fijarse con quién se encuentran relacionados académicamente los que dirigen la AGD Filo, con qué profesores, para entender por qué el PO de Filo no teme que se le aplique el ajuste. Esto da la pauta de por qué los representantes de la AGD de Filo solo reaccionaron por las cátedras paralelas cuando no les quedó otra opción. No lo hacen abiertamente, pero forman parte del bloque dominante, al que ofrecen un apoyo pasivo.
En este sentido, el año pasado rompieron una lista de graduados que podría haberle ganado a la gestión y ser dirigida por ellos mismos. Hoy mandan a sus representantes estudiantiles a patalear a la junta sin organizar un plan de lucha real.
En todo caso la pregunta es ¿el PO se piensa abrir de la camarilla o la va a institucionalizar?
Llamamos a los compañeros del Partido Obrero a romper relaciones con el bloque kirchno-macrista y organizar a través del CEFyL una estrategia de lucha real contra el regimen de la facultad y el ajuste a las carreras.