A fines de 2016, Esteban Bullrich suprimió la paritaria nacional que todos los años fijaba un valor testigo para el ajuste de nuestro salario. El Ministro dice ahora que la paritaria se resolvió un año atrás cuando se acordó que el salario inicial de los maestros fuera un 20% por encima del salario mínimo, vital y móvil (SMVyM). Estuviéramos enterados o no, en esa oportunidad, se firmó una paritaria vitalicia. En lugar de salario, ahora el gobierno pretende discutir otras cosas vinculadas a las condiciones laborales (duración de la jornada, capacitación, etc.).
Para el gobierno de Macri la paritaria nacional nunca tuvo lógica y la negociación tiene que estar a cargo de los ministros de economía provinciales. Como el sistema educativo está descentralizado, que cada provincia se haga cargo de pagar lo que pueda. Bullrich y Macri esconden un dato clave: la vida de las provincias depende de la coparticipación federal (de allí proviene el grueso de los fondos que luego destinan a salarios docentes), es decir, de los fondos nacionales que las provincias usan para salarios. Nación tiene además un rol directo en el pago de salarios: FONID, fondos compensatorios, artículo 9º y otras yerbas. El affaire de las paritarias encubre un problema político: quien va a aparecer como culpable del ajuste.
Con la pelota en el campo de las provincias, los gobernadores tuvieron que posicionarse. De un lado, los que quieren desembarazarse de las promesas de Nación y “cortarse” solos o quienes ya saben que tendrán los fondos; por el otro los que buscan desesperadamente asegurarse el financiamiento nacional antes de que se les prenda fuego la provincia.
De un lado, María Eugenia Vidal (Buenos Aires) y Rodríguez Larreta (CABA) celebraron porque, en definitiva, “somos las provincias las que pagamos los salarios”. Otros aliados se sumaron: Cornejo en Mendoza, Colombi en Corrientes y Morales en Jujuy y el peronista Omar Gutiérrez, de Neuquén, el rionegrino Weterilneck. Por el otro, los que penden de un hilo con sus cuentas en rojo y se aferran a la paritaria nacional porque creen que si Nación fija el piso mandará los fondos. Este es el caso de Das Neves por Chubut, Alicia Kirchner por Santa Cruz (allí el pago de salarios docentes representa el 40% del gasto provincial), Verna por La Pampa, Rodríguez Saá por San Luis e Insfrán por Formosa. Sin demasiada energía, Lifschitz (Santa Fe) y Urtubey (Salta) piden que Nación resuelva la paritaria y se cumpla la Ley de Financiamiento. El resto de los gobernadores terminaron apoyando la medida del gobierno aunque piden que Nación mande fondos para afrontar los pagos. Es el caso de Schiaretti (Córdoba), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Ricardo Colombi (Corrientes), Domingo Peppo (Chaco), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Sergio Casas (La Rioja), Hugo Passalaqcua (Misiones), Lucía Corpacci (Catamarca), y el ministro de Hacienda Gattoni (San Juan).
«Para el gobierno de Macri la paritaria nacional nunca tuvo lógica y la negociación tiene que estar a cargo de los ministros de economía provinciales. Como el sistema educativo está descentralizado, que cada provincia se haga cargo de pagar lo que pueda.»
Lo que están dispuestos a otorgar se ve claramente en las ofertas de los gobiernos de Misiones y Entre Ríos (13% el primero, menos todavía el segundo).
Los sindicatos y Macri
Cierto es que, la propuesta de atar el salario inicial docente al salario mínimo, vital y móvil fue aceptada por los sindicatos nacionales, aunque hoy “los celestes” de Alesso, Baradel y compañía se pretendan sorprendidos. En las paritarias de 2015, la conducción celeste de CTERA y SUTEBA exigió equiparar el salario testigo con el mínimo, vital y móvil (Infobae, 25/12/2014). Como Macri les cumplió el “sueño” que hoy parece pesadilla, CTERA exige ahora que se cumpla con la Ley de Financiamiento Educativo (Ley Nº 26.075) subrayando los logros de la “década ganada”. Esto es, un salario de pobreza que no alcanza para vivir.
En las antípodas de la celeridad, CTERA, UDA, AMET, CEA, SADOP, los cinco gremios nacionales, se reunieron el 9 de febrero en la CGT para anunciar un “plan de lucha” de no abrirse la paritaria federal. Allí se resolvió: impulsar el no inicio, participar de la posible marcha para el 7 de marzo convoca da por la CGT, realizar una marcha federal, conformar un frente nacional educativo, repudios varios y solidaridad con los trabajadores de AGR-Clarín (a casi un mes de iniciado el conflicto). Pero el gremio celeste a nivel provincial, ya está cerrando acuerdos.
Valga de ejemplo, el caso de Misiones donde se acordó un vergonzante 13% (menos del 8% para la mayoría de las escalas). El próximo 23 de febrero se realizará el Congreso Nacional de CTERA y en general pareciera imponerse paro por 48 hs para el 6 y 7 de marzo. Ninguna de las medidas asusta demasiado. Sobre todo porque el ángulo de la defensa es la discusión de un salario de miseria. La burocracia va a largar un paro suelto aquí y allá. Baradel ya avisó que, si en provincia de Buenos Aires ofrecen 28%, arregla. En un abrir y cerrar de ojos, pasó de un 35% a un 28%. Así defienden nuestro salario….
Por qué luchamos
Mientras tanto, la organización de un verdadero plan de lucha está pendiente. Hay que aprovechar el momento de mayor fortaleza política al inicio de clases para golpear. En primer lugar tenemos que defender la paritaria nacional. Ese es el espacio para debatir un salario docente nacional único. Los docentes de todo el país tenemos una serie de problemas comunes, entonces vamos a discutir con el dueño del circo. Se agarran de la descentralización educativa para fragmentar nuestra lucha, para dividirnos.
En general, todo el mundo (incluso la burocracia) pide un salario igual a la canasta básica total. La canasta básica total es uno de los instrumentos que se usan para medir cuánto necesita una familia tipo para no ser considerada pobre. Por lo tanto, se trata de un consumo mínimo. Un mínimo de alimentos y calorías necesarias para subsistir, un mínimo de vestimenta, un mínimo de gasto en servicios como luz, gas y agua, etc. Eso apenas nos garantiza subsistir. Vivir es otra cosa. Además, los docentes tenemos otro problema. Nuestro propio trabajo pre supone la adquisición de bienes culturales propios de nuestra tarea: hacer cursos, comprar libros y revistas, materiales didácticos y una larga lista. Eso no está incluido en ninguna canasta básica total. Conclusión: estamos divididos y luchando por migajas.
«La forma de superar la dispersión es levantar como consigna la unificación nacional del salario docente (básico, antigüedad y cargo). Todos los docentes debemos tener un salario inicial igual a dos canastas básicas totales.»
La forma de superar la dispersión es levantar como consigna la unificación nacional del salario docente (básico, antigüedad y cargo), y dejar solo librado a particularidades las variables correspondientes a zonas desfavorables por geografía. Todos los docentes debemos tener un salario inicial igual a dos canastas básicas totales y el básico (sobre el que se calcula antigüedad, presentismo, e impacta en las jubilaciones) debe ser expresión de ese esquema en una suma única. El salario debe cubrir nuestras necesidades vitales y culturales. Solo la unidad de todos los docentes del país puede encarar la magnitud de la tarea que tenemos por delante. Unidos, gobernamos; divididos, nos gobiernan.
-No inicio de clases.
-Salario Nacional Inicial igual a 2 Canastas Básicas Totales en todo el país.
-Revisión Integral de todos los ítems que componen nuestro salario: blanqueo de todas las sumas unificadas en el básico.
-Cláusula gatillo para la actualización automática del salario mes a mes.
-Fondo de Huelga para combatir la amenaza de los descuentos.
-Por una educación nacional centralizada.