Una nueva grieta. La interna en la UIA y el problema chino
El triunfo de Techint en la UIA es apenas una batalla en una guerra que no terminó. Una guerra en la que la cúpula de la clase dominante y su gobierno se dividen entre dos alineamientos internacionales contrapuestos: China o EE.UU.
Gonzalo Sanz Cerbino
Grupo de Investigación de la Burguesía Argentina-CEICS
Desde el pasado 30 de mayo la Unión Industrial Argentina tiene un nuevo presidente: Miguel Acevedo, de Aceitera General Deheza. La empresa de la familia Urquía, que en 2016 fue el capital de origen nacional con mayor volumen de exportación de granos, aceites y subproductos agrícolas. Como siempre, la elección estuvo rodeada de intrigas y disputas internas. En medio de una recesión que afecta particularmente a la industria, allí se jugaba si los industriales quedarían alineados con el oficialismo o la oposición. El gobierno nacional, obviamente, intervino en la disputa, aunque no es claro que haya salido ganando. Los balances que circularon en la prensa son contrapuestos. No es un problema menor, ya que el resultado de esa elección refleja en qué estado se encuentra la relación de Macri con la fracción más poderosa de la clase dominante, los grandes industriales. Vayamos a los hechos.
Los candidatos
Más allá de algunas tibias críticas, Acevedo no es un opositor. Es cierto que calificó la recuperación económica como “amarreta”, que pidió dinamizar el mercado interno e incluso que cuestionó la “dispersión” y la “falta de coordinación” del gabinete, pero en lo central está alineado con Macri. Tras ser ungido presidente de la UIA se mostró de acuerdo con el ajuste “gradual”, criticando la alternativa del shock. Manifestó su optimismo frente a la evolución de la economía y pidió paciencia a sus pares que reclaman recuperación. También coincidió con la política laboral e industrial del macrismo: la necesidad de reducir costos para ganar competitividad, la pauta salarial del 20% para controlar la inflación y la necesidad de una reforma impositiva. Tras la última reunión con el presidente, salió a bancar su ataque a la “industria del juicio”, dejando en claro que los industriales pretenden ganar competitividad a costa de las conquistas de los trabajadores.
Hasta aquí, todo indica que las elecciones en la UIA fueron pura ganancia para el gobierno. El nuevo presidente es oficialista. Sin embargo, para completar el balance falta un dato fundamental: ¿qué pasó con la primera opción del gobierno para comandar la UIA? Durante el verano, los grandes industriales habían sellado un pacto con el macrismo: la presidencia de la UIA quedaría en manos de Daniel Funes de Rioja, presidente de COPAL, la cámara que nuclea a las alimenticias (Arcor, Mondelez y Unilever, entre otras). Un representante, al igual que Acevedo, de la agroindustria, la rama más competitiva y con mejor inserción en el mercado mundial. El pacto también preveía desplazar de la conducción a los dirigentes que habían sido críticos de la política económica, como el gráfico Juan Carlos Sacco, el hermano del gobernador salteño José Urtubey o el diputado massista Ignacio De Mendiguren. La misma estrategia que el gobierno emprendió con éxito en otras cámaras empresarias, como la Unión Industrial bonaerense (UIPBA), donde logró desplazar al sciolista Osvaldo Rial ubicando a Mario Gualtieri, hombre de Techint. O en la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), donde se sacó de encima al kirchnerista Osvaldo Cornide.
Pero entre febrero y mayo la figura de Funes de Rioja cayó en desgracia.Se adjudicó su caída a la resistencia de las pequeñas industrias, que comandadas por los críticos al macrismo lograron horadar su candidatura. Sin embargo, de ser cierta esta versión, la victoria habría sido pírrica, ya que los opositores no solo terminaron entronizando a un presidente oficialista, sino que fueron desplazados de las estructuras de poder de la Unión Industrial. De Mendiguren quedó afuera del Comité Ejecutivo y fue relegado a la Junta Directiva; Sacco ni entró en la lista, al igual que el plástico Héctor Méndez, y Urtubey fue degradado, pasando de vicepresidente a vocal. Que no estaban contentos con el resultado quedó claro en la ceremonia de asunción de Acevedo: Juan Carlos Sacco, que dejaba el puesto de vicepresidente, dio un breve discurso y se retiró. De Mendiguren ni fue. Pero, si el desplazamiento de Funes de Rioja no fue un triunfo de la oposición al macrismo, ¿qué pasó? Otra vez, acá falta una parte fundamental de la historia: el problema con China y el rol de Techint, el principal ganador en esta historia.1
La amenaza china
El único momento en que el discurso de asunción de Acevedo desentonó con el tono conciliador hacia la política oficial fue cuando se refirió a la relación con China. El flamante presidente de la UIA señaló que algunos de los acuerdos del gobierno nacional con la potencia asiática generaron preocupación entre los industriales, y que pedirían explicaciones a los funcionarios: “queremos saber qué tratamiento se le dará a los productos importados de China, porque nos preocupa mucho”.2 Sucede que los chinos presionan para que se eliminen las barreras que limitan su acceso al mercado local, condición para ampliar las exportaciones agroindustriales argentinas. A esto se encuentran atadas también las obras de infraestructura adjudicadas a capitales chinos y su financiamiento. No es un asunto menor para el gobierno. Sin embargo, los industriales locales se resisten al desembarco chino. A la cabeza del lobby anti-China se encuentra Techint, que perdería importantes plazas en Argentina y América Latina si los chinos lograran colocar sin restricciones acero e insumos por estos pagos. Hasta ahora, el ingreso de las importaciones chinas encontraba trabas en disposiciones internacionales que no le dan el status de una “economía de mercado”. Eso permitía imponer barreras mediante denuncias anti-dumping. Sin embargo, en la OMC se acordó que desde fines del año pasado China debería ser reconocida en todo el mundo como una economía de mercado, lo que impide aplicarle barreras anti-dumping. Por ahora, ni EE.UU. ni Europa hicieron caso a la resolución, pero parece que Argentina, que necesita inversiones, financiamiento y ampliar sus exportaciones con China, dio un paso en ese sentido. Tras el reciente viaje oficial a oriente, la Secretaría de Comercio decidió modificar los criterios con que resuelve las denuncias anti-dumping para las importaciones chinas. En la denuncia de Ferrum por el ingreso de cerámicas y sanitarios a bajos precios, el gobierno decidió resolver el caso comparando los precios al que ingresaban los productos con sus equivalentes en el mercado interno chino. Hasta ahora no era ese el procedimiento: el dumping se resolvía comparando los precios denunciados con los de terceros países, porque China no tenía el status de economía de mercado. Aunque se trata de un caso particular, claramente sienta un precedente que, en el contexto de las nuevas relaciones carnales con China, los industriales locales leen como una amenaza.3
Acevedo dejó clara la posición de la UIA sobre el asunto:
“Yo creo que no hay que tenerle miedo a las importaciones […] El problema de las importaciones es cuando vienen de países en donde no tenés economía de mercado, o tenés subsidios. Entonces lo que vos estás importando son subsidios encubiertos. Y ese es el problema que yo le veo a China.”.4
Por eso señaló que
“reconocer a China como economía de mercado profundizará los desequilibrios comerciales y de empleo, y seguirá agudizando la primarización de nuestra economía […] De ahí nuestra preocupación sobre algunas disposiciones recientes que pueden acotar los instrumentos comerciales necesarios para resguardar nuestros mercados frente a la competencia desleal”.[5]
Claramente, detrás de Acevedo se encuentra Techint, que ubicó a tres de sus principales espadas en la nueva conducción de la UIA:Luis Betnaza como Vicepresidente 1º, David Uriburu como Prosecretario y Mario Gualtieri como Protesorero 1º.Acevedo está rodeado.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el desplazamiento de Funes de Rioja? Funes representa a una fracción de la burguesía industrial que no vería con malos ojos la profundización de la relación comercial con China. Los agroindustriales, que se beneficiarían por la posibilidad de ampliar las exportaciones. De hecho, Funes fue el principal vocero de esta línea. Desde China, durante el viaje de la comitiva oficial, se encargó de defender ante todo el que preguntara las ventajas que reportaría para la Argentina mejorar la relación bilateral. Proponía otorgar a los chinos obras de infraestructura a cambio de mayores exportaciones agroindustriales, para que Argentina pasara de ser el “granero del mundo” a ser el “supermercado” (de China). Precisamente, aquello que Techint más teme: un trato preferencial para las constructoras chinas y sus insumos baratos, que le disputarían su liderazgo en el mercado local de la obra pública. Es cierto que tanto Techint como la agroindustria se cuentan entre los aliados del gobierno, pero no estarían alineados con los mismos sectores en la interna del gabinete. Techint se encuentra enfrentado con una línea interna del gobierno, comandada por la Cancillería, que promueve la profundización de las relaciones con China. La pulseada por la dirección de la UIA tuvo como trasfondo este enfrentamiento, y de ella emergió un claro ganador: Techint, que se apoyó en los opositores al macrismo para desplazar a Funes de Rioja y se quedó con todo.
De la mano deTechint se ubicaron a la cabeza de la UIA aquellos industriales “desarrollistas”, que pretenden que a la par que el gobierno avanza con el ajuste y la reducción de costos (centralmente laborales) que les permitan ganar competitividad, no deje de protegerlos.[6]
Pero el triunfo de Techint en la UIA es apenas una batalla en una guerra que no terminó. Una guerra en la que la cúpula de la clase dominante y su gobierno se dividen entre dos alineamientos internacionales contrapuestos: China o EE.UU. Además de Funes, la confrontación produjo otras bajas más significativas: Susana Malcorra fue forzada a dejar la Cancillería a los pocos días del regreso de la comitiva oficial de China. Sin embargo, el lobby pro Chino aún mantiene posiciones de peso. Sin ir más lejos, Funes de Rioja consiguió la vicepresidencia 2ª en la nueva conducción de la UIA y fue designado como representante del gobierno ante el Business 20, el foro empresario del G20. El gobierno no puede cerrar las puertas a China, que promete inversiones, infraestructura y financiamiento mientras Trump levanta barreras al grito de “America First”. A todo esto, se agrega la aparición de Alemania y su UE, que ya firmó un acuerdo de libre comercio con el MERCOSUR. Sin duda, esta guerra recién empieza.
Notas
1https://goo.gl/h6qHP7, https://goo.gl/yRS9ib, https://goo.gl/KF6VKz, https://goo.gl/rYy2Sp y https://goo.gl/fytLcK.
2https://goo.gl/8uVUjv.
3https://goo.gl/NfSV8f y https://goo.gl/NfrPKE.
4https://goo.gl/ovGdP9.
5https://goo.gl/a3oi7z.
6https://goo.gl/QZTj1J, https://goo.gl/JJcC9s, https://goo.gl/JggN1w y https://goo.gl/84uVgu.