Un movimiento obrero clasista para el siglo XXI – Panelistas: Daniel Yofra, Nicolás Fernández Casas, Pablo Eibuszyc, Rubén «Pollo» Sobrero

en El Aromo nº 92

Dossier: Un balance de las XI° Jornadas de Investigación Histórico Social y I° Encuentro de la Izquierda Revolucionaria. Septiembre de 2016.

En septiembre de este año, organizamos nuestras XI° Jornadas de Investigación, que dio lugar al I° Encuentro de la Izquierda Revolucionaria. El objetivo fue reunir al conjunto de la izquierda argentina para debatir toda una serie de problemas que hacen a los puntos esenciales para la construcción de un programa revolucionario en Argentina: la lucha de clases a nivel mundial, la cultura proletaria, la opresión de género, los problemas de la educación, la intervención sindical, el FIT y la construcción partidaria. A continuación, presentamos un resumen de las principales mesas.



dsc_0638_08402Un movimiento obrero clasista para el siglo XXI. 
Panel de discusión sobre sindicalismo y política

Una de las mesas que más atención suscitó en nuestras jornadas fue la que reunió a dirigentes sindicales de diversas corrientes. En el panel estuvieron Rubén “Pollo” Sobrero (UF), Daniel Yofra (Aceiteros), Pablo Eybuszic (telefónicos) y Nicolás Fernández Casas (Mercedes Benz).

 

Una de las mesas que más atención suscitó en nuestras jornadas fue la que reunió a dirigentes sindicales de diversas corrientes, con el objetivo de discutir las perspectivas del movimiento obrero y las formas de ligar la acción gremial con la construcción política. En el panel estuvieron Rubén “Pollo” Sobrero (Secretario General de la Sección Oeste de la Unión Ferroviaria y militante de IS), Daniel Yofra (Secretario de la Federación de Aceiteros y Desmontadores de la República Argentina), Pablo Eybuszic (Congresal de la Federación Argentina de Telecomunicaciones y militante del PO) y Nicolás Fernández Casas (trabajador de Mercedes Benz y militante de RyR). A continuación, presentamos los tramos más salientes.

Daniel Yofra: Nosotros arrancamos esta historia en el 2004. Ese año, pudimos hacer un quiebre, producto de que hemos conocido a otra gente, que nos concientizó, que nos dijeron “ustedes pueden llegar a lo que realmente necesitan los trabajadores para poder vivir dignamente”. Y empezamos a pelear por lo que a algunos en ese momento les causaba gracia: el salario mínimo vital y móvil (SMVM), que establece la ley de contrato de trabajo en el artículo 116 y el 14 bis de la Constitución.

Porque si hay algo que no se discute en el país, es el salario de acuerdo al valor de la fuerza de trabajo. Se discute el salario de acuerdo al porcentaje de inflación, a los porcentajes del sistema, a los de los estudios que hacemos personalmente, pero no cuánto un trabajador necesita para vivir dignamente, para que todas nuestras necesidades estén cubiertas. Entonces, nosotros tomamos un de estudio del INDEC -que se hizo hasta el año 1997 y que se volvió a retomar en el 2013-, que es una encuesta de hogares, donde dice cuánto un trabajador tiene que cobrar para satisfacer todas estas necesidades. Nosotros esa pelea la empezamos a dar en 2004, con el sindicato de Rosario y el de Capital Federal. A partir de 2009, cuando llegamos a la Federación, nos hicimos solidarios con el resto de la clase. Tal vez pensando en forma egoísta nos hubiese convenido quedarnos en Rosario, porque el 80% de la molienda está ahí y en las zonas aledañas, pero decidimos llevar nuestra política a todo el país. Esto es difícil, porque hay lugares donde no están conformadas las organizaciones. Hay lugares en el interior del país donde no tienen ni siquiera delegados.

A partir de esa pelea y esa conquista, fuimos por otras reivindicaciones que estaban muy retrasadas, como la tercerización. Nosotros hoy podemos decir que más del 90% de los trabajadores son empleados de la empresa. Porque antes utilizaban ese sistema contratista, avalado por el gobierno de los ’90. Y por los sindicatos, hay que decirlo. Porque no es solo un negocio de los contratistas, sino que es un negocio de la empresa y, muchas veces, también, de los sindicatos. Así subordinan a los compañeros a vejaciones, a condiciones realmente denigrantes, para favorecer sus bolsillos. Ese sistema lo hemos realmente combatido durante mucho tiempo y nos dio mucho resultado. De 300 afiliados que teníamos, en 2006, en el sindicato de aceiteros de Rosario, hoy tenemos 1.400 compañeros dentro de la organización. La metodología fue muy sencilla: fueron las asambleas, las elecciones de delegados y la democracia obrera. Y obviamente detrás de todo eso, no fue patrimonio de los dirigentes, sino que se consiguió a través de la huelga. Evidentemente, hay que despabilar a los dirigentes con marchas y movilizaciones.

Hoy la realidad nos muestra un movimiento realmente dividido, realmente desarmado, en donde cada uno hace lo que puede. Hay organizaciones, lo tengo que reconocer, que están tratando de organizar la bronca que hay en la clase trabajadora y la falta de representación de los trabajadores. Siempre estuvimos así, divididos, lo que pasa que en otro momento no necesitábamos de un movimiento obrero organizado. Hoy estamos totalmente atomizados, cada uno con su partido, cada uno pensando más en lo que le exigen los partidos que en lo que le exigen los compañeros de trabajo. ¿Qué es lo que decimos nosotros? Que lo que nos tiene que unir no es un partido político, sino la necesidad de los trabajadores, el SMVM, la eliminación del sistema de precarización que es el sistema contratista, un comité mixto de seguridad en las fábricas, que nosotros lo pudimos lograr este año, que cualquier compañero que no sea dirigente gremial pueda integrar ese comité mixto con fueros sindicales. Que todos esos objetivos sean cumplidos y podamos tomar el control dentro de la fábrica. Si no lo hacemos, va a ser muy difícil que podamos pelear contra un sistema capitalista como el que está imperando en este momento. Soy un representante de la clase trabajadora, siempre me voy a sentir así, y me siento muy a gusto de representar a una federación que es autónoma de los partidos políticos y de las centrales. Somos autónomos de ellos y pertenecemos solamente a la clase trabajadora.

Nicolás Fernández Casas: Buenas tardes. Antes que nada, es un orgullo estar en esta mesa con tantos compañeros, con tanta lucha encima. Compañeros que admiro y que aprecio, porque han construido demasiado.

Me voy a referir a algunos puntos muy cortos. Primero y principal, lo que me gustaría resaltar es sobre la cuestión de la política y los sindicatos. Es mi opinión, en esto voy a disentir con el compañero Daniel, nosotros intervenimos en los sindicatos con el fin de crear una conciencia revolucionaria. Es decir, la intervención en los sindicatos es una excusa para la construcción política. En este sentido, creo que todos los representantes sindicales, y yo asumo esa concepción, tenemos una doble tarea. ¿En qué sentido? Por un lado, representamos a todos los trabajadores, como bien decía el compañero, sea cual sea su concepción política. Pero la otra tarea que se impone, es utilizar los espacios de dirección que hemos conquistado para discutir con los compañeros, para acercarlos a la conciencia revolucionaria.

Como segundo punto, quiero destacar algunas cuestiones sobre la burocracia sindical. Yo lo que he visto en mi gremio, en SMATA, y en la mayoría de los gremios: la burocracia no tiene ningún problema en hacer política. El año pasado el diputado Oscar Romero, del Frente para la Victoria, iba por todas las plantas automotrices haciendo campaña por Scioli. Los tipos abiertamente construyen el PJ. Y entonces me gustaría reflexionar sobre esto: ¿por qué nosotros no? ¿Por qué tenemos cierto resquemor, o cierta vergüenza, por decirlo de alguna manera, de discutir política y construir el partido de la clase en nuestros lugares de trabajo? También veo un segundo problema en cuanto a la burocracia, que es que algunos compañeros plantean que la burocracia sindical es autoritaria, tiene patota, y por eso nosotros no conquistamos esos lugares. Yo no coincido con esto, creo que el problema no es que la burocracia tiene una patota, sino que nosotros no tenemos una patota más grande. Es decir, el problema de alguna manera es que las bases votan a la burocracia. Las bases votan a Cristina, las bases votan a Macri. No es el autoritarismo en sí, porque si no, tenemos que pensar que las bases en sí son revolucionarias y, si la burocracia no tuviese una patota, tomamos el poder.

Un tercer punto es la delimitación del kirchnerismo que necesitamos los trabajadores. Me parce que todo movimiento que se diga clasista debe tener necesariamente un programa claro y preciso. Hay compañeros en la fábrica que plantean que hay que ir hacia un Frente único con el kirchnerismo (lástima que no vino el PTS a explicarnos esto). Primero y principal, el frente único se plantea cuando peligra la integridad física los compañeros y organizaciones. Y el frente único es entre partidos, no entre militantes. Uno tiene la obligación de ir a dar la discusión con los militantes kirchneristas. Pero eso no implica asistir a los actos de su dirección. Últimamente hemos visto en más de una ocasión, el PTS y el NMAS coqueteando con el kirchnerismo. En cuanto a los descalabros de los tarifazos, hay una responsabilidad clara del kirchnerismo. Entonces, es muy importante salir a denunciar eso, más allá de lo que cada partido plantee en sus prensas. Es necesario actuar en las movilizaciones, delimitándose.

Esto me lleva a lo último que voy a plantear. Creo que es necesario un relanzamiento del FIT. Todos los trabajadores necesitamos una coordinación de las luchas. En esto coincidimos con el compañero Yofra. No puede ser que cada compañero dé su lucha por separado del resto. Es un desgaste de fuerzas enorme. Necesitamos una dirección centralizada. He visto a más de un partido dar cursos muy elaborados sobre centralismo, enseñarles a sus militantes sobre eso, pero cuando nos cabe centralizar, no lo hacemos. Entonces, entiendo que nos negamos a construir una dirección política. El primer punto, es que el FIT no debe ser un frente electoral, sino un frente de lucha. Segundo, toda organización política, socialista y revolucionaria, debe poder integrar el FIT. Tercero, un congreso de militantes para definir un programa. Es necesario un programa que nos aclare cuál es la dirección del FIT. En ese sentido, un congreso de militantes podría votar un programa de un curso de acción. ¿Para seguir qué? A una dirección. Es fundamental hoy por hoy ir hacia y pensar en el partido unificado, para potenciar la intervención. Hoy la izquierda se niega a crear una dirección, a la creación de un partido. Y esto hay que desmitificarlo, la unificación no implica desechar las diferencias. Uno se unifica y discute todo. Pero, a la hora de actuar, se hace lo dicta la dirección.

Pablo Eibuszyc: Como se dijo acá, hemos tenido grandes luchas en el movimiento obrero, en el caso de los telefónicos también. En su momento, yo había entrado, hace más de dieciséis años, como contratado. Y producto de luchas, de asambleas permanentes y de tomas de edificio, logramos la efectivización. Logramos eliminar un sistema perverso que había: las pasantías, el trabajo en negro y precarizado. En el 2001, en las vísperas del 19 y 20 de diciembre, con tomas de edificios, que se llegaron a prolongar hasta una semana, conseguimos el primer triunfo resonante: logramos efectivizar a la primera tanda de compañeros pasantes. Después se extendió a Telecom y eliminamos esa modalidad.

Luego de esto, en la dirección de FOETRA Buenos Aires, hubo una cooptación política por parte del kirchnerismo. Así como cooptó otros organismos (de derechos humanos, del movimiento piquetero y diferentes expresiones sindicales), cooptó esta dirección sindical, que abandonó la lucha. Durante estos últimos diez años, no hemos tenido ninguna huelga en el gremio telefónico. Se cortó. En el 2006, fue la última huelga, que fue levantada. Una huelga de tercerizados. Una huelga histórica de nuestro gremio. Esa huelga fue levantada después de un mes, sin haber conseguido ningún acuerdo favorable. Fue el pico. Y no hubo ninguna más hasta el día de hoy.

Nosotros caracterizamos que hay una crisis muy profunda de la burocracia sindical. Nosotros asociamos la crisis de la burocracia sindical a la crisis del peronismo. Es decir, el PJ está, como partido, en descomposición. Esta descomposición venía ya antes de la dictadura militar, con el gobierno de Isabel y López Rega. Esta descomposición de las burocracias continuó. Un punto muy alto fue en el menemismo, con las privatizaciones y la entrega de las luchas del movimiento obrero. Hubo un intento de recomponer a la burocracia, pero nosotros creemos que hay una crisis, muy profunda, por esto que decía de que el partido peronista está atravesado por esta crisis que se ve ahora, totalmente dividido y fraccionado. Se ha convertido en un partido abiertamente patronal.

Nosotros en relación a esta crisis profunda, creemos que hay que superar tanto a la burocracia sindical como al peronismo. Esa es la tarea pendiente en el movimiento obrero, superar esas direcciones. Y para eso intervenimos en el movimiento obrero con un programa, con una perspectiva. Llamando a organizarse en los lugares de trabajo. Defendiendo cualquier avance que se pueda conseguir en materia de condiciones de trabajo, de salario y de organización. Esto que se dijo acá, de controlar los lugares de trabajo, es fundamental: que la clase obrera tenga sus representantes, sus delegados, para controlar los ritmos de trabajo. Lo primero, en relación a eso, es poder garantizar la estabilidad laboral. Si uno no puede controlar eso, todo lo demás se empieza a desmoronar. En esto que se está planteando, de dar una nueva dirección al movimiento obrero, creemos que se están dando avances importantes. Se están recuperando sindicatos. Un ejemplo muy reciente fue lo del SUTNA. Están los compañeros de la Unión Ferroviaria, que ya lo han recuperado y hace años que están en una lucha. Están los SUTEBA recuperados y AGD. Hay una tendencia a una transición en el movimiento obrero, que creemos que la izquierda y el clasismo están jugando un rol en eso.

Sobre el problema de la perspectiva, nosotros lo vinculamos al desarrollo del Frente de Izquierda. El FIT ha irrumpido hace unos años, como la expresión política de la clase obrera. Ha tenido un desarrollo muy importante, con elecciones muy importantes. Nosotros apuntamos al desarrollo del FIT. Apuntamos a que la clase obrera sea una alternativa y pueda, en algún momento, disputar el poder político sobre la base de un programa de la clase obrera, que tome las reivindicaciones que se mencionaban acá. El tema de un salario mínimo igual a la canasta familiar es una reivindicación fundamental, que ha sido abandonada por la burocracia. Por eso, la necesidad que nombramos recién, de desarrollar el FIT, de avanzar en la construcción de un partido revolucionario en Argentina, de la clase obrera. Estamos abocados a esa tarea, en este momento.

Rubén Sobrero: Yo creo que nosotros como clase tenemos un gran problema, que somos nosotros mismos. Cuando vamos a dar discusiones y debates, en vez de priorizar las necesidades de la clase, priorizamos las necesidades de nuestro partido. Y la verdad, que nosotros tenemos que mirar a la clase obrera. Y la clase obrera es peronista. Y la burocracia sindical dirige. Yo tengo la herida más grande en mi propio gremio. En mi propio gremio, mataron a nuestro compañero Mariano Ferreyra. Asesinaron a nuestro compañero y la base votó a la burocracia. Entonces, algún problema tenemos.

El FIT es una herramienta formidable. Ahora, yo les pregunto, ¿si no existiese el piso del 1,5%, hubiera existido el FIT? El FIT, a nosotros, nos sirvió como una herramienta electoral. Ahora, si nosotros solamente miramos al FIT como eso, va a ser una pena. Porque podemos sacar un diputado más, un diputado menos, pero a mí me interesa gobernar. Es una discusión que siempre tenemos con Yofra o con los compañeros de la línea 60, que son compañeros muy honestos. El problema que nosotros tenemos en el país no es un problema sindical, sino político. Porque gobierna una clase desde 1810.

Ahora, yo lo entiendo a Yofra. Si nosotros hubiésemos logrado en ese plenario en Racing, hoy nos posicionábamos distinto, frente a la burocracia, ante la CTA, ante todos. Porque seríamos un polo claro, un polo donde discutimos desde un solo lugar. Yo he tenido varios debates, estos últimos días, y cuando planteo esto, todos hablan de la unidad. “Sí, la unidad, si van atrás mío…”. Esos condicionamientos no sirven.

El tema de las delimitaciones. Ahí el FIT tiene un gran problema. Nosotros fuimos juntos con el PO y teníamos una idea de abrir el FIT. Yo voy un poco más allá. No quiero un FIT trotskista. Quiero un FIT con todas las fuerzas de izquierda. Hasta con los que tengo diferencias. Después las discutimos, pero todos adentro.

¿Ustedes se creen que la lista Bordó, a la cual yo represento, es la lista de Izquierda Socialista? Primero, es una agrupación democrática. IS tiene la suerte de que tenemos los delegados más conocidos, los que más salimos en televisión: Edgardo, Mónica y yo. Pero me animaría a decir que la mayoría de los integrantes del cuerpo de delegados, o de la ejecutiva, son o independientes, de izquierda o peronistas. Nuestra base es peronista.

Ahora, ¿cómo hacemos nosotros para pegar un salto en lo gremial y en lo político? Lo primero que tenemos que hacer es sincerarnos entre nosotros mismos y entender que nosotros no somos el enemigo. El FIT tiene que abrirse. Tiene que discutir, para ver cómo, entre todos, logramos tener la mejor línea política, y no que cada cual haga lo que se le canta.

En el debate, hemos coincidido que el problema que nosotros tenemos no es sindical. Los sindicatos los utilizamos para defender a los compañeros. Son peleas defensivas para tratar de no perder las conquistas. Pero el problema de fondo no es gremial, sino político. Es ver quién tiene el mango de la sartén: si lo tiene la clase burguesa o lo tienen los trabajadores. Yo pregunto ¿vamos a seguir manteniendo un FIT cerrado? ¿Quién es quién para decir “vos sí” o “vos no”? ¿Podemos seguir haciendo un FIT que no tenga una dirección clara hacia dónde vamos? ¿No podemos sentarnos a discutir un lineamiento político? Vamos más allá: hay muchos compañeros que no están en la dirección del FIT, agrupamientos menores, pequeños, ¿no le vamos a preguntar qué piensan? Porque ellos, después, nos van a votar a nosotros. Es una falta de respeto hacia los compañeros.

En el sistema capitalista, no es negocio robar un militante, porque somos pocos. El negocio nuestro es ganarles a los peronistas, que son millones. Yo he vivido la construcción del partido que, para mí, fue el más importante que tuvimos en la historia argentina, que fue el MAS. Y también vi destruirlo. Vi cómo tuvimos discusiones ridículas, que servían para formar fracciones. Ayer tuve el peor golpe que pude haber tenido en los últimos años: verlo a Marcelo Parrilli, un dirigente que yo amaba, abrazado con Boudou. ¿Y cuántos militantes revolucionarios terminan cansados de estas idioteces que nosotros tenemos y terminan optando por lo posible? ¿Qué es lo posible? Y, lo posible es que la gente consuma más. No importa que estén Jaime y Cristina. No importa que estén todos los corruptos, pero por lo menos podemos comer un poco más, tenemos una tablet, nos podemos casar entre hombres o entre mujeres… Yo quiero hacer una revolución en este país, no quiero eso. Y muchas de las cosas que nosotros hacemos llevan a que muchos se cansen y se vayan. Y a otros, como Yofra, no podamos decirle “queremos construir un partido revolucionario para que vos gobiernes”. Porque nosotros queremos destruir al sistema y construir un gobierno socialista.

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